Autor: Evaristo Camargo-Rodas
“Si los rumberos me llaman yo los pongo a guarachar (bis) y va a sonar mi guaguancó”
Come´s Here Ricky Ray
César, su hermano Dagoberto y su padre Concepción Hernández–El Coreano– conformaron una tripleta ungida por los dioses de la salsa. Dagoberto, el Discplus, el Bestseller de los disc-jockeys salseros es el único sobreviviente de ese trio único, excepcional, maravilloso, irrepetible.
Son, los tres, iconos inigualables en la Historia Salsera de la Gran Cuenca del Caribe.
Ahora, coincidiendo en la fecha con la muerte de Héctor Lavoe y no es casualidad pues detrás de esto están los designios de los Dioses –César Hernández ha partido a continuar en otra senda el sino que en la tierra en Barranquilla, Caracas….
Le prodigaron las Deidades que gobiernan los absolutos del arte y la música del caribe… y de la salsa! César está con nosotros, César, el mayor de los grandiosos exponentes del glorioso Coreano, sigue con nosotros.
Su inmenso legado conformado por esas memorables y sublimes jornadas que nos hizo vivir con sus sesiones, sus performances y programaciones inspiradas en la más autentico y genuino del bembé salsero viven y vivirán en cada uno de los miles y miles que a lo largo de su rutilante carrera de medio siglo, respeta, respeta, tuvimos el privilegio de escuchar y vivir de primera mano, en primera fila, en cada mesa, barra de los centros nocturnos o de las verbenas donde, El Más Grande César Hernández, soltaba, bombardeaba, retumbaba y hacía delirar y llevar al paroxismo a todos los que aun cuando ya lo teníamos referenciado como un ser iluminado para la música por los supremos de los reinos de la espiritualidad no podíamos evitar asombrarnos con sus sesiones deslumbrantes.
Era, y es, frecuente oír exclamar a los salseros catalogar, calificar sus programaciones así: “César, como los Dioses” o “Dagoberto, como los Dioses”. A tal punto ello es tan cierto que en medio de una jornada salsera los asistentes los aguijoneaban, los estimulaban diciéndoles precisamente eso, “como los dioses, César”, “como los dioses Dagoberto”.
Asistir donde César o Dagoberto tocaban, programaban era peligroso para el bolsillo. La gallada, la barra, el combo, el grupo de amigos se concertaban y acordaban guardar aparte la plata para el taxi de regreso para cuando finalizara la descarga, cual taxi, César y Dagoberto, como quien no quiere la cosa sabían, y saben, como mantener al oyente, al espectador, al asistente en vilo, expectante, lo sostienen en umbrales de deleite salsero tan arrebatadores tan inolvidables que con tal de no perderse, de seguir, de continuar con esos estados de éxtasis… se gastaban hasta el ultimo centavo! por eso ellos, el Conce Hernández –el padre- César, El Sumo sacerdote, y Dagoberto la quinta esencia de la salsa más depurada, han permanecido y permanecen imborrablemente en la memoria, en el cariño, la devoción, fidelidad y recuerdo de varias generaciones de salseros que recibieron de ellos la más lograda programación que se haya podido combinar, elegir, mezclar, sintetizar, realizar, con la salsa en este planeta tierra.
Si. Ellos han sido los mejores programadores de salsa que la salsa haya conocido en el mundo. Comenzando porque uno de sus periodos de oro fue cuando la salsa estaba en su apogeo, mandaba la parada y ellos, Conce, César y Dagoberto, sentaron catedra, escuela, marcaron rutas, pusieron innumerables éxitos que todavía se escuchan en Barranquilla.
Hay que decir que Dagoberto ostenta el inmenso galardón, inalcanzable e inigualable a estas alturas, de ser el único disc-jockey a quien le fue grabado un Long Play con parte de esos en esa época éxitos, Long Play en cuya caratula aparece el Pick Up El Coreano y Dagoberto, respeta, respeta.
Llegó la hora de saberse la verdá como reza un súper tema salsero. De que se lea en letras digitales u otras, que fue en el Coreano con Conce, César y Dagoberto donde las figuras que después crecieron y se dieron a conocer en la radio aprendieron, se formaron, se informaron, se enteraron de los fundamentos, del bagaje, de la esencia del guaguancó con tales como Jairo Paba Salcedo (su programa Viernes Para Recordar ha sido el que más se ha escuchado, el de la más inmensa sintonía en la historia de la radio en Barranquilla y en el Caribe, respeta, respeta, Luis Altamiranda, Sandoval, Andy Pérez, Mike Char, Ley Martin (quien traicionó a la salsa y hoy es un despreciable y repugnante yuquero de siete suelas) y muchos más para quienes El Coreano fue su universidad. Que conste. Que quede claro. Respeta, respeta.
