Autora: Luisa A. Serrano Gómez
En el primer semestre del año 2001, en esta ciudad colombiana de 200.000 habitantes, situada en la ribera del río Magdalena en la región conocida como Magdalena Medio, 300 personas fueron asesinadas por causas políticas y desde diciembre del año anterior la población ha sido agredida con una ocupación armada incluso de muchas de sus viviendas obligándolos a compartir su casa y sus bienes con las fuerzas paramilitares de las llamadas autodefensas; diariamente dos personas desaparecen y muchas otras han tenido que huir.
Sin embargo, Barrancabermeja es una de las ciudades más visitadas, donde se celebran eventos nacionales e internacionales como el Tribunal Internacional de Opinión 1 en 1989. En el mes de agosto del presente año, más de 3000 personas, la mayoría mujeres se juntaron allí durante tres días en la Marcha Internacional de Mujeres y de allí partió la Caravana por la Vida, con 60 participantes que llegaron de 12 países.
Eventos gubernamentales de alto nivel, se celebran en esta ciudad y fuera de ella para estudiar y diseñar políticas sobre la región y las fuerzas armadas del estado tienen allí guarniciones y mantienen un número elevado de personal en todas las ramas.
¿Cuál es la importancia de Barrancabermeja?
Estas referencias históricas, son abordadas no solo con el propósito del debate académico sobre el acontecer de las regiones y los impactos recíprocos en la vida nacional dentro del ámbito internacional; se pretende además, develar sucesos que mantenidos en el ocultamiento no ayudan a la democracia, preámbulo de la paz tan anhelada y tan ausente en este país.
La motivación y los argumentos para este propósito, son dados por la experiencia como docente por más de veinte años en la región, las entrevistas a muchos de los protagonistas de la historia reciente, lo aprendido en los talleres de historia oral que sobre los movimientos cívicos y sociales se realizaron entre 1983-89 y el indagar en la cuantiosa bibliografía que sobre esta ciudad existe.
Barrancabermeja es una ciudad de río, una ciudad puerto, el ser eje de la afluencia comercial, cultural, social y política de la costa caribe con la región andina la han ido moldeando ciudad- región, con una tradición de convergencia muy arraigada. Múltiples influencias económicas y políticas la han impactado desde antes de su origen como municipio y al mismo tiempo posee una gran capacidad de irradiación nacional de su propio dinamismo.
Aquí, al igual que en otras regiones colombianas, es bien evidente que los límites geográficos de los departamentos no son consecuentes con las realidades regionales sociales, económicas, políticas y administrativas.
1. Las múltiples influencias socio-económicas y políticas que la han moldeado
Hay algunos aspectos a considerar: su transformación de aldea-campamento a ciudad y las tensiones sociales en la disputa por el dominio del subsuelo, su nacimiento como municipio, las mujeres, la cultura y el río Magdalena.
1.1 Transformación
En los escritos de los cronistas que acompañaron a los españoles en 1536, se recogen las narraciones que hablan de La Tora, en donde habitaba un grupo humano alegre trabajador, al que le dan el nombre de Opones y Carares, valientes, audaces porfiados y astutos eran excelentes bogas que hacían intercambios con los chibchas y usaban para sus ritos y quehaceres domésticos el petroleo crudo, al que llamaban chapapote que en su lengua significa: la sangre de la tierra.
No puede hablarse del desarrollo de una aldea indígena, ni tampoco argumentarse que el sitio de La Tora de la que hablan los cronistas, era el de la Barranca moderna. Sí se conoce que tenían sembrados de maíz, yuca, ñame, fríjoles, ají, calabaza, auyama, guayabas, piñas, zapotes y almendros estos productos eran junto con el pescado, la base de su alimentación; habitaron la región comprendida desde las bocas del río Carare hasta las del río Sogamoso, penetrando hacia el interior por sus valles.
Para los primeros expedicionarios españoles esta cálida región central del valle del río Magdalena tan llena de ciénagas les resultó mortífera y les dejó la impresión de pesadilla en sus mentes.
Los Yariguíes practicaron la guerra de emboscada fluvial que no permitió a los españoles consolidar un asentamiento definitivo. En 1601, intentando ampliar los ejes de conquista, construyen un bastión militar en el sitio que los Yariguíes llamaban Latoca.
