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Manuela Sáenz, la Libertadora del Libertador

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Los primeros balbuceos de Manuela no despertaron las sonrisas y el afecto que producen los de los niños; nacida el 27 de diciembre de 1797, hija de la aventura vivida por don Simón Saénz y Vergara, español, y la criolla Joaquina Aispurú, ambos pertenecientes a encopetados círculos quiteños, que en ese año sufren las penosas consecuencias del terremoto que destruyó buena parte de la ciudad; posteriormente llevada a la casa de su padre privándola de los afectos maternales y teniendo por única compañía a una madrasta, María del Campo Larrahondo, que la detesta, y con sus tres medios hermanos, José, Ignacio y Eulalia que la tratan en forma despectiva, salvo José.

Es pues una advenediza en este hogar, un ser que frente a la esposa y a los hijos legítimos de don Simón, no pasa de ser una pobre bastarda, a la cual, con disgusto apenas se tolera. Un aspecto ahonda el problema: Manuela supera en gracia, porte e inteligencia a Eulalia.

Su padre, para evitarle hasta donde fue posible malos tratos opta por hacerla su compañera de andanzas en los viajes de negocios, y es entonces cuando Manuela se integra a la sociedad, conoce pueblos y regiones, aprende a cabalgar a la manera masculina, a templar su carácter, a desenvolverse en las contingencias, a tratar con personas de las más variadas condiciones y culturas.

Manuelita SánezA los 17 años, esta niña que no había conocido, ni las caricias de una madre, ni el calor de un hogar, se apresta a sufrir una nueva amargura: el ingreso al convento de Santa Catalina, en Quito. Pensar que Manuela pudiera tener actitudes para monja, es más que una ironía, un auténtico disparate.

Incapaz de soportar el claustro, a la primera oportunidad se fuga, nada menos que con su primer amante, el oficial realista Fausto D´Elhuyart; pero la aventura termina en un amargo desengaño, el primero de los muchos que había de sufrir en su vida, la mayor parte con ira y sólo algunos con resignación.

La descripción que hacen los biógrafos es la de una mujer de mediana estatura, rostro ovalado, piel blanca, cabello negro, peinado en trenzas, boca graciosa, nariz fina, ligeramente aguileña, ojos negros y voz muy cálida.

Esto es, una mujer indudablemente atractiva; fuerte de carácter, y como tal, agresiva, celosa, decidida y burlona. Refiriéndose a la noche septembrina, dirá de Bolívar:

Él quería defenderse, cuán gracioso estaba, en camisa y espada en mano, don Quijote en persona”. Desconoce el disimulo, la sutileza, la moderación, las conveniencias sociales. Antes que llorar como mujer, se encoleriza como un varón. No en vano los años amargos de la niñez van dando sus frutos, al formar su férrea personalidad.

Entrañablemente quiere a sus amigos y con la misma intensidad, odia a sus enemigos, según suele repetirlo con delectación, cada vez que la ocasión le es propicia.

Manuela acumuló en su infancia un bagaje de resentimientos que influyeron sobre su conducta en los restantes años de su existencia. Resentimientos contra todo lo que fuera norma, imposición, sometimiento o disciplina.

Resentimientos incluso contra su propio padre, que fue capaz de encerrarla en un monasterio y precipitarla así en brazos de su primer amante, con tal de escapar de la cárcel conventual.

Resentimientos contra la sociedad que la rodeaba, hipócrita, engreída, pero al tiempo sumisa a las autoridades españolas. Resentimiento contra la autoridad realista. Su devoción por los desposeídos y su ferviente odio contra los gobernantes, se tradujeron en una obsesión permanente de sentirse libre de todo yugo, y por ende, dueña de sus propios actos.

En 1817, cumplidos los 20 años, su padre concerta uno de esos enlaces tan usuales en la época, con el inglés James Thorne que, doblándole la edad y disponiendo de una considerable fortuna, es un hombre frío, calculador, enigmático, solemne y circunspecto; un hombre pesado y sin gracia, dirá Manuela más tarde.

En esta forma se comete con ella la segunda estupidez; la que ni remotamente tenía vocación de novicia, tampoco la poseía para ser la señora de este caballero glacial. Son dos temperamentos incompatibles, dos seres que nunca podrían compaginar juntos.

Admiradores no faltan en esa pequeña corte que forma la sociedad limeña, en la que, si bien figuras marqueses y condes, también se vivía con en las Europas, al amparo de los salones, aventuras galantes, a la sombra de maridos complacientes.

Su decidida participación en la causa de la libertad, la lleva a ser una de las “Caballeras del Sol”, y cuando no, a ser también la “devota” amiga del fundador de la orden, el General José de San Martín.

Su influencia en la vida nacional

Cuando conoció a Bolívar, encontró que, a través de él, hallaba todos los caminos del desquite. Por eso echó a un lado al prosaico doctor Thorne, su esposo por conveniencia, que la aburría sobremanera y al cual nunca amó, para precipitarse en brazos de quien siendo el supremo caudillo, colmaba sus anhelos de liberación y satisfacía todas las ansias de su temperamento apasionado.

Al paso que James acata el régimen español y es un virtuoso de la etiqueta, Manuela conspira contra la monarquía y desprecia todo convencionalismo. Lo que hace o exige Thorne es precisamente lo que no hace o fastidia a Manuela.

Y así, en ese forcejeo de caracteres, se van desarrollando los años del matrimonio en Lima, donde es su amiga predilecta otra amante de fama: Rosita Campuzano, “La Protectora”, y donde brilló Micaela Villegas, “La Perrichole”.

El enlace Thorne-Saénz tenía necesariamente que durar, sólo hasta donde llegara la paciencia de James. Por esto, cuando los caprichos y devaneos de Manuela terminaron por agotarlo y se sintió en el derecho de recriminarle su conducta, vino la inevitable separación y el regreso de la esposa a Quito, a donde llegó con su patriotismo, su rebeldía y mala reputación.

Llega el año de 1822, en el cual la fama de Bolívar comenzaba a extenderse al sur del continente. Las batallas de Bomboná y Pichincha le abren las puertas de Quito, que lo recibe con delirante entusiasmo y le ofrece suntuoso baile el 16 de junio.

La fiesta, que se celebra en la casa de Juan de Larrea, sirve, no sólo para presentar en la sociedad quiteña la oficialidad libertadora, sino para ser el inicio de las relaciones de Bolívar y Manuela.

El primer encuentro de la dama de 24 años y el famoso guerrero de 39, es una cortés presentación hecha por el dueño de casa, seguida de una valse y finalizada con una “ñapanga”, danza autóctona a la que un Obispo de Quito calificara como “la resurrección de la carne”, que con la voluptuosidad que la quiteña sabía imprimirle, la bailó sola, en medio de un círculo de admiradores, queriendo con ello no sólo llamar la atención hacia su persona, sino seducir al héroe.

Y a fe que lo consiguió. Antes de concluida la fiesta, Bolívar, tomando del brazo a Manuela, abandona el salón. Por parte de él no se produjo una conquista, simplemente es ella la que, colmando sus aspiraciones, lo seduce y se entrega.

Entre la intimidad, cuando las circunstancias o la correspondencia lo permiten, se llega al mes de octubre de 1823, en que se instalan en la casa de La Magdalena, antigua y suntuosa residencia veraniega del depuesto Virrey, situada a doce kilómetros de Lima.

Bolívar pierde prestigio por su causa

Manuela y BolívarLa amante ha ido escalonando peldaños, su temperamento se ha impuesto. Es incompresible a Bolívar, y, dándose cuenta de ello, asume las funciones de secretaria.

Maneja los archivos secretos de Estado, selecciona rigurosamente quienes tienen acceso al Libertador, influye en sus decisiones y en la política y termina haciéndose nombrar miembro del Estado Mayor, con el grado de Coronel, para lo cual diseña su propio uniforme.

Tal situación ocasionó no pocas molestias castrenses, políticas y sociales que, sin bien son puestas en conocimiento de Bolívar, éste no hace nada para remediarlas. Los antojos de Manuela parecen estar por encima de todo y de todos.

La dependencia del hombre, a quien los primeros síntomas de la tuberculosis se manifiestan al finalizar ese año, tal como se lo diagnostica su médico, el doctor Charles Moore, es una consecuencia de su propio estado que halla en el temperamento de la amante cabal satisfacción.

Y cuando, luego de la victoria de Ayacucho, se instalan en el palacio del antiguo régimen de la capital peruana, y disfrutan de una vida principesca, en la que ella preside los banquetes, servidos en vajillas de oro y plata, rodeados de servidumbre y adulación, o se pasean por las calles en el que fuera el coche virreinal, Manuela ve colmada sus ambiciones de honor y gloria.

Tiene a sus pies una sociedad que, a regañadientes debe acatarla y soportar sus desplantes, como ya le había ocurrido a Josefa, la esposa del Márquez de Torre-Tagle, o a Jeannette Hart, distinguida dama de la misión diplomática de los Estados Unidos.

El primero fue de funestas consecuencias para la causa libertadora, como que costó la entrega de Lima a los realistas. El segundo, fue una escena de celos, tan injustificada, como de mal gusto.

Manuela está en el apogeo de su gloria. Ha logrado sus propósitos, su carácter dominante está colmado. Es entonces cuando Thorne le propone una reconciliación con viaje a Londres, a cual Bolívar se opone, circunstancia que ella aprovecha para responder a su esposo, en forma sarcástica, diciéndole:

“En el cielo nos volveremos a casar, pero en la tierra no….”

No estaba, pues, dispuesta a separarse de Bolívar, porque en él había encontrado la meta de sus ambiciones. Las preeminencias que su posición le proporciona, son una compensación a las amarguras de su infancia, al abandono de su juventud y a las humillaciones del pasado.

Las impertinencias que la sociedad limeña ha de tolerarle, son una reacción típica, consciente o inconsciente, de su vida anterior.

No podemos creer que las relaciones Bolívar-Sáenz todo fue color de rosa. No lograron serlo, dados sus temperamentos, en los que no podían faltar las mutuas infidelidades que, en lo concerniente al Libertador, no se cuida de ocultar, como acontece con otra de sus amantes, Manuela Madroño, en Huaylas, en 1824.

Esto parece tolerarlo Manuela, en razón de la distancia; pero las que se cumplen en la propia ciudad, casi a sus narices, sí exasperan a “la amante loca”, como él solía llamarla, que prorrumpe en violentas explosiones de celos, con los consiguientes gritos, ataques y arañazos, que incluso obligan la presurosa intervención de los edecanes, para librarlo de estos furiosos accesos, que muchas veces dejaron huellas que lo hacían permanecer recluido en sus habitaciones por varios días, y al Estado Mayor a informar que su Excelencia sufría de un resfriado.

Como suele ocurrir en este tipo de relaciones, pasada la tempestad, era la propia “querida gata”, término cariñoso y hasta adecuado que igualmente le daba, la que se dedica a cuidarle en medio de las más solícitas atenciones, a los mismos males que ella misma le había causado.

Escenas como estas, son típicas en las parejas a quienes no une propiamente el amor, en el sentido espiritual de la palabra, sino un vínculo de pasión y de deseo. Quizás lo aquí referido llevó a Bolívar, el 20 de abril de 1815, a enviarle una carta desde Ica, donde le insinuaba la separación, diciéndole: “Yo veo que nada en el mundo puede unirnos bajo los auspicios de la inocencia y el honor…. El deber nos dice que no seamos más culpables….”.

Libertadora y dominadora

La larga permanencia de Bolívar en Lima, sin otro motivo real que la grata compañía de su amante y el lujo de que disfrutaban los dos, fue ciertamente perjudicial a la Gran Colombia, en donde no se ignoraban las circunstancias en que transcurre esta etapa de su vida.

Ha regresado virtualmente a sus años de opulencia en Europa, poniendo oídos sordos a las llamadas que se le hacen desde la Nueva Granada y Venezuela.

Durante su estadía en Ecuador y Perú, Bolívar recibió de Santander los envíos necesarios de hombres, armamento, pertrechos y dinero que, haciendo ingentes sacrificios, le proporciona sin demora desde la Nueva Granada. De 6.000 americanos que lucharon en Ayacucho, 4.500 eran colombianos.

Así la actividad del Hombre de las Leyes y el aporte del país, hicieron posible la dotación de los ejércitos que obtuvieron los triunfos de Ayacucho, Junín y Pichincha. Pero, concluida la campaña, se considera como justa razón que Bolívar debía haber regresado a ejercer las funciones de Presidente titular de la Gran Colombia.

Esto fue lo que no pareció comprender, ya que sólo el 3 de septiembre de 1826, decide regresar a Bogotá, a donde llegó el 14 de noviembre, continuando el 21 a Caracas, para tratar de conjurar la separación de Venezuela, único acontecer que logró liberarlo de los brazos de su amada Manuela.

Si hubiera prestado oportuna atención a aquélla carta del Almirante Padilla, en la cual, al pedirle que regrese, le pregunta si en el Perú tiene “algo encantado o especial”, a la de Santander, en la que insistentemente le pedía que tomara a su cargo la dirección del Estado, posiblemente otra hubiera sido la suerte grancolombiana. Porque, cuando comprendió que sus deberes no estaban en el Perú, ya era demasiado tarde para evitar la conjura.

A la partida de Bolívar para Bogotá, Manuela permaneció en Lima disfrutando su recién adquirida posición, hasta la revuelta del Coronel José Bustamante, ocurrida el 26 de enero de 1827, hecho que le cuesta la detención y la reclusión, por segunda vez en su vida, en un convento. La abadesa, Agustina de San Joaquín, la recibe con explicable desagrado.

Y no era para menos: ni en su conducta moral, ni sus conocidas actitudes de revoltosa, la hacían persona grata en la austera apacible vida monacal. La Madre Abadesa y las monjas sabían muy bien que con Manuela andaba el mismísimo demonio suelto por los claustros.

Después de este episodio que constituyó para ella una nueva humillación y para los limeños un buen condimento para chismes y habladurías, viajó a Quito, donde se hospedó en casa de su hermano José María, habiendo tenido que soportar agravios por parte de gentes contrarias, tanto a Bolívar, como a su comportamiento.

Ya en enero de 1828, pudo respirar al fin los frescos aires de la altiplanicie, al ser recibida en Bogotá por el Libertador. Allí irá a residir en forma permanente, durante seis años.

La permanencia de Manuela en esta ciudad es, guardada proporciones, una repetición de su vida en Lima. Se instala con Bolívar en la Quinta que hoy lleva su nombre; se pasea por las calles, cabalgando en traje de húsar, en compañía de sus esclavas, haciendo desplantes a las damas que la detestan o la envidian, o a los mismos soldados, uno de los cuales, a pesar de saber quién era ella, estuvo a punto de matarla cuando le arrebató el “santo y seña” que llevaba en la punta del cañón de su fusil, como era costumbre. El tiro no llegó a tocarla.

No tenía reposo ni era amiga de la ociosidad

Por el contrario, preside reuniones en la Quinta, se entrega solícita al cuidado de su compañero, maneja documentos de Estado, reglamenta el acceso a la persona de Bolívar, y, según crónicas, coquetea sin mucho disimulo y con no poca frecuencia, con el doctor Ricaurte Cheyne, médico personal de la pareja.

Que Manuela compartía con el Libertador las cosas del Gobierno y con el facultativo las intimidades de la alcoba, no es una afirmación gratuita de nuestra parte. Así lo asevera Boussingault en sus Memorias. También afirma lo mismo del inglés William Wills, el cual solía tocar el violín en las gratas veladas.

Curiosa mujer esta, que entre los múltiples defectos que le halló a su marido, está precisamente el de ser inglés, pero que no la incomoda en manera alguna, cuando sus amantes tienen el mismo gentilicio de su bovino esposo.

Manuelita SáenzEn cuanto a las impertinencias a que ella está acostumbrada, no hizo de Bogotá una excepción, para lo cual frecuentemente se aliaba con la negra Jonatás, como lo veremos luego. Pero, entre 1824 y 1828 existe la misma distancia que entre Lima y Bogotá.

En la ciudad de los Virreyes, Bolívar era el Libertador, y en Bogotá ya era el Dictador, al menos para una buena parte de la opinión pública que así lo calificaba, luego de la fracasada Convención de Ocaña.

Y es que esa malhada asamblea, sin llegar a producir una carta que rigiera los destinos políticos de la naciente República, sí fue pródiga en desatinos, en rencores, e interferencias verbales y en desaciertos.

Según relata Cordobés, hay dos actitudes que muestran a qué punto de exaltación habían llegado Bolívar y Santander, en su forcejeo por imponerse en la Convención. En carta del primero al General Pedro Briceño Méndez, el 24 de marzo de 1828, le dice:

Dígale usted a los federales que no cuenten con patria si triunfan, pues el ejército y el pueblo están resueltos a oponerse abiertamente…..Creo que los buenos deben retirarse antes de firmar semejante acta”.

Por su parte, el segundo, en una acalorada sesión expresó: “Entonces habrá ver de lo que soy capaz, porque tengo corazón de tigre y duras entrañas de hiena”. Tan impresionantes términos movieron a don Joaquín Mosquera, según él mismo lo relata, a reconvenir a Santander al finalizar el debate, por tan desapacibles expresiones, lo que hizo que éste reconociera su desacierto.

Con cuánta razón Sucre, en carta a Santander le manifestó que los dos próceres se habían dejado afectar por un sentimiento local pernicioso a la República. Pero quedaría incompleta esta acotación sobre el estado de la ofuscación a que se había llegado, si no incluyéramos los bárbaros conceptos que expresa Páez, en carta a Bolívar:

Querido General: tenemos que confesar que Morillo le dijo a usted, en Santa Ana, una verdad, sobre que le había hecho un gran favor a la República en matar a los abogados, pero nosotros tenemos que acusarnos de haber dejado imperfecta la obra de Morillo”.

Y así, entre el que no aceptaba el derecho de patria para quienes profesaban ideas federalistas y el que tenía el corazón de tigre y las entrañas de hiena para los que no las compartían, se dividió, no sólo la Convención, sino también la opinión nacional.

El militarismo y el civilismo saltaban a la palestra. Una solución peregrina sirvió de cascabel a la dictadura, desconociendo la Constitución vigente desde 1821, como fue el acta del 13 de junio de 1828, suscrita por un grupo de padres de familia de Bogotá, coaccionados por los Generales Córdoba y Urdaneta, a la que se sumaron otras de diferentes poblaciones del país.

A su regreso el 24 de junio, Bolívar fijó su residencia en el llamado Palacio de San Carlos, en tanto que Manuela se trasladó de la Quinta a una casa próxima a la sede presidencial, ubicada junto a la plazuela del mismo nombre, cercana a la iglesia de San Ignacio, con sus esclavas, sus perros y sus gatos, a los que burlonamente daba los nombres de los miembros del Ejecutivo o de conocidos oficiales; esta residencia fue tomada en arrendamiento a don Pedro Lasso por un canon de $32.oo, y fue arreglada lujosamente con espejos, muebles, tapices y decorados.

Como consecuencia de los gastos ocasionados por la campaña que acababa de concluir, el país se enfrentaba a una verdadera bancarrota económica; había un asfixiante déficit de Tesorería; el comercio casi paralizado, y por los caminos, en penoso abandono, transitaban montoneras de soldados que, recientemente licenciados, sin recursos ni perspectivas de trabajo, cometían desmanes y depredaciones para proveerse de los medios de subsistencia.

El atentado septembrino

La agitación política es creciente, la opinión se ha ido dividiendo irreconciliablemente entre militares y civilistas, los dardos van y vienen, la prensa es implacable: “El Conductor”, dirigido por Vicente Azuero, y, “El Incombustible”, por Florentino González, abiertamente tildan a Bolívar de tirano.

Vienen entonces los altercados y ataques entre personas connotadas de los dos bandos. El Coronel venezolano José Bolívar agrede al doctor Azuero en plena calle, y el Coronel Ignacio Luque hace lo propio con el doctor González.

Se vive en un ambiente explosivo. A cada momento se habla de conspiraciones. Manuela está atenta a los rumores, indaga a través de sus amistades lo que ocurre en los altos círculos sociales y políticos, y por medio de sus esclavas, lo que el pueblo siente.

Organiza tertulias en su casa que, al calor del oporto, se alegran con las ridiculizaciones que hace Jonatás, su esclava favorita, de los encopetados personajes y damas de la ciudad, a quienes Manuela detesta cordialmente por censurarle su proceder.

La amante de su Excelencia sigue siendo la misma niña caprichosa y resentida de siempre, y por su parte, el pueblo bogotano reprueba su conducta al verla cada vez más envanecida con el poder, insoportable y altanera, como que llega hasta el extremo de cometer desplantes infamantes, como el fusilamiento en efigie del General Santander.

Así mismo las gentes tienen que soportar los atropellos de una soldadesca atrevida, constituida en su mayor parte por venezolanos, y a cuya cabeza está el General Rafael Urdaneta. Su mala voluntad hacia los granadinos era reconocida. “Personaje realmente siniestro, bajo las apariencias de un hombre culto”, dice el cronista Cordobés.

Y refiriéndose a la situación que se vive por estas circunstancias, no tiene ambages Joaquín Tamayo en calificarla como “soldadesca inmoral”. Por su parte, Mariano Ospina Rodríguez, dirá años después:

El predominio militar, en ese entonces, en especial por parte de los venezolanos, era verdaderamente insoportable, a diario los vejámenes y humillaciones a que eran sometidas las gentes, los que no figuraban entre los sostenedores de la dictadura”.

Como una paliativo, para suavizar la tensión imperante, se organizan corridas de toros y, a insinuación del General Pedro Alcántara Herrán, hasta una procesión con el retrato de Bolívar, rodeado de militares y personajes del Cabildo de la ciudad, manifestación que tuvo que ser suspendida por falta de concurrencia.

Mientras el polvorín está a punto der reventar, solamente Bolívar parece no darse cuenta de lo que está ocurriendo; cada día está más prendado de Manuela, y cada día dependiendo más de ella, de sus mimos, de sus caricias, de sus cuidados, imprescindibles ahora por su menguada salud, no presta la menor atención a los rumores de la tempestad que se avecina, seguro de la fidelidad de su ejército.

Era tan fuerte la confianza que tenía de su Ejército, que es conocido el incidente protagonizado contra una dama que, llegando al Palacio, trató de llegar a su presencia para informarle de ciertos detalles que conocía de las intrigas de sus subalternos.

El Libertador, visiblemente contrariado, ordenó que se retirara, lo cual no fue inconveniente para que la visitante diera algunos informes a Manuelita. Por su parte, la amante de su Excelencia, por el temor de perderlo, se torna en guardián constante de su amado, y en permanente vigilancia escruta e indaga cuanto le es posible; parece como si en su ser existiera su solo propósito, salvarlo a toda costa. Y a fe que lo consiguió, con audacia y arrojo, y en dos oportunidades, como vamos a verlo.

Desde el inicio de la dictadura, las protestas se habían centralizado especialmente en los círculos estudiantiles del Colegio de San Bartolomé, abiertamente partidarios del magnicidio, y en la recién fundada Sociedad Filosófica, que, presidida por el doctor Ezequiel Rojas, agrupaba la casi totalidad de los futuros conspiradores, cuya primera reunión había ocurrido en el almacén de Wenceslao Zuláibar, según lo relata Florentino González, uno de los asistentes.

Por su parte, el historiador Restrepo cuenta en su diario que en casa de doña Nicolasa Ibáñez de Caro, se daban cita conspiradores y enemigos del Gobierno, y que un asiduo concurrente a dichas reuniones era el General William Harrison, representante diplomático de los Estados Unidos y futuro presidente de su país, a partir de 1841.

Tema obligado de esas reuniones eran, además del régimen de facto, la controvertida Constitución Bolivariana, cuya aplicación se temía, así como la desacertada misión de Bolívar en Venezuela, en la cual, lejos de sancionar a los revoltosos separatistas, terminó colmándolos de lisonjas, honores y regalos, sentando con ello un futuro precedente.

Y en el epicentro del descontento y la conjura, como tratando de capitalizar sus resultados con algún fin específico se encuentra el enigmático personaje francés, doctor Juan Francisco Argamil, del cual nos hemos referido en un capítulo anterior. Refiriéndose a éste y a lo que acontece, dice, en sus Memorias, el científico Lolo Boussingault:

Sé todo esto, porque la dirección está en manos de un francés muy viejo, el doctor Argamil…., como de otro francés inteligente, Auguste Horment, y también de un oficial venezolano llamado Pedro Carujo”.