Ver poster de una Reina Inolvidable...
Su sabiduría, su sabor, su arte consumado para extraerle a la salsa sus máximas resonancias gozosas les sirvió para continuar incólumes a lo largo de estas últimas cinco-5-décadas.
Incluso en los periodos en los que parecía languidecer el ímpetu salsero, cuando la aberrante invasión de hordas bárbaras de la Costa Atlántica arrinconaban a los raizales barranquilleros con su apestoso vallenato impuesto con infame violencia generalizada, ellos, los Hernández, la que yo llamé en alguna época “La inmortal Dinastía del Coreano” supo mantenerse firme, altiva, irrevocable en sus convicciones y compromiso con lo mejor de la cultura musical del Caribe con la salsa a la cabeza. También eso hizo Ralphy Cien en la CIEN, nada, que ver con la yuca.
Cesar y Dagoberto jamás se doblegaron ni dieron su salsa a torcer.
Asistir ir donde ellos programaban era y es garantía, con Dagoberto el único sobreviviente de esa inmortal Dinastía Coreana, de disfrutar, de vivir jornadas inolvidables donde se conocen inéditas experiencias sonoras con la salsa. Así que con Dagoberto usted todavía está a tiempo de vivir una verdadera, como mandan los dioses de la salsa experiencia del otro mundo.
Búsquenlo donde este y elévense. Después no digan que no se los advertí. Es que las de ellos eran experiencias como del otro mundo de las que uno venía a despertar cuando el sol llamaba a receso. Como no gastarse por eso hasta el ultimo centavo?. Con Cesar compartí muchas jornadas en las que él fue héroe.
Vale recordar con gran emoción cuando en el 2° Encuentro de Disc Jockeys Salseros (el 1° lo organicé en la CIEN) craneado y realizado por el suscrito en el estadero, Mi Gente (ojo fue el que implantó fundacionalmente este formato desconocido hasta entonces, el de Estadero con los aportes invaluables y decisivos de Luis Sánchez Coll, Rafael Marriaga Ruiz, los hermanos Fernández Luis Carlos y Donaldo, Israel Sánchez Coll, el suscrito y otros) y que yo lo denominé LA MAFIA DEL GUAGUANCO y en el que compitieron Dagoberto Hernández por Mi Gente, Albertico Viloria del Diamante, Cesar Hernández por el Big Fox de Molinares, y Luciano Barraza.
Con un lleno a reventar se desató un duelo intenso que se decidió al final en favor de….Cesar Hernández quien bateó a Albertico el cual en la meta se la jugó con “Descarga con Willie” sin contar con que el gran Cesar le soltaría, nos soltó Quiquiriki de Lou Colon el cual puso de pie a todos en Mi Gente y se pusieron como locos a bailar, a gritar, a saltar y aclamar al gran Cesar que por supuesto fue el gran ganador absoluto.
Como se sabe Quiquiriki se constituyó por todos esos años en un éxito por toda Barranquilla.
Respeta, respeta.
Después de los 3 primeros encuentros de disc-jockeys que organicé por amor a la salsa, a Barranquilla y principalmente, para enfatizar en la dignidad de esos actores de hazañas en el mundo nocturno como son los picoteros, y a fe que lo conseguí puesto que a partir de esos 3 primeros encuentros adquirieron ese status disc-jockeys superando al de picoteros, respeta, respeta, a alguien se le ocurrió montar una imitación, una copia en el Rancho Currambero (en mis cuentas fue rigurosamente el 4° a partir del cual nada tuve que ver pero asistía a ver mis frutos).
Allí desfilaron los mejores disc-jockeys, los más aclamados tal como yo los presenté en los 3 primeros. En el momento culminante Cesar estaba a la cabeza cuando Albertico se le acercó peligrosamente con una audaz tanda de salsa bailable. Cesar apeló a toda su sabiduría, sacó toda la experiencia y conocimiento y soltó una mega bomba sonora que se apoderó de todos los espacios, de todos los intersticios habidos y por haber: Juguete de la orquesta Bongoloy que hizo que todo el mundo se enardeciera y vibrara al punto que mientras Juguete sonaba los disc-jockeys competidores levantaron en hombros al gran Cesar y lo pasearon en medio de frenéticos vítores, por todo el Rancho Currambero.
Fue la 1° y única vez en la que los dic-jockeys de salsa cargan en hombros a un colega y ese día memorable, ese honor de gallardía, de nobleza y reconocimiento los disc-jockeys de Barranquilla se lo prodigaron a Cesar Hernández. Respeta, Respeta.
Un oscuro y casi anónimo propietario de un centro nocturno venido a menos, a muchos menos, le sonó la flauta y tentó a Cesar cerrando con este una contratación importante que convirtió a Cesar en el disc-jockey mejor pagado de la ciudad.
Dicho sea de paso cuando instauré los encuentros de disc-jockeys fue también para tener en mente precisamente esto, que siendo ellos el alma y nervio, el corazón y sangre de los establecimientos nocturnos, se los tenia en un rincón y mal pagos.
Mis encuentros sirvieron para ponerlos en primer plano aunque los ridículos propietarios quisieron después competir con sus propias estrellas haciendo dizque competencias de propietarios exponiéndose al escarnio y a la burla. Zapatero a tus zapatos.
Busca tu charco babilla. Como todas las personalidades tocadas con la gracia del arte, la Dinastía Coreana de Cesar y Dagoberto tienen su legítimo orgullo, su genio. Por razones que Cesar sabía, y yo y Dagoberto también, en algún momento Cesar tomó una amistosa y pequeña distancia conmigo que se zanjó gracias a Dios felizmente como tenia que acabarse: con salsa.
Una noche llegué al centro nocturno donde Cesar reinaba como amo absoluto del sabor. Mientras, de pie buscaba la manera de ubicarme y en dos mesas estaban entre otros los propietarios, Cesar soltó una mega bomba como solo el sabia hacerlo en el momento más oportuno, más indicado.
Quede paralizado porque entre otras cosas no conocía el tema (que luego fue éxito en toda la ciudad). “Quítate La Máscara” en vivo donde canta al principio Ray Barreto, y cuando atiné a reaccionar vi a Cesar descendiendo majestuoso los escalones con el orgullo y la satisfacción brotándole por toda su noble humanidad.
Una visión tridimensional y viviente de Marcel Duchamp en una deslumbrante noche caribeña – Salsera. Corrí a abrazarlo y a felicitarlo y el me bajó los humos, me aguantó (pero sabia muy bien que una vez más había ido directo y a la yugular) diciéndome, con las palmas dirigidas hacia mi “Hasta ahí, hasta ahí” y pavoneándose se dirigió a las mesas de los propietarios quienes en todo momento instante a instante no apartaron sus ojos ni su atención a todo cuanto estaba desarrollándose.
Cesar, con esto lo que quiso fue lograr 4 objetivos, disipar la confusión entre los dos, darme por la cabeza, “dañarme” el oído, ironizar con eso de “quita te la máscara” pero sobretodo hacerme un elegante homenaje al poner un tema que recién había salido de los estudios de grabación.
Cesar supo cuanto se lo agradecí. Fue una noche inolvidable de la cual Dagoberto, quien llegó conmigo fue testigo regocijado y de excepción. Después, algunas veces Dagoberto me ponía pereque diciéndome “Evaristo, hasta ahí, hasta ahí”.
Pero todo esto ha estado regido por las potencias espirituales a las que tanto se les ha ensalzado y alabado en la música afrocaribe y en la salsa y a las que, des de luego, los Hernández han respetado. Para muestra Cesar sacó un tema que nadie sabía estaba en la discoteca donde salseaba.
Con ese tema ganó un evento. Después el propietario lo utilizaba para ganar hasta que lo “perratearon”. En dicho mega tema se invocan desde el coro, en el tono, y en toda la puja con la sutileza que solo el arte puede alcanzar, y se respetan a esas potencias presentes en la cultura popular afrocaribe: Guaguancó Callejero del grupo venezolano Cadáver Exquisito fue uno de esos lauros triunfales con el sello personal e indiscutible de Cesar. Como también, entre muchos otros, Vengan Pollos, Pá Monte Adentro, Señor Sereno, Tu son (Mirian Makeba) y el emblemático del Coreano Niña y Señora... Cesar mientras hayan barranquilleros con vida, La rumba salsera no se acaba.
