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Las palabras son la manifestación física del pensamiento y el sentimiento

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Johanna Paola Bernal León - Periodista - Bucaramanga, Colombia

 

Autora: Johanna Paola Bernal León

El uso impecable de la palabra es uno de los cuatro acuerdos que establecieron los tolstecas para lograr excelentes relaciones personales.

Las culturas étnicas también le dieron poder al lenguaje como herramienta de sabiduría para establecer una mejor armonía no solo con los demás, sino consigo mismo.

Ahora esta misma filosofía se lleva al plano de la Programación Neurolingüística ─PNL─ y a los entrenamientos hacia el éxito personal y profesional.

Las palabras expresan nuestros pensamientos y sentimientos dándole forma y acción, de modo que en la palabra están unidos el poder del pensamiento y el poder del sentimiento con la fuerza de la propia voluntad, que utiliza esos poderes con un fin determinado.Es hora de ser más analítico con el lenguaje. ¿Cuántas veces al día utiliza expresiones negativas? ¿Se cataloga usted como una persona grosera, que al primer problema va desplegando de su boca cantidad de sandeces? ¡Cuidado!, cada palabra que usted pronuncia y la fuerza con la que la emite, produce una descarga emocional en el cerebro.

Aunque le parezca curioso, un simple sí o un simple no, generan sus efectos. Por ejemplo, un no, dispara de inmediato el cortisol y se genera estrés, ansiedad, rechazo, fastidio.

Contrario ocurre con un sí. Se activa la dopamina, que es la hormona del bienestar y la recompensa. Esto ocurre cuando estas dos frases van al comienzo de un diálogo.

Por eso es importante que usted cambie el orden de las palabras, que reemplace unas por otras, que su discurso tienda siempre hacia lo positivo.

Y es que muchos expertos coinciden en que es importante tener claro el poder de la palabra y reaprender. Tal poder tiene un buen discurso que puede ubicar a un candidato en la Presidencia; tal poder tiene su discurso que puede convencer a sus clientes, a su jefe, a la junta. Tal poder tiene su discurso que puede enamorar a alguien y dejarle claro que se comprometerá con esa relación. Y tal poder tiene su discurso que puede convencerse a sí mismo de lo que quiere lograr.

El lenguaje abre o cierra puertas. Somos seres que nos comunicamos. Por eso es importante darle la validez e importancia que se merece. Es hora de realizar un proceso de auto-observación y darse cuenta de qué está logrando con las palabras.

Es bueno tener en cuenta:

  • El cerebro no entiende las bromas. Por eso es importante que cada vez que formule una idea sobre sí mismo, una proyección, lo haga con consciencia y de manera favorable.

  • Cambie expresiones negativas por positivas. «No quiero estar enferma», por «Quiero sentirme saludable». Se dice que el cerebro no diferencia las frases si van acompañadas de una expresión negativa.

  • En toda relación social es importante referirse al nombre de la persona, agregar las palabras ‘gracias’ y ‘por favor’. Saludar por el nombre de pila de esa persona que le presta un servicio general mejorará de inmediato las relaciones. No lo olvide al tomar el taxi, al solicitar un café u otra bebida, al referirse al asesor comercial.

  • Recuerde que cada persona es un mundo e interpreta de diversas maneras su discurso. Sea lo más claro posible a la hora de expresarse.

  • Si la lectura que hacen las personas de usted coincide con frases como «malgeniado», «irritable», «grosero», de seguro tienen que ver por la forma como usted se expresa. Es hora de revisar su mensaje, de darse cuenta en qué está fallando, qué está emitiendo para los demás.

Aprenda a escucharse

  1. Observe su entorno. Escuche a los demás y escúchese usted mismo.

  2. Deténgase, evalúe su discurso. Cuáles son las frases que acompañan su día a día. En qué forma se refiere al amor de pareja, al amor por el trabajo, a su salud, a sus proyectos o sueños,  a su economía.

  3. ¿Qué tantas palabras positivas usa a diario? ¿Qué tantas groserías dice?

  4. Haga un monitoreo de sus pensamientos. ¿Tienden a ser negativos? Una de las palabras que se utilizan en programación neurolingüística es «cancelar». En el momento en que venga a su mente un pensamiento negativo, cancélelo diciendo la palabra ‘cancelo’ en voz alta.