Ingresemos ahora al baile de máscaras celebrado el 10de agosto de 1828, en el teatro del Coliseo, con el cual se concluían los festejos del aniversario de la Batalla de Boyacá. Los conspiradores eran doce, -de acuerdo a lo referido por don Manuel Tenorio-, armados de puñales, con un distintivo especial para reconocerse unos a otros y que consistía en un sol pintado en el interior de su atuendo; el hecho de tratarse de un baile enmascarados favorecía a sus propósitos, que debían cumplirse al filo de la media noche.

Manuela tuvo conocimientos de lo que se fraguaba, y por todos los medios procuró disuadir a Bolívar para que no asistiera. Todo fue inútil, él debía hacerlo. El salón había sido lujosamente adornado; la orquesta, que estaba compuesta de un arpa, dos violines, un violoncelo y una corneta, ejecutaba contradanzas y minuetos que se bailan con la mayor animación.

El Libertador ha tenido una grata velada y momentos antes de la doce se encuentra en animada charla con el Coronel Fergusón, cuando Manuela trata de entrar, con el propósito de apartarlo del peligro.

Su intempestiva presencia fastidia tan profundamente a Bolívar, que a tiempo que exclama, “esto no se puede sufrir”, abandona el recinto sin despedirse de nadie, seguido por el General Córdoba, quien, dándose cuenta de lo ocurrido, va presuroso en su compañía.

La “amable loca”, con otra de sus acostumbradas impertinencias, acaba de salvarlo de una muerte segura, así él lo ponga en duda y su actitud sea, no sólo motivo de ira, sino de desavenencias que se prolongan por varios días.

Pero los conspiradores no se daban por vencidos y preparan un nuevo atentado para el 28 de octubre, día de la fiesta de San Simón, el que ha de anticiparse ante la infidencia que, en estado de embriaguez, hace uno de ellos, el Capitán Benedicto Triana, que es reducido a prisión el 25 de septiembre.

Esa misma noche se reúnen los complotados en casa de Luis Vargas Tejada, situada junto a la Iglesia de Santa Bárbara, luego de haber cenado apresuradamente en un bodegón denominado “La Fonda de los Paisas”.

Los complotados reunidos en la Fonda eran: Joaquín Acevedo, Ezequiel Rojas, Ignacio López, Rudecindo Silva, Auguste Horment, Juan Hinestroza, Rafael Mendoza, Pedro Carujo, Teodoro Galindo, Emigdio Briceño, Wenceslao Zuláibar, Mariano Ospina, Florentino González, Celestino Azuero y Miguel Acevedo.

El Coronel Ramón Guerra, importante pieza en la conjura, había defeccionado esa misma noche, con perjuicio de los restantes, cambiando la misión que le había sido asignada por una partida de tresillo, en casa del Ministro Castillo y Rada.

El temor a ser detenidos los lleva a actuar de manera inmediata y, como suele ocurrir, en medio de la mayor seguridad, contando con el factor sorpresa y el apoyo de cien hombres de la tropa que forma la brigada de artillería, al mando del Capitán Rudecindo Silva, y los que tenían que enfrentarse a 1.100 veteranos del Batallón Vargas y de los granaderos montados.

La desproporción no admite comentario alguno, y más si se tiene en cuenta que 17 soldados al mando de Pedro Carujo, a los que sumaban Azuero, Acevedo, González, Zuláibar, Horment, López y Ospina, debían marchar sobre el Palacio de San Carlos, residencia de Bolívar.

La reunión de los conjurados fue breve. Se pronunciaron cortos discursos de fogoso contenido y frases denigrantes contra “el tirano” y como Vargas Tejada tenía arrestos poéticos, en su intervención no podían faltar los versos. Así, al finalizar su arenga, echó a rodar esta estrofa, que trascribimos como detalle pintoresco:

“Si a Bolívar la letra con que empieza, y aquella con que acaba le quitamos, / oliva, de paz símbolo, hallamos. / Esto quiere decir que la cabeza / del tirano y los pies cortar debemos / si es que sólida paz apetecemos”.

En la vieja casona de San Carlos todo era paz y tranquilidad. Ni la más mínima sospecha se tenía sobre el drama próximo a vivirse en esa noche de luna llena y de calles vacías y sin vigilancia alguna, circunstancia que favorecía, y de qué manera, a los planes de los conspiradores.

Esa noche, que se iniciaba con algunas lluvias, concluiría con inesperada tormenta: la primera, producto de la naturaleza, la segunda, fruto de las incontrolables pasiones humanas.

El palacio y sus muebles habían sido comprados por el Gobierno a los señores Juan Manuel y Manuel Antonio Arrubla. Así mismo, y para uso de Bolívar se había adquirido un coche pintado de amarillo y negro, con cubierta para los asientos traseros y zaga para los lacayos de honor, el cual prestó sus servicios hasta 1874.

Bolívar no se encontraba muy bien de salud y por consiguiente había pasado el día despachando solo cosas muy urgentes; al atardecer envió a su mayordomo José Palacios con un mensaje para Manuela, que decía:

Estoy con una horrible jaqueca, por favor ven”, a lo cual ella respondió que igual se encontraba indispuesta, y que por consiguiente no iría.

Pero, ante el segundo mensaje en que le manifestaba: “Por favor, ven en seguida, te necesito”, partió apresurada para el Palacio, en compañía de su inseparable esclava Jonatás, cobijada con un chal y calzando zapatos dobles para prevenirse de los efectos de la intensa lluvia que caía en ese momento. Ya veremos la importancia que cobraron esos zapatos horas más tarde.

La libertadora del Libertador

Una vez que Manuela llega a San Carlos, acompañó a Bolívar a tomar un baño con agua tibia y luego de leerle un rato y de platicar sobre una posible revolución que se preparaba y de la cual Bolívar manifestó que, “ya no habrá nada”, se recogieron en la habitación ubicada junto a la sala de recibo, sin más precauciones que colocar su espada y sus pistolas en la cabecera de la cama.

En Palacio sólo residía, además de los dos amantes, seis personas más, incluida la servidumbre. La guardia estaba al cuidado de 20 hombres, al mando del Capitán José Antonio Martínez. A este respecto, expresa Joaquín Tamayo:

“El hecho de ser los centinelas de San Carlos soldados chilenos y peruanos, su jefe, un venezolano, subalterno de un Coronel irlandés, señala la desconfianza que traía el Libertador acerca de la tropa y los oficiales neogranadinos”.

Ya cerca la medianoche llegaron los conjurados y sigilosamente penetraron por la puerta principal que estaba abierta; Horment fue el primero en entrar, hirió de muerte a un centinela, en tanto que Azuero hacia lo mismo con otro. Carujo, con los soldados dominó el resto de la guardia que se encontraba dormida, pero sin cuidarse de vigilar la parte norte del edificio.

Una vez sometida la guardia, se dirigieron a las habitaciones del Libertador, quien, oportunamente despertado por Manuela, ya se hallaba en pie. Su primera reacción fue tomar las armas y abrir la puerta.

Esto hubiera sido un suicidio, a lo cual se opuso Manuela, quien no obstante la gravedad del momento, conservó la calma, al tiempo que le decía, señalando la ventana de la alcoba:

— “Usted no le dijo a don Pepe París que esta ventana era muy buena para un lance de estos?”.

Y luego de cerciorarse de que la calle estaba desierta, le instó a saltar por la ventana, calzado con los mismos zapatos que, para protegerse de la humedad, ella había llevado aquella noche.

Al caer a tierra, Bolívar, que no había abandonado sus armas, alcanzó a oír la voz de la amante que le indicaba: “Al Batallón Vargas, por el Carmen”, Bolívar estaba a salvo. Manuela había logrado salvarlo por segunda vez, y en el momento preciso.

Un minuto más y hubiera sido demasiado tarde, por cuanto los conspiradores ya forzaban la puerta que estaba próxima a ceder, y, ese fue el instante que ella supo aprovechar para enfrentárseles con gran seguridad, diciéndoles que su Excelencia estaba en la Sala del Concejo. El tiempo que ellos emplearían en verificarlo, era precisamente el que necesitaba el fugitivo para alejarse del peligro.

A todas luces es admirable la serenidad de Manuela que, en instantes tan dramáticos, planeó una estrategia perfecta en todos sus detalles. Indudablemente este acto de valor y lealtad ilumina con gloria la imagen de tan singular mujer.

Cuando los conjurados se dieron cuenta de que habían sido hábilmente burlados, regresaron a la alcoba y Pedro Carujo la agredió, siendo reprendido por Horment, según unos, o por Florentino González, según otros. Tal es la versión oficial de lo sucedido, basado en el relato hecho por la misma Manuela a O´Leary, a petición expresa de éste, en carta fechada en París el 10 de agosto de 1850, esto es, seis años antes de la muerte de esta insigne mujer.

Decimos que es la versión oficial, en atención a que algunos historiadores sostienen que lo del famoso salto desde una altura, no inferior a dos metros, fue una farsa, por cuanto Bolívar se salvó, escondiéndose en el interior de un retrete; y basan su afirmación en la sencilla razón de que mal podía ocurrírsele abandonar la residencia en la forma ya descrita, sin tener la seguridad de que las vías adyacentes al Palacio se encontraban libres de conjurados, lo cual era imposible de verificar en esos instantes cruciales.

Además, si la guardia de 20 hombres había sido tan fácilmente dominada, se podía presumir que el número de los asaltantes era considerable, lo cual hacía pensar que se hubieran apoderado, no sólo del interior de San Carlos, sino también de sus alrededores.

Siguiendo la ruta que le señalara la “amable loca”, y sin más compañía que su sirviente José María, con el que ocasionalmente se encontró en su huída, llegó Bolívar al puente del Carmen sobre el río San Agustín, bajo el cual se refugió.

Más de tres horas duraba la penosa expectativa, cuando inesperadamente, al sitio donde se hallaban refugiados llegó una patrulla, comandada por el General Pedro Alcántara Herrán, la cual había sido destacada con el fin de localizarlo.

Bolívar, al darse cuenta de ello abandona el escondrijo y ya, en la madrugada, llega a la Plaza Mayor, donde se encontraban Santander, Urdaneta, Córdoba, París, Vélez y una gran cantidad de gente que lo recibió con entusiasta ovación. Profundamente conmovido y lastimado en su orgullo, Bolívar demostró su abatimiento con lágrimas abundantes.

Debemos anotar que este llanto, del cual fueron testigos presenciales los personajes citados, demuestran el grado de quebranto anímico que sufría Bolívar, porque no de otra manera puede calificarse tal explosión síquica, que no guarda proporciones con el temple de un hombre curtido en los combates, saturado de honores y ahora castigado por la adversidad.

Refiriéndose a lo ocurrido en la Plaza, dirá Manuela: “Allí encontré al Libertador a caballo, hablando con Santander y Padilla, entre mucha tropa que vivaba al Libertador. Cuando regresó a la casa, abrazándome dijo: “Tú eres la libertadora del Libertador”.

Con este título Manuela entró en la historia de Colombia, con la aureola de las heroínas, no para la veneración, como dicen algunos historiadores, sino para la admiración, pues siempre tratamos de no perder los estribos de las proporciones.

Que Bolívar no disponía ya de vigor físico para hacer frente a una agresión, plenamente lo demuestra el relato que sobre su quebrantada salud nos hace Cordobés, recibido de labios de su padre, una de las pocas personas que el 26 de septiembre tuvieron acceso al Padre de la Patria, con el fin de expresarle su solidaridad ante los hechos ocurridos la noche anterior.

Bolívar, envuelto en su capa, sentado en uno de los sofás que hoy están en uso en el Ministerio del Tesoro, con una pierna sobre la otra, cruzados los brazos y la cabeza inclinada sobre el pecho, imprimiéndole a veces movimientos indicativos de duda y vacilación, como sucede a las personas que están bajo la influencia de algún suceso funesto; apenas respondía con monosílabos, porque la tos persistente lo tenía muy fatigado, además del estado febril que se le notaba en la fisonomía demacrada, con la mirada inquieta y brillante.

Lo anterior resulta ciertamente impresionante, si se tiene en cuenta que por aquellos días contaba con sólo 45 años de edad. Pero a juzgar por el relato, era su aspecto el de un hombre aquejado por la senilidad. El desgaste de su temperamento nervioso, las agobiantes jornadas de la vida castrense, el trabajo mental y la desaforada conducta sexual, habían minado su salud y agotado su resistencia que pareció en una época invulnerable a la fatiga.

Es epílogo obligado de toda fracasada conspiración la fuga de los comprometidos y la venganza de los vencedores. Y el episodio septembrino no fue la excepción. Si bien Bolívar inicialmente manifestó, “no deseo saber quiénes son mis enemigos”, y hasta hizo llamar, en esa madrugada, al señor Castillo y Rada, Presidente del Consejo de Ministros, y le ordenó redactase un decreto resignando en dicho organismo toda la autoridad, convocando de inmediato el Congreso que sólo debía reunirse el 2 de enero de 1830, y le pedía que expidiera así mismo otro de indulto a los conjurados, según expresó, sólo le interesaba conocer el nombre de su jefe, los buenos propósitos no pasaron de la primera emoción.

No obstante que los sentimientos del Libertador habían contado con la aprobación de Castillo, no fueron del agrado de Urdaneta, el cual convocó la oficialidad a los batallones Vargas y Granaderos, que presionando insistentemente, obtuvo una revocatoria a lo proyectado, forzando de esta manera al Libertador Presidente a continuar en el gobierno, a tiempo que decía: “Que se cumplan pues las leyes, no teniendo, por consiguiente, lugar la reunión del Congreso”, así lo señala el General Joaquín Posada Gutiérrez.

Se acababa de cometer un grave error político por parte del partido militarista, en el que había salido ganando Urdaneta, verdadero árbitro de la situación, a partir de este momento. Si la reacción inicial de Bolívar había sido de generosidad, la subsiguiente fue de angustia y amargura tales, que no llegó a sobreponerse, sumándose así a sus padecimientos físicos la tortura moral.

Por otra parte, Manuela experimentó desde el primer momento un profundo sentimiento de odio hacia los subversivos, que sólo podía satisfacerse con una rígida aplicación de la justicia, lo cual era compartido por Urdaneta.

Pero, en otro aspecto coincidían los dos, y era en un pérfido deseo de hallar algo que les permitiera probar la intervención del General Santander en el atentado, así fuera sobre la base deleznable de simples indicios, con el fin de descargar sobre tan ilustre prócer todo el peso que el decreto del 23 de febrero de 1828, con fundamento en el cual debía juzgarse, lo permitiera.

Inicialmente Bolívar se opuso a cualquier injerencia de su amante en la investigación, así fuera simplemente para identificar a quienes habían entrado a Palacio esa noche. Pero luego cedió, permitiendo que ella interviniera en la instrucción de los procesos, lo cual demuestra muy claramente hasta dónde había llegado su decaimiento anímico, ya para aquellos días.

Por obra de Urdaneta, que aplicó una justicia puramente vindicativa, y de Manuela, que sometió a buena parte de los acusados a responder la pregunta de qué relación había tenido el procesado con el Hombre de las Leyes, ninguno declaró algo que pudiera comprometerle, no obstante las presiones que para tal fin se ejercieron, o las consultas tendenciosas que Manuela formulaba.

Su intromisión en el juicio de los conjurados es una página turbia de la historia colombiana, como que sólo sirvió para que se cometieran abusos y se enlodara el proceso, quedando en éste, como en todos los actos de su vida, la huella de sus desbordantes pasiones y el influjo de sus profundos resentimientos, que en es este caso únicamente quedarían parcialmente satisfechos, cuando el 15 de noviembre del mismo año, ve salir, profundamente abatido, camino del destierro, al General Santander, bajo la custodia del oficial Jenaro Montebrune, mercenario napolitano, amigo de Manuela, a quien ella exigió que durante el viaje tratara de obtener del condenado alguna infidencia.

Tal era la situación del hombre, entre cuyos ascendientes se contaba el Conquistador Diego de Colmenares y la hija del Cacique de Suba.

Fue singular la situación del General Santander en estos cruciales momentos, porque al mismo tiempo que una mujer agota todos los recursos para condenarlo, otra procede en forma similar, pero para salvarlo; se trata de Nicolasa Ibáñez, la cual, pocos días después de atentado, en carta dirigida a Bolívar, le dice:

Bien conoce S. E. el objeto de esta carta, únicamente la amistad; Santander es quien me obliga a molestar a Vm, y le hablo con la franqueza y con todo mi corazón, si no estuviera convencida del modo de pensar de este hombre y lo incapaz de cometer una felonía, no sería yo la que hablara por él, no, esté seguro de esto.

Detesto un corazón cruel y un alma baja. Santander es honrado y sensible. General, yo no quiero más sino que usted mande poner en libertad a este hombre desgraciado que no sufra la pena de un criminal y que inmediatamente salga para los Estados Unidos, fuera del país, yo soy la que descanso de tantos pesares.

Espero este favor de Vm y no puedo menos que esperarlo, al mismo tiempo confío en Vm me dispensará cuando considere a lo que obliga la amistad y que este bien quedará grabado en el corazón de la más infeliz y afma amiga de Vm”.

Si tenemos en cuenta la prestancia de Nicolasa y su influjo social, es lícito pensar que sus gestiones no fueron estériles, porque bien pudieron contribuir a que Santander fuera liberado del patíbulo.

Por su parte, Bolívar, refiriéndose a la conmutación que de la pena capital por la del destierro hiciera el Congreso, en carta del 16 de noviembre dirigida al General Briceño Méndez, le dice:

“En adelante no habrá justicia para castigar al más atroz asesino, porque la vida de Santander es el perdón de las inmunidades más escandalosas”, y posteriormente agrega, refiriéndose a los ajusticiamientos de Piar y Padilla, al compararlos con el indulto de Santander:

“Dirán, con sobrada justicia, que yo no he sido débil sino en favor de ese infame blanco, que no tenía los servicios de aquellos famosos servidores de la Patria”.

Pero, no solamente al gigante se persigue en este momento. También a cualquier persona que en su desgracia le preste ayuda o se compadezca de él. En efecto, llegado a Cartagena y condolida de su situación la distinguida dama, doña Vicenta Narváez de Gutiérrez de Piñeres, viuda del prócer y signatario del Acta de Independencia de la Ciudad Heroica, doctor Germán Gutiérrez de Piñeres, al enterarse de la penosa situación de Santander en la prisión de Bocachica, le envió drogas, alimentos y algunos muebles.

Urdaneta, al saberlo, inmediatamente dispuso la expulsión del país de esta apreciada señora, sin que valiera su parentesco cercano con el Doctor José María del castillo y Rada, uno de los más fervientes bolivarianos y adalid de sus partidarios en la Convención de Ocaña.

Ciertamente las consecuencias de la noche septembrina habían trastornado profundamente al Libertador, cuando llegó a expresar, en forma tan hiriente, de quien había sido su más ferviente colaborador en lo militar, lo administrativo y lo político, y cuya culpabilidad jamás pudo ser demostrada en el proceso que siguió a la conjura.

Tiempo después y ya con ánimo más sereno, o tal vez como una rectificación a lo dicho contra el Hombre de las Leyes, expresará el Libertador: “El no habernos compuesto con Santander es lo que nos ha perdido a todos; volví a ver claro, aunque ya demasiado tarde”.

Comienza el fin de Bolívar

Para los amantes que se han trasladado a Quito, el año 1829 transcurre en medio de la preparación del Congreso Admirable, de las intrigas de la política internacional, del alevoso ataque peruano y de las veleidades monárquicas de algunos ministros encabezado por Urdaneta, en quien Bolívar ha delegado buena parte de sus funciones.

Este año no podía ser una excepción, ni en las obligadas separaciones, ni en la constante agitación que caracterizó sus vidas, desde el mismo instante en que los dos se conocieron, ni en la paulatina decadencia que mostraba la salud de Bolívar.

Días después, cuánto añorarían el uno las caricias de la otra, no haber logrado disfrutar a plenitud en 1829 aquello que los dos siempre añoraron, pero que por el capricho del destino, nunca alcanzaron, esto es, una apacible intimidad hasta la cual no llegaran las repercusiones de los aconteceres nacionales.

Después de haber concluido la campaña contra el Perú con la contundente derrota del Portete de Tarquí, y después de la instalación del Congreso, que llamó Admirable, en razón de las calidades humanas de sus integrantes, y de los cuales tanto esperaba la República, por última vez, el 15 de enero de 1830, Bolívar hizo su entrada a Bogotá.

No obstante, que en la organización del recibimiento no se había omitido el menor detalle, ni faltaron en él los acostumbrados repiques de campanas, toques de clarines y salvas de artillería, así como una considerable afluencia de público, no reinaba en el evento la menor animación.

El pueblo se limitaba a ver pasar el cortejo integrado por los funcionarios del Estado y los militares que, bajo los arcos de triunfo adornados con abundantes gajos de laurel, sin prorrumpir en las espontáneas aclamaciones de otros tiempos, lucían ufanos sus condecoraciones. El acontecimiento, más que un saludo, semejaba una despedida, el adiós del último homenaje que se le rendía al Libertador.

Bastaba con observar un instante a Bolívar, para comprender su situación, y esto fue lo que advirtieron los asistentes, su fin se hallaba próximo. Las labores realizadas en los últimos días, parecían haber consumido las escasas fuerzas de un organismo, que, carcomido por la tuberculosis, se iba desintegrando lenta y penosamente.

Posada Gutiérrez nos describe este doloroso cuadro: “Cuando Bolívar se presentó, vi algunas lágrimas en sus ojos; pálido, extenuado, sus ojos tan brillantes y expresivos en sus bellos días de gloria, ahora se ven apagados, su voz honda, apenas perceptible; los perfiles de su rostro, todo, en fin, anunciaba en él la próxima disolución de su cuerpo y el cercano comienzo de su vida inmortal.”.

Bolívar renuncia al cargo de Presidente

Cinco días más tarde, ante el Congreso en pleno, personalmente presentó la renuncia de su cargo. Su entrada al recinto, atestado de pueblo, estuvo rodeada de un expectante y respetuoso silencio.

El Libertador, con voz cavernosa y fatigada, pronunció las esperadas palabras de su dimisión como Presidente de la República. La tormenta que se agilaba en su espíritu agobiado, tradujo en frases angustiadas un sentimiento de reproche hacia los que lo habían abandonado en el ocaso de su vida, y una súplica desesperada por la salvación de la Patria, construida con el filo de su espada y el idealismo de su corazón, le hizo brotar la siguiente frase, que adolorida salió de sus labios:

"La República será feliz si al admitir mi renuncia, nombráis de Presidente un ciudadano querido y respetado por la nación; ella sucumbiría si os obstináis en que yo lo mandara. Oíd mi súplica: salvad la República, salvad mi gloria, que es de Colombia. Para siempre, cesaron mis funciones públicas”.

Bolívar no pudo concluir la petición que el Congreso le hizo de mantenerse en el mando hasta que fuera aprobada una nueva Constitución; su salud ya no se lo permitía, y fue así como, luego de su separación definitiva del poder, el 1° de marzo, decidió viajar a una casa campestre situada en las inmediaciones de Fucha, para buscar un poco de tranquilidad y un alivio para sus quebrantos físicos.

Los siguientes días que antecedieron a su partida hacia la muerte, fueron de inusitada agitación y grandes amarguras para Simón Bolívar. Diariamente era visitado por sus amigos que lo iban enterando de los acontecimientos.

El Congreso, en medio de agitados debates, logró aprobar una nueva Carta Constitucional y elegir, a finales del mes de abril, a don Joaquín Mosquera, como Presidente de la nación y como Vicepresidente, al General Domingo Caicedo.

Cada vez las noticias eran más impactantes en torno a la desmembración definitiva de la Gran Colombia, que al fin se produjo. Y fue entonces cuando, Venezuela, la patria del Libertador le dio la espalda, expatriando al General Bolívar de su casa, borrando su nombre de la lista de sus héroes y decretando su destierro.

Indudablemente este hecho fue el más duro golpe para el corazón del héroe, cuya máxima ilusión fue la unidad de los pueblos grancolombianos. En medio de semejante caos político, él mismo se dio cuenta de que su presencia en Bogotá era ya un motivo de agitación, aunque no lo quisiera.

Ya, para ese entonces, Manuela estaba nuevamente instalada en la Quinta y Bolívar disfrutaba de su amorosa solicitud, siempre dispuesta a reanimarlo, física y moralmente. El Libertador, luego del atentado septembrino, pasaba las noches nervioso y agitado, prácticamente el sueño no lo acompañaba.

