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DEMOCRACIA LIBERAL, SOLIDARIA Y PARTICIPATIVA

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Autora: Blanca Inés Prada Márquez

Fundamentada en la propuesta popperiana

Popper defiende en la “Sociedad abierta y sus enemigos” una Democracia liberal, solidaria y participativa, que es muy diferente a lo que suele llamarse “Neoliberalismo”.

Veamos:

El neoliberalismo nace hacia los años cincuentas cuando un grupo de pensadores, sobre todo economistas, entre otros Friedman y Hayek, fueron contratados por organismos financieros internacionales como el FMI (Fondo monetario internacional) para buscar un nuevo modelo económico, modelo que terminaría por extenderse a gran parte del planeta.

Nació como una contrapuesta al modelo del “Estado de bienestar” que venía funcionando en Europa y en algunos países escandinavos,  quienes pretendían con este modelo lograr una economía social más participativa, sin caer en el “modelo proteccionista” promovido por el marxismo soviético.

El problema era que el tal “Estado de bienestar” que funcionó más o menos bien por algunas décadas, ya por los años sesentas entró en crisis, por no decir en entredicho.

El neoliberalismo entre otras cosas pretende: rechazar la intervención del Estado en la economía, defender la libre competencia económica, facilitar la apertura comercial, es decir las importaciones y las exportaciones a través de la eliminación de aranceles, y reducir el Estado para que éste sea menos burocrático y más eficiente. 

Popper

Para los neoliberales el Estado no debe intervenir en el orden del mercado, no debe coartar la libertad de empresa sino estimularla, sin embargo el Estado tiene una gran responsabilidad en cuando detenta el orden jurídico y posee ciertos bienes considerados públicos, cuyo función es la de procurar mayor igualdad en los niveles de vida y de distribución de la riqueza.

Hayek por ejemplo muestra que si el ingreso del Estado se da gracias a los impuestos que pagan sus ciudadanos, estos deberían poder decidir en qué se van a gastar dichos dineros, que es lo que Popper llamaría más tarde: “el poder fiscalizador que tiene y debe ejercer el ciudadano frente a su propio Estado”, y que en nuestra Constitución del 91 de llama “veeduría ciudadana”.

Cuando se afirma que Popper fue un defensor del neoliberalismo se olvida o se desconoce que en “La Sociedad abierta y sus enemigos”  lo que él hace es justamente mostrar la necesidad de una injerencia del Estado en la economía, debido a lo que llama la “paradoja de la libertad” (paradox of Freedom), es decir, que si la libertad es ilimitada se anula a sí misma, ya que se abre la posibilidad de que unos individuos priven de ella a otros individuos.

Por ello si se quiere la libertad se debe aceptar que el Estado la limite y la controle hasta cierto punto. Es más, Popper sostiene que el Estado tiene la obligación de proteger  a los débiles y a las minorías indefensas y controlar el poder económico para que no se convierta en el peor mecanismo de corrupción, al pensar que con el dinero todo se puede comprar.

La metodología popperiana, en particular sus tesis del “racionalismo crítico” que entre otras cosas significa que no hay racionalidad sin crítica, y que la CRÍTICA es fundamental tanto para el avance  del conocimiento como para el progreso y mejor organización de la sociedad, ha sido, es cierto, empleada por algunos de los llamados “ideólogos del neoliberalismo”, para quienes, al igual que para Popper, todo proyecto, teoría, programa social o económico, debe estar permanentemente retroalimentado por la crítica racional.

Un sistema político que se cierre a la crítica, que limite la libertad de expresión, está condenado al fracaso, tarde o temprano caerá, sostiene Popper. Como buen liberal él es un gran defensor de la libertad a la que considera tan importante y tan fundamental como el derecho a la vida, pero la libertad debe ser siempre una libertad racional, esto es limitada y circunscrita, porque si la libertad es desenfrenada caeremos en el libertinaje, en la ANARQUÍA, y de aquí a la DICTADURA  no hay sino un paso.

 Libertad y crítica van de la mano, si el Estado le tiene miedo a la crítica tratará de coartar todas las libertades, en particular la libertad de expresión. En “La Sociedad abierta y sus enemigos” Popper advirtió que el mayor peligro del  marxismo fue su  marco de inmunidad a toda crítica colocada por sus seguidores, considerando que al haberlo convertido en una doctrina definitiva, en un sistema cerrado, lo hacían incapaz de responder a los desafíos del futuro.