Este duró muy poco tiempo, y los indomables Yariguíes se mantuvieron hasta el siglo XIX, en libertad e independencia en más de un millón de hectáreas en la ribera oriental del Río Magdalena.
Pocas referencias al lugar se encuentran en la época de la colonia, una de ellas es la que hace el sabio Mutis el 17 de enero de 1761, cuando pasó por la que él llamó “estancia de Barrancabermeja”.
El 30 de noviembre de 1864, se realizó un censo de población del lugar que mostró 85 habitantes en un número de viviendas no precisadas. El nombre de Puerto Santander se lo dio una Ley dictada en el Socorro en 1868.
Por esta época, en el sitio mas alto del puerto, es decir en la confluencia del caño Cardales con el río Magdalena (hoy calle del comercio) y donde terminaba el camino deSan Vicente, se encuentran núcleos de familias de pescadores, cultivadores de plátano, hacheros y leñeros. A partir de entonces viajeros y funcionarios del estado que visitan al caserío dejan escritos que describen el lugar llamándolo Barrancabermeja.
En 1870, comienza a tener un papel económico, no muy importante, como bodega-puerto fluvial leñero ligado con el camino terrestre. Uno de los caminos de Lengerke para el saqueo de la tagua, la quina, el añil, la retania (antídoto contra la disentería), los ajos, el fique, la linaza, garbanzos y cilantro entre otros productos que él exportaba a Europa, terminaba en Puerto Santander.
En 1880, se encuentra el primer intento de administración, con corregidor y cuartel de policía. Sucesivamente y en poco tiempo se radican varias compañías comerciales. Durante 1870-1880 predomina una economía de recolección de materias primas: caucho, tagua, quina, leña o maderas. Llegan exploradores que no son colonos sino mercaderes en busca de la fortuna.
Las fluctuaciones de los productos en los mercados externos determinan las expediciones por lo general cortas que no dejan una población estable. Son muchos los 34 personajes de la historia colombiana que participan en estas expediciones y vienen de diversas regiones; también hay viajeros extranjeros en gira de prospección comercial.
Aquí nos encontramos con dos asuntos crueles en su ironía: El primero tiene que ver con la quina, conocida como cascarilla; cuando los médicos franceses descubren que la corteza de la planta quinina contiene una sustancia, que puede curar las fiebres palúdicas entonces se agudizan los conflictos entre los que quieren monopolizar la exportación de quina y legiones de andariegos, peones y campesinos colombianos que trabajan para ellos buscándola, se mueren de malaria en las selvas del Opón-Carare.
La demanda es alta porque la necesitaban ingleses y franceses para la salud de las tropas en sus expediciones coloniales en África y Asia. Esto duró 3 años, en 1884 empezó a cultivarse en las colonias británicas y holandesas y se suspendieron las explotaciones.
El segundo, fue la conquista militar y violenta del Opón-Carare. Lo que no pudieron hacer los españoles en la conquista y la colonia lo logra la nueva conquista del capitalismo mercantil del siglo XIX y la presencia de las petroleras extranjeras al comenzar el siglo XX.
Aquí se debe aclarar que se usaron no solo las tropas oficiales sino los ejércitos privados para beneficio de los intereses particulares y foráneos. La República exterminó en medio siglo con las masacres y el destierro, a las comunidades Yariguíes que no habían podido reducir los españoles durante tres siglos.
Sobre la historiografía de este episodio hay unas referencias documentadas en el trabajo de Jacques Aprile-Gniset, Génesis de Barrancabermeja (1997) donde afirma dicho autor:
“Como vemos el paramilitarismo en los Santanderes, más que algo nuevo es una vieja tradición, y hoy como ayer la herramienta última y radical a la cual acude la oligarquía en defensa de sus intereses de clase”.
Podría agregarse, en Colombia y en defensa de intereses extranjeros. Como ya se anotó el petróleo era conocido y usado en la región desde los Yariguíes pero estos betunes solo cobran interés cuando al terminar la guerra de los mil días las empresas Británicas y de los Estados Unidos empiezan a interesarse en su explotación. Por eso, estos territorios se convierten en escenario de las disputas entre las petroleras británicas y estadounidenses.