En los cortos ratos en que lograba conciliarlo, experimentaba frecuentes crisis y un constante desasosiego. La “amable loca” redoblaba sus cuidados y sin demostrar fatiga alguna le leía, junto al lecho, las obras preferidas de su amado, o el preparaba infusiones de manzana, lechuga u hojas de coca, que eran los recursos de la farmacia casera, para compartir el insomnio.

Van Hagen, en su obra “La Amante Inmortal” describe así el estado lamentable de la salud del héroe: “Manuela nunca lo había visto como ahora; no solamente estaba enfermo, sino que se mostraba indiferente a todo. Los médicos acudían cada vez con más frecuencia, pero nada podían hacer frente a aquella tos profunda, convulsa y devastadora. Después de un acceso de tos, Bolívar quedaba tendido, con la palidez de la muerte, mientras Manuela le limpiaba los labios, contaminados con una espuma sanguinolenta”.

Últimos días de Bolívar en tierras colombianas

Llegó el momento en que el Libertador tomó la resolución definitiva de ausentarse del país para siempre. Así se lo manifestó al Parlamento, en un mensaje que le dirigió y en el cual renovó su llamamiento vehemente a la unidad y la concordia.

“El bien de la Patria, -decía- exige de mi el sacrificio de separarme para siempre del país que me dio la vida, para que mi permanencia no sea un impedimento a la felicidad de mis conciudadanos”.

Tomada la determinación, inició los preparativos de su viaje. No sabia propiamente hacia dónde se encaminaría, y presumiblemente este fue el tema de prolongadas conversaciones con Manuela, en la intimidad de varias noches.

A veces se decidía por Europa, y otras por las Antillas, Jamaica, preferiblemente. En sus charlas hacia alegres castillos en el aire, soñando con días tranquilos, con una salud ya recuperada, rodeado por el afecto de gentes amigas y en el goce de un idílico ambiente de amor y fortuna.

Sin embargo, había una realidad penosa y grave: no contaba con dinero suficiente para un futuro que se insinuaba incierto y oscuro; había que conseguirlo, porque aún cuando el Gobierno granadino le había asignado una pensión, las arcas del Libertador estaban casi vacías.

Luego de la confiscación de sus bienes por parte del gobierno de su país natal, Venezuela, el mejor patrimonio que le quedaba era la Quinta. Sin embargo, en un gesto que lo enaltece, muy explicable en su generosidad, Bolívar no vaciló en obsequiársela a su entrañable amigo, don José Ignacio París, como consta en el correspondiente documento, suscrito en esos días.

Y algo curioso y digno de anotarse. Don Pepe, como familiarmente lo llamaba, traspasó este regalo a su linda hija, la cual, confidencialmente, llevaba también el nombre de Manuelita. Entonces, como último recurso, Bolívar tuvo que acudir a la venta de su rica vajilla de oro y plata.

De los armarios fueron saliendo las relucientes piezas, cuyo brillo hizo añorar a los dos amantes los grandes momentos de esplendor sepultados para siempre en el pasado. La vajilla que tuvo que ser un obra de exquisito gusto, fue a parar a los crisoles de la Casa de Moneda que pagó por ella la suma de $17.000. Con ese dinero, el Libertador debería sufragar los gastos de su subsistencia en los días por venir.

Así llegó la noche del 7 de mayo de 1830, vísperas del viaje final hacia un destino ignorado. Ya todos los preparativos estaban cumplidos. José Palacios tuvo a su cuidado buena parte de ellos. ¿Qué ocurrió en las últimas horas de intimidad entre los dos amantes?

Es posible que poco hablaran, porque ambos sentían la presencia de una tremenda soledad. Cualquier frase, cualquier comentario resultaban dolorosos, era como echar ácido sobre la carne viva de una herida.

La Quinta estaba ya sumida en la oscuridad. En la entrada, un par de faroles alumbraban con tonos anémicos la ancha puerta. Bolívar se mantenía obstinadamente callado, teniendo entre sus frías manos, las finas y calientes de Manuela, quien de vez en cuando le acariciaba suavemente la cabeza, o le tomaba la temperatura.

En las horas del brumoso amanecer, frente a la casona lo esperaba un grupo selecto de amigos que lo iba a acompañar un par de leguas en su penoso viaje, y el cual estaba compuesto por compañeros de armas y personalidades de la sociedad bogotana.

La comitiva marchó a paso lento hasta el sitio de Piedras, donde se detuvo al ser alcanzado por un posta que le hizo entrega al Libertador de una sentida carta de despedida que le enviaba el Mariscal de Ayacucho.

Para evitarse en tan duros momentos el postrer abrazo de su entrañable amigo, Bolívar le había dado una hora de partida diferente a la fijada para el viaje. La breve detención fue aprovechada para el lustre viajero para apearse y decir adiós a sus acompañantes, muchos de ellos, no obstante ser hombres curtidos por los rigores de largas campañas, no pudieron ocultar ni su emoción, ni sus lágrimas.

Bolívar montó trabajosamente en su cabalgadura y en compañía de su escolta se esfumó por el tortuoso camino que conducía a Honda, donde fue objeto de un cordial recibimiento. El General Joaquín Posada Gutiérrez, en cuya casa se hospedó, preparó el champán y las provisiones para el recorrido que haría días después por el río Magdalena hasta Barranquilla, merced al generoso aporte de la ciudadanía.

Mientras tanto, ¿qué hacía Manuela en Bogotá?: Bolívar, al tiempo que la llamaba “mi adorable loca”, muchas veces, ante la intrepidez de este mujer admirable, le decía “mi adorada gatica”; su alma tenia temple de fino acero; ella no estaba hecha para romanticismos ni añoranzas.

El pensamiento de esta mujer varonil no buscaba otro objetivo que el de recuperar a su hombre, a su único y verdadero amor, para restablecerlo en la plenitud del poder. Desde la partida de Bolívar, Manuela no tuvo minuto de reposo, visitaba a los amigos de la causa bolivariana, indagaba, consultaba, animaba y atizaba la llama de un movimiento subversivo que restaurara el dominio político.

Su casa, la misma donde la situó el Libertador en enero de 1828, se convirtió en la cédula vital de ese propósito desesperado que se basaba en la convicción de que solo el regreso del amante podría salvar el futuro de la convulsionada República colombiana, ya que su propia patria lo había expulsado de su seno.

Bolívar, en medio de las peripecias del viaje, intuí lo que estaba ocurriendo en el altiplano. Conocía muy bien la clase de mujer que era Manuela, sus bríos, su tenaz voluntad, su arrojo y su audacia. Temía por su suerte y por la suerte del país que con tanto amor lo acogió y al que veía dando tumbos en semejantes turbulencia.

Por eso, a su paso por Guaduas, le envió una carta apremiante, en la cual le decía: “Amor mío, mucho te amo, pero más te amaré si tienes ahora más que nunca, mucho juicio; cuidado con lo que haces, pues si te pierdes tú, nos perdemos ambos. Siempre seré tu más fiel amante, Bolívar”. ¿Fiel amante?.- Hechos inmediatos convierten la parte final de la misiva en una ironía, como vamos a verlo.

Anita, un amor que renace en un hombre que muere

Durante la campaña de 1812, Bolívar había conocido en Salamina, pequeño puerto ribereño del Magdalena, a una francesita de 17 años llamada Anita Lenoit, quien vivía allí con sus padres y, como ellos, era emigrante que había venido a América empujada por el turbión de la revolución.

En ese entonces, él contaba con 28 años y anhelaba, en la soledad de ese pueblito, casi anónimo, compartir la alcoba a con una atractiva mujer que le hiciera revivir los fogosos años del romántico Paris de su primera juventud.

Se conocieron y en cinco días prendió la llama de una pasión voluptuosa que fundió a los dos en las delicias de frenéticas intimidades. La guerra impuso su mando, y el guerrero se alejó de su adorada Anita, dejándola llorosa y triste bajo la sombra de los cocoteros de la orilla.

Días más tarde y continuando la campaña del Magdalena, las fuerzas patriotas, en reñido combate, se tomaron a Tenerife, y cuando las candelas de los incendios se oscurecían y el Libertador paseaba triunfante por las calles de la población, se estremeció su alma al encontrarse de frente con la atrevida francesita que le confesó, sin rodeos, que había hecho tan arriesgado viaje, al no poder soportar la separación. Ella confiaba en que algún día se haría realidad el matrimonio que él le había prometido, en los arrebatos de las tibias noches de Salamina.

Pero la guerra seguía su curso, sin poder dar lugar al cumplimiento de la promesa, la cual obligó a Anita a embarcarse de nuevo para retornar al hogar en la perdida población. Bolívar la despidió entre caricias y lágrimas, renovando esta promesa que nunca pudo cumplir.

Con esta ilusión cultivada en las intimidades de su ser, vivió Anita Lenoit hasta 1830, cuando tuvo noticias de que quien le había vibrar el corazón en los deleites del amor, había llegado a la población y que la andaba buscando.

En efecto, el champán que transportaba al Libertador había llegado al caserío de Punta Gorda, donde se detuvo brevemente. Él sabía que por esos contornos aún vivía la francesa de los tiempos lejanos, e hizo que un oficial bajara a tierra a averiguar por ella.

No se obtuvo ninguna noticia y la embarcación siguió hasta Barranca Nueva, en donde Bolívar continuó rumbo a Cartagena. Anita ya no vivía allí, sino en Tenerife, el puerto que tan bellos recuerdos brindaba a su espíritu, y fue en él precisamente donde se enteró de lo ocurrido.

Sin pérdida de tiempo hizo los preparativos necesarios para seguirlo, con la esperanza de unirse a él. Todo fue inútil. Al llegar a la heroica supo que el Libertador estaba en Santa Marta.

Ello no destruyó las esperanzas de Anita, que a la sazón tenía 35 años; habían corrido 18 y aún conservaba las ilusiones de ser la esposa del padre de cinco patrias, como lo denomina Cornelio Hispano.

La francesa no vaciló en continuar la marcha tras el hombre de sus sueños. Con ansias trató de hallar una embarcación que la llevara, pero no consiguió su propósito; entonces, en penoso viaje de un día llegó por tierra a Barranquilla, donde la fatiga la redujo al lecho.

Días después y ya ligeramente recuperada, reanudó su odisea hasta cuando, el 18 de diciembre, llegó a Santa Marta, pero ya demasiado tarde, pues Bolívar había fallecido el día anterior, 17 de diciembre.

La soledad del Patriarca

El hombre, que le dio la libertad a medio continente, que escaló los peldaños de la fama, y que descendió luego a las profundidades de la adversidad, y con el deseo de liberarse a sí mismo de la soledad en que se encontraba, solitario y vencido, había llegado a morir en una ciudad que fue hostil a sus ideales.

Amó y fue amado por muchas mujeres, y en su agonía no logró la consoladora caricia de ninguna de ellas. Las únicas manos que estrechó en el trance final, fueron las de su amigo, el médico Alejandro Próspero Reverend.

El conmovedor episodio de la vida de Anita Lenoit, quien a partir de tan dramático momento se pierde vista en la penumbra del tiempo, es relatado así por Cornelio Hispano, en un capítulo de su obra “Vida Secreta de Bolívar”.

“El 20 se hicieron los grandes funerales….En medio de las enlutadas y llorosas mujeres, que por aquel camino sombreado acompañaban al féretro, murmurando oraciones, iba una extranjera adulta, hermosa todavía a pesar de la mortal palidez de su semblante. Llevando un cirio en la mano derecha y en la izquierda una corona de “inmortales”

Hay un interrogante en el ocaso bolivariano que no ha tenido respuesta: ¿Por qué el Libertador dejó a su amante, su amada Manuela, en Bogotá?; no son causas justificadas, ni la carencia de recursos, como lo demostró en su testamento con el legado que dejó a su mayordomo José Palacios, ni la perspectiva de que ella permaneciera en la capital, con el propósito de que organizara un movimiento político para restablecerlo en el poder.

Entonces, solamente cabe pensar que, antes de poner el pié en el estribo para emprender su viaje definitivo, su pensamiento y su corazón estaban enfocados en encontrar a Anita Lenoit.

Respecto a su “amable loca”, sus empeños políticos no cejaron y cristalizaron con el movimiento del General Rafael Urdaneta, que derrocó el gobierno legítimo del Presidente Mosquera.

Con todas sus fuerzas y sacrificando la casi totalidad de sus bienes, había participado en esta conjura; empeñó sus joyas, vendió cuadros y muebles y entregó esos dineros a la causa de sus ambiciones.

Manuela se sentía orgullosa de su triunfo y la autora de este golpe que, al llevar a Urdaneta al poder, le daba la certeza de retornar muy pronto al Palacio, asida al brazo de su Excelencia.

Qué importaba haber sacrificado la mayor parte de su fortuna, si a este precio recuperaría, en corto tiempo, la felicidad que parecía haber perdido para siempre y podría mirar orgullosa y vengativa la derrota de sus enemigos?

La varonil mujer apresuró la realización de sus ambiciosos planes y envió a Santa Marta al General Luis Perú de Lacroix, con el encargo de regresar con Bolívar.

Corrieron los días de ansiedad y confiadas esperanzas

Una tarde, la negra Jonatás recibió un posta que le entregó una carta; con manos temblorosas y creciente angustia, Manuela rompió el sobre; era del oficial francés que había enviado días antes en busca de su amado.

El corazón de la mujer pareció romperse en el fondo de su pecho. Con fecha 18 de diciembre, Perú de Lacroix le escribía desde Cartagena, y en su misiva le informaba que había permanecido al lado del Libertador hasta el 16, cuando regresó de esa ciudad, dejándolo al borde la muerte.

Leamos el párrafo final que dice: “Permítame, mi respetada señora, llorar con usted la pérdida que ya habremos hecho (sic) y habrá sufrido toda la República, y prepárese usted a recibir la última y fatal noticia”.

Manuela experimentó el derrumbamiento de su fortaleza espiritual, y cayendo en brazos de su fiel esclava, se estremeció en un sollozo desgarrador. Sabía que, a partir de ese instante cruel de su vida, Bolívar ascendía a las alturas de la gloria en la historia de la República y ella se precipitaba en los abismos del infortunio.

Debemos situarnos un poco atrás en este capítulo, para afirmar que el ocaso de Manuela se hizo visible a mediados de 1830, cuando los adversarios del Libertador ya no ocultaban sus sentimientos y los hacían a los dos víctimas del escarnio público, ya en pasquines, o en anónimos que llegaban a las manos de la solitaria mujer, que nunca dio muestras de arredrarse, sino que, al contrario, impulsada por su temeridad y su carácter indomable, hizo derroche de atrevimiento, enfrentándose a quienes, sin ningún temor, hablaban mal de Bolívar.

Recordemos lo ocurrido la víspera del Corpus Cristhi, cuando se iba a hacer una quema de fuegos artificiales en la Plaza Mayor. Para el efecto se había levantado un castillo pirotécnico en el cual se representaban ofensivas caricaturas del Libertador y su amante, para ser quemadas en el espectáculo.

Quienes urdieron esta burla, lograron que los castillos, antes de la función, estuvieran vigilados por un piquete de soldados. Cuando Manuela lo supo, montó en su caballo y llevando consigo a un grupo de sirvientes y a su inseparable esclava Jonatás, llegó a la plaza y a sablazos destrozó los mamarrachos. En la refriega hubo varios heridos y la intrépida mujer se volvió a casa, insultando a gritos a quienes fueron los autores de la frustrada exhibición. Manuela seguía siendo la misma; una Caballeresa con tachas, pero sin miedos.

El episodio fue aprovechado por los enemigos de Bolívar, quienes le armaron una denuncia por irrespeto, proceso que fue suspendido, no sólo por insinuaciones prudentes de Joaquín Mosquera, Presidente de la República, sino porque los acontecimientos motivados por el golpe del General Urdaneta, dejaron pendiente la orden de destierro de la Libertadora del Libertador.

El destierro de Manuela

Las cosas quedaron un tiempo en relativa calma, y no se volvió a hablar de la posible deportación de Manuela, que ya para entonces empezaba a tener ausencias de memoria y dificultades económicas. Sin embargo, en 1833 se oyeron correr los rumores de una conspiración contra el Jefe de Estado, el General Santander. Como es de suponer, los santanderistas la señalaron como partícipe de ese movimiento, y fue así que, el 1° de enero de 1834 desempolvaron la orden de destierro, conminándola a que el 13 del mismo mes, debía estar lejos de Bogotá. Un espléndido regalo de Año Nuevo, como puede apreciarse.

La “amable loca” no se dio por aludida, y al llegar la fecha señalada, se fingió enferma. Entonces el alcalde, con un piquete de soldados y un grupo de presos, penetró en la casa donde se llevó singular sorpresa. En efecto, al funcionario se la bajó la sangre a los tobillos, cuando, en lugar de encontrar a una mujer doliente y moribunda envuelta en frazadas, se halló frente a una auténtica gata enfurecida. Manuela, que se encontraba sentada en su lecho, lo esperaba, sí, pero con un par de pistolas, resuelta a hacer fuego para darle la bienvenida a la primera autoridad de la ciudad.

El alcalde tuvo que salir a pedir órdenes, y al cabo de un rato regresó con más gente. Después de un forcejeo, acompañado de arañazos y vocablos de grueso calibre, lograron sacarla de la cama, y, como en la fuga de Cleopatra, la envolvieron en mantas, trasladándola inmediatamente en una silla, junto con Jonatás y otras mujeres de la servidumbre, a la cárcel del Divorcio, la misma donde, 24 años atrás, estuvo presa su Excelencia, la Virreina, doña Francisca Villanova, esposa del Virrey Amar y Borbón. Allí pasó la noche, y al amanecer del día siguiente, con una fuerte escolta, fue conducida hasta Funza, donde la esperaban las cabalgaduras. El gobierno de Bogotá había recuperado su democrático resuello y el General Santander ya pudo tomarse su chocolate en paz.

Durante el viaje, la “amable gata” no perdió los ánimos. Su carácter felino ni dio cuartel, ni cedió un punto. Había comenzado el camino del destierro, cuya primera etapa fue la isla de Jamaica. Allí vivió hasta a fines de 1835 y nada se conoce de las peripecias que tuvo que sufrir, ni cómo se las arregló para ganarse la subsistencia, ni qué actividades desarrolló. A mediados de octubre hizo gestiones para regresar a su patria. El gobierno ecuatoriano inicialmente la aceptó, pero luego le cerró el paso; su situación era ciertamente angustiante. No tenía a dónde ir; Venezuela era un país hostil, si se había atrevido a expulsar a Bolívar de su madre patria, para ella eran sus enemigos. A Colombia no podía pensar en regresar.

La soledad de la Libertadora

Fue entonces cuando acudió al gobierno del Perú, que finalmente la recibió, no obstante haberla expulsado en 1827. Las autoridades se cuidaron de mantenerla aislada, señalándole como residencia un minúsculo pueblito costanero llamado Paita, donde pasó los últimos 20 años de su turbulenta existencia. Para los moradores de esa lejana y pequeña aldea, poblado por rústicos pescadores, fue una inesperada novedad la llegada de Manuela, de una mujer de quien poco habían oído hablar. Pese a que sólo contaba 38 años, ya mostraba síntomas de envejecimiento, su cabello encanecido y la lozanía de la juventud comenzaba a marchitarse. Lo que no estaba, ni estuvo nunca marchito, fue su temperamento, su constante vivacidad, su orgullo y su desenfado. Miraba la adversidad cara a cara y jamás dio muestras de pesadumbre o debilidad, afrontando la pobreza con discreción y decoro.

La que había gozado de opulencia, viviendo en palacios, recibiendo honores, saboreando los deleites del poder y apurando todos los jugos del placer y las complacencias, está ahora reducida a habitar en una casa humilde, contando por único mobiliario con un sofá y unos taburetes de estera, una tosca cama con un colchón de esteras y unas viejas petacas en las que guardaba, junto con cartas y documentos, sus escasas y derruidas ropas, en otro tiempo, hermosos vestidos. Así se organizó en tan rústico medio y para ganarse el difícil sustento, elaboraba cigarros y dulces que vendía entre las escasas gentes del poblado. De vez en cuando llegaba al puerto un barco extranjero, y esta ocasión la aprovechaba la solitaria mujer para servir de intérprete, en lo cual se ganaba también algunas monedas.

Manuela estaba ciertamente destinada a morir en la indigencia. De su herencia paterna, que ciertamente era cuantiosa, no recibió ni un centavo. De la materna, los parientes se encargaron de atraparla sin contemplaciones. Por su parte, el doctor Thorne, su “aburrido esposo”, quien era un Onassis en su tiempo, dejó sus bienes a una amante que sustituyó a Manuela, pero como buen inglés, había dispuesto devolverle los $8.000, con sus correspondientes intereses, que había recibido como dote. Ni eso pudo lograr, pues una ley la privaba de ese beneficio, por su adulterio y la conducta que provocaron la disolución del matrimonio. Finalmente, como inexplicable paradoja, Bolívar no le dejó en su testamento si un recuerdo…., ni una moneda.

A pesar de su confinamiento, Manuela no estuvo totalmente sola, ni incomunicada con el resto del mundo. Su nombre no se había olvidado, ni en América, ni en Europa; por eso tuvo visitas de famosos personajes que llegaron a Paita y departieron con ella ratos amables, durante los cuales se refrescaron episodios, se hilvanaron reminiscencias y se brindaron con algunas copas de Oporto. Podemos citar, entre otros, a Giuseppe Garibaldi, el líder de la Unitá Italiana; don Ricardo Palma, escritor e historiador peruano; Domingo Faustino Sarmiento, ilustre escritor y político argentino y don Simón Rodríguez, el primer preceptor y el más conocido de los maestros que tuvo Bolívar en su primera juventud; pintoresco y estrafalario personaje que residía en un caserío cercano a Paita, y quien le alegraba las horas grises de penuria y le hacía olvidar los dolores del reumatismo articular que ya le aquejaban. Don Simón fue traductor en Jamaica, cajista de imprenta en Baltimore, artista de circo en Rusia, velero en Alemania y librero en Londres; vagabundo mental, desequilibrado y simpático, libertino completo y gran erudito, aunque saturara sus enseñanzas con el romanticismo sentimental de Rousseau. Para Manuelita tuvo que ser muy amables las visitas de este señor que era grato e incansable conversador, capaz de resucitar infinidad de recuerdos en esa mujer derrotada y melancólica.

Este hombre singular, cuando dictaba cátedra de anatomía en La Paz, y teniendo más de 60 años de edad lo hacía paseándose desnudo delante de sus alumnos, para que aprendieran las lecciones a lo vivo. Los atónitos discípulos no sabían qué admirar más: si las chifladuras desvergonzadas de su profesor o su extraordinaria resistencia a la pulmonía, cuando era capaz de semejantes desplantes en una ciudad que a 4.000 metros de altura sobre el nivel del mar, tiene una temperatura de refrigerador.

La miseria fue la fiel compañía de la Libertadora; prácticamente había quedado casi inválida al fracturarse una pierna en un accidente que tuvo al bajar la escalera de su casa. Ya no podía valerse por sí misma, como tampoco trabajar, y tuvo que aceptar la caridad de de los modestos y buenos amigos para poder subsistir. Para ella, este tiempo, el del olvido y el silencio tuvo que ser infinitamente triste, y con toda seguridad, en sus largas horas de soledad, el temple de su alma cedió alguna vez al embate del sufrimiento, en las oscuras noches de Paita, sólo sacudidas por las brisas marinas, el rumor de las olas y el grito lejano de las gaviotas.

Una fosa común para una mujer poco común

Por fin vino el término de esta vida tormentosa; el descanso definitivo llegó en una epidemia de difteria que diezmó la población y contagió a Manuela y a su fiel Jonatás, que la acompañó hasta el último momento. Hubo necesidad de abrir fosas comunes para enterrar sus cadáveres, y a uno de esos sepulcros anónimos fuero a dar los despojos mortales de Manuelita, quien falleció el 23 de noviembre de 1856. Manuela fue el personaje femenino que mayor influencia tuvo en el periodo crucial de la historia de Colombia. Influencia de contrastes entre el heroísmo y la fogosa pasión que brotó de su ser, y dentro del cual mostró diversas facetas de una personalidad pocas veces tierna, muchas veces maligna, pero siempre leal y valerosa, capaz de todos los sacrificios, de todas las audacias.