Para Popper si se quieren construir sociedades abiertas, racionales y humanas con justicia social y democracia participativa, debemos partir de que todo sistema es imperfecto y de que sólo a través de la retroalimentación crítica, o lo que él llamó "ingeniería social gradual", —en donde los proyectos no son definitivos sino que se van retroalimentando, corrigiendo y perfeccionando permanentemente—, sólo así se puede ir mejorando lo existente y proyectándonos cada vez mejor hacia el futuro. 

La sociedad democrática, solidaria y participativa que vislumbra Popper se caracteriza por:      

a) Libertad de expresión y de crítica para poder propiciar la discusión abierta de todos los asuntos públicos, fundamentalmente de los asuntos políticos.

Los ciudadanos deben controlar mediante la crítica el abuso del poder de los políticos y obligarlos a cumplir la misión que se les ha encomendado con el voto. Dentro de esta discusión crítica juegan un papel fundamental los partidos políticos, no sólo para ejercer una oposición responsable al partido de gobierno, sino también por su liderazgo en la educación política de los ciudadanos.

Fundamentales dentro de esta libertad de expresión y de crítica son los Medios masivos de comunicación, quienes con la responsabilidad que les exige el “hacer uso público de la razón” deben denunciar todo aquello que consideren atenta contra el bien común de la sociedad, deben ayudar a al ciudadano a cumplir con responsabilidad e ilustración suficiente esa “veeduría ciudadana” en la cual todos estamos comprometidos por el voto.

El hecho de darle un voto de confianza a cualquier miembro de elección popular nos da el derecho de estar atentos a la manera como el tal  “fulanito” realiza su trabajo público y denunciarlo en caso de que no cumpla con sus obligaciones. 

b) Instituciones creadas democráticamente que controlen y protejan el ejercicio de la libertad e impidan los abusos del poder.

Para Popper el Estado es un mal necesario e imprescindible en las sociedades democráticas, pero éste debe estar siempre bajo el control de las instituciones. Lo único que debe perdurar en las democracias no son los gobernantes sino las Instituciones.

Sin embargo, Popper señala la necesidad de estar atentos, puesto que "las instituciones son como las fortalezas: resisten si la guarnición es buena".

c) Elecciones libres para poder acabar con los malos gobiernos sin necesidad de acudir a la violencia armada.

En esto de la “elecciones libres” Popper sostiene, como lo han hecho muchos filósofos de la política, que sin educación y sin un mínimo de bienestar es casi imposible ir libremente a las urnas.

Cuando un ciudadano dependen de las “migajas” que el Estado le ofrece, cuando no tiene un trabajo estable, o cuando su ignorancia no le permite ilustrarse sobre quiénes son los candidatos a elegir, es imposible ejercer libremente el derecho al voto.

En otras palabras —digo yo—,  cuando el ciudadano tiene que votar con el estómago y no  con la cabeza, su voto será presa de cualquier politiquero de turno que ofrece mucho más de lo que puede cumplirle”.

Por lo anterior dicho Popper insiste en que la democracia no se fundamenta tanto en que las elecciones sean ganadas por las mayorías ya que “las  mayorías casi siempre se equivocan”.

Lo que distingue una democracia de una dictadura son ante todo estas tres cosas: 

  • 1) La separación e independencia de los tres poderes; 
  • 2) La solidez de las Instituciones de control y 
  • 3) Libertad de expresión y de crítica. 

Casi todos los dictadores de ayer y de hoy se sostienen por décadas en el poder bajo el aval de que las mayorías les ha dado su voto de confianza. 

d) Conciencia clara en todos los ciudadanos de que no hay sociedades perfectas y de que sólo a través de reformas graduales, serias y responsables  podemos ir perfeccionando lo existente y creando algo mejor.

Popper, siguiendo a Kant, insiste en que debemos aprender a ser libres y respetar la libertad de los otros, "atrevernos a usar nuestra propia inteligencia" para mejorar la vida individual y la vida social sin aferrarnos a promesas utópicas de paraísos terrenales irrealizables, conscientes de que la felicidad es más un asunto personal que un ideal político.