El extenso lago negro del subsuelo en la región hace que los acontecimientos económicos y diplomáticos del país se hagan aquí visibles y tangibles expresándose además inmediatamente en lo territorial y espacial.
La República de Colombia pagó durante un siglo los empréstitos ingleses y sus intereses, favoreciendo además a los empresarios británicos, pero al comenzar el siglo XX con la toma del departamento de Panamá por los Estados Unidos, además es obligada a conceder contratos a los banqueros y empresas de los Estados Unidos como condición a cambio de los 25 millones de la llamada indemnización por la pérdida de Panamá.
Es evidente que el gobierno de los Estados Unidos no había pagado el canal, sino más bien comprado unas concesiones petroleras, en territorios que por la riqueza de sus yacimientos también eran apetecidas por las petroleras británicas. Lo que los estadistas colombianos presentaban como la cancelación del traspaso de Panamá, los exportadores estadounidenses lo consideraban como una inversión.
En 1916 la Tropical Oil Company, llamada Troco inició la explotación de petróleo. Con la llegada de la empresa petrolera la aldea se transformó en campamento donde miles de campesinos se convirtieron en el primer proletariado del país. Las estadísticas la colocan en 1920, por su volumen de población en el segundo lugar del departamento, y el de la mayor concentración obrera del país.
Los trabajadores que llegaron de las distintas regiones del país y de Jamaica, fueron alojados en campamentos sin el mínimo de condiciones higiénicas. 1.2 El Nacimiento del Municipio La TOC desde 1917 promueve la formación de la junta patriótica pro-Barranca para dar impulso a la creación del Municipio, su dinámica exige un nuevo tipo de administración.
Tan pronto se puso en marcha la refinería, 18 de febrero de 1922, fueron más evidentes las 56 preocupaciones y las presiones de la empresa petrolera para reforzar su poder. Mientras tanto los legisladores departamentales y nacionales centran su interés respecto a quien se iría a beneficiar de las cuantiosas rentas.
¿la Nación o el Departamento?
Los que integran la junta patriótica se transforman en fuerzas vivas para la creación del nuevo Municipio, muy animadas al enterarse de que la Ley xi otorga el 5% de las regalías petroleras que pagan las empresas a la Nación.
Con las regalías de por medio los municipios de Galán, Simacota, Betulia, Zapatoca y sobre todo San Vicente de Chucurí, que se sintió él mas afectado, se oponen a que se cree uno nuevo. La pugna se plasmó en la geografía y se tornó en el ordenador del espacio predominando el interés rentable de las empresas foráneas sobre los intereses útiles para la nación. Esto se transformará en conflicto social.
El 26 de abril de 1922, se firmó el acto de creación del Municipio de Barrancabermeja y se posesionó el primer alcalde. Más toda la vida política y administrativa del naciente municipio era controlada por la transnacional y la vida social impregnada por sus intereses, convirtiéndose en el genuino y perfecto exponente del urbanismo petrolero y de la ciudad enclave. La geografía natural es alterada para el servicio de la economía de extracción.
El corregimiento se desprendió del municipio de San Vicente de Chucurí, para ser un apéndice de la TOC, una ciudad de tres turnos con un pito que la despierta y donde la desigualdad se siente y es bien visible. La malla o cerca de alambre que construye la TOC separa a la población que tiene servicios y comodidades modernas de la que vive sin servicios públicos en medio de las casas de juego, los bares, la prostitución, el estigma.
Más, aquí también comienza a forjarse la posibilidad de una nacionalidad inter-étnica, una sociedad colombiana distinta.
1.3 Las Mujeres
Rasgos sobresalientes de esta nueva sociedad se encuentran en las mujeres de Barrancabermeja. Con frecuencia se escucha: “las barranqueñas son mujeres que nadie mantiene, ni retiene y mucho menos ultraja”.
Se puede confirmar en las escrituras notariales que en 1922, que el número de propietarias es elevado y la mayoría son solteras y así lo declaran orgullosamente. Había más hombres que mujeres, los censos de población señalan 67 que la población femenina, en el puerto, no llegaba al 40% en las cuatro primeras décadas del siglo pasado.