Al morir Manuela y entrar a la historia con su bagaje de méritos innegables y de pecados sin arrepentimiento, podemos cerrar esta síntesis de su vida con las palabras de un ilustre historiador colombiano: “Como todas las grandes enamoradas, como todas aquellas que consumieron lo mejor de sí mismas en el ara ardiente de la pasión, Manuelita Sáenz pudo también decir que su muerte era su comienzo”. (Norberto Serrano Gómez, Manuel Menéndez Ordoñez)

 

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TLC de Colombia no es una ola de oportunidades; son diversas

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Jaime Lustgarten - Empresario - Barranquilla, Colombia

 

Autor: Jaime Lustgarten

Los tratados de libre comercio con Correa del Sur y otros países de Asia nos presentan aparentemente una mayor apertura y oportunidad para Colombia.

Creo estos acuerdos de comercio si bien no son prometedores en el corto plazo, son casi que una obligación para poder permanecer y seguir en esta nueva economía global, es decir, no podemos huir y salirnos del juego del comercio internacional en un mundo globalizado, hacerlo sería como dejar de respirar o autoliquidarnos.

El cambio brusco e inesperado que afecta la economía colombiana se debe buscar convertirlo en una ventaja para poder seguir compitiendo en ese mundo globalizado. Hay que ver el vaso medio lleno y no medio vacío.

Evidentemente la sobreproducción de petróleo de Estados Unidos logró inyectarle al mercado suficiente petróleo adicional para bajar los precios internacionales del mismo, y esa coyuntura trajo la reducción de las exportaciones de hidrocarburos colombianos, pero no es su volumen sino en su precio de venta final, y ello obliga a nuestra economía a unos ajustes que se dan no por la inteligencia económica del gobierno, sino por la escasez de la divisa en el país al reducirse notoriamente nuestras exportaciones.

TLC Colombia y lo que representa como oportunidadesEl principal ajuste es la reciente devaluación del peso, era inevitable, y trae sus ventajas y desventajas. Ahora muchos productos con alto contenido de mano de obra y materia prima colombiana serán más competitivos en el exterior, pero su volumen de venta no alcanzara a reponer el volumen de dólares que genera la industria petrolera.

Es posible que generemos mayor mano de obra en el país, y por esa vía mejoremos los ingresos de los trabajadores colombianos, y así mejoran paralelamente los salarios. Mejorando los salarios permitiremos que crezca la demanda de los productos fabricados en el país.

Algunos sectores económicos definitivamente serán más competitivos mientras otros deberán transformarse como ha venido sucediendo en algunas industrias donde los productores han pasado a ser comercializadores de sus propios productos, pero ahora son importados.

Con un dólar alto debe desestimularse el consumo de productos importados y mejorar la venta de lo nacional. Los empresarios deben aprender a ser recursivos y adaptarse al mundo globalizado, a buscar obtener utilidades transformando algunas empresas de productoras en ensambladoras o comercializadoras, o entrando en nuevas industrias donde podamos tener mayores ventajas, por ejemplo plantas procesadoras de pulpa de frutas, fabricas de muebles usando las maderas del país, cultivo de madera para la industria, fruticultura, lombricultura, piscicultura, pesca, fabricas de abonos, confecciones de prendas de vestir, artesanías, turismo, investigación y desarrollo de tecnologías aplicables en el sector agropecuario, en fin, se debe propender para que las empresas colombianas usen la mayor cantidad posible de materias primas del país y mano de obra colombiana en abundancia y así veremos mejorar los ingresos.

El tema de los tratados de comercio es como cualquier otra negociación que se haga, y depende de la visión y la manera como se negocie, buenos negociadores seguro obtendrán mejores resultados que cuando quienes lo hacen no representan los mejores intereses del país.

No sabemos si son lobistas de algunas empresas con fuertes lazos de amistad o políticos con quienes ostentan el poder. Creo los negociadores deben defender los intereses colectivos y en esa bolsa de posibilidades debemos pensar en el país en su conjunto, y no solo en pequeñas, medianas o grandes empresas, sino en la empresa mayor que es Colombia y sobre todo en el desarrollo de la Colombia olvidada.

Cuando la época de la apertura económica Colombia no estaba preparada. Es muy difícil prepararse para algo con un impacto tan fuerte en todo el mundo. Solo los países que tienen altos niveles de escolaridad, profesionalismo, investigación, pueden sortear estos cambios con menores traumatismos, y especialmente aquellos estados que no están imbuidos como nosotros en conflictos internos.

Ellos tienen desde luego mayor disponibilidad de recursos para atender temas trascendentales para el desarrollo como la educación y el mejoramiento tecnológico y logístico de sus países.

Colombia necesita modernizar mucho más sus puertos, construir miles de kilómetros de autopistas y vías terciarias, mejorar la movilidad interna con rutas acuáticas y trenes, impulsar el sector agropecuario de manera expedita, utilizar mejor sus recursos naturales, logrando integrar grandes poblaciones al desarrollo social y económico. Impulsar nuevas industrias para procesar gran parte de la producción nacional y exportar millones de toneladas de alimentos y productos agroindustriales.

Regresando al tema del petróleo, si analizamos de cerca los cambios del mercado, puedo asegurar que gracias al chantaje de la Opec y países socios como Venezuela, la producción mundial de petróleo se mantenía congelada para obligar a precios altos. Era como un cartel que manipulaba el mercado. Países como China e India se verán favorecidos por ser grandes importadores de petróleo.

Estos precios demasiado elevados incentivaron la exploración y el uso de nuevas fuente de energía, ellos indujo al gobierno americano y su economía a buscar mejorar la producción mundial para obligar a bajar los latos precios, cosa que resulta de beneficio para ellos ya que ahora no solo son grandes productores, sino también grandes consumidores de la riqueza del mundo y de su país.

Finalmente los países como las personas debemos aprender a adaptarnos a los cambios o desapareceremos, no solo como economías autónomas sino como especie. Es importante que el dialogo fraterno entre colombianos fructifique, que se pueda lograr una paz cierta, evidente y duradera, y poder así fortalecer el campo y aumentar la producción de alimentos.

El petróleo no se puede comer, si fuese así en Venezuela hoy no tendrían los problemas que tienen, lo que mueve al mundo no es solo petróleo o el combustible o energía para las maquinas, son los alimentos y la salud lo que mejora la calidad de vida de las personas, y un medio ambiente sano y la paz lo que permite realmente progresar.

Si Santos logró la reelección no fue por su carisma y discurso, fue por la sola idea de la paz en un país cansado de la guerra. Fue por la estrategia de algunos políticos que sabían que la única salida de Colombia está en lograr la paz.

No quiere decir que el chantaje de la guerra de la Farc no sea condenable, ni que debamos aceptar todas sus cacareadas peticiones y condiciones; hay que endurecer las pretensiones del gobierno y ablandar las de los subversivos, pues de otra manera en este país seguiremos siendo vulnerables al chantaje del terrorismo y la guerra.

Debemos poner orden fortaleciendo nuestras cortes e instituciones democráticas. Creo por ello que las economías son tan fuertes como sus instituciones y tan estables como sean sus gobiernos. La economía y la política van siempre de la mano, pero lo ideal es que haya justicia social para que perduren en el tiempo.

 

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El negocio del Gas que encenderá verdades

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Gustavo Álvarez Gardeazábal - Escritor - Tuluá, Colombia

 

Autor: Gustavo Álvarez Gardeazábal

Sin gasoductos unos pocos se llenan los bolsillos y los demás colombianos pagamos sin protestar

Desde cuando estaba desempeñándose como ministro de Minas el actual ministro de Hacienda Mauricio Cárdenas, se está hablando de la necesidad de que Colombia construya gasoductos para poder llevar el producido de los distintos pozos en producción, más los que están descubriendo, a los sitios de consumo o a los puertos de exportación.

Fogones de una estufa a gasMientras tal desidia se iba cometiendo, al país le metieron el gas por ojos nariz y garganta. Con el cuento de que es más barato cocinar con gas, que el calentador de gas gasta menos que el de electricidad y que movilizar un carro de servicio público con gas es más económico que con gasolina, nos volvieron adictos de las redes de gas.

El presidente de Celsia, la empresa energética de los paisas, acaba de denunciar con grandes titulares que a la vuelta de dos años no habrá gas suficiente y que la planta de transformación de gas importado que están montando deberá ser usada para suplir la falta de gasoductos.

Bueno es culantro pero no tanto. Si las trasportadoras de gas y dueñas de los gasoductos gozan de unas triquiñuelas legales que no promueven o evitan la construcción de gasoductos, pues desbaraten esos estorbos

Si vamos a tener que importar el gas, nos lo van a cobrar mas caro y como para la gasolina y el ACPM no hay solución, nos vamos a quedar consumiendo los combustibles más costosos del mundo.

Eso se sabía. La solución era construir gasoductos. No los hicieron porque el negocio de importar gas le servía mas a los que orientaron la política energética del país. Por eso vamos para donde vamos. Porque unos pocos se llenan los bolsillos y los demás colombianos pagamos sin protestar.

 

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General Rosso José Serrano Cadena: Un policía "envelezado" con su profesión

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Autores: Álvaro Serrano Duarte - Juan Carlos Rueda Gómez

Un grupo de chicuelos, no más de diez, discute animadamente sobre lo que harán durante el día para aprovechar al máximo las vacaciones extras ocasionadas por las fiestas que se celebran en el pueblo.

Iglesia Atravesada hoy conocida como Catedral Nuestra Señora de las Nieves, Vélez, Santander, ColombiaSe encuentran apostados frente al almacén de Doña Ana Dolores Cadena de Serrano, y uno de sus hijos, Rosso José, comparte con ellos propuestas de modificación de las condiciones de uno de sus juegos preferidos.

Los habitantes de Vélez están de plácemes por que es el mes de agosto y se celebran las fiestas que le merecen al pueblo el calificativo de "Capital Folclórica de Colombia".

Por todas partes se ve la gente luciendo sus mejores pintas; músicos afinando tiples, guitarras y requintos; hermosas muchachas, acompañadas de una que otra tía o hermano mayor, llevando flores en canastillas de mimbre, rumbo a la plaza central para participar en los distintos concursos del "Festival del Tiple y la Guabina".

Van tarareando y puliendo las coplas que ellas mismas han compuesto sobre temas del diario acontecer, chismes, noticias que llegan de lejos o alabando los frutos de la región.

Otras personas arriban al pueblo con sus productos agrícolas. Vienen con sus cónyuges e hijos y sus animales de carga.

El ambiente está preñado de deliciosos aromas de flores, frutas y, sobre todo, con el delicioso olor de la guayaba, materia prima del producto más importante de toda la región: El Bocadillo Veleño, delicioso manjar que ha adquirido merecida fama a nivel nacional e internacional.

Son las diez de la mañana y la temperatura de Vélez se ha ido subiendo en el alma de sus habitantes, contrastando con los 15°C del ambiente. La Iglesia Atravesada, —considerada patrimonio arquitectónico— se ve más hermosa que nunca; todo en Vélez es alegría.

En el almacén de Doña Ana Dolores los clientes entran y salen presurosos en busca de lo necesario para completar el atuendo fiestero. Las actividades del Colegio Universitario, institución fundada por el General Francisco de Paula Santander, están suspendidas durante las festividades.

Por eso aquellos jovencitos están apostados en la esquina. Rosso José distinguido por sus amiguitos como el líder en el juego de policías y bandidos que durante años han organizado en La Laguna Neira o en la Cueva de los Indios.

Ahora como adolescente puede ir un poco más lejos: al Puente de Piedra o al monumento donde se ofició la primera misa en el territorio nacional en los albores de la conquista, cuando Vélez se constituyó en una de las primeras poblaciones fundadas por los españoles.

Las oficiales de servicio recien graduadas en compañia del entonces señor Mayor Rosso José Serrano Cadena.A sus quince años, Rosso José es un jovencito que no conoce de bares, ni fiestas nocturnas, ni billares. Todos los de su edad cuentan únicamente con su imaginación y su torrente de energía para derrocharla en juegos, corriendo por los potreros, nadando saltando cercas, subiendo peñascos, recolectando frutas silvestres o corriendo por las pendientes del pueblo. Sólo cuando cumpla los 21 años podrá tener derecho a otros goce de juventud.

Alimentado con leche recién ordeñada, abundantes frutas y ayudando en el cuidado de la finca que tiene su padre a unos pocos kilómetros del casco urbano, el futuro General ha preferido siempre corretear a las "bandas de delincuentes".

Algunas veces le ha tocado hacerlo solo, porque el papel de policía no es del agrado de sus compañeros de juegos, como tampoco lo son los policías de verdad para los habitantes de la región, a quienes llaman despectivamente chulavitas, por las funestas acciones de la policía politizada y abyecta al servicio de regímenes oscuros y nefandos de ingrata recordación.

La Provincia de Vélez, es un sector limítrofe con Boyacá, conformado por las poblaciones de Barbosa, Puente Nacional, Jesús María, Florián, Bolívar, La Paz, La Aguada, Guavatá, Vélez, Güepsa, Cimitarra, Landázuri y Puerto Parra.

Por la época está en boga comentar los actos bandoleros de los liberales José del Carmen Tejeiro y Antonio Jesús Ariza, y de los conservadores Serafín Díaz y Ángel María Colmenares.

Igualmente siguen escuchándose, en voz baja, las conversaciones de los mayores, que hablan de la "Conspiración de Mayo", en la que algunos militares y policías se rebelaron porque consideraban la cesión del poder, por parte del General Rojas Pinilla a una Junta Militar, como un acto de traición a su ideario, al ver claramente un simple acto de transición que permitiría la recuperación del poder por parte de la oligarquía, mediante un disfrazado "proceso electoral", cuyo primer ganador sería Alberto Lleras Camargo, dando inicio a la alternación liberal - conservadora en el poder, llamada Frente Nacional.

El 30 de Abril de 1958, la emisora "Ondas del Fonce" de San Gil trasmitió las arengas y noticias de que el partido conservador iba camino a tomarse el poder y ya se encontraba gobernando en todas las poblaciones de Santander y Boyacá, lo cual solo era cierto en esa ciudad.

Pero dos días después, el 2 de mayo, el Teniente Coronel Hernando Forero Gómez (fundador del Batallón de Policía Militar), uno a los más distinguidos miembros de la fuerza pública, además de experto en inteligencia, es quien ordena capturar a cuatro de los cinco integrantes de la Junta Militar.

Días después, restaurado el orden, se ordenó la detención de los uniformados implicados en la conspiración, entre los cuales se hallaba el famoso Teniente Alberto Cendales, pero todos lograron fugarse.

Simultáneamente surgen otros oscuros personajes cuyas acciones despiertan una oleada admiración entre el pueblo, que los apoya en su lucha contra el gobierno: Efraín González, oriundo de la vereda "Cachovenao" del municipio de Jesús María, es el adalid conservador que perseguirá y frenará al forajido Carlos Bernal, de militancia liberal.

Al lado de González, hacen equipo Laureano Ariza, alias "Paterrana", Salvador González, alias "El Largo" y Humberto "El Ganso" Ariza.

General Rosso José Serrano Cadena cuando era director de la Policía Nacional de ColombiaA Rosso José, el papel de policía en los juegos no lo desprestigia, como sí terminan "perdiendo" los "ladrones y bandidos" que él capture en sus redadas por los campos sembrados de guayabos, naranjos, arrayanes, cañaduzales... porque según las reglas, si él los alcanzaba quedaban convertidos automáticamente en policías. Pero tenía que estar atento, porque si los "nuevos agentes" eran sorprendidos por los enemigos, se tenían que sumar nuevamente al bando contrario.

Aunque últimamente le ha tocado que esforzarse mucho más, porque algunos se dejan capturar por él para favorecer a sus "enemigos", ya que Rosso José es más veloz y astuto en sus capturas y sólo trampeando pueden hacer que el juego no termine tan rápido.

Aprovechando que están todos reunidos en la esquina, les anuncia muy severo:

— El juego de policías y ladrones tiene que cambiarse...

— ¿Por qué? ¿Es que ya no quiere ser el policía...? —interrumpió uno de sus amigos—.

—Nóooo. ¡No sea pingo! eso nunca. Lo que pasa es que he visto que están jugando sucio y así la vaina se vuelve aburridora. Yo los agarro y resultan haciendo trampa. Así que si quieren que siga haciendo de Comandante de Policía, tienen que aceptar las reglas de la Policía, así como los ladrones aceptan las reglas de los ladrones.

—A mí no me parece... —Dijo quien hacía el papel de jefe de la "banda"—.

—Mire, Rosso José, allá vienen dos chulavitas a los que puede meter como sus compañeros...—agregó con sorna otro de los amigos—.

Rosso José volteó a mirar y vio venir a los hermanos Hugo y Jaime Tirado, quienes vestían impecablemente el uniforme de la Policía de Caballería, con sus botas de media caña, espolones, sombrero de tela, y cinturón ancho del cual colgaban relucientes revólveres.

Caminaban con el acento y el garbo propios de hombres guerreros, con la frente en alto y mirada imperturbable. Todos los muchachos callaron y voltearon para no mirarlos.

Rosso José, en cambio, se puso de pies y con gesto orondo hizo sonar sus chocatos contra el suelo empedrado de la calle, mientras levantaba su mano derecha llevándola a la sien, en actitud de saludo militar. Los hermanos Tirado se miraron entre sí y, aunque un poco extrañados, respondieron con el mismo ademán al muchacho.

Del grupo de jóvenes surgieron inicialmente unas risillas socarronas, pero al alejarse los agentes, todos estallaron en risotadas y expresiones burlonas contra Rosso José por haber saludado a aquellos en aparatoso gesto militar.

Los hermanos volvieron a mirarse sin detener su marcha comentándose:

—Parece que el hijo de Don Julio y Doña Ana Dolores tiene ganas de ser policía...-Dijo uno—.

—Yo no creo... por las risas sólo parece un juego de chinos...nosotros somos los únicos de este pueblo que nos atrevimos a ser policías y no creo que alguien más sea capaz de soportar las burlas que hemos aguantado.—dijo el otro hermano—.

Molesto por la actitud irrespetuosa de sus compañeros de juego, Rosso José se dispuso a retirarse para entrar en el almacén de su mamá. Pero sus amigos le detuvieron al notar su enojo y para intentar congraciarse con él, uno de ellos le dijo:

—Bueno, mi comandante... está bien ¿cuáles son las nuevas condiciones del juego?

El General Rosso José Serrano cuando presentaba ante los medios de comunicación a uno de los mayores capos del cartel de CaliEntendiendo que la actitud de sus amigos era propicia para imponer sus condiciones y así modificar las reglas del juego de policía y ladrones del siguiente domingo, Rosso José se trepó al andén frente a todos y les dijo:

—Yo le jalo otra vez si los que capture quedan por fuera del juego...

—...y si capturamos a alguno que juegue con usted como policía.... —Preguntó uno de los que actuaban COMO malhechores—.

—Pues, ustedes verán. Ustedes son los del otro bando. Pero en mi equipo de policías no quiero traidores al juego. Si somos policías, no está bien hacer trampa, así como a ustedes no les gusta que alguno los traicione. Si antes jugábamos convirtiendo en policías a los capturados, ahora yo escojo a quienes verdaderamente quieran jugar como policías honestos. Piénsenlo, y si se deciden, el domingo nos vemos.

Acto seguido les dio la espalda y entró en el almacén. Sus amigos se miraron entre sí y alzaron los hombros en señal de aceptación. Le conocían. como un muchacho de pocas palabras, pero firme en sus decisiones.

A partir de entonces, los encuentros fueron más esporádicos ya que la edad los obligaba a asumir compromisos laborales más pesados y, además, esos juegos eran propios de niños de pantalón corto.

Rosso José, de diecisiete años y cursando cuarto de bachillerato, toma la firme decisión de ingresar a la Policía Nacional. Para ello, le pide a su tío Miguel Vargas, conductor de un camión transportador de cerveza, que lo lleve a Bogotá, pagándose el viaje trabajando como ayudante.

En Bogotá se instaló en casa de Segundo Fandiño, otro familiar, quien le guió por la capital para tramitar sus documentos de ingreso a la Escuela de Policía General Santander.

Corría el año de 1960: Cumplidos los trámites, Rosso José no veía la hora de iniciar sus estudios, pero el cambio de clima lo enfermó de amigdalitis y dada la gravedad, que podría impedirle cumplir sus sueños, no tuvo más remedio que hacerse operar de caridad en el Hospital La Samaritana.

Solamente llevaba ocho días de convalecencia, cuando fue llamado a filas. Casi sin poder hablar y sufriendo los rigores de la milicia, el clima congelante de la sabana de Bogotá en las madrugadas, bañándose al aire libre, se resistía con estoicismo y tozudez al desaliento.

—¡Rooossso...Rooosssso...! Gritaban cantando sus compañeros en forma burlona, por ser su nombre único en todo el contingente. Pero él se mantenía impasible y les respondía también cantando...—

...y prooonntooo meee diiirán Geeenneeralll Roosssooo...yaaa me veeeránnn... güeeeevooonees -

Como tantos niños, el día de su nacimiento -30 de Agosto de 1,942- también señaló el nombre con el que debía ser bautizado. El padre Gómez, párroco de Vélez, buscó en el santoral y halló que en tal fecha se celebraba la fiesta de Santa Rosa de Lima. Rosso era su mejor inspiración para rendirle tributo.

En su condición de policía raso escuchó su nombre como si fuese un apodo, pero a medida que era repetido tantas veces, le fue gustando, porque resultaba inequívoco que quién ganaba los méritos y condecoraciones, ascensos y reconocimientos era un solo Rosso... Rosso José Serrano Cadena.

Hoy, sentado en un gran salón de reuniones del alto mando policial en Colombia, compartiendo su vidá y vivencias con un par de paisanos que le escuchan atentos, recuerda cada uno de sus éxitos profesionales y también sus dificultades para cumplir el sueño de llevar a la cumbre en organización, lealtad, profesionalismo y eficacia a un cuerpo armado que desde hace 50 años estaba sumido en la corrupción y la malquerencia de la ciudadanía.

Ha sido una tarea titánica en la que el General Serrano reconoce el aporte de todos aquellos compañeros suyos, de diferente rango, que se sintonizaron con su empeño: hacer realidad los ideales del cuerpo policial.

El haber recibido la máxima condecoración —nunca antes dada a un colombiano— de "El Mejor Policía del Mundo", es una gran calificación que magnifica su profesionalismo y capacidad de gestión.

Y cuando tocamos el tema familiar, desaparece de su rostro militar la severidad del guerrero y aparece el alma cándida y tierna que expresa su amor a Hilde Ebers, su esposa y madre de sus hijos Claudia, Franz y Jorge. Se enternece aún más pronunciando el nombre de sus nietos Juan Nicólás, Jorge Luis y Juan Pablo.

Por los corredores y oficinas de su "bunker", el Comando Central de la Policía Nacional, se observa el fragor y celeridad de un aparato administrativo gigantesco que vela por el desarrollo institucional impuesto por este hombre de baja estatura, que mantiene intacta su esencia campesina, aún después de haberse codeado con los más grandes jefes policiales, militares y estadistas del mundo.

Es un hombre realmente consecuente con su nombre: irradia un candor que a todos subyuga por su trato sencillo y afable, libre de presuntuosas actitudes; que es temido por mafiosos y malhechores que se espantan cuando todos sus oficiales, suboficiales y agentes rasos acatan las directrices de persecución y aprehensión.

Logros que han sido registrados en todos los medios de comunicación de Colombia y el exterior. En su rostro se asoma ahora la tristeza. De manera muy comedida nos pide que le dispensemos porque debe atender algunos asuntos de suma gravedad que exigen su atención personal, y al despedirse nos conmueve su consejo:

—Me gustaría que mi historia sea relatada con la sencillez del realismo campesino.

Después de tantos añios de haber salido de mi tierra, aún sigo recordando los consejos de mis papás: "La sinceridad es consigo mismo, no sólo con los demás". Esa es la base fundamental para realizar lo que uno se proponga, haciéndolo con transparencia, constancia y agrado.

Al salir de su oficina y pasando frente a un puesto de revistas, leímos el titular de un periódico capitalino: "Asesinados cuatro policías en ataque guerrillero".

En ese momento comprendimos el motivo de su tristeza. Nos lo imaginamos compungido, pero no derrumbado: Seguramente estaría escuchando a través de alguno de los doce teléfonos que hay en una mesa contigua a su escritorio, las quejas y el llanto de las madres, esposas e hijos de tantos policías que mueren diariamente en este país defendiendo el ideal de una nación que anhela la paz.

