Dos mil años son demasiado tiempo como para que no haya episodios que el papado no quisiera recordar; estos son algunos de ellos.
Hombres de guerra
El ánimo bélico de algunos papas se hizo evidente desde temprano. Clemente I, el sucesor de San Pedro, en el año 100 amenazó a los corintios si estos se resistían a aceptar su autoridad. El ímpetu guerrerista se extendió durante siglos y en 1673 encontró a uno de sus máximos representantes: Inocencio XI.
Su papel fue clave al reunir a varias potencias en la llamada Liga Santa e impulsar, incluso con dinero, una guerra contra el imperio otomano, que asediaba a Europa. Sus acciones fueron decisivas para expulsar a los turcos y para que los historiadores lo consideraran el defensor del Occidente cristiano.
Exiliados, olvidados, asesinados…
El poder de un papa es enorme y siempre ha atraído intereses de todo tipo. A lo largo de la historia, algunos pontífices no se han dejado manipular y por ello han terminado asesinados, en la cárcel o el exilio. En el siglo I, Clemente I fue arrojado al mar con un áncora al cuello.
En los siglos IX, X y XI, Esteban VI y Benedicto VI murieron estrangulados, y Clemente II, envenenado. Por lo menos hay 15 muertes mas sin aclarar. Pero los enemigos del papado no siempre han asesinado, sino también desterrado.
Uno de los casos más conocidos es el de Martin I, que tras ser arrestado por un emisario bizantino, torturado y juzgado en Constantinopla por supuesta herejía, murió en Crimea, en 655 enfermo, solo y exiliado.
Las concubinas del poder
Las amantes pontífices definieron lo que hoy se conoce como el “siglo oscuro” del papado o el “reinado de las prostitutas”. Sergio III, que llegó al trono en 904 con la ayuda de sus soldados y asesinó a sus predecesores, mantuvo a una amante de 15 años llamada Marozia.
Tras la muerte de papa, la mujer se convirtió en la verdadera mano detrás del poder papal, que quedó en manos de su hijo Juan XI. Bajo la influencia de Marozia y otras concubinas, los papas se volvieron marionetas sin carácter, sometidos a la voluntad de los aristócratas romanos, los reyes italianos y los emperadores alemanes.
Papado y nobleza
El 9 de agosto de 1492, un conclave de cardenales debía elegir el sucesor del fallecido Inocencio VIII. Lo que distinguía a este evento de otros es que una buena parte de los participantes provenía de las familias más poderosas: los Orsini, los Borgia y los Medici.
No sorprende cuál fue el resultado de la votación: el ambicioso cardenal Rodrigo de Borgia compró la mayoría en el cónclave y manipuló el voto a su favor. Como Alejandro VI, puso al papado al servicio de la nobleza y, a fuerza de excentricidades, envenenamientos y orgías en el Vaticano, se erigió como una de las figuras más polémicas de la historia del papado.
La mafia acecha
Uno de los grandes misterios de la historia reciente del papado tiene que ver con su presunta relación con la mafia italiana. El tema es prácticamente un tabú en la Ciudad del Vaticano, pero pocos dudan de que a dos poderes geográficamente tan cercanos los alíen intereses comunes.
El asesinato del banquero italiano Roberto Calvi en Londres en 1982 dio combustible a las especulaciones. Una crisis financiera había conducido a muchos italianos a sacar su dinero del país y muchos usaron el Banco del Vaticano para ponerlo en el extranjero.
Calvi, a quien por sus estrechos vínculos con el Vaticano lo llamaban “el banquero de Dios”, movió a otros países dineros sospechosos, a todas luces provenientes de la mafia. Y lo hizo a través del banco de los papas.
Duros con la ciencia
En su relación con las artes y la ciencia, los sucesores de San Pedro siempre fueron ambiguos. Hubo algunos comprometidos con las humanidades, como Nicolás V, que entre 1447 y 1455 ordenó la construcción de la biblioteca del Vaticano.
Julio II se encargó de erigir la basílica de San Pedro y apoyó a pintores como Rafael y Miguel Ángel al darles trabajo en la capilla Sixtina.
En 1582, Gregorio XIII reformó el calendario occidental, y en 1883, el erudito liberal León XIII abrió el archivo papal a las ciencias.
Pero estos hechos no tapan las manchas históricas que dejó la sanguinaria persecución de filósofos y científicos, o la triste tradición del índice de libros prohibidos, cuyo gestor fue Paulo IV en 1557.
¿Silencio ante el abismo?
Uno de los capítulos más oscuros está marcado con el nombre de Pio XII. Su antecesor, Pio XI había sido cercano al dictador italiano Benito Mussolini con el fin de fortalecer el Vaticano. Cuando años más tarde el racismo y la violencia de Adolf Hitler ya eran conocidos, ambos Píos impulsaron la firma de un concordato con Alemania nazi.
La armonía con el fascismo era una plataforma de poder y contra el comunismo, que había declarado enemigo a la Iglesia. Antes de ser papa, Pio XII había sido nuncio en Berlín y su cercano aliado, lo que le granjeó el odio de la comunidad judía. Como sumo pontífice, a partir de 1939 intentó borrar lo hecho ayudando a las víctimas del nazismo.
2000 años de papado
Año 65.- Muere San Pedro, el primer representante de Cristo en la Tierra.
Años 314-335.- Silvestre I convierte al emperador Constantino al cristianismo.
Año 1054.- Los católicos de Roma y los ortodoxos de Constantinopla se dividen y causan el Gran Cisma.
Año 1095.- Urbano II une a los cristianos europeos y lanza la Primera Cruzada.
Año 1309.- Clemente V es el primero de los siete papas franceses que residen en Aviñón.
Año 1521.- León X excomulga a Martin Lutero y desencadena la Reforma protestante.
Año 1545.- Paulo III inaugura el Concilio de Trento para reformar el catolicismo.
Año 1798.- Pio VI debe abandonar Roma por el asedio de las tropas de Napoleón.
Año 1870.- El ejército italiano toma los Estados Pontificios; Roma se convierte en la capital de Italia.
Año 1962.- Juan XXIII inaugura el Concilio Vaticano II para modernizar el catolicismo.
Año 1978.- Con su carisma y sus viajes, el conservador Juan Pablo II le asegura simpatías al papado.
Año 2013.- El dogmático alemán Benedicto XVI, sucesor de Juan Pablo II, renuncia a su cargo papal.
(Tomado de Revista Semana, ed. 1607)