En Barrancabermeja las mujeres alcanzaron un grado de libertad e independencia relevante desde comienzos del siglo pasado. En 1917, las mujeres que trabajaban lavando ropa, se enfrentan victoriosas al hombre que arbitrariamente un día cerró el camino a la quebrada donde ellas iban a lavar. No solo protestaron sino que acudieron a las autoridades y finalmente ignoraron la cerca para recuperar el acceso que nunca más les fue impedido y hoy todavía el sitio se conoce como “Quebrada de las Lavanderas".
Es verdad que había muchas cantinas en donde trabajaban mujeres, pero también había casas de familias y mujeres que eran lavanderas, cocineras en los hospedajes, fritangueras en los kioscos de la plaza, planchadoras, y empleadas domésticas en las casas del llamado “campo americano” de la Troco. Su vida no fue fácil y muchas fueron madres solteras con dignidad y honor.
La protesta laboral o cívica en Barrancabermeja desde los años 20, en el siglo pasado, tiene rostro de mujer. Junto al naciente proletariado industrial hay un nuevo tipo de mujer del pueblo que sugiere cambios de mentalidad en la defensa no solo de los intereses comunes sino de los de género.
1.4 Cultura Barranqueña
Las imágenes de las casas de juego y vida licenciosa, que con frecuencia en algunas publicaciones se muestra cuando se recuerda el nacimiento del municipio, olvidan nombres como los de Abraham Meneses, Los Pánidas y Los Saturnales vinculados a lo que le dio el nombre a esta joven ciudad de Universidad del Trabajo en los años de 1920 y 1930.
Los obreros y el pueblo barranqueño no solo eran visitados y conocidos por sus luchas anti-imperialistas y nacionalistas. Había espacios y tiempo para la bohemia, el goce estético y la vida cultural activa. Notables poetas colombianos como Jorge Artel, Luis Vidales, Aurelio Martínez Mutis y figuras de relieve internacional como Nicolás Guillén y Edith Telica llegaron al centro petrolero a celebrar actos culturales con la población.
Además grupos de teatro, de danza, música y demás expresiones artísticas fueron sostenidos económicamente por los trabajadores a través de su organización sindical. Una forma permanente de disfrute de la belleza y de celebración de la alegría que se mantiene todavía hoy, surgió desde el 78 comienzo en este centro urbano.
Gonzalo Buenahora dice que desde los años 20 un grupo de filósofos, poetas, abogados y políticos conformaron un grupo llamado Los Pánidas que se reunían en la cabaña de Abraham Meneses. Allí la cultura y el arte era parte de la cotidianidad.
Mas adelante el grupo creció y se convirtieron en los Saturnales. Su patriotismo los llevó a pensar en la capacitación de los trabajadores y pobladores a través del arte, en un ambiente de gran apertura, fraternidad y libertad. Del grupo era parte todo el que quería sin distingos de credos religiosos o políticos. Se preocuparon además por formar obreros oradores y periodistas y porque lo mas avanzado del pensamiento universal llegase hasta ellos.
1.5 El Río Magdalena
El Río Magdalena, la arteria fluvial colombiana más importante, en su recorrido de sur a norte por el centro del país, ha provocado que en sus puertos se congreguen habitantes con una cultura, identidad y sistema de valores fruto de las influencias andina y caribeña: francos, trabajadores, rebeldes, alegres, libertarios, bullangueros, de mente abierta, cargados de coraje, magia y sueños.
Los trabajadores del transporte fluvial y marítimo portuario, hicieron del río Magdalena una de las columnas vertebrales del movimiento sindical colombiano en sus orígenes. De tal forma que esta atmósfera de agitación, reivindicativa, y democrática es la que llega a los pobladores de la ciudad enclave.
Como ya se anotó, cuando Roberto de Mares traspasó los derechos de la Concesión, y la empresa norteamericana empezó sus operaciones, necesitó mucha mano de obra que llegó de toda la geografía nacional convirtiendo a Barrancabermeja en un centro obrero.
El Comercio, el transporte, los hoteles e las inversiones particulares, giraron en torno a la industria del petróleo y las acciones y luchas de los trabajadores petroleros. Las huelgas fueron violentamente reprimidas y desde la formación del sindicato de los trabajadores petroleros hubo persecución, amenazas, cárcel y agresiones de todo tipo incluyendo la pérdida de numerosas vidas.