Ya no es el juego de niños en el que Rosso José correteaba por montes y quebradas, entre cañadulzales, guayabos y naranjales a sus amigos que fingían ser bandidos. Ahora es una permanente lucha por evitar que sus dirigidos caigan en la tentación de traicionar su juramento patriótico y por aprehender a aquellos que asumen el nefasto rol de narcotraficantes, corruptos, secuestradores, guerrilleros, paramilitares, ladrones, asesinos, terroristas y demás alimañas que se esconden en las ciudades y campos de Colombia.

Tampoco es, como en su pasado infantil y juvenil, un juego con igualdad de recursos, como los palos que servían de fusiles, disparados con la fuerza de sus voces, buscando huellas en el terreno, montándose a los árboles más altos para atisbar el paso de sus "enemigos".

Ahora son armas de verdad que matan niños, ancianos y mujeres; son enemigos de verdad; indolentes y desalmados, que arrasan poblaciones enteras sin conmiseración. Son bastardos que se abrogan tareas que nadie les ha conferido, supuestamente defendiendo al pueblo; alimentando su filosofía con el dolor, sembrando pobreza y desesperación; mutilando y matando campesinos y trabajadores humildes que caen por la acción nefasta de sus bombas y minas quiebra-patas, derramando petróleo en campos y ríos; asolando al país y victimizando a la población inerme con el secuestro, las masacres, la tortura, el abigeato, la extorsión y el boleteo.

Como un todo delincuencial, disfrazan con máscaras de supuesto altruismo la oprobiosa saña y la maldad sin limites de sus acciones; un mar de lágrimas y sangre inunda a una Colombia llena de seres impotentes que imploran una justicia que parece no llegar nunca; un presupuesto que no alcanza porque se queda en los bolsillos de los corruptos, que ahora se organizan en un nuevo cuerpo delictivo asesinando, jueces, investigadores y periodistas que osen dar a conocer a sus escondidos cabecillas y que aprovechan la desesperación que causa la lucha fratricida de mafiosos, paramilitares y guerrilleros, para mantenerse incólumes en el anonimato.

Afortunadamente, contamos con un hombre excelso como Rosso José para que sus ideas, experiencia y bondad sigan siendo la semilla que crezca en el inmediato futuro, siendo el genuino y principal gestor de un anhelo personal: Construir la Escuela de Policía Especializada, en su tierra natal, Vélez, con capacidad para 600 nuevos hombres que asumirán el reto de hacer más grande a Colombia.

Escuela de la cual espera su inauguración antes de un año y donde se ve anticipadamente dictando cátedra después de su retiro.

Por eso es un hombre que se mantiene en el éxito: "...porque salir de la policía no es mi final... es el comienzo de una nueva etapa, tan hermosa y satisfactoria como todas las que he tenido como niño, joven, adulto... campesino, estudiante, policía, esposo, padre y abuelo...

El anhelo personal del General Rosso José Serrano Cadena: Construir la Escuela de Policía Especializada, en su tierra natal, Vélez, con capacidad para 600 nuevos hombres que asumirán el reto de hacer más grande a Colombia.

 

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Colección de Pinturas Impresionistas en Museo Thyssen Bornemisza

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Autor: Desconocido

¿Qué es el arte impresionista?

Claude Monet, Impresión: soleil levant, 1872–1873 (París, Museo Marmottan Monet). Cuadro al que debe su nombre el movimiento.Aunque el término Impresionismo se aplica en diferentes artes como la música y la literatura, su vertiente más conocida, y aquella que fue la precursora, es la pintura impresionista.

El movimiento plástico impresionista se desarrolló a partir de la segunda mitad del siglo XIX en Europa —principalmente en Francia— caracterizado, a grandes rasgos, por el intento de plasmar la luz (la «impresión» visual) y el instante, sin reparar en la identidad de aquello que la proyectaba.

Es decir, si sus antecesores pintaban formas con identidad, los impresionistas pintarán el momento de luz, más allá de las formas que subyacen bajo este.

El movimiento fue bautizado por la crítica como Impresionismo con ironía y escepticismo respecto al cuadro de Monet Impresión: sol naciente. Siendo diametralmente opuesto a la pintura metafísica, su importancia es clave en el desarrollo del arte posterior, especialmente del postimpresionismo y las vanguardias.

¿Y el Museo Thyssen Bornemisza?

El Museo Thyssen-Bornemisza es una pinacoteca de maestros antiguos y modernos ubicada en Madrid (España). Su existencia se debe al acuerdo de arrendamiento (1988) y a la posterior adquisición, por parte del Gobierno español (1993), de una amplia selección de la colección privada reunida por la familia Thyssen-Bornemisza a lo largo de 70 años.

Este fondo artístico aportó una larga lista de artistas extranjeros hasta entonces ausentes de los museos españoles, desde el gótico (Duccio, Jan van Eyck) hasta el pop art y los años 80 (Roy Lichtenstein, Lucian Freud), por lo que vino a complementar a los dos principales centros estatales, el Prado y el Reina Sofía.

Inaugurado en 1992, el Museo Thyssen-Bornemisza conforma con ellos el Triángulo del Arte, acaso la concentración pictórica más importante de Europa. Es uno de los museos españoles de mayor éxito; en 2012 expidió más de 1,25 millones de entradas, situándose entre los más visitados del mundo.

En la presentación que aparece más abajo, vas a ver algunos cuadros de pintores impresionistas, y que se encuentran en el Museo Thyssen-Bornemisza, en España. Los pintores son:

  • Camile Corot
  • Eugene Delacroix
  • Gustav Klint
  • Claude Monet
  • Camille Pissarro
  • John Singer
  • Berthe Morisot

 

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Mujer centenaria demostró que vivir bien depende de lo que piensas

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Autor: Desconocido

Entrevista a Rita Levi Montalcini

¿Cómo celebrará sus 100 años?

Rita Levi Montalcini - Ah, no sé si viviré, y además no me placen las celebraciones. ¡Lo que me interesa y me da placer es lo que hago cada día!

-¿Y qué hace?

- Trabajo para becar a niñas africanas para que estudien y prosperen ellas y sus países. Y sigo investigando, sigo pensando...

- No se jubila.

- ¡Jamás! ¡La jubilación está destruyendo cerebros! Mucha gente se jubila, y se abandona... Y eso mata su cerebro. Y enferma.

- ¿Y cómo anda su cerebro?

- ¡Igual que a mis 20 años! No noto diferencia en ilusiones ni en capacidad. Mañana vuelo a un congreso médico...

- Pero algún límite genético habrá...

- No. Mi cerebro pronto tendrá un siglo..., pero no conoce la senilidad. El cuerpo se me arruga, es inevitable, ¡pero no el cerebro

- ¿Cómo lo hace?

- Gozamos de gran plasticidad neuronal: aunque mueran neuronas, las restantes se reorganizan para mantener las mismas funciones, ¡pero para ello conviene estimularlas!

- Ayúdeme a hacerlo.

- Mantén tu cerebro ilusionado, activo, hazlo funcionar y nunca se degenerará.

- ¿Y viviré más años?

- Vivirá mejor los años que viva, que eso es lo interesante. La clave es mantener curiosidades, empeños, tener pasiones...

- La suya fue la investigación científica...

- Sí, y sigue siéndolo.

- Descubrió cómo crecen y se renuevan las células del sistema nervioso...

- Sí, en 1942: lo llamé “nerve growth factor” (NGF, Factor de Crecimiento Nervioso), y durante casi medio siglo estuvo en entredicho, ¡hasta que se reconoció su validez y en 1986 me dieron por ello el premio Nobel.

- ¿Cómo fue que una chica italiana de los años veinte se convirtió en neurocientífica?

- Desde niña tuve el empeño de estudiar. Mi padre quería casarme bien, que fuese buena esposa, buena madre... Y yo me negué. Me planté y le confesé que quería estudiar...

- Qué disgusto para papá, ¿no?

- Sí. Pero es que yo no tenía una infancia feliz: me sentía patito feo, tonta y poca cosa... Mis hermanos mayores eran muy brillantes, y yo me sentía tan inferior…

Rita Levi-Montalcini fue una neuróloga y política italiana. Obtuvo la licenciatura en medicina y el doctorado en neurocirugía.- Veo que convirtió eso en un estímulo...

- Me estimuló también el ejemplo del médico Albert Schweitzer, que estaba en África para paliar la lepra. Deseé ayudar a los que sufren, ¡ése era mi gran sueño...!

- Y lo ha hecho... con su ciencia.

- Y, hoy, ayudando a niñas de África para que estudien. Luchemos contra la enfermedad, sí, ¡pero todo mejorará si acaba la opresión de la mujer en esos países islamistas...!

- La religión ¿frena el desarrollo cognitivo? (del conocimiento)

- Si la religión margina a la mujer frente al hombre, la aparta del desarrollo cognitivo.

- ¿Existen diferencias entre el cerebro del hombre y el de la mujer?

- Sólo en las funciones cerebrales relacionadas con las emociones, vinculadas al sistema endocrino. Pero en cuanto a las funciones cognitivas, no hay diferencia alguna.

- ¿Por qué todavía hay pocas científicas?

- ¡No es así! ¡Muchos hallazgos científicos atribuidos a hombres los hicieron en verdad sus hermanas, esposas e hijas!

- ¿De veras?

- No se admitía la inteligencia femenina, y la dejaban en la sombra. Hoy, felizmente, hay más mujeres que hombres en la investigación científica: ¡las herederas de Hipatia!

- La sabia alejandrina del siglo IV...

- Ya no acabaremos asesinadas en la calle por monjes cristianos misóginos, como ella. Desde luego, el mundo ha mejorado algo...

- Nadie ha intentado asesinarla a usted...

- Durante el fascismo, Mussolini quiso imitar a Hitler en la persecución de judíos... y tuve que ocultarme por un tiempo. Pero no dejé de investigar : monté mi laboratorio en mi dormitorio... ¡y descubrí la apoptosis, que es la muerte programada de las células!

- ¿Por qué hay tan alto porcentaje de judíos entre científicos e intelectuales?

- La exclusión fomentó entre los judíos los trabajos intelectivos: pueden prohibírtelo todo, ¡pero no que pienses! Y es cierto que hay muchos judíos entre los premios Nobel...

- ¿Cómo se explica usted la locura nazi?

- Hitler y Mussolini supieron hablar a las masas, en las que siempre predomina el cerebro emocional sobre el neocortical, el intelectual. ¡Manejaron emociones, no razones!

- ¿Sucede eso ahora?

- ¿Por qué cree que en muchas escuelas de Estados Unidos se enseña el creacionismo en vez del evolucionismo?

- ¿La ideología es emoción, es sinrazón?

- La razón es hija de la imperfección. En los invertebrados todo está programado: son perfectos. ¡Nosotros, no! Y, al ser imperfectos, hemos recurrido a la razón, a los valores éticos: ¡discernir entre el bien y el mal es el más alto grado de la evolución darwiniana!

- ¿Nunca se ha casado, no ha tenido hijos?

- No. Entré en la jungla del sistema nervioso ¡y quedé tan fascinada por su belleza que decidí dedicarle todo mi tiempo, mi vida!

- ¿Lograremos un día curar el alzheimer, el parkinson, la demencia senil...?

- Curar... Lo que lograremos será frenar, retrasar, minimizar todas esas enfermedades.

- ¿Cuál es hoy su gran sueño?

- Que un día logremos utilizar al máximo la capacidad cognitiva de nuestros cerebros.

- ¿Cuándo dejó de sentirse patito feo?

- ¡Aún sigo consciente de mis limitaciones!

- ¿Qué ha sido lo mejor de su vida?

- Ayudar a los demás.

- ¿Qué haría hoy si tuviese 20 años?

- ¡Pero si estoy haciéndolo!

FOTOGRAFÍAS DE RITA LEVI-MONTALCINI

Las siguientes son algunas fotografías de Rita Levi-Montalcini en distintos momentos de su vida centenaria.

BIOGRAFÍA RESUMIDA DE RITA LEVI MONTALCINI

Rita Levi-Montalcini (Turín, 22 de abril de 1909 - Roma, 30 de diciembre de 2012)1 fue una neuróloga y política italiana. Obtuvo la licenciatura en medicina y el doctorado en neurocirugía. Al término de la Segunda Guerra Mundial emigró a los Estados Unidos, donde trabajó en el laboratorio Viktor Hamburger del Instituto de Zoología de la Universidad Washington en San Luis.

Rita Levi-Montalcini en su último año de vidaSu trabajo con Stanley Cohen sirvió para descubrir que las células sólo comienzan a reproducirse cuando reciben la orden de hacerlo, orden que es trasmitida por unas sustancias llamadas factores de crecimiento.

En 1986 obtuvo el Premio Nobel de Fisiología o Medicina, que compartió con Cohen. Fue senadora vitalicia, designada por el presidente italiano Carlo Azeglio Ciampi.

Datos biográficos

Nacida en Turín, fue la menor (junto con su hermana melliza Paola) de cuatro hijos de una familia sefardí. Su padre, Adamo Levi, bien dotado para las matemáticas, era de profesión ingeniero eléctrico y su madre, Adele Montalcini, pintora con gran talento.

Trabajó en una panadería para costearse los estudios hasta 1929, a pesar de su alergia a la levadura. Haciendo caso omiso a las exigencias paternas de no estudiar y de ser en cambio buena madre y esposa, en 1930 se matriculó en la Facultad de Medicina de Turín.

Se graduó con la máxima calificación (Summa cum laude) en 1936. Trabajó como ayudante del famoso histólogo italiano Giuseppe Levi hasta que en 1938 Benito Mussolini publicó el Manifesto per la Difesa della Razza, que prohibía a toda persona judía acceder a alguna carrera académica o profesional.

En el transcurso de la Segunda Guerra Mundial, montó un laboratorio en el dormitorio de su propio hogar, donde estudiaba el crecimiento de las fibras nerviosas en embriones de pollo, lo que le sirvió como base para futuras investigaciones. En 1943 se trasladó con su familia y su laboratorio a Florencia. En 1945 volvieron a Turín.

En septiembre de 1946 aceptó una invitación de la Universidad Washington en San Luis, bajo la supervisión del profesor Viktor Hamburger. Aunque en un principio la estancia tenía que ser por un solo semestre, se quedó 30 años. Fue allí donde hizo su trabajo de mayor importancia, acerca del factor de crecimiento nervioso (en inglés nerve growth factor, abreviado NGF), por el que acabaría recibiendo, junto a Stanley Cohen, el premio Nobel de Medicina. Se hizo profesora en 1958 y en 1962 estableció una unidad de investigación en Roma, y tuvo así que dividir su tiempo entre Roma y Saint Louis.

De 1961 a 1969 dirigió el Centro de Investigación Neurobiológica de Roma y de 1969 hasta 1978, el laboratorio de biología celular.

El 16 de octubre de 1999, fue nombrada Embajadora de Buena Voluntad de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO).

El 1 de agosto de 2001, Carlo Azeglio Ciampi, entonces presidente de la República Italiana, la designó senadora vitalicia. Murió en su casa de Roma el 30 de diciembre del 2012, a los 103 años de edad.

Frase o pensamiento de Rita Levi-Montalcini: "Por encima de todo, no temas difíciles momentos. El mejor viene de ellos.

 

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Gerardo Gómez Prada: Filosóficos pedalazos para espantar los fantasmas

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Autores: Álvaro Serrano Duarte - Juan Carlos Rueda Gómez

La lánguida luz de la pequeña lámpara de aceite, encima del mesón del comedor proyecta en las paredes de la estancia las sombras agigantadas de los comensales. De la cocina proviene el chisporroteo incesante de las brasas que arden en el fogón formado por tres piedras, sobre las cuales está firmemente apoyada una olla de barro.

Son aproximadamente las ocho de la noche y la fría brisa penetra ululando por las rendijas de la puerta. Una mezcla aromática de aceite quemado y leña ardiendo invade el comedor; mientras, una voz retumba:

Gerardo Gómez Prada - Comerciante, Dirigente Gremial, Deportista - Barranquilla, Colombia— ...de repente, a los lejos aparece un poderoso corcel negro que galopa nervioso... sobre sus fuertes lomos viene un hombre alto cubriendo su cabeza con un gran sombrero de anchas alas... sus ojos de fuego brillan en la oscuridad... una gruesa capa, negra como la noche, cuelga de sus hombros y ondea tras de sí como las olas de mar...

El movimiento ondulante de la luz del pabilo se detiene, como se corta el aliento de los ocho niños que escuchan de su padre la historia de espantos y fantasmas; en otras ocasiones, son fábulas de Mano Conejo y Mano Tigre. Los relatos regularmente son divididos en capítulos diarios que sus hijos piden sin cesar.

La algarabía de los niños pidiendo a su papá que continúe la narración es suspendida por la voz de una hermosa señora que sale de la cocina con dos humeantes platos de caldo en sus manos.

— Bueno, hijos: llegó la hora más sabrosa. Tómense el caldo y en seguida cada uno de ustedes va a recitar una estrofa del poema "La Flor y La Nube". Quien no sepa la parte que le corresponda, tiene que lavar los platos y limpiar la cocina —sentenció Doña Hermencia, madre de los niños—.

— Como son trece estrofas -terció Don Félix, a quien todos en Betulia apodan "Don Feliz", por su carácter dicharachero y alegre, siendo reconocido por sus dotes de gran bailarín y ejecutante del tiple y la bandola- les toca repartirse el poema así:

De mayor a menor, José María recita tres estrofas; a Lucila, Efrén y Laureano les toca de a dos; Gonzalo, Hilda, Félix José y Gerardo, recitan una cada uno.

El revuelo general de protesta de los niños no se hace esperar, porque consideran que a unos les ha tocado recitar más cantidad, y otros porque les corresponden las estrofas más difíciles.

¡ Silencio jóvenes!—ordenó Doña Hermencia—. Cuando yo escribí el poema no protesté porque me tocó hacerlo todo. Es más fácil recitarlo y menos necesario protestar por disfrutarlo así que... manos a la obra...

Pensamiento de Gerardo Gómez Prada: “La vida, cual bicicleta, hay que impulsarla pedalazo a pedalazo; con los manubrios bien asidos; tomando las curvas con cautela; no desfalleciendo ante las subidas y no precipitándose en las bajadas y con una visión clara del horizonte para mantenerse en el lote puntero”.De uno en uno, los muchachos se fueron poniendo de pies según les iba correspondiendo su fragmento:

1°.- José María:

"Sobre una estéril pradera en

diáfano azul del cielo,

cruzaba en rápido vuelo

una nube pasajera.

 

La vio pasar una flor

que abrasada se moría,

y en su penosa agonía

le dijo así con amor:

 

"Yo te bendigo! ¡La suerte

es conmigo generosa!

Dios te manda, nube hermosa,

a librarme de la muerte."

 

2°.- Lucila

 

"Joven soy, morir no quiero;

en tus bondades confió

una gota de rocío,

¡por piedad! ¡porque me muero!

 

Pero la nube orgullosa,

insensible volando...

“No puedo —Ojo pasando—,

servir a tan noble rosa.

 

3°.- Efrén:

 

-Que si todos los pesares

de las flores mitigara,

pienso que no me bastara

con el agua de los mares"

 

La flor exhaló un suspiro

y la nube en el momento,

agitada por el viento

siguió su rápido giro.

 

4°.- Laureano:

 

Cruzó la selva sombría,

cruzó también la ribera;

pero siempre en donde quiera

la tristeza la seguía.

 

Sintió al punto una profunda

e indefinible ansiedad;

y por fin tuvo piedad,

de la rosa moribunda.

 

5°.- Gonzalo:

 

Y del punto en que se hallaba

con rapidez se volvió.

Y a la pradera llegó

cuando la tarde expiraba

 

6°.- Hilda:

 

De la flor sobre la frente

tendió su ligero manto,

y regándola de llanto

suspiraba dulcemente:

 

¡Despierta, yo soy, despierta!

Yo traigo te traigo la alegría—.

Mas la flor no respondía.

La infeliz estaba muerta.

 

7°.- Félix José:

 

Guardad tan triste lección

en el alma desde ahora.

Hijos, mostrad al que llora,

una tierna compasión.

 

8°.- GERARDO:

 

Si el pobre a rogaros va,

no lo miréis con desdén...

Porque es muy triste hacer el bien

cuando inútil es, quizá.

Terminada la sesión de poesía todos gritaron, porque todos habían ganado. Pero como a continuación había que rezar el rosario, uno a uno fueron a la cocina a lavar su plato mientras sus padres terminaban de comer.

Luego de rezar las oraciones, todos se armaron de instrumentos musicales según correspondía a su imaginación infantil; por eso, una peinilla cubierta con papel metálico de cigarrillos fungía como trompera produciendo un sonido estridente y agudo; los taburetes se convirtieron en tambores; unos silbaban, otros cantaban y al unísono hacían palmas con sus manitas frías.

Las tapas de las ollas no se salvaron de convertirse en platillos mientras los más pequeños sonaban sus alpargatas contra el piso. Todos trataban de seguir el ritmo que su padre le imprimía al tiple y acompañar la voz melodiosa de su madre.

Al cabo de un rato el estruendo fue disminuyendo a medida que el sueño y el cansancio hacían mella y uno a uno se van retirando a dormir. Había culminado una jornada más. Gerardo Gómez compara hoy esa actividad familiar socio-recreativa-cultural-religiosa como la misma que hace la familia moderna frente a esa inconmovible caja de imágenes y sonidos que es el televisor, paradójicamente, uno de, los electrodomésticos a los que debe su éxito comercial— sólo que ahora no tiene el calor humano ni el poder de comunicación de aquella vivencia infantil.

Ya la familia no canta, le cantan; ya no cuentan cuentos de espantos, le muestran películas de terror... y todos terminan obsesionados con algún nuevo e inútil objeto que hay que comprar "para ser feliz" o simplemente estar a la moda.

También aprendió de su padre que, el miedo y el temor sólo deben experimentar en una historia de fantasmas. Porque en la vida real, éstas sensaciones son simples fantasmas que creamos en nuestra mente; que pueden hacer daño o ser inofensivos en la medida en que les demos importancia.

El miedo no existe en la naturaleza sino cuando nosotros mismos nos negamos la posibilidad de admirar las maravillas creadas por Dios.

Es una conclusión a la que Gerardo llegó a muy temprana edad y que empezó a aplicar desde cuando tenía que recorrer esos precipicios y lomas estériles donde escasamente germina uno que otro arbusto de uña de gato y algunos tercos cujíes que milagrosamente se enraízan entre las piedras.

Gerardo Gómez Prada y su esposa Nohemí Serrano de Gómez y su nietaSu padre se mostró siempre deseoso de que sus hijos estudiaran para que tuvieran un futuro diferente al suyo. Por ser el menor de los ocho hermanos, la difícil situación económica sólo le permitió cursar hasta 5° de Bachillerato en Zapatoca.

Pero su condición de estudiante no le impedía participar en ese esfuerzo por obtener ingresos extras para su propia manutención y la de los suyos.

Para ello, cargaba mercados en una zorra; y diariamente, camino al colegio, le tocaba repartir leche y de regreso recogía las cantinas vacías.

Aprovechaba los domingos para vender el periódico El Campesino, cuyo agente era el Cura Párroco de Zapatoca. Una de las condiciones era que, los ejemplares que no vendiera tenía que pagarlos de su bolsillo.

Allí comenzó a vislumbrar su agudeza como estratega comercial: debido a que compartía su trabajo de voceador con otro niño de su edad y para evitar que aquel le ganara, creó un sistema de distribución con crédito instantáneo, deslizando el periódico por debajo de la puerta de aquellos clientes con más "caché" social y económico, pasando más tarde a cobrarlo.

Conservando el secreto de su práctica mantuvo su liderazgo en las ventas. No conforme con todas estas actividades, desempeñadas eficientemente a pesar de sus escasos doce años de edad, se convierte en acólito.

Esto le representaba una verdadera odisea para cumplir sus deberes en la misa prima de las cuatro de la mañana, porque aquellos fantasmas y duendes de los cuentos de su padre se le aparecían en cada recodo del camino entre su casa y la iglesia.

Cualquier maullido de gato o el más leve aletear de una lechuza le helaban el alma y le ponían el corazón en la boca; no dudaba que eran los personajes de los cuentos de su padre que le perseguían hasta las puertas del templo.

Culminado su quinto de Bachillerato y estando prácticamente solo con sus padres, porque sus hermanos ya habían partido a otras ciudades buscando mejores condiciones de vida, Gerardo decide comentarle a sus padres que también desea ir a explorar otros horizontes.

Ellos aceptan con tristeza su decisión; se define el día de la partida y Gerardo se debate entre el agudo dolor de dejar solos a sus viejos queridos y la ansiedad por adivinar lo que le espera en su vida futura.

