Autor: Gustavo Álvarez Gardeazábal - Escritor - Tuluá, Colombia
Los ricos o los ambiciosos colombianos se inventaron hace rato una fórmula para evadir impuestos o saltarse buena parte del 52% de carga tributaria que se paga por todo dinero recibido abriendo una cuenta bancaria en Panamá.
Al hacerlo tenían que constituir una compañía de papel, con dirección postal allá y a través de ella, y protegidos por el secreto bancario de ese país, depositar platas, hacer operaciones fiduciarias, etc., sin que aparecieran nunca sus nombres.
De esas cuentas, abiertas a nombre de compañías fantasmas podían disponer usando una tarjeta de crédito de alta valía que les permitía adelantar platas o pagar cuentas en cualquier lugar del mundo.
Otros simplemente hacían sus transacciones bancarias de manera legal y protegidos por el secretismo panameño hasta se abstenían de contarle a la DIAN que eran poseedores de tales fondos a nombre de terceros.
Once millones de documentos que estaban en los archivos de la firma legal panameña Mossac Fonseca (que tiene sucursal en Colombia) fueron revelados este fin de semana por alguno de esos espías electrónicos que hay ahora. Es de tal magnitud lo publicado que si se compara lo que develó Wikileaks, esta información panameña es un monstruo. Wilikeaks tenía 2 GB de memorias. Los de Panamá 2.600 GB !
Muchos colombianos están allí. Algunos pocos que tienen empresas y trabajan en Panamá en construcciones, aseo, electricidad, acueductos, comercio, etc., van a ser nombrados.
Otros son los que simplemente abrieron las cuentas para tener dólares y salvarse de la devaluación o de las guerras colombianas.
Y quién sabe cuántos mas depositaron allí los pagos recibidos de las coimas por su ejercicio tarifado en el Legislativo, el Judicial o Ejecutivo.