Al movimiento obrero petrolero de Barrancabermeja no lo detuvo la represión y logró 89 identificar con sus objetivos e intereses a gran parte de la población, incluídos los comerciantes. Por ejemplo una de las peticiones de la huelga de 1924 fue la de exigir que los comerciantes pudieran entrar a los campamentos a vender sus productos.
Esta identidad entre pueblo, campesinos de los lugares aledaños y clase obrera fue un elemento constante. En cada huelga se acentuaba el carácter nacionalista y anti-imperialista y ganaban espacio las ideas y movimientos socialistas.
En Barrancabermeja se radicó Raúl Eduardo Mahecha y fue visitada por María Cano, Guillermo Hernández Rodríguez, Ignacio Torres Giraldo, Gilberto Vieira, Diego Luis Córdoba y Jorge Eliécer Gaitán, entre muchas otras figuras democráticas y socialistas.
La huelga del 7 de enero de 1948, que duró cuatro meses va a marcar un hito en la lucha nacionalista y anti-imperialista. Esta huelga claramente política acrisola una muy profunda conciencia solidaria nacionalista y de resistencia que se va enriquecer y a expresar el 9 de abril de 1948, en lo que se conoce como la Comuna de Barranca o los 10 días de poder popular, al ser asesinado Gaitán.
En la historia de Barrancabermeja se nota, desde su nacimiento la articulación la dinámica internacional, de dos maneras: con el capital, a través de las transnacionales del petróleo y con el movimiento obrero mundial, a través de la organización sindical, y las ideas avanzadas en el mundo.
El ser ciudad-petróleo hace que tenga una significación estratégica para la inversión extranjera, pero al mismo tiempo la segregación social característica del enclave, genera tensiones que crean las condiciones para la construcción de una sociedad inter-étnica y una mentalidad y cultura diferente.
La dinámica de estas contradicciones rompe el enclave y logra inferencias en el ámbito nacional. Esta se ve reflejada en la defensa de intereses comunes con asomos de ejercicio de poder popular; y en la ruptura de la división política administrativa nacional la manera como Barrancabermeja se torna en la capital natural del Magdalena Medio.
El ejercicio del poder popular 910 Los trabajadores petroleros, organizados en la Unión Sindical Obrera, se convirtieron en los promotores y defensores del interés nacional, al luchar por la recuperación de los yacimientos y explotaciones petroleras de Barrancabermeja y prepararon al país para recibir los yacimientos y las instalaciones de producción y refinación en Barrancabermeja y en la zona llamada El Centro, donde estaban los pozos productivos.
En la prensa nacional y en las primeras páginas se da cubrimiento a la prolongada huelga de los comienzos de 1948 y se expresan las diferentes posiciones frente a la nacionalización y reversión al Estado Colombiano de los pozos de petróleo.
Aquí se aprecia no solo la repercusión en el movimiento obrero sino en los diferentes sectores tanto de la clase dirigente como de los distintos partidos y movimientos políticos. En todo lugar de Colombia donde había una organización sindical o campesina, hubo protestas, manifestaciones y apoyo a la huelga de los trabajadores del petróleo.
El gobierno, la derecha conservadora y liberal y periódicos como el Tiempo impulsaron campañas en contra, hablaban de divisiones, y del peligro comunista; pero al final ganaron los intereses nacionalistas de esta huelga política que logró la reversión al Estado colombiano de los pozos petrolíferos y el nacimiento de la Empresa Colombiana de Petróleos, el 25 de agosto de 1951.
Todo el acumulado nacionalista, experiencias de lucha, formas organizativas, todo este universo cultural y político se hizo presente al ser asesinado el líder Jorge Eliécer Gaitán, el 9 de abril de 1948, en Bogotá.
En la capital petrolera en contraste con la capital del país los acontecimientos que aquí ocurrieron no fueron anárquicos sino ordenados. Los trabajadores fueron los guardianes de lo que entendieron era propiedad y patrimonio de todo el pueblo colombiano, evitando actos vandálicos, de desesperación y de furia.