Haciendo acopio de fuerzas procede a amarrar con una cabuya de fique la caja de cartón en que su madre le empacó sus escasas pertenencias y sus mejores ropas. Son las cuatro de la mañana y hace un frío intenso. Sus padres lo abrazan y lloran al despedirlo. Gerardo finge resistir tan dolorosa despedida.

Lentamente camina hacia la carretera en las afueras de Zapatoca por donde pasará el bus de Roberto Gómez o el de su hermano Luis María, que hacían la ruta Zapatoca - San Vicente o uno de tantos carro-tanques que desde Barrancabermeja transportaban derivados del petróleo.

Mientras camina por el accidentado camino de herradura sus pensamientos van y vienen. Unos, dándole la orden de no dejar a sus viejos solos, otros que le impulsan a seguir adelante porque el mundo le dará todo lo que desee para cuidar de ellos.

Su alma parece estar alojada en la garganta, porque la tristeza y la amargura se sienten en el nudo doloroso que se forma en ella. Aunque normalmente el recorrido podía hacerse en 10 minutos, ahora recuerda que demoró cerca de una hora.

Fue una vía dolorosa en donde el suplicio de la soledad, dolor y sensación de orfandad eran extremos. Estaba solo, sin el amoroso apoyo de su padres. En Bucaramanga se aloja en casa de un primo, veterinario empírico, a quien le paga su estancia ayudándole y aprendiendo el oficio. Meses después se contacta con un distribuidor de productos veterinarios y alimentos concentrados, con quien trabaja simultáneamente en una granja y un almacén agropecuario en San Gil.

Posteriormente viaja en busca de sus hermanos Efrén, Hilda y Félix ya radicados en Bogotá. Deslumbrado por el ambiente libertino de la capital y dedicado a la actividad de administración de bares, no observa ninguna mejoría económica y decide cambiar a una actividad menos proclive a la vida licenciosa.

Procede a engancharse en una empresa distribuidora de electrodomésticos. Catálogo en mano iba calle arriba y calle abajo sin obtener ningún resultado. Durante cuatro semanas no logró vender absolutamente nada.

Y fue tanta su vergüenza por tan estruendoso fracaso, que prefirió pedirle a un compañero que le hiciera el favor de devolver en su nombre el catálogo y la lista de precios. Fue un suceso que hizo descender su auto estima a niveles jamás imaginados. Éste fracaso despertó en su hermana Hilda un sentimiento de solidaridad que la impulsó a obsequiarle un tiquete en tren hasta Santa Marta.

Fue un viaje tan largo como una vida, pero sirvió a su espíritu para templar el ánimo. Al llegar, otro primo lo hospeda en un negocio de residencias de su propiedad. Urgido por la necesidad, Gerardo se dedica a lo primero que le ofrecen: vender zapatos puerta a puerta.

Mientras recorría las calurosas calles de Santa Marta, llegó al almacén Coldest—el más acreditado en venta de electrodomésticos— y no pudo resistir el deseo de hablar con el gerente para solicitarle trabajo.

El propietario del establecimiento de manera muy amable le informó que de momento no estaba empleando vendedores. Gerardo averiguó por otros cargos, pero la respuesta fue un no rotundo. Realmente la empresa tenía el personal suficiente en todas la áreas de administración, ventas y cartera. Pero el muchacho siguió insistiendo.

Antes de que el gerente fuera a perder la paciencia por tanta tozudez, le hizo una propuesta

— ¿Sería posible que me permitiera trabajar para aprender y a cambio yo no le cobro sueldo? Es que se me ocurre que yo puedo ser útil y de paso aprendo...

— Bueno... bajo esas condiciones, le acepto la propuesta. Convenido que se presentaría al día siguiente, Gerardo salió del almacén pensando en qué lío se había metido. No lo podía creer ni él mismo: sin contrato, sin sueldo y sin garantía de ser empleado en el futuro.

Asumió el reto de cumplir para poner en práctica una frase que alguna vez había leído "Si usted quiere surgir, su deber es servir".

Debía darse a sí mismo todas las oportunidades. Y así fue. Estuvo un mes haciendo toda clase de labores en el almacén: patinaba documentos entre dependencias; ayudaba a cargar los camiones de entrega; contestaba el teléfono; se iba de pato a entregar pedidos, para así conocer mejor la ciudad; pedía a los mejores vendedores que le permitieran observar el procedimiento de ventas, etc.

Era el primero en llegar y el último en salir. Antes del año ya sabía todo el movimiento, desde la compra a proveedores hasta la venta final. De a poco fue logrando algunas ventas que le reportaron comisiones, con las cuales escasamente se sostenía, hasta que fue aceptado en la empresa como vendedor y poco a poco fue escalando posiciones ganando la confianza del propietario del almacén quien veía al intrépido muchacho aplicando aquel adagio de "hacer las cosas como si fueran propias".

Después de unos meses, ya tenía tanta importancia y se le daba tanta confianza, que se convirtió en el encargado de ir a Barranquilla a traer mercancías. Y las cosas empezaron a irle mejor cuando en 1973 asienta su espíritu enamorado la mujer que ama: Nohemí Serrano, una dama de gran talento, con quien tiene dos hijos Sandra Milena y Gerardo Andrés, hoy convertidos en exitosos profesionales.

Casado ya, construye su casa por partes según van llegando los ingresos. En 1977 en uno de sus viajes a Barranquilla, el propietario de Refricosta, un almacén de electrodomésticos se lo ofrece en venta. La propuesta le suena y se la comenta a su patrón quien ofrece aportar el 70% para comprar el negocio.

Como Gerardo no tiene dinero para el 30% restante, pide sus prestaciones sociales de 8 años de trabajo y vende la casa que tanto esfuerzo le había costado construir para aportarlo y dar su primer paso hacia la independencia.

Se traslada a Barranquilla con el nuevo estatus de socio-gerente. Pero Refricosta es un pequeño almacén que ocupa el último lugar en ventas en la ciudad. Implanta sistemas imaginativos y originales que poco a poco incrementan las operaciones, lo cual produce cierto escozor en la competencia.

A su oficina llega un anónimo en que le auguran la peor de las suertes; un futuro incierto donde era absolutamente imposible —según los términos del pasquín— que pudiera sostenerse en el dificil mercado.

La carta anónima le produjo, contrariamente a la intención del cobarde autor, el más vivo deseo de demostrar al mundo su inteligencia y amor propio. A partir de entonces trabajó con más ahínco y el éxito no demoró en asomar a su puerta. Aplicando a la vida diaria un método infalible, hoy le dice a quienes le piden un consejo para triunfar que sigan los siguientes pasos:

1.- Fíjese un objetivo definido:

a).- Claro

b).- Noble

c).- Posible

2.- Persevere diariamente en alcanzarlo

3.- Busque todos los medios que estimulen su entusiasmo para lograrlo

4.-No permita que nada ni nadie se interponga en el camino para lograrlo

5.- Aparte de si toda duda, persona o dificultad que le impidan alcanzar lo propuesto.

6.- Pídale a dios todos los días que le dé fuerzas y sabiduría para conseguir su objetivo

Su obsesión por lograr la independencia lo lleva a pedirle a su socio una mayor participación en el negocio, pero aquel no acepta lo cual lleva a la disolución de la sociedad, tras cuatro años de exitosos resultados.

El 1° de octubre de 1980, se hizo realidad el anhelado sueño de montar su propio almacén. Nace Diselco, que hoy luego de 19 años de vida y presencia activa en el mercado de la costa se ha convertido en una empresa que se proyectó hacia el futuro.

Pero lograrlo no ha sido fácil. La práctica diaria del ciclismo recreativo le ha llevado a desarrollar una filosofía magistral:

“La vida, cual bicicleta, hay que impulsarla pedalazo a pedalazo; con los manubrios bien asidos; tomando las curvas con cautela; no desfalleciendo ante las subidas y no precipitándose en las bajadas y con una visión clara del horizonte para mantenerse en el lote puntero”.

Sus inquietudes gremiales las ha desarrollado participando activamente en la conformación del Comité de Comerciantes de Electrodomésticos de Fenalco; siendo miembro del la Liga Recreativa de Ciclismo; fundando y dirigiendo el Club Ciclístico Delfos y actuando como Vice-Presidente de la Unión de Comerciantes —Undeco— durante tres períodos consecutivos, lo cual habla a las claras del espíritu de servicio que enmarca su existencia.

 

(…)

 

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Educación ciudadana y familiar, en casa; educación académica, en la escuela, colegio y universidad

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Autor: Desconocido

Un joven fue a solicitar un puesto importante en una empresa grande. Pasó la entrevista inicial e iba a conocer al director para la entrevista final. El director vio su Hoja de Vida o CV, y consideró que era excelente.

Y le preguntó: "

-¿Recibió alguna beca en la escuela?" el joven respondió:

-"No".

Una educación familiar determina el éxito de los hijos-"¿Fue tu padre quien pagó tus estudios? "

-" Si."-respondió.

-"¿Dónde trabaja tu padre? "

-"Mi padre hace trabajos de herrería."

El director pidió al joven que le mostrara sus manos .

El joven mostró un par de manos suaves y perfectas.

-"¿Alguna vez has ayudado a tu padre en su trabajo? "

-"Nunca, mis padres siempre quisieron que estudiara y leyera más libros. Además, él puede hacer esas tareas mejor que yo.

El director dijo:

-"Tengo una petición: cuando vayas a casa hoy, ve y lava las manos de tu padre, y luego ven a verme mañana por la mañana."

El joven sintió que su oportunidad de conseguir el trabajo era alta. Cuando regresó a su casa le pidió a su padre que le permitiera lavar sus manos.

Su padre se sintió extraño, feliz pero con sentimientos encontrados y mostró sus manos a su hijo. El joven lavó las manos poco a poco. Era la primera vez que se daba cuenta de que las manos de su padre estaban arrugadas y tenían tantas cicatrices. Algunos hematomas eran tan dolorosos que su piel se estremeció cuando él la tocó.

Esta fue la primera vez que el joven se dio cuenta de lo que significaban este par de manos que trabajaban todos los días para poder pagar su estudio. Los moretones en las manos eran el precio que tuvo que pagar por su educación, sus actividades de la escuela y su futuro. Después de limpiar las manos de su padre, el joven se puso en silencio a ordenar y limpiar el taller.

Esa noche, padre e hijo hablaron durante un largo tiempo. A la mañana siguiente, el joven fue a la oficina del director. El director se dio cuenta de las lágrimas en los ojos del joven cuando le preguntó:

-"¿Puedes decirme qué has hecho y aprendido ayer en tu casa?"

El joven respondió:

-"Lavé las manos de mi padre y también terminé de asear y acomodar su taller. Ahora sé lo que es apreciar, reconocer. Sin mis padres, yo no sería quien soy hoy.  Al ayudar a mi padre ahora me doy cuenta de lo difícil y duro que es conseguir hacer algo por mi cuenta. He llegado a apreciar la importancia y el valor de ayudar a la familia.

El director dijo:

- "Esto es lo que yo busco en mi gente. Quiero contratar a una persona que pueda apreciar la ayuda de los demás, una persona que conoce los sufrimientos de los demás para hacer las cosas, y una persona que no ponga el dinero como su única meta en la vida". ¡Estás contratado!!.

MORALEJA:

Un niño que ha sido protegido y habitualmente se le ha dado lo que él quiere, desarrolla una "mentalidad de tengo derecho" y siempre se pone a sí mismo en primer lugar. Ignoraría los esfuerzos de sus padres.

Si somos este tipo de padres protectores ¿realmente estamos demostrando el amor o estamos destruyendo a nuestros hijos? Puedes dar a tu hijo una casa grande, buena comida, clases de computación, ver en una gran pantalla de televisión.

Pero cuando estás lavando el piso o pintando una pared, por favor que también él lo experimente. Después de comer que lave sus platos junto con sus hermanos y hermanas. No es porque no tengas dinero para contratar quien lo haga, es porque quieres amarlos de la manera correcta.

No importa cuán rico seas, lo que quieres es que entienda. Un día tu pelo tendrá canas, igual que la madre de ese joven.

Lo más importante es que tu hijo aprenda a apreciar el esfuerzo y tenga la experiencia de la dificultad y aprenda la habilidad de trabajar con los demás para hacer las cosas."

Enseña a tus hijos a ser felices, no a ser ricos. Cuando crezcan van a entender el valor de las cosas y no el precio.

 

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Barranquillerísima acogida desde hace más de medio siglo

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Alejandro Duarte Rueda - Directivo Cámara de Comercio de Barranquilla, Sociólogo - Barranquilla, Colombia

 

Autor: Alejandro Duarte Rueda

Los que hemos llegado a Barranquilla a partir de los años 60 estamos muy satisfechos y contentos en esta ciudad porque hemos sido bien acogidos, porque hemos realizado todos nuestros sueños.

A esta ciudad llegamos llenos de ilusiones y esperanzas con los bolsillos vacíos y hoy, a pesar de que los bolsillos siguen estando vacíos, tenemos que agradecerle mucho a esta noble capital.

El 99 por ciento de quienes llegamos a Barranquilla lo hicimos sin un centavo y con una maleta cargada de sueños, y hoy nos regocija ver cómo se reconoce el aporte de las diferentes colonias, comenzando por la santandereana con sus primeras tiendas, transportes y hoteles, y la colonia paisa con el rescate del paseo Bolívar.

Hemos visto las transformaciones que se han producido en estos años y cómo estas últimas administraciones han dinamizado a la ciudad, cómo las diferentes colonias vienen aportando, cómo nosotros queremos seguir contribuyendo al desarrollo social y económico de Barranquilla pagando cumplidamente nuestros impuestos que se están viendo reflejados en importante obras cono la Avenida del Río, los puentes, los parques, y todo este avance nos satisface plenamente.

Panorámica de Barranquilla, urbana y portuaria

Por eso en vez de criticar debemos aportar. Ver una solución y no un problema, porque realmente la ciudad se transformó y nosotros también necesitamos transformar nuestro pensamiento y nuestra forma de ser y actuar para que la ciudad siga su ritmo normal de crecimiento.

Es sabido que la ciudad estuvo estancada un tiempo, unos 30 años, desde los 70 al 2000, pero desde ese momento ha tenido una transformación visible.

Barranquilla, Paseo BolívarPor eso las diferentes colonias que existen en Barranquilla y su área metropolitana, estamos muy satisfechas porque realmente hemos logrado lo que hemos querido: una familia, buenos negocios, empresas e industrias pujantes, todo lo hemos conseguido, sin distingos de clase ni condición social, afiliación política o creencia religiosa.

De ahí que es una sola voz la que se tiene que levantar y decir: “Gracias Barranquilla por habernos acogido, por ese aporte, por la tranquilidad que le brindas sobre todo a la gente que no nació aquí y que provenientes de otras culturas, hoy estamos integrados a una sociedad que nos ve con buenos ojos, que nos aprecia y admira”.

Por eso todas las colonias residentes en Barranquilla, todos los que llegamos y todos los que están llegando, quienes elegimos quedarnos acá de por vida, estamos muy contentos y con el gran Joe Arroyo cantamos: ¡En Barranquilla me quedo!

¡Unidos somos más!

 

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Una lección simple para mantener la paz, propuesta por Amado Nervo: Éxtasis

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Blanca Inés Prada Márquez - Filósofa, Historiadora, Catedrática - Bucaramanga, Colombia

 

Autora: Blanca Inés Prada Márquez

En otro artículo publicado en CORREveDILE.com manifesté mis inclinaciones a preferir, en poesía, a Amado Nervo.

En esta ocasión propongo la lectura y degustación mental de otro de los poemas del mismo autor mexicano:

Éxtasis

Autor: Amado Nervo (Escritor mexicano: 1870 – 1919)

Cada rosa gentil ayer nacida, 
cada aurora que apunta entre sonrojos, 
dejan mi alma en el éxtasis sumida... 
¡Nunca se cansan de mirar mis ojos 
el perpetuo milagro de la vida! 

Años ha que contemplo las estrellas 
en las diáfanas noches españolas 
y las encuentro cada vez mas bellas. 
Años ha que en el mar, conmigo a solas, 
de las olas escucho las querellas, 
y aun me pasma el prodigio de las olas! 

Amado Nervo, seudónimo de Juan Crisóstomo Ruiz de Nervo y Ordaz, fue un poeta y prosista mexicano, perteneciente al movimiento modernista.Cada vez hallo la Naturaleza 
más sobrenatural, más pura y santa, 
Para mí, en rededor, todo es belleza; 
y con la misma plenitud me encanta 
la boca de la madre cuando reza 
que la boca del niño cuando canta. 

Quiero ser inmortal, con sed intensa, 
porque es maravilloso el panorama 
con que nos brinda la creación inmensa; 
porque cada lucero me reclama, 
diciéndome, al brillar: «Aquí se piensa, 
también aquí se lucha, aquí se ama»
.

 

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Homosexuales que no tienen pensamiento homogéneo ni homologan su libertad de expresión

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Violeta Yangüela - Lic. Ciencias Sociales, Columnista y Escritora - Santo Domingo, República Dominicana

 

Autora: Violeta Yangüela Simó

Le dice Madonna a Domenico Dolce y Stefano Gabbana que “deberían pensar antes de hablar”. O sea que los diseñadores italianos no piensan.

Resulta que estos señores expresaron su opinión en contra de la adopción de niños formados por parejas del mismo sexo. En palabras de Domenico y Stefano, homosexuales ambos, “procrear debe ser un acto de amor” y agregaban que ni siquiera los psiquiatras están preparados para afrontar los efectos de experimentación.

Dolce & Gabbana es una firma de moda italiana. Fue fundada por Domenico Dolce y Stefano Gabbana. Aunque inicialmente comenzaron diseñando ropa, actualmente la empresa ha diversificado su oferta diseñando desde complementos (gafas, relojes, anillos…) y perfumes a móviles (V3 de Dolce & Gabbana) o incluso restaurantes.Dice Domenico:

“Soy gay, no puedo tener un hijo. Creo que no se puede tener todo en la vida. Y es incluso bonito privarse de algo. La vida tiene un recorrido natural y hay cosas que no deben ser modificadas. Y una de ellas es la familia. No hemos inventado nosotros la familia. La ha convertido en un icono la Sagrada Familia. Pero no es una cuestión religiosa o social: un niño cuando nace debe tener un padre y una madre. O al menos debería ser así. No me convencen aquellos que yo llamo los hijos de la química, los niños sintéticos. Úteros de alquiler, casi elegidos por catálogo. Y después ve a explicarles a estos niños quién es la madre”.

Con su defensa de la familia tradicional, llegó la polémica, o mejor dicho la reacción de los que no toleran la discrepancia. La respuesta del cantante Elton John no tiene desperdicio:

“¡Cómo os atrevéis a llamar sintéticos a mis preciosos hijos! Os tendría que dar vergüenza haber apuntado con vuestros dedos prejuiciosos sobre la fecundación en vitro, un milagro que ha permitido a legiones de enamorados, heterosexuales y homosexuales conseguir su sueño de tener niños”.

Madonna Louise Veronica Ciccone, conocida simplemente como Madonna, es una cantautora, actriz y empresaria estadounidense.El señor John acompañado por Madonna llama a un boicot a la marca de los diseñadores italianos por su “pensamiento arcaico” y piden a sus seguidores a sacar de sus armarios y tirar a la basura todo lo que lleve la firma italiana, ya sea bolsos o calzoncillos. Por supuesto, Ricky Martin no podía permanecer callado y se adhiere al boicot.

Se supone que en las sociedades donde la libertad de expresión existe, garantiza las diferencias de opinión, los diseñadores italianos solo han ejercido su legítimo derecho de expresarla.

Pero parecería que la intolerancia permea por doquier. La campaña de Elton John no es más que un ejemplo de esa intolerancia a la libre expresión de esos italianos. Madonna llega más lejos aún: Los diseñadores no piensan.

Parecería que el lenguaje de lo políticamente correcto comienza a ser una amenaza a la libertad de expresión y el tema de la homosexualidad o de la “identidad sexual” se ha convertido en un tema tabú para los que creen, o mejor dicho, piensan de manera distinta.

¡Que Dios y Alá nos agarren confesados!

 

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Israel: colección fotográfica de sus centros urbanos y rurales

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Jaime Lustgarten - Empresario - Barranquilla, Colombia

 

Autor: Jaime Lustgarten

Israel—oficialmente Estado de Israel— es un país soberano de Oriente Próximo que se encuentra en la ribera sudoriental del mar Mediterráneo. Hasta aquí la definición general y simple. De aquí en adelante, las historias y las opiniones son diversas.

Y como el propósito de CORREveDILE.com es dar oportunidad a la cultura, historia y otras ciencias, he querido compartir con los visitantes una presentación que destaca en fotografías tantas ciudades de las que se habla en libros y otras en medios periodísticos.

Pero pasan inadvertidas sus imágenes que muestran su arquitectura, su actualidad urbana, sus gentes, etc.

Jerusalem, Capital de Israel, vista panorámica de su actual y antigua arquitectura

Espero que sea de su agrado conocerlas. Desconozco el autor del montaje en presentación de la colección fotográfica:

 

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Santa Marta es la ciudad-paraíso del Caribe Colombiano

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Autor: Desconocido

Considerada Santa Marta, Colombia, como la poseedora de la Bahía más hermosa de América, es también rica en la historia de la colonia española y de los inicios de la república de Colombia.

Vista panorámica de la Bahía y Ciudad de Santa Marta, ColombiaA continuación una presentación de hermosas fotografías de los distintos lugares turísticos históricos y naturales que la hacen un destino ideal para turismo interno e internacional. Atardecer Bahía de Santa Marta, el Morro.

Santa Marta fue la primera ciudad fundada por los españoles en el continente americano (1525), por Don Rodrigo de Bastidas, con casi 5 siglos de historia guarda muchos tesoros arquitectónicos. Las fotografías que verás a continuación corresponden a los siguientes sitios:

  • Bahía de Santa Marta
  • Panoramica de Santa Marta
  • Catedral de Santa Marta o Basílica Menor es un monumento Nacional construido en 1766, dentro del gran mausoleo, se conservan las cenizas de Don Rodrigo de Bastidas. Fundador de la ciudad. Depositaria de los restos de Simón Bolívar hasta 1842. Construida en el siglo XVII, fue la última morada del Libertador, quien murió el 17 de Diciembre de 1.830. Ahora es el Museo Bolivariano.
  • El Parque Santander o Parque de Los Novios
  • Centro Histórico
  • Casa de la Aduana, famosa por ser el sitio donde fue velado el libertador Simón Bolívar, es un monumento histórico y arquitectónico. Actualmente funciona el Museo del Oro Tayrona
  • Castillo de San Fernando
  • Arquitectura Militar. Ubicado en predios pertenecientes al Batallón Córdoba. Construido en 1725 por los españoles para servir de fortaleza contra los piratas y bucaneros que continuamente asediaban la ciudad de Santa Marta. Es necesario el permiso de la comandancia del Batallón para la visita.
  • El Rodadero
  • Ensenada entre el Rodadero y el Acuario
  • Bello Horizonte
  • Bello Horizonte - Crystall Towers
  • Taganga
  • Bahía Concha
  • Playa del Muerto-Parque Tayrona
  • Playa del Amor-Parque Tayrona
  • Bahía de Cinto
  • Parque Tayrona
  • Atardecer en Santa Marta
  • CIUDAD PERDIDA
  • Sierra Nevada de Santa Marta

 

 

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Apiterapia: La salud a cargo de las abejas y sus productos

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Dr. Stefan Stangaciu - Presidente de la Sociedad Alemana y Rumana de Apiterapia

 

 

Dr. Stefan Stangaciu - Presidente de la Sociedad Alemana y Rumana de Apiterapia - Berlin, Alemania

Enviado desde: Comunidad de Mereni, Ciudad de Contesti, Rumania

¿Cuáles son los mejores productos de la abeja y los mejores protocolos de Apiterapia para mejorar la salud, la belleza y la vitalidad?

Los mejores productos de la abeja para nosotros son aquellos que claramente pueden mejorar nuestra salud, vitalidad o belleza. Para saber como escoger los mejores productos de la abeja necesitamos seguir las pautas siguientes:

  • AbejaLos mejores productos de la abeja son los frescos, recogidos y procesados en las áreas dónde vivimos. Normalmente estos productos pueden asegurar el máximo de nutrientes y de compuestos activos que necesita nuestro cuerpo. Si los productos de la abeja locales no están disponibles en suficiente cantidad, se pueden pedir, pero lo mejor es que sean de nuestra región. Esto se debe a que los productos apícolas son recogidos por las abejas de las plantas y árboles que están perfectamente adaptados a las condiciones climáticas dónde nosotros también vivimos.