  5. Repetir una idea positiva 21 días seguidos ayudará a que su inconsciente la grabe y así lo crea. Inténtelo.

  6. Existen profesionales en PNL, o entrenadores ontológicos, que le ayudarán a analizar su lenguaje, a evaluarse. Invierta en un entrenador si es necesario. A veces, el mal uso del lenguaje puede bloquear su éxito.

Recuerde que usted es un ser social, y lo que dice es interpretado por otros, abriendo así sus puertas, o, sencillamente, cerrándolas.

El poder de la palabra está en:

  1. Aprender a detectar sus miedos, esos que le impiden expresarse, pedir lo que quiere.

  2. No olvide que mediante el lenguaje usted logra compromisos, acuerdos, determina y hace peticiones.

  3. No le falte al respeto a la palabra. Tenga seriedad con su palabra, cumpla.

  4. Recupere esa hermosa frase: «Te doy mi palabra». Póngale el valor de la honestidad.

  5. Haga cumplir la palabra del otro, así como se hace en la legislación, en un compromiso marital.

«en una relación no debe haber palabras desdeñosas. Esas son las que más duelen y no se olvidan. Generan heridas difíciles de sanar. Utilice siempre expresiones positivas y no de desprecio. Estas suelen ser devastadoras.»LA VOZ DE UNA EXPERTA

Marisol Ramírez Cabrera, psicóloga especialista en Programación Neurolingüística, sostiene:

La palabra tiene poder. Así como piensas, haces. Es algo básico. El primer paso para llevar a cabo una acción es pensar en ella.

La PNL tiene como uno de sus principios tener clara la definición del objetivo para poder definir las estrategias que se utilizarán para alcanzarlo, y poder elegir las mejores herramientas para llegar a él de la manera más sencilla y rápida.

Lo que pensamos se transforma en acción. Es recomendable que tengamos una línea recta en esto: pienso, digo, siento y hago para que nuestra vida sea feliz la mayor parte del tiempo.

Se dice que eso significa estar alineados. La palabra dicha o escrita tiene gran poder sobre nosotros, y el pensamiento, a veces, son palabras que nos decimos o palabras que recordamos que nos dijeron, o escuchamos que dijeron; y eso puede que nos afecte emocionalmente, tanto positiva como negativamente.

A esto hay que prestarle atención, ya que estos pensamientos influyen en nuestro día a día, y aunque no seamos conscientes de ello, pueden modificar nuestro estado anímico y nuestro buen rendimiento y productividad en el día laboral, familiar y social.

Así que la palabra sí tiene poder, mucho poder. Por eso, ¡a cuidar lo que pensamos y lo que decimos!

El poder de las palabras con los demás: ¡Dime cómo hablas y te diré quién eres!

Esta puede ser una premisa que a simple vista funcione. La forma como usted se expresa, habla mucho de quién es usted. Tanto para establecer amistades, como relaciones afectivas y laborales.

Solo haga el siguiente ejercicio:

  • El poder de la palabra en las relaciones emocionales:

¿Qué pensaría si alguien pretende entablar relaciones con usted y para eso utiliza frases groseras, vulgares o, incluso, demuestra con su lenguaje su poco nivel educativo?

Seguro hará una lectura de inmediato y la respuesta será desencanto y rechazo. No habrá la más mínima posibilidad de querer salir con esa persona a una segunda cita. Lo mismo ocurre con su círculo de amigos.

  • El poder de la palabra y su éxito profesional:

Qué decir de las personas que no saben expresarse y van en busca del éxito. Seguro las posibilidades de ascender serán mínimas. Habrá otras personas que se sientan limitadas, que quieran expresarse y no sepan cómo hacerlo; que tengan las ideas en la cabeza pero a la hora de hablar no sean capaces de lanzarse; que su timidez las lleva a sentirse relegadas, a no destacarse, incluso, a no ser capaces de pedir lo que quieren.

Por eso es importante darle el verdadero poder a la palabra. Así lo explicó el entrenador ontológico Jorge Eduardo Medina Barraco, quien agregó que es importante buscar a un experto, evaluar el lenguaje, establecer acciones, objetivos