Aquí fueron depuestas las autoridades y una Junta Revolucionaria donde no solo estaban los trabajadores, sino algunos intelectuales y profesionales de reconocida vocación democrática y un Alcalde elegido por aclamación popular, fueron los conductores de la llamada Comuna de Barranca. En forma fugaz pero ejemplar se dio una reafirmación de la soberanía nacional, los patrones de segregación social y espacial fueron rotos, bajo el signo del poder popular.
El 21 de abril de 1948 se decreta el estado de sitio a escala nacional y a partir de esa noche comienza la represión, la militarización de la ciudad, los consejos verbales de guerra contra 1011 los miembros de la Junta Revolucionaria y Alcalde Militar. De ahí en adelante hasta finales de 1970 las alcaldías militares van a sucederse casi sin interrupción.
La población sigue creciendo y la falta de infraestructura de vivienda y servicios se agudiza. La refinería, la autopista a Bucaramanga y la unidad de Balance, son los ejes del crecimiento de la ciudad al mismo tiempo que la consolidan como Capital Petrolera.
El desarrollo de la industria petrolera con la refinería hace que además de la población obrera, en su entorno se desarrolle paralelamente, un conglomerado de habitantes que aportan los bienes y servicios que los primeros demandan.
Cuando en 1975, se puso en servicio la carretera directa a Bucaramanga, además de acortar la distancia entre las dos ciudades (antes por la carretera a San Vicente la distancia era de 174 Km., con la llamada autopista quedó en 115 Km) movilizó el comercio por tierra y hacen presencia en la ciudad las empresas de transporte terrestre desplazando el férreo y el fluvial.
La construcción de la Planta de Balance para la optimización petroquímica que comenzó en 1972, para el año de 1975 había generado 10.000 empleos temporales; finalizado 1979 estaba operando completamente en una área de 43 hectáreas en lo que junto con la refinaría se llama el Complejo Industrial de ECOPETROL en Barrancabermeja.
Durante los sesenta y setenta va a mostrarse de nuevo el poder popular en los llamados paros cívicos de la población para exigir ampliación de los servicios públicos y mejorar la calidad de los existentes.
Sobresale por la forma de organización barrial y cívica el paro del 1975, la amplitud y la fuerza del movimiento hacen que el gobierno central los llame a negociar. Los representantes elegidos democráticamente llevaron propuestas a cada una de las entidades gubernamentales nacionales que tenían que ver con las soluciones planteadas en la plataforma de lucha que habían elaborado desde los comités barriales.
El resultado de este paro cívico que no se redujo solo a los cuatro días, sino que fue producto de dos meses de continuas presiones y negociaciones con el Gobierno central fue la concreción de la mayoría de las exigencias plasmadas en un documento escrito titulado Plataforma de Lucha del Pueblo de Barrancabermeja.
Al cumplir cincuenta años de vida municipal se abre en horario nocturno, una seccional del Instituto Nacional de Educación Cooperativa, que más adelante será la Universidad Cooperativa de Colombia. Durante los movimientos cívicos y especialmente en la huelga petrolera de 1977, la universidad no fue ajena al conflicto, fue allanada y encarcelado el Rector y una de las empleadas; la huelga duró 67 días manteniendo diariamente la comunicación entre la dirección del movimiento y toda la población por medio del Diario del Paro.
La Universidad a través de la docencia, la investigación y la extensión se ganó la simpatía y el respaldo de la población, de los gremios y de ECOPETROL con este apoyo logró enfrentar los intentos de cierre; junto con otros esfuerzos organizativos que surgieron en los años de 1970 y 1980, la UCC forma parte de los sucesos que hacen de Barrancabermeja un punto de atracción de las diversas fuerzas o poderes que se mueven en la región y que impactan el contorno nacional.
Al surgir los movimientos guerrilleros insurgentes en la década de los sesenta, al conflicto social se le agrega el armado. La política y el accionar contra-insurgente del Estado ubicaron desde entonces a la Capital Petrolera de Colombia y a todo el Magdalena Medio dentro de las consideradas zonas rojas del país. Esto no impide que el Movimiento Cívico de los pobladores y el sindical de los trabajadores se vigorice y que se coordine con el movimiento campesino.