Las plantas que viven en las montañas secretan más bio-flavonoides que las plantas que están en el nivel del mar, debido al nivel de la radiación más alto en las montañas; como resultado, la miel y el própolis producidos en las zonas de montaña protegen mejor a las personas que viven en estos lugares, que los recogidos al nivel del mar.

El mismo tipo de ejemplo también es válido para las personas que padecen alergias al polen (la fiebre de heno), si el polen de la abeja se recoge en el área dónde viven los pacientes y se administra al principio en dosis muy pequeñas, con el aumento lento de la cantidad administrada, después de las comidas, la posibilidad de desensibilizar al paciente de esa alergia es más alta.

Abeja en plena actividad de recolecciónLa explicación está en el hecho de que los alergenos del polen que están presentes en la atmósfera de esa ciudad/ área estarán con seguridad presentes, en cantidades muy pequeñas, en el polen recolectado por la abeja en la misma localidad, pero tiene menor probabilidad de estar presente en la misma cantidad en el polen recolectado a más de 30 Km.

  • Una vez que se ha tomado la decisión de usar los productos apícolas locales y se dispone de la suficiente cantidad, debemos preguntar a nuestros médicos y farmacéuticos cual es la forma de administrarlos. Es posible que los doctores necesiten pedirles a los farmacéuticos que elaboren específicamente para cada paciente (si necesario) el preparado o producto exacto que pueda alcanzar el área afectada más rápidamente. Si nosotros tenemos conjuntivitis (inflamación del ojo) por ejemplo, debemos usar gotas para los ojoso y no supositorios…

Debajo se inserta una tabla que puede orientarnos a la hora de preguntar a los doctores o farmacéuticos locales sobre los métodos más específicos de administración:

Sistemas/órganos/tejidos que se van a tratar

Mejores fórmulas farmacológicas

Método de administración

 

 

Sistema nervioso

Fórmulas orales: productos apícolas frescos o congelados frescos, en cualquier fórmula que pueda tragarse (mezclas de miel/polen, las cápsulas, pastillas, polvo, gránulos, tintura, jarabes, en forma líquida, zumos, etc.); el veneno de la abeja en solución para inyección en puntos de acupuntura; los ungüentos y/o cremas para estimular el flujo de la sangre en la cabeza y áreas de la columna vertebral

Oral (productos que pueden tragarse).
La solución de veneno de abeja inyectable y/o las picaduras de abejas vivas aplicadas en las zonas de dolor y/o en los puntos/meridianos de acupuntura.

 

Sistema endocrino

Lo mismo de arriba. Deben preferirse los preparados que se pueden mantener bajo la lengua durante un mínimo de 4-5 minutos.

Igual que arriba, pero los puntos de acupuntura a estimular dependerán de la glándula endocrina que se trate.

 

Sistema inmune

Lo mismo que arriba + supositorios a base de propolis.

Igual que arriba, pero los puntos e acupuntura a estimular deben ser específicamente elegidos por un especialista en apipuntura.

 

 

Cara

Cremas, ungüentos y/o mácaras con todos los productos apícolas + formulas orales+ soluciones de veneno de abeja apra micro apipuntura

Aplicaciones locales siguiendo las reglas de la cosmética, ideales en los puntos de acupuntura faciales. Con fórmulas orales después de masticar o chupar productos apícolas frescos o congelados frescos.

 

Ojos

Gotas de ojos + ungüentos y cremas + formulas farmacológicas orales que puedan tragarse.

Gotas de ojos en el saco conjuntivo + ungüentos y cremas pueden ser aplicados en los párpados y en los puntos de acupuntura circundantes + fórmulas orales que se se puedan tragar.

 

 

 

Nariz

Gotas de nariz + soluciones para inhalación con miel, extracto de propolis y aceites esenciales + aceite de girasol o de oliva basado en mezclas de propolis-miel + ungüentos + fórmulas orales + solución de veneno.

Gotas para la nariz en pequeña cantidad + inhalación de vapores de soluciones especialmente preparadas + dando superficialmente las cremas de aceite en los orificios nasales (no profundo) + estimulando los puntos de acupuntura locales con ungüentos/crema y/o veneno microinyectable para microapipuntura + fórmulas orales (ideales, excepto las cápsulas, chupar durante tres minutos mínimo).

 

 

 

Orejas

Aceite de girasol o oliva basado en mezclas de propolis/miel + soluciones para inhalación con miel, extracto de propolis y aceites esenciales + ungüentos/cremas + fórmulas orales + soluciones con veneno + velas de oreja.

Insertando suavemente las cremas aceitosas en la entrada externa de las orejas en muy pequeña cantidad + estimulando los puntos locales de acupuntura con ungüentos/cremas y/o veneno microinyectable para microapipuntura + inhalando vapores de soluciones especiales hechas para inhalación +
fórmulas orales (ideales, excepto las cápsulas, chupar durante tres minutos mínimo)+ aplicaciones específicas de velas de oreja.

 

 

Boca

Varias mezclas de miel-polen-propolis-jalea real + extractos acuosos de propolis + tintura de propolis + chicles + pasta de dientes con propolis + fórmulas orales + soluciones e veneno de abeja

Aplicación local dentro de la boca + fórmulas orales + acupresión y/o microapipuntura de los puntos bioactivos locales + veneno inyectable en los puntos de acupuntura distantes que están relacionados energéticamente con los tejidos bucales.

 

 

Dientes

Formulas líquidas + extractos de propolis suaves + miel cristalizada (pequeña cantidad) mezclada con extracto de propolis, jalea real y polen fresco + fórmulas orales

Preguntar al dentista sobre aplicar en y debajo de las encias que rodean la zona afectada mezclas de productos apícolas según las condiciones locales + fórmulas orales + estimulando los dientes en los puntos de acupuntura relacionados.

 

 

Cabeza

Propolis y/o veneno de abeja + formulas orales

Estimulando la cabeza y el cuello en los puntos de acupuntura con ungüentos + a través de microapipuntura + fórmulas orales (después de chupar por un mínimo de tres minutos, excepto para cápsulas).

 

Cuello

Igual que arriba

Igual que arriba, pero usando los puntos de acupuntura relacionados con el cuello.

 

Espalda

Cremas y ungüentos de veneno y propolis + miel cruda + cataplasmas de propolis-cera + soluciones de veneno + picaduras de abeja + fórmulas orales

Estimulación de los puntos dolorosos + puntos de acupuntura + masaje con miel + aplicaciones locales de cataplasmas de cera-propolis templadas + comer productos apícolas frescos

 

Pecho

Cremas y unguentos de veneno y propolis + miel cruda + cataplasmas de cera-propolis + fórmulas orales

Igual que arriba, pero no inyectar soluciones de veneno, debido a la alta sensibilidad de la piel (excepción: micro-apipuntura) + comer productos apícolas frescos

 

Abdomen

Igual que arriba

Igual que arriba

 

Miembros superiore e inferiores

Cremas y ungüentos de veneno y propolis + cataplasmas de cera, propolis + soluciones inyectables de veneno + fórmulas orales

Igual que arriba, los mejores puntos de acupuntura están situados en el “Yang”, áreas más peludas.

 

Planta del pie

Cremas y ungüentos de veneno y propolis + cataplasmas de cera, propolis + fórmulas orales

Uso de cremas y/o ungüentos en las áreas de reflexología (reflexoterapia)

 

Aparato cardiovascular +sangre

Todas las formulas orales + ungüentos + soluciones inyectables + picaduras de abejas + supositorios

Tragar las formulas orales despueés de 4-5 minutos chupando o masticando; estimulación de los puntos de acupuntura con ungüentos, inyeccciones y/o (micro) picaduras de abejas +/- uso de supositorios o ungüentos en caso de hemorroides

 

 

Aparato digestivo

Todas las fórmulas orales, se usan de acuerdo a las distancias con el “blanco” + soluciones de veneno inyectables + supositorios

Cócteles líquidos o hechos frescos para el tratamiento de la boca, esófago, estómago e intestinos delgados; cápsulas, habas de propolis sólido y supositorios para el intestino grueso , recto y áreas del ano + estimulación de los puntos de acupuntura de acuerdo con los órganos afectados.

 

 

Aparato respiratorio

Soluciones para inhalación + cremas/ ungüentos + cataplasmas + soluciones inyectables + chicles con propolis + fórmulas orales especialmente extracto grasos de propolis en caso de tuberculosis.

Inhalación a través de la nariz; estimulación de la nariz, pecho y espalda (entre los hombros) con ungüentos y/o soluciones inyectables de veneno + fórmulas orales

 

 

 

Aparato uro-genital

Para mujeres: supositorios + supositorios vaginales + cremas y ungüentos + soluciones vaginales con propolis y/o jalea real + soluciones inyectables + fórmulas orales, especialmente extractos de propolis + jalea real fresca congelada.
Para hombres:
supositorios + cremas y ungüentos + soluciones inyectables + fórmulas orales, especialmente extractos de propolis + preparaciones de polen y productos.

Uso local de supositorios (intra-rectal) + estimulación local de los puntos de acupuntura con cremas y/o ungüentos + soluciones intra-vaginales para la mujer.

Ingesta de fórmulas orales

 

 

 

Sistema osteo-articular y muscular

 

Ungüentos de veneno y propolis + veneno inyectable + picaduras de abejas + fórmulas orals + cataplasmas templadas/ frías de propolis-cera

Estimulación local de los tejidos afectado y los puntos de acupuntura incluyendo micro apipuntura + “inyectar” suavemente ungüentos de veneno y propolis a través de métodos específicos de fisioterapia (como electro- y fonoforesis) + aplicación de cataplasmas de acuerdo a los síntomas y signos locales + fórmulas orales, especialmente extractos de propolis.

 

 

Piel

Miel, propolis, jalea real y polen recogidos frescos y crudos en extractos y cócteles + ungüentos y cremas+ formulas orales + micro picaduras de abejas + champús, jabones y lociones con productos apícolas acordes con el tipo de piel y/o la enfermedad.

Aplicaciones locales de acuerdo con los signos de las áreas afectadas. Miel medicinal para las heridas profundas y tintura de propolis para las lesiones dérmicas y epidérmicas.

 

¿Cuáles son las mejores dosis?

Abejas procesando la mielLas que proporcionan un alivio rápido o largo plazo para nuestra salud, vitalidad y belleza. Siempre se recomienda (salvo las emergencias como quemaduras o escaldaduras) usar los productos de la abeja inicialmente en dosis muy pequeñas (para posibles alergias o intolerancias), y aumentar gradualmente hasta que ocurra una mejoría (ver la relación del cantidad/tiempo).

¿Cuáles son para mí los preparados farmacológicos y/o productos mejores?

Los que alcancen más rápidamente y en suficiente cantidad los tejidos, órganos o sistemas del cuerpo afectado. Siempre se debe preguntar al profesional. Usar también las pautas propuestas en la tabla anterior.

¿Cuál es la manera mejor de administrar los productos de la abeja para mi salud, vitalidad y belleza?

Lo mejor es administrar en la medida de lo posible formulas farmacológicas (ver anteriormente), para estar seguro que se alcanzará el área afectada con suficientes nutrientes, oxígeno y los compuestos de curación activos.

¿Cuáles son las mejores dosis y los métodos de administración para los niños y las personas mayores?

Para los niños por debajo 3 años, ¼ de una dosis de un adulto. Para los niños entre 3-8 es bueno usar 1/3 de la dosis adulta y para los niños entre 8-12, (1/2) de la dosis adulta.

¿Cuál es la relación tiempo/cantidad mejor? ¿Cuánto tiempo y qué cantidad debo tomar de productos apícolas?

Para las enfermedades que presentan pocos síntomas (como las enfermedades de sangre o cánceres en las fases de la inicial) el nivel de "sonrisa" puede obtenerse a través del análisis del laboratorio específicos. Después debe tenerse en cuenta el consejo médico.

¿Hay alguna reacción adversa cuándo se toman los productos de la abeja junto con otros remedios o se practica apiterapia simultáneamente con otros métodos curativos?

Normalmente no, pero en algunos casos el uso de terapia con veneno se restringe las personas que toman drogas relacionadas con el corazón. También, los pacientes reumáticos y con esclerosis múltiple no deben tomar antiinflamatorios esteroideos y no esteroideos durante la terapia de veneno de abeja.

Cuando su médico le prescribe obligatoriamente algunas drogas de este tipo, puede usar los productos de la abeja "suaves" como la miel, polen de la abeja, jalea real y propolis, y una vez la situación se mejora, de acuerdo con su doctor, se puede empezar la terapia con veneno de abeja.

¿Qué personas pueden practicar la terapia de veneno de abeja?

Sólo los doctores médicos autorizado (MD) y Naturópatas (HP) puede inyectar extractos de productos de abeja y/o veneno de la abeja.

Cualquier persona puede usar propolis y ungüentos de veneno de abeja, sin embargo, debe respetando las recomendaciones del prospecto.

¿Cómo podemos mejorar la eficacia de productos de la abeja a través de otros remedios y/o los métodos curativos? ¿Mi dieta y estilo de vida son importantes en apitearapia?

Cualquier método o remedio que pueda mejorar la absorción de los productos de la abeja en relación a los nutrientes y/o los compuestos activos pueden utilizarse. También debe usarse cualquier otro método curativo que detoxifica el cuerpo, mente o el espíritu.

Una vez los nutrientes necesarios, el agua y el oxígeno han alcanzado el área afectada en la cantidad y calidad perfecta, la mejoría de ese área debe empezar. En esta fase, una relajación sistémica local o general muy buena (duerma) puede hacer maravillas.

Aprenda y use cualquier técnica de relajación, el Yoga, Taiji Quan recomendado por su psicoterapeuta para alcanzar más rápido los resultados que usted desee.

Todas nuestras células vivas necesitan además de los nutrientes, agua y oxígeno, un ambiente agradable; así que aprendan a usar masajes diarios y técnicas calisténicas (gimnásticas).

Nuestra salud depende 50% de nuestra dieta, 40% de nuestro estilo de vida y sólo 10% de los tratamientos que nosotros hacemos, debemos estar seguros de tener una dieta muy buena, específica para nuestras necesidades del cuerpo. Aquí, el consejo específico de su nutricionista puede ayudarlo tremendamente.

¿Cuáles son los límites de los productos de la abeja?

Las alergias (sobre todo la alergia de veneno de abeja), las intolerancias (sobre todo a la miel y polen) y el excesivo (non-controlado) uso de miel en los casos de diabetes tipo 1.

Si la dosis se selecciona correctamente y el método de administración es apropiado, incluso las personas que normalmente tienen contraindicaciones para el uso de productos de la abeja pueden utilizarlos, pero claro SÓLO bajo el mando médico estricto.

¿Dónde se encuentra información más específica?

¡Pregúnteles a sus gestores de salud locales y los practicantes de apiterapia registrados en la Sociedad Alemana de Apiterapia para más ayuda y usted la recibirá!

 

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Cuando los demás son los pecadores

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Gustavo Álvarez Gardeazábal - Escritor - Tuluá, Colombia

 

Autor: Gustavo Álvarez Gardeazábal

A Sabas y cía. limitada los condenan por repartir prebendas del Estado entre congresistas para conseguir que pasara la modificación constitucional para la reelección.

¿Cuándo comenzarán a condenar a los congresistas que han recibido mermelada física, es decir cupos indicativos del presupuesto, por pasarle una y otra ley al gobierno y casi todas de gran importancia y mayúscula rentabilidad ?

Estados Unidos y Vietnam negociaron durante cuatro años y unos meses la paz en París. Santos aprendió que ese es el método para ablandar a las Farc y llevarlos a firmar.

Mermelada en todos los poderes públicos de Colombia¿Habrán también aprendido las Farc a prolongar la guerra con métodos vietnamitas como el ataque a los soldados que escampaban un aguacero en el Polideportivo de La Esperanza en Buenos Aires, Cauca?

Hace un par de meses el expresidente Uribe dio a conocer un mensaje cruzado entre generales del Ejército advirtiendo que sabían de inminentes actos violentos de la guerrilla como el sucedido en el Polideportivo .

¿Por qué en la Casa de Nariño no le creyeron al trabajo que hizo la inteligencia del Ejército advirtiendo lo que iba a pasar?

¿El fastidio de Santos por Uribe es tan grande para no atender esa advertencia porque fue el expresidente quien la divulgó?

¿Cuál norma autorizó a los tarifados Ejecutivo,Legislativo, Judicial y policial a volverse cómplices entre sí para no pisarse las mangueras y aplastar la oposición?

 

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José Becerra Gómez: Un monaguillo bastante diablillo

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Autores: Álvaro Serrano Duarte - Juan Carlos Rueda Gómez

Anita Gómez es una mujer muy trabajadora. Sus días pasan, uno tras otro, atendiendo una pequeña tienda, ubicada en uno de los costados de la plaza principal de La Fuente.

Debe trabajar fuertemente para poder sostener a sus seis hijos que han quedado de su matrimonio con José Antonio Becerra. Luego de enviudar, a Anita no le queda otra alternativa sino pedir ayuda al párroco del pueblo.

El tercero de sus hijos, José, es un niño bastante inquieto que desde sus cinco años se ha vuelto disoluto e ingobernable. Es posible que su sentimiento de orfandad y la falta de atención de su madre le hagan mostrarse tan rebelde y ocioso.

El cura acepta contratarlo como acólito. Pero más de lo que pueda representar el poco salario asignado a ese puesto, a Anita le alienta la esperanza de que su hijo mantenga ocupado su tiempo y vea en el sacerdote la figura paterna y la mano conductora que la muerte se llevó.

Aunque la sotana que le dio el párroco le quedaba demasiado ancha y larga, José aprendió rápidamente a usarla. Claro que la mayor destreza la adquirió después de estrepitosa caída en mitad del altar cuando presuroso fue a buscar la patena que se te había olvidado alistar para el momento de la comunión de los fieles.

A los seis años, el niño "ascendió" a un nuevo cargo: Acólito Campanero. Aunque el cura lo suspendió el día en que José cambió el toque triste de funeral por el toque de año nuevo.

El monaguillo consideró que era contradictorio que los funerales fueran tan tristes si en la misa las oraciones del cura decían que el alma del fulano muerto iba camino a disfrutar de la gloria de Dios.

Y si la nueva vida, en el más allá, era gloriosa, por qué los familiares se andaban con tantos lloriqueos, como si envidiaran al muerto.

A los siete años aprendió a fumar, porque José era el monaguillo que más limosnas recogía. La primera vez el cura lo buscaba afanosamente desde el altar. La misa ya había terminado y José todavía andaba pidiendo a los fieles que le faltaban.

Por eso el cura le inquirió:

—Pero José, porqué se demora tanto recogiendo la limosna...

—Padre, lo que pasa es que yo le pido a cada uno. Y como hay algunos que están rezando o se las tiran de rezanderos, pues yo espero... si siguen rezando, les toco el hombro para que digan si van a dar o no. Y como a nadie le parece bien decirle que no a Dios, si le están pidiendo algo, pues meten la mano al bolsillo y sacan la limosna. Claro que... a veces, me toca dar vueltos...

Desde entonces, el párroco ordenó a José que empezara un poco más temprano, mientras él recitaba las oraciones un poco más despacio. Así pudieron trabajar en equipo. Y en cuanto a que aprendiera a fumar a tan temprana edad, se debió a que, por ser un niño con vocación de economista, el cura le asignó la tarea de administrar la pólvora que se quemaba en cada una de las fiestas religiosas.

Cumplía con tanto celo el mandato de su superior, que no permitía a nadie más —ni siquiera a los adultos— echar los voladores; y como para prender la mecha se utiliza un cigarrillo encendido, la cosa le quedó gustando. Al cabo de los días, hubiera o no qué quemar pólvora, José "quemaba" hasta un paquete de Pielroja al día.

Al ir creciendo, el párroco lo asigna como monaguillo, categoría que le permite acompañar al prelado a la celebración de misas y demás actividades sacramentales en las veredas, donde lo que más disfruta son las comilonas ofrecidas por los campesinos; además, puede traer para su casa una que otra gallinita y una marusada de frutas y legumbres, que buena falta hacían en la casa.

En la escuela no se distinguía precisamente por su aplicación. Pero era el más popular por su inventiva en los juegos; era el dueño de la mejor colección de maras o bolitas de cristal; sus trompos eran los más "seditas" y a la hora de apostar una carrera, sus largas zancas le daban ventaja sobre el resto de compañeros.

Terminada su primaria, pasó a cursar el bachillerato en el Instituto Técnico Industrial Juan XXIII, en Zapatoca pero solamente alcanzó al segundo grado. A los trece años, ya es un espigado e inquieto jovencito que sueña con partir a esas tierras de donde vienen tantos jóvenes, que al partir eran más pobres que él, pero al regresar al pueblo, lucían mejores y más bonitas vestimentas; costosos relojes y cadenas de oro.... sus bolsillos se veían abultados por los gruesos fajos de billetes y acaparaban la atención de todos contando historias increíbles sobre la forma tan rápida en que se hacia dinero, trabajando menos.

Desde el amanecer, hasta la hora de irse a la cama, parecía un disco rayado con el tema de marcharse a aquella "tierra prometida". Doña Anita estaba a punto de volverse loca con semejante incordio y vio la mejor oportunidad de descansar cuando recibió la visita de Rosaura, esposa de su hermano Martín.

Sin pensarlo dos veces le pidió que se llevara al muchacho para Barranquilla. A su arribo, un mundo asombroso salta a su vista. Se olvida de sus intenciones iniciales de trabajar para ganar plata y volver pronto a La Fuente a mostrar su prosperidad; al contrario, se "enllava" con 195 jovencitos de la cuadra y se sumerge en el mundo lúdico citadino: la bolae' trapo, la "chequita", las cometas y, sobre todo, quedó fascinado con algo que él sólo conocía como medio de trabajo: la patineta.

Claro que él la había conocido en Zapatoca con el nombre de zorra, donde se usaba para el transporte del mercado. La versión barranquillera era más pequeña y sólo se usaba para la diversión en competencias callejeras. En esto se la pasaba José mañana, tarde y noche; escasamente aparecía en la casa para comer un bocado a la carrera, y déle para la calle.

Hasta que a su tío Martín se le llenó la copa. El muchacho no aportaba ninguna ayuda a la tienda. Se la pasaba todo el día jugando, paseando, enamorando, fumando, descansando, nadando, callejeando... por eso le anunció:

—Bueno, muchachito: si usted cree que vino de vacaciones..., está equivocado. Mañana madruga conmigo para el mercado a ver si le consigo trabajo con algún paisano. Aquí yo no lo puedo emplear, ni tampoco seguir dando de tragar... aliste la maleta que le llegó la hora de saber que "ni la mazamorra es caldo, ni la morcilla es carne"

A las tres de la madrugada, llegan a un atiborrado mercado que parecía estar en tierra natal. Por todos lados se ven caras rojizas y sudorosas; algunos calzando cotizas o chanclas; con largas patillas; brazos musculosos; el caminar bamboleante de quien ha crecido, subiendo y bajando lomas. La mayoría porta sacos de fique o canastos de bejuco y a ninguno le falta un lapicero en la oreja y una larga tira de papel en la mano.

Son tenderos que van y vienen en el tráfago sofocante de carros, carretillas y carro-mulas. José contempla boquiabierto ese desfile interminable de paisanos que le hace creer en sueños que regresó a algún pueblo de Santander; sólo cae en cuenta del verdadero lugar que se halla, al presenciar una discusión de dos morochos peleándose por transportar en su carretilla unos bultos:

—¡Echeee! ¡Pero si el cachaco ese me bujcó a mí primero... ! —Decía el primero.

—¡No Jooodaaa! ¡Tú mandaj cájcara! Tú no vej que a ese man yo le hago el viaje todoj loj díaj?

En ese momento, su tío lo toma del brazo mientras saluda y habla con algunos de sus amigos. Luego de unas palabras, los interlocutores miran a José y hacen una mueca de desaprobación.

Siguen caminando y al llegar a una cantina, Martín ve a un tendero que está bastante tragueado. Es Manuel Afanador, quien acostumbra a tomarse media de aguardiente mientras le despachan el pedido en un depósito aledaño. Martín habla brevemente con él y sin siquiera saludar al muchacho, le ordena subir la maleta al destartalado camioncito que los transportará hasta el barrio La Victoria.