La ciudad, tu ciudad Barranquilla fue capital de la salsa en Colombia gracias a ti, a Dagoberto, al Conce Hernández, a Ralphy Cien, a Albertico Viloria, a Jorge Cuchara e Palo Viloria, a Tony González, a Luciano Barraza, a Omar Jiménez El Mocho, a José Timbalero Romero ( uno que siempre ha estado en los más altos niveles de excelencia) Chicho y Pijuan (eternos archirrivales del Coreano) ambos con sitiales de honor y gloria en la historia salsera con el portentoso Pijuan, Maurizio Meléndez y su etapa gloriosa en la inolvidable Gran Vía, Nelson García del Milán, El Pocho (q.e.p.d.), Chino Barraza, Sampic Orlando Antolinez garantía de los más finos y altos estándares en la exigente jerarquía salsera, Sampic con su propia identidad guarda mucha semejanza con Cesar y Dagoberto a quienes le hizo recientemente homenajes y algunos otros quienes conformaron la vanguardia de oro de la salsa que enalteció a Barranquilla ante el mundo.
Nayibe Peynado en su Esquina Currambera quien hizo a la 8 donde reinó y marcó una época. Allí le hice un homenaje a Johnny Mambo.
Mención especial merece Eduardo Conde Mora, un acreditado y prestigioso consultor financiero y asesor de empresas, quien en sus años mozos como fanático del Coreano y llave de Cesar y Dagoberto llegó a cargar el pick up aprendiendo demasiado al punto que varios temas que fueron tremendos éxitos se deben a Eduardo Conde, como las Cosas de Joe, de Joe Pastrana. En el salserísimo barrio San José Eduardo Conde es el top plus de la salsa y es de la escuela Coreanera.
A los programadores de generaciones posteriores tipo Misael Acosta, Oscar Pájaro y demás , les digo como Héctor Lavoe y sigan este sabio consejo “mi saludo a Cesar, Dagoberto, Albertico, Jorge Cuchara e Palo, Ralphy Cien, Benedicto Figueroa El Venedo, Tony González, Luciano Barraza, Omar Jiménez El Mocho, José Timbalero Romero, Sampic Orlando Antolinez, Pablito, Lucho Cien, Jorge Herazo del celebérrimo y durísimo Malecón, Lucho Boricua, Carmelo Mariotti, Walter Gordon, El Jimmy de El Venedo, esos son grandes disc-jockeys…hoy te dedico mis mejores pregones escuchen bien su programación lo mejor es lo de ayer, aprendan de los mejores”.
Si todos deben aprovechar y aprender de estos inmensos disc-jockeys y personajes. Propietarios y coleccionistas nada que ver, porque programar como los dioses no es para cualquiera. Respeta, Respeta.
No bajen la guardia muchachos, Barranquilla, lo que queda de nuestra ciudad (Barranquilla salsera es oasis de paz, Varranyuca es extorsión y otras sanguazas forasteras) les admira, les sigue y les aclama. Su causa, la causa salsera esta casada eternamente con el futuro.
El porvenir nos pertenece….y bembé!
En honor a Cesar, a Dagoberto, al Conce, y a todos ustedes por primera vez, en estricta exclusividad (no la tiene nadie) el Coreano se caracterizó precisamente, entre otros, por esa exclusividad, publicó cuatro mega joyas de los tesoros de mi archivo salsero, son graficas de carteles, anuncios y fotos de cuando la salsa reinaba en New York y el mundo. Creen que a ellos se les puede homenajear con algo menor.
Ni de fundas, Respeta, Respeta. Ojo, si luego ven estas 4 imágenes inéditas por allí es que fueron pirateadas, copiadas, plagiadas de este importantísimo portal web. Y “que siga la salsa”. “el Coreano pone la salsa…que salsa pa gozar”, “el Coreano trae la salsa que salsa… que salsa pa ´ bailar” del inmortal himno salsero, Duelo de Picoteros soneado por el gran sonero barranquillero Jairo Licazale.
Ricardo Ray y Bobby Cruz, su era Ricardiana de Oro en Barranquilla y Colombia, como la llamó Israel Sánchez Coll, tuvo su esplendor medular en El Coreano y uno de sus hipermega éxitos quedó para la historia como estandarte pleno, vibrante de sabor y desafío salsero y que ahora es como la condecoración que todos los disc-jockeys aquí mencionados, todos los personajes memorizan, recuerdan, sacan a relucir cuando anuncian, pregonan que están dispuestos a bombardear ¡Saaalsa!
“Si los rumberos me llaman, yo los pongo a guarachar, Si los rumberos me llaman, yo los pongo a guarachar y va a sonar mi guaguancó Con güiro, timbal y piano, para que puedan gozar. Ya los rumberos me llaman con Rickie Ray azúcar y mambito con Rickie Ray….”