Autor: Alejandro Duarte Rueda
Los sectores comercial y empresarial del centro y el sur de Barranquilla hemos visto con mucha preocupación cómo la empresa Electricaribe está manejando el servicio en la temporada de lluvias, porque cada vez que llueve suspende el servicio.
Eso no es un fenómeno nuevo, se viene dando desde hace mucho tiempo atrás y esta empresa no previene, no es previsible, no coordina adecuadamente las acciones que contrarresten esa situación, mientras que cada día cobra los más altos costos por la energía, por un servicio cada vez más en las peores condiciones.
Para el sector comercial del centro y suroccidente de esta capital las pérdidas son millonarias: más de 5 mil millones de pesos se dejaron de vender el día viernes cuando la mayoría de los establecimientos comerciales padecieron la falta del servicio de energía eléctrica por más de 24 horas.
Eso no es concebible en una ciudad como esta con una población de más de 2 millones de personas y un comercio dinámico, sometido a la arbitrariedad de una empresa que supuestamente había traído inversión del extranjero para ponerla al servicio de la Región Caribe.
Nos preocupa notoriamente la situación que se viene presentando no solamente en el sector empresarial, ya que más de 15 mil establecimientos de comercio estuvieron sin energía el pasado viernes, causándoles graves perjuicios, sino también las afectaciones a toda la comunidad, al sur de Barranquilla y en el municipio de Soledad durante tres días, que dejó dos personas muertas, millonarias pérdidas, vandalismo y desesperanza entre los habitantes.
Eso no es posible cuando realmente ha causado pérdidas incalculables, pérdidas de ventas y de utilidad, y los daños incalculables en la propiedad y patrimonio, porque todos los electrodomésticos de los establecimientos han resultado dañados por las constantes alzas y bajas de este servicio tan malo que está prestando Electricaribe no solo en Barranquilla sino en toda la Costa Atlántica.
Uno ve todos los días que en Ciénaga, Montería, Cartagena, Valledupar, en el sur del Cesar, La Guajira y Magdalena, en todas partes, el fenómeno se repite. ¿Qué es lo que está sucediendo? ¿Por qué el Gobierno no pone en cintura a esta empresa que nunca ha prestado un óptimo servicio?
Nosotros los comerciantes, los que vivimos en esta ciudad desde hace mucho tiempo, hemos venido padeciendo este fenómeno y no creemos que deba continuar de esa manera. Ya está bueno de que Electricaribe ponga a funcionar el capital que invirtió aunque hayan afirmado que si el gobierno no invierte ellos seguirán prestando el mismo servicio pésimo, pero eso sí, cada días más caro. En cambio, cáigase usted un mes y verá cómo le cae la aplanadora del corte.
Ahora bien, estamos esperanzados en que por fin intervenga el Gobierno a través del Ministro de Minas y Energía, el guajiro Amylkar Acosta, quien trinó a través de su cuenta en twitter: “Electricaribe recayó: de nuevo a la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI), se agota la paciencia de los usuarios¡y del ministro también!” y le exigió a sus funcionarios “respirarle en la nuca” a Electricaribe y pidió a la Superintendencia de Servicios Públicos “meter en cintura” a la empresa de energía.
Considera el Ministro que toda esta situación pone de manifiesto la fragilidad en las redes de transmisión y distribución y la falta de gestión. Dijo que se nota “la gran vulnerabilidad que tiene el sistema eléctrico de toda la región Caribe. El problema no solo es Barranquilla, aunque es de más notoriedad por ser la capital de la región, pero igual desde La Guajira hasta Córdoba y Sucre se están presentando situaciones similares, y a los grandes males grandes remedios”.
Esperamos entonces que se apliquen medidas fuertes para atacar el problema estructural de Electricaribe, porque no bastan los paliativos, sino que hay que adoptar acciones radicales.
También es necesario que intervengan la Superintendencia de Servicios Públicos, la Fiscalía General y la Procuraduría General de la Nación y abran una investigación contra los directivos de Electricaribe y sancionen ejemplarmente como corresponde a los responsables.
¡Unido somos más!