Para José la llegada a la tienda fue como arribar a un planeta cuyos habitantes hablaban un lenguaje desconocido. No sabía qué hacer cuando le pedían ¡una pomadita, chachaco! ¡Despáchame una Gutapercha! ¡Hey, pilas, dame un envelope! ¡Oye!, ¿qué pasó con los veinte barras de revuelto? ¡Dame una roja bien fría pa'vé si se me quita este guayabo...!

Durante las siguientes cuatro horas tuvo que aprender a cortar carne, medir cuartos de aceite, pesar cuatro onzas de zaragoza, guandul, envasar gas, y despachar guineo maduro. Lo que no pudo aprender, por más empeño que puso, fue a destapar botellas en el destapador que traen los enfriadores escondido en una cajuela, tarea aparentemente simple, pero que requiere de una gran precisión para evitar lo que le sucedió a José: más de veinte botellas despicadas.

A todas estas penurias se sumaba el hambre, ya que sólo fue llamado a desayunar a las once de la mañana, cuando estaba a punto de desmayarse. Desesperado y sin siquiera una cara amistosa que le diera aliento, mirando el arrume de botellas desportilladas que con seguridad le descontarían de su sueldo, decide salir a la calle y se monta en el primer bus que pasa, pensando en regresar donde su tío.

Va extasiado viendo pasar la ciudad por la ventanilla, sintiendo el alivio de haberse liberado de una esclavitud. Todo es desconocido para él; por eso no pierde detalle del recorrido hasta que se percata de que no tiene la dirección de su pariente. No sabe si bajarse o continuar en el bus, si preguntar a alguien o confiar en la suerte.

De pronto, como guiado por un ángel guardián, empieza a ver edificaciones y lugares que le eran familiares. La fortuna lo había llevado a embarcarse la ruta de María Modelo, que recorría de sur a norte la ciudad, pasando por el barrio Montecristo. Allí vio algo que sí recordaba perfectamente: una casa de pretil alto, pintado de rojo. A dos cuadras, estaba la tienda de su tío.

Su siguiente intento laboral lo vivió en el restaurante de su tía Cecilia Gómez, ubicado en la Calle Murillo, frente a la Dirección de Tránsito. Resiste escasamente dos semanas. Aunque es muy buena la comida, no soporta el trajín.

Todos los días va calle arriba y calle abajo buscando trabajo, pero rogando no encontrarlo. Se detiene donde quiera que haya muchachos jugando y se entretiene tanto que hasta se olvida de comer.

Sus bolsillos terminan vacíos, a tal punto que ni para un pasaje de bus le alcanzan. Con uno de sus amigos ocasionales de juegos, consigue una patineta prestada y sigue deambulando en ella por la ciudad, hasta llegar a la Tienda La Estación donde su paisano Helí Rueda Mujica que se apiada de él y le ofrece trabajo, pero en la tienda La Fama, de la carrera 61 con calle 75, que acaba de tomar en arriendo y es administrada por su hermano Gustavo Rueda.

Al llegar a esta dirección, se detuvo a observar el movimiento de clientes y al ver que era mucho el boleo , decide escabullirse amparándose en una mentira:

—Es que el trabajo es para otro muchacho...—le dijo a Gustavo, quien le preguntó si él era quien había enviado Helí para cubrir una vacante—.

No quiso trabajar, pero sí llegaba a dormir y se aparecía "coincidencialmente" en horas de comida. Esa actitud no era de buen recibo por parte de Heli; pero éste, entendiendo que José es un muchacho huérfano, muy sufrido, y que de pronto por su escasa edad es aún inmaduro, decide darle una nueva oportunidad y lo deja quedarse para que ayude en lo que pueda a cambio de techo y comida.

Claro que no fue por mucho tiempo, ya que unos días después, cuando Helí entraba a la bodega de la tienda, pisó accidentalmente la patineta que José había dejado mal puesta, dándose un tremendo porrazo. Su furia fue tanta que tomó la patineta y la partió contra el horno de madurar guineos.

Eran las 10 de la mañana y José continuaba durmiendo, pero su despertar no fue nada agradable, ya que Helí le arrojó una jarra de agua en la cara al tiempo que lo mandaba a buscar trabajo.

Ante el giro imprevisto' de las cosas, y sin patineta, no tuvo más remedio que salir a patoniar hasta que consiguió empleo en la tienda Mi Ranchito. Una semana después empezó a sufrir de un terrible dolor de muela que le hacia berrear toda la noche, con lo cual no dejaba dormir a nadie. Ante la inminencia de tener que llevarlo donde un odontólogo y tener que cubrir los gastos del tratamiento, el dueño de la tienda prefiere despedirlo.

Sintiéndose despreciado, solo e inútil, lejos de su familia y enfrentado a un mundo hostil que le exigía más de lo que podía dar, José lloraba mientras caminaba sin rumbo fijo por las calles de Barranquilla llevando en sus hombros la maleta con sus escasas pertenencias y sin un peso en el bolsillo. Había andado unas veinte cuadras cuando una patiulla de la policía lo detuvo.

De ninguna manera lograba convencerlos de que la maleta era suya. Para demostrarlo les dijo que lo llevaran a la tienda de la señora Irene Guarín, que ella era paisana suya y lo conocía. Allí le dieron trabajo sólo unos pocos días debido a que no se necesitaba de otro ayudante.

Continuó su peregrinaje buscando trabajo hasta que lo encontró en la tienda de Buenaventura Guarín, quien le hizo ver que para engancharlo, iba a despedir al empleado costeño que tenía, y que por ser santandereano, José le podría resultar mejor. Así que es sería su compromiso: superar a la persona que él reemplazaba.

Uno de los primeros oficios que le tocó hacer, fue recoger las verduras que estaban expuestas sobre la vitrina, para envolverlas en papel periódico y guardarlas en el enfriador. En el preciso instante en que se dirigía al aparato para guardarlas, desde el techo cayó un pesado ventilador que volvió añicos la vitrina, sobre la cual segundos antes José estaba agachado.

El asustado muchacho no supo qué hacer, ni qué pensar ante un destino empecinado en perseguirlo de tantas formas. Cuando por fin lo llamaron a almorzar, un poco después de las dos de la tarde, el joven se acomodó en el comedor familiar, pero de inmediato le dijeron que los empleados tenían su lugar en la bodega.

Efectivamente, allí estaba el plato sobre una canasta de cerveza colocada verticalmente frente a otra que se hallaba boca bajo, sobre la cual se tuvo que sentar. Comiendo en esa posición tan incómoda sentía más amargura y añoraba las atenciones maternas en su tierra natal. Sentía ganas de volver, pero aún no había ganado ni para el pasaje de regreso.

Después del almuerzo, el patrón lo envió a comprar el periódico y en el camino sintió deseos de renunciar. Pero recordando que la cajita de cartón donde guardaba su ropa se hallaba en la tienda, se decidió a regresar para enfrentar la situación.

—Don Ventura...—le dijo aterrorizado mientras aquel alzaba la mirada por encima de sus gafas de carey, con rostro ceñudo y adusto, mientras bajaba el periódico que leía—. Yo yo le quería decir que no voy a trabajar, más y quisiera que me pagara el sueldo por las horas que...

—¿Ah? So, hijuepuerca! . —Le interrumpió—. Boté un flojo y ahora usted resultó peor! ¡Lárguese antes que me 'toque darle unos correazos para que aprenda a ser serio! —Le gritaba, mientras el muchacho salía despavorido con todo y cajita de cartón.

Nunca antes había estado tan cerca de recibir una cueriza . Después del susto vino el desánimo. Había sido apabullado tantas veces, que se sentía decepcionado de sí mismo. Caminaba sin rumbo fijo. La noche lo sorprendió en una estación de servicio de la calle 45 con carrera 45. Sus pies se negaban a continuar.

Ante la mirada desconfiada de los bomberos se acomodó en una acera de la edificación contigua y con su cajita de cartón a manera de almohada, se dispuso a pasar la noche.

No durmió. El temor de ser asaltado por los vagos que merodeaban constantemente, la fuerte y fría brisa que soplaba, le impedían conciliar el sueño; pero sobre todo, no lo dejaba dormir sus propia angustia. Se hizo la promesa de que si se libraba de ser apuñalado o sobrevivía al intenso frío iría a implorarle una nueva oportunidad a la persona que más le había ayudado: Helí Rueda.

Comprendió que estaba totalmente perdido y necesitaba encontrar el mismo camino que recorrían las personas que admiraba. A las tres de la madrugada se fue al mercado a buscar a Helí, quien entendiendo a su joven amigo, le brindó un consejo más.

Al amanecer, José estaba enterado de que en la refresquería La Deliciosa, de propiedad de Luis Gómez, se necesitaba un empleado. Trabajó con tanto esmero que de inmediato se ganó su confianza, al punto de llevarlo a vivir a su casa.

Fueron cinco años de esfuerzo continuo y aprendizaje que le merecieron un premio: Don Luis necesitaba unas vacaciones urgentes y le dio el negocio en arriendo durante dos meses. Era un trabajo muy agotador, pero de la mente de José no se borraban las dificultades creadas por él mismo...

Empezó a entender que los insultos y desprecios pueden tener el mismo valor que la alabanzas y las amabilidades. La diferencia la pone quien los recibe y valora, ofendiéndose o ufanándose con ellas, y no quien las profiere.

Helí se lo había dicho a su manera:

— "Si usted le para bolas a la gente, termina loco".

Posteriormente, tomó en arriendo la Panadería Santa Paula de Nelson Alquichire y durante dieciocho meses continuos, trabajando veinte horas diarias, sólo tomó un día de asueto: el viernes santo.

Lo ahorrado allí, sumado a un préstamo que consiguió, le sirvió para que Alejandro Duarte Rueda le arrendara La Favorita, una de las tiendas más prósperas del centro de Barranquilla.

El día que recibió el negocio, se puso a limpiar paredes, pisos y el cielo raso. Estaba concentrado en su labor cuando llegó Elías, hermano de Alejandro, acompañado de varios familiares y amigos a quienes quería mostrar la vieja casona donde había transcurrido su infancia.

Entre los visitantes venía Buenaventura Guarín, la persona que, por vergüenza, menos quería volver a ver. A penas se percató de su presencia, José intentó mantener su rostro oculto, pero fue tan obvia su intención de disimular, que despertó la curiosidad de Don Ventura, quien se le acercó y al ver el rostro del joven lo sorprendió preguntándole con ironía:

— Ole! ¿Por usted no fue que casi me toca vender la tienda para pagar las prestaciones por el tiempo que estuvo trabajando conmigo?

Por fortuna ya todos iban saliendo y no hubo necesidad de dar mayores explicaciones. Desde ese momento sintió que su espíritu se ponía en paz con el mundo. La vida le estaba enseñando a ser más humano, pero también a ser más responsable de sus actos, porque ellos producen efectos que nunca se pueden adivinar anticipadamente.

Habiendo aprendido a merecerse a sí mismo, empezó a recibir el apoyo de las personas que le rodeaban. Por sus esfuerzos y aplomo adquirido, Helí lo aceptó como su socio. Era el inicio para José Becerra como empresario.

Su vida personal también se asentó cuando conoció, años después a quien hoy es su esposa, Amparo Rueda Vecino, quien le ha dado la más grande alegría de vivir representada en Vanessa Carolina, una hermosa criatura que ha despertado en él la razón de sus nuevos ideales.

Hoy, disfrutando de la tranquilidad de un presente pletórico, lejos de las angustias de un incierto futuro, José reconoce que su vida cambió cuando evolucionó en su manera de pensar.

Porque el mundo ha tasado un tiempo para nacer, un tiempo para jugar, un tiempo par trabajar y un tiempo para morir. Quien no acate tal cronograma corre el riesgo de fracasar. Aquellos anhelos de volver al pueblo cuando se sentía derrotado, hoy los satisface constantemente, aunque no siempre de cuerpo presente, ayudando a solucionar problemas de la comunidad a través del "Comité Amigos de La Fuente", a cuya presidencia llegó motivado por su deseo de servir y procurarle un mejor vivir a quienes padecen necesidades apremiantes.

 

(…)

 

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Ahora la telenovela cubana: Ni contigo ni sin ti

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Violeta Yangüela - Lic. Ciencias Sociales, Columnista y Escritora - Santo Domingo, República Dominicana

 

Autora: Violeta Yangüela Simó

Sin ninguna duda que Cuba ha sido la protagonista de la Cumbre de las Américas. El encuentro de Barack Hussein Obama y Raúl Castro ha sido el momento espectacular.

Se supone que en estas reuniones se emite una declaración conjunta. Por supuesto la fotografía de la familia se incluye en el espectáculo mediático. Pero esta vez no hay declaración conjunta. Esta vez las declaraciones y los discursos del presidente estadounidense y del presidente cubano se han convertido en la declaración.

El Rey Fidel CastroDice el presidente Obama: Tenemos respeto por las diferencias entre nuestros países. Ya pasaron los días en que nuestra agenda en este hemisferio a menudo presumía que Estados Unidos podía entrometerse con la impunidad. La libertad de ser escuchado es un principio con el que el continente americano está comprometido en general. 

Y eso no significa, como dije, que vamos a estar de acuerdo en cada problema.  Pero debemos resolver aquellos con franqueza, honestidad y civilmente, y darle la bienvenida a las voces de todas las personas en los debates que formarán el futuro del hemisferio. 

Estados Unidos"no será prisionero del pasado, porque Estados Unidos mira hacia el futuro. Los cambios de política hacia Cuba abren una nueva era en el hemisferio. Me comprometí a construir una nueva era de cooperación con base en intereses de respeto mutuo. He cumplido con ese compromiso; nos reunimos aquí en un momento histórico".

Después de una larga exposición histórica de las políticas intervencionistas del Imperio, dice Raúl Castro, “hemos expresado al Presidente Barack Obama, nuestra disposición al diálogo respetuoso y a la convivencia civilizada entre ambos Estados dentro de nuestras profundas diferencias.

Aprecio como un paso positivo su reciente declaración de que decidirá rápidamente sobre la presencia de Cuba en una lista de países patrocinadores del terrorismo en la que nunca debió estar.

Obama haciendo sus pinitos de angelitoHemos expresado públicamente al Presidente Obama, quien también nació bajo la política del bloqueo a Cuba, nuestro reconocimiento por su valiente decisión de involucrarse en un debate con el Congreso de su país para ponerle fin. Este y otros elementos deberán ser resueltos en el proceso hacia la futura normalización de las relaciones bilaterales”.

“Por nuestra parte, continuaremos enfrascados en el proceso de actualización del modelo económico cubano con el objetivo de perfeccionar nuestro socialismo, avanzar hacia el desarrollo y consolidar los logros de una Revolución que se ha propuesto conquistar toda la justicia para nuestro pueblo”.

O sea, Cuba necesita salir de la lista de los países calificados terroristas y poner fin al bloqueo para poder actualizar el modelo económico cubano para perfeccionar el socialismo.

En otras palabras: en un tiempo el contigo porque me matas era la consigna, y ahora el sin ti porque me muero es el camino a la perfección de la Revolución.

Dicho de otro modo, para salir de la pobreza, Cuba y su revolución necesitan de Estados Unidos.

Ver para creer.

 

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Ismael Cala en la tradición y la vanguardia de la voz cubana

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Evaristo Camargo-Rodas - Periodista Cultural y Crítico de Arte - Barranquilla, Colombia

 

Autor: Evaristo Camargo Rodas

Uno de los atributos más destacados de la cubanidad es la voz. Posee una coloratura sonora rica en matices, tonos, oscilaciones, vaivenes timbricos con los cuales quisieran transmitir al mundo, a la humanidad la inagotable e inconmensurable capacidad que tienen para percibir y captar a la realidad que viven, con la que interactuan y, generosos —Generoso, Generoso soneaba el gran Benny More— compartir, mediante la voz, entre otros recursos -otro es y ha sido su aclamada y celebrada calidad musical- esa visión excepcional.

Por eso han sido cubanos los designados a lo largo de los tiempos para transmitir oralmente grandes acontecimientos de la historia no solo por su tonalidad univeersal sino principalmente por esa riqueza sonora capaz de evocar en el oyente lo que el locutor contempla.

Asi esposible transmitir gran parte del paisaje de realidad que el locutor sabe debe recibir el radioescucha e incluso, como lo apreciamos magistralmente en lsmael Cala, el televidente.

Ismael Cala es un periodista, productor y presentador de radio y televisión cubano con nacionalidad canadiense, que reside en Estados Unidos.¿Y saben quiénes tienen, tenemos, tremenda afinidad, similitud con los cubanos?. Pues, nosotros, si nosotros los barranquilleros que como ellos sabemos ver mas allá, traspasar los niveles de obviedad y en consecuencia transmitirlo.

Como ellos con generosidad -Generoso, Generoso-. Por eso es que nuestro timbre quillero nada que ver con la voquibilidad costeña, por favor interioranos, andinos y demás, no nos confundan. Lo que es imposible confundir, así le den a costeños el papel de representar a barranquilleros como en el caso de Valenciano por un vallenato.

Cuánto desatino, cuánto despropósito y arbitrariedad. Y viceversa, a barranquilleros para encarnar a vallenatos, cuánto disparate, no crean que pueden así como así destruir y confundir la identidad barranquillera, respeta, respeta.

Al igual que nuestros hermanos caribes, los cubanos, los barranquilleros con D’ifarnessio transmitiendo para la BBC londinense y para el mundo castellano, el discurso de Jhon F. Kennedy, con Patricia Cepeda transmitiendo el discurso de posesión de Barack Obama en su primer mandato, sin olvidar la antológica presentación de nuestra paisana SHAKIRA que puso a danzar a la presidencial family y al mismísimo Steve Wonder, hemos estado representados en esos top eventos lo cual demuestra esa empatia, hermandad que sólo propicia y crea el Caribe. Respeta, respeta.

De plácemes estamos por el privilegio que nos brinda la Universsidad del Norte a través del Centro de Educacion Continuada de compartir, escuchar y aprender de ISMAEL CALA, dignísimo heredero, legítimo y escogido y selecto de esa bella tradicion de grandes voces que enriquecieron el acervo oral del Caribe y Latinoamerioca.

ISMAEL CALA, figura principalisima del influyente, relevante y brillante staff periodístico de CNN Channel estará, Dios y las potencias yorubas madiante, el Miércoles 22 de Abril desde las 5.30 P.M. compartiendo personalmente su valioso e importante bagaje profesional, personal y creativo en el Coliseo Los Fundadores de la Universdad del Norte que de esta manera sigue fiel a los principios de alta excelencia y compromiso irrevocable con la innovación, investigación, ciencia y cultura implantado por los fundadores y conservados con estricto celo encumbrándolos aún más por ese orgullo nuestro que es el brillante pensador, Jesús Ferro Bayona.

 

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El Centro Democrático más vivo que nunca

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Alejandro Duarte Rueda - Dirigente Gremial, Sociólogo - Barranquilla, Colombia

 

Autor: Alejandro Duarte Rueda

Recientemente se han escuchado múltiples voces afirmando que la paz en Colombia debe ser bien negociada, que no puede haber una paz negociada sin la presencia del expresidente y senador Álvaro Uribe Vélez. Es necesaria la presencia de Uribe y de todo el Centro Democrático para lograr una verdadera paz.

Es decir, no se podría concebir una paz sin la presencia de un movimiento que llevó a las urnas más de siete millones de votantes. Por eso creemos que es muy importante la presencia del Centro Democrático en los diálogos de La Habana para que estos puedan avanzar y dar resultados prontos, concretos y realistas.

Muchos líderes jóvenes que quieren hacer presencia en la política han expresado que es muy importante que se den estas alternativas porque lógicamente quienes ya estuvimos en las lides políticas tenemos la experiencia y el conocimiento para poder guiar a estas personas.

La presencia del senador Jaime Amín, del empresario Julio Aldana y de otros líderes regionales, es prenda de garantía para encabezar un movimiento que nos debe llevar al triunfo final.

ColombiaDecía muy bien el excongresista y presidente del comité departamental del Centro Democrático, Ricardo Rosales, que es necesario tener una unidad coherente dentro del movimiento, como personas que pensamos y razonamos en pro del desarrollo y que por vocación siempre hemos estado dedicados al trabajo y a la política democrática.

Por eso de ahí surgió la idea de talleres que se van a realizar en Barranquilla con la presencia del expresidente y senador Álvaro Uribe y del excandidato Oscar Iván Zuluaga, quien precisamente estuvo en la ciudad acompañando a otros jóvenes que también desean incursionar en la política.

Para nosotros es muy importante que estas nuevas generaciones se interesen por el devenir histórico de la ciudad, la región y el país. Vemos cómo Barranquilla cambia, crece, se dinamiza, es un ejemplo nacional y estamos muy motivados para apoyar a estos jóvenes talentos para que junto con los administradores locales y departamentales hagan de esta ciudad y el Atlántico un modelo para las futuras generaciones.

Nosotros llegamos a esta ciudad en los años 70 y ahora nos encontramos disfrutando realmente de una paz estable y duradera en la ciudad, algo empañada por la inseguridad, pero con una nueva cara, dinamismo económico, con obras, vías, entrega total por parte de la administración, que nos motiva a los empresarios a continuar con nuestro trabajo para que esta futura generación, nuestros nietos, sean los primeros que disfruten los años venideros cuando Barranquilla vuelva ser lo que fue, la Puerta de Oro de Colombia.

Todo eso nos tiene motivados y pensamos que si todos estamos unidos por el progreso de la ciudad sin distingos de clase, posición política o rango económico, podemos conseguir una ciudad digna y que sea el mejor vividero del mundo.

La paz es lo que queremos todos, sin sectarismos, apoyando las cosas buenas que está haciendo el gobierno nacional, así vamos resolviendo los problemas que aún nos aquejan en este país que nos ha dado todo.

¡Unidos somos más!

 

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Cómo aprovechar el limón para deleitarse y aumentar tus defensas

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Autor: Desconocido

Lavar el limón y colocar en el congelador de tu refrigerador. Una vez que el limón se congela, utiliza tu rallador y limón entero (no es necesario pelarlo) y espolvorea encima de tu alimento.

Limón CongeladoEspolvorea en tus bebidas, vinos, ensaladas, helados, sopas, pasta, salsa de pasta, arroz, sushi... Todos los alimentos tienen un sabor inesperadamente maravilloso, algo que nunca has probado antes.

Probablemente pensabas que sólo el jugo de limón contenía vitamina C.

Bueno, sabemos que las cáscaras de limón contienen vitaminas de 5 a 10 veces más que el jugo de limón en sí. Y sí, esto es lo que te has estado perdiendo. Pero a partir de ahora, al seguir este sencillo procedimiento para congelar el limón entero y espolvorear encima de tus platos, puedes consumir todos los nutrientes y obtener más salud.

Cáscaras de limón rejuvenecen tu salud en la erradicación de los elementos tóxicos del cuerpo. ¡Genial!¡Aprovecha los beneficios sorprendentes de limón!

Limón (Citrus) es un producto milagroso para matar las células cancerosas.

Su sabor es agradable y no produce los horribles efectos de la quimioterapia. ¿Cuántas personas mueren mientras este secreto se mantiene, a fin de no poner en peligro las grandes corporaciones multimillonarias? Puedes usar cualquier tipo de limón o lima.

Puedes comer la fruta de diferentes maneras: la pulpa, jugos, bebidas, preparar helados, pasteles, etc... Se le atribuye muchas virtudes, pero lo más interesante es el efecto que produce sobre los quistes y los tumores. Este fruto está probado contra los cánceres de todos los tipos. Algunos dicen que es muy útil para todas las variantes del cáncer.

También es considerado como un espectro antimicrobiano contra infecciones bacterianas y hongos, eficaces contra los parásitos internos y los gusanos, regula la presión sanguínea y la tensión arterial es un antidepresivo y combate el nerviosismo.

Es un alcalinizante extraordinario que regulariza el pH de la sangre para tener una salud óptima.

Aplicación del limón congeladoLa fuente de esta información es fascinante: procede de uno de los mayores fabricantes de la droga en el mundo, dice que después de más de 20 pruebas desde 1970, los extractos revelaron que:

Destruye las células malignas en 12 tipos de cáncer, incluyendo el de colon, de mama, próstata, pulmón y páncreas... Los compuestos de este fruto demostrado ser 10,000 veces mejor que el producto Adriamycin, un fármaco comúnmente usado en el mundo como la quimioterapia, la disminución del crecimiento de células cancerosas.

Y lo que es todavía más asombroso: este tipo de terapia con el extracto de limón sólo destruye las células malignas del cáncer y no afecta las células sanas. ¡Más vale tarde que nunca!

Comparte esto a tus amigos y conocidos.

 

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