Las guerrillas por su parte logran canalizar significativas simpatías y adhesiones. A pesar del señalamiento y del trato de subversiva que recibe, son notables los esfuerzos organizativos que surgen desde diversos escenarios para romper el desequilibrio existente entre el crecimiento industrial y el nivel de vida y desarrollo de la ciudad en un ambiente de tolerancia de las diferentes formas y expresiones políticas.
Algunos como el Comité Privado de Desarrollo (1972) concreta esfuerzos de la clase dirigente de Barrancabermeja, de los directivos de ECOPETROL y de las autoridades locales para buscar soluciones a la situación de abandono social, por medio del diálogo con los entes departamentales y nacionales.
Otros como la Organización Femenina Popular que nace en el mismo año, ganan gran acogida por sus alternativas comunitarias que construyen y alcanzan un respeto y autonomía que aún hoy mantienen.
2.2 El Magdalena Medio
En la ribera tanto oriental como occidental de los 386 kilómetros de recorrido del río Magdalena, llamada Magdalena Medio hay municipios de los departamentos de Antioquia, Caldas, Cundinamarca, Bolívar, Boyacá, Santander, Norte de Santander, Cesar y Magdalena.
Es una de las regiones que por su ubicación estratégica en la geografía del país, y por sus riquezas naturales le otorgan especial importancia. Es un potencial de riqueza minera y energética, con inversiones considerables en cultivos comerciales, ganadería, comercialización de la pesca y agricultura.
Esta situación hizo de la región un polo de atracción económica en dos sentidos: para la inversión extranjera a través de las multinacionales y para la fuerza laboral de distintas partes del país.
Además el conflicto armado la convirtió en escenario de confrontación militar de los batallones adscritos a la II División del Ejército Colombiano y los frentes guerrilleros que tienen radio de acción en este territorio.
Desde comienzos de 1980 el narcotráfico hizo también presencia y en 1985 aportó grandes sumas de dinero para combatir a la subversión e involucró a la población al obligarla a adherirse a la estrategia contra-insurgente implementada por el Ejército Colombiano desde Puerto Boyacá.
Con esta concepción planificada desde el establecimiento, de lucha contra-insurgente se sobre valora el concepto de Nación y la vida militar se apodera de la vida civil. Todos los que se oponen a las políticas estatales o denuncian las arbitrariedades, la corrupción y la degradación del conflicto, son mirados y considerados enemigos de la Nación y es un deber eliminarlos. Incluso periódicos como el Espectador, son quemados y prohibida su circulación a mediados de los 80.
La indiferencia, la neutralidad y la indecisión no se permiten, cada persona es considerada sospechosa, mientras no demuestre fehacientemente su lealtad a la Nación. Esto debilitó considerablemente el tejido social, los secuestros y desapariciones de personas, los asesinatos, las masacres y los éxodos masivos de campesinos se incrementaron, al crearse fuerzas militares no convencionales encubiertas que tienen como blanco de sus ataques a pobladores rurales y urbanos, a líderes sociales, comunitarios y políticos que son identificados como amigos de la subversión.
Barrancabermeja se convirtió en la década de los 80 en ciudad refugio donde labriegos del Sur de Bolívar, Bajo Simacota, Yondó, Cimitarra, Puerto Parra y Puerto Berrío, El Carmen y San Vicente de Chucurí empezaron a llegar a la ciudad y fueron acogidos solidariamente en centros de educación, iglesias y sindicatos. En 1987, la Comisión Inter-congregacional de la Conferencia de Religiosos, con el apoyo de la Iglesia Menonita y de ONGs nacionales e internacionales establece un Albergue Campesino para los desplazados.
Ese mismo año impulsado y promovido por la Coordinadora Popular de Barrancabermeja nace el Comité Regional para la Defensa de los Derechos Humanos, que consigue las miradas del mundo sobre el cuadro de horror que empieza a dibujarse. Los valores de apertura a lo nuevo, solidaridad y lucha por la vida digna, herencia de su acumulado histórico de resistencia, al igual que su alegría, únicamente logran ser arrancados con la violencia que ha llegado hasta el terror buscando pacificarla y limpiarla de las fuerzas rebeldes.
El espiral de la muerte arrastra, con un costo muy alto a las generaciones jóvenes y el conflicto empieza a degradarse. Simultáneamente, el hecho de ser el mayor centro de servicios y consumo dentro del Magdalena Medio la convierten en su capital natural; el comercio y la actividad industrial, el sector agropecuario y los servicios en general van siendo base de la actividad económica de una zona cada vez más amplia de influencia, que rompe la división política administrativa departamental existente.
Los proyectos nacionales de infraestructura vial, la vuelven paso obligado de mercancías y de pasajeros de norte a sur y de oriente a occidente. Hay un enorme potencial económico y humano en esta ciudad-región, que explica y por lo tanto no justifica lo que está ocurriendo.
Es admirable la fuerza de convocatoria de las organizaciones sociales incluyendo las de las mujeres muchas de ellas desde la Organización Femenina Popular, en los sindicatos, espacios de trabajadoras y trabajadores de derechos humanos, que sin someterse ante la violencia lidera los clamores urgentes para que el Estado cumpla con su deber de preservar los derechos de toda la población.
Las fortalezas enumeradas permiten la consolidación de un rico laboratorio de paz que ayude al encuentro de una salida negociada al conflicto social y armado del país. Conclusión La historia de Barrancabermeja es la historia de un territorio que se moldea al calor de tensiones sociales, no solo nacionales sino internacionales.
Aquí confluyen múltiples y opuestos intereses que la convierten en ciudad-región escenario de la disputa de dos proyectos políticos: uno, el de la democracia formal impuesto a la fuerza en forma ilícita pero legal en nombre del orden establecido y de la Nación aunque favorece los intereses foráneos a nombre del progreso; el otro, convergente, festivo y amplio que en forma fugaz se ha expresado con frecuencia y que ha formado una mentalidad libertaria, feminista, de autonomía y resistencia, y unos desarrollos jurídicos nacionalistas de beneficio común, que gana simpatías y solidaridad nacional e internacionalmente.
Aquí encontramos de manera nítida, como el poder está diseminado en múltiples factores de carácter político, económico y militar. Todos ellos para consolidarse, en mayor o menor medida, han utilizado mecanismos y recursos por fuera de la legalidad formalmente establecida.
El Estado no ha conseguido establecerse en regente del orden social y de la convivencia porque los actores poderosos lo han utilizado para obtener objetivos económicos de acumulación privada y para ejercer el control público sobre los pobladores que se resisten a aceptar las medidas que los afectan negativamente.
Hay en esta ciudad-región, un reto planteado y así lo define desde la Diócesis de Barrancabermeja, el Señor Obispo cuando dice,
“... el panorama social global del Magdalena Medio, se constituye para nuestro Gobierno colombiano en un gran desafío. Demostrar concretamente: Que no requiere de fuerzas ilegales y extrañas para implantar el orden y la convivencia en la ciudad y en la región.. Que no tiene el más mínimo nexo con el llamado ‘paramilitarismo’ en la ciudad y en la región. Que su fuerza pública esta libre de toda sospecha por acción o omisión en relación con los grupos anteriormente citados. Que la población, por tanto, puede confiar plenamente en ella como garante absoluta de su seguridad y libertad”.
La amenaza real que aparece la expresa el documento ya citado de la iglesia católica, “Nos sentiríamos engañados si después de un tiempo largo o corto se lograra la ’pacificación’ de Barrancabermeja a costa de su propia libertad y de la vida de muchos de sus pobladores, cambiando simplemente de actores del conflicto armado o aislándonos definitivamente del proceso de desarrollo en el que por vocación debemos ser protagonistas y ejemplo para el resto del país”.
¿Será que con las fortalezas existentes el exterminio que ya se inició podrá detenerse?
En ellos se apela a la conciencia de la humanidad para condenar crímenes de lesa humanidad que se mantienen impunes. Este Tribunal fue precedido por los que se llevaron a cabo durante los días 29,30 y 1 de mayo de 1999, en Toronto y 4,5,6 en Montreal Canadá para juzgar la masacre de 8 personas y la desaparición de otras 25, hecha por hombres armados el 16 de mayo de 1988, en un barrio popular de esta ciudad mientras celebraban la fiesta del día de las madres con un bazar de recolección de fondos para el grupo juvenil de danzas.
Ponencia presentada en el III Congreso de la Asociación de Historiadores Latinoamericanos y del Caribe (ADHILAC), Pontevedra, España