Al respecto dice Popper en “Utopía y violencia” lo siguiente:

“Si yo tuviera que dar una fórmula  o receta simple para distinguir entre lo que considero planes admisibles de reforma social y esquemas utópicos inadmisibles, diría lo siguiente: Trabajad para la eliminación de males concretos, más que para la realización de bienes abstractos. No pretendáis establecer la felicidad por medios políticos. Tended más bien a la eliminación de las desgracias concretas. O, en términos más prácticos: luchad para la eliminación  de la miseria por medios directos, por ejemplo  asegurando que todo el mundo tenga unos ingresos mínimos. O luchad contra la epidemia y las enfermedades  creando hospitales y escuelas de medicina. Luchad contra el analfabetismo como lucháis contra la delincuencia. Pero haced todo esto por medios directos. Elegid lo que consideréis el mal más acuciante de la sociedad  en que vivís  y tratad pacientemente  de convencer a la gente  de que es posible librarse de él”.

En: Conjeturas y refutaciones. Pp. 431-432. 

La defensa que Popper hace en la S A de  la democracia y sus instituciones como mecanismo para poder llevar adelante lo que él llama “el desafío fundamental de la política”, que consiste en esta búsqueda racional de mecanismos que puedan ayudar a “disminuir las desigualdades sin menoscabo de las libertades", es una tarea a largo plazo, un proyecto político que quizá jamás logre realizarse plenamente y que exige, además, una voluntad política enfocada hacia cuatro aspectos fundamentales: 

  • Primero, educación para la democracia. Esta educación debe empezar desde la familia, atravesar todos los estamentos de la sociedad y no detenerse jamás.
  • Segundo, responsabilidad ética de todos los integrantes de la sociedad, y muy particularmente de los representantes de las Instituciones democráticas, sin Ética toda política democrática fracasa, porque sin ella no hay confianza en las instituciones, y sin confianza éstas no podrán dirigir con éxito los destinos de un pueblo.
  • Tercero, tomar conciencia de la capacidad corruptora que tiene el poder económico (el dinero) sobre el poder político, y en general sobre todas las instituciones del Estado, y apoyar todos los mecanismos que puedan controlarlo.

La democracia liberal, solidaria y participativa tal como la plantea Popper, es un proyecto fundamentalmente educativo, en el cual juega un papel muy importante la reflexión filosófica por cuanto ella, por ser una búsqueda racional, abierta y desinteresada del “deber ser”,  favorece el pluralismo crítico y pone su énfasis en el compromiso ÉTICO, sin el cual no hay posibilidad alguna de construir sociedades verdaderamente humanas.

Cuarto: Disminuir la pobreza y acabar con la miseria. La pobreza extrema y la  miseria son lo más propicio para el establecimiento de las dictaduras y se prestan para toda clase de corrupción política, al igual que el analfabetismo. “Ignorancia y miseria son los peores enemigos que tienen la democracias”, subraya Popper.

De sobremesa:

El neoliberalismo a pesar de todo no es ese monstruo que se trata de presentar en América Latina, culpable de todos nuestros problemas, donde ni siquiera hemos tenido tiempo de conocer las tesis liberales en ese devenir de sistemas políticos dictatoriales (de derecha y de izquierda), populistas, paternalistas, y economías narcos, donde ha primado por encima de todo la corrupción económico - política y no un proyecto socio económico serio y bien fundamentado.

Querámoslo o no, los tres países a quienes algunos señalan por haber  implantado más en serio las tesis neoliberales: Alemania, Inglaterra y EE.UU, ofrecen hoy algunas prestaciones sociales mucho más cercanas del socialismo, que aquellos que se llaman “socialistas”, pero que lo único que han hecho es empobrecer a sus pueblos y acabar con todas las libertades.

De todos modos quienes deseen ilustrarse un poco sobre el neoliberalismo les sugiero entre otros los siguientes libros:

FRIEDMAN, Milton, Una teoría de la función del consumo, Alianza, Madrid, 1973. 

HAYEK, Friedrich. En algunos creadores del pensamiento económico. F.C.E., 1980. 

 

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