Autor: Teobaldo Coronado Hurtado - Médico especialista en Anestesiología y Reanimación - Magíster en Filosofía - Barranquilla, Colombia
Desde lo alto de mi balcón, disfruto al Magdalena,
abarrotados barcos, día y noche por él navegan
De lejos, a la villa de Meira del Mar, vienen
ávidos del puerto currambero, de su enhorabuena.
Desde lo alto de mi balcón, al astro sol veo salir
apenas amanece, con sus rayos resplandecientes
arriba en el cielo azul, en el espejo del río luminiscente
de la urbe vanidosa, que luce en su espalda el porvenir.
Desde lo alto de mi balcón, vislumbro la luna coqueta
la de la novia de Barranquilla, la inolvidable Esthercita
con su cosa de maravilla, enamorada sempiterna
de su río, de su cumbia, de las noches de guacherna.
Desde lo alto del balcón, percibo el rugido del mar
embravecido con el río, que en su entraña penetra
tras largo recorrido, por la amada patria nuestra
colmado de pesadas cenizas, reducto de sus dolencias.
Desde lo alto del balcón, contemplo a mi ciudad
la de San Felipe, Delicias, Alpes y Altos del Limón
la de mi niñez, juventud, madurez y senectud
en donde nací, crecí, soy feliz y quiero un montón.
Desde lo alto del balcón, la gloria de Dios, evoco
ante el cual, en sentida oración, me hinco
por la dicha inmensa de contemplar su creación
y gozoso, vivir en paz, mis justos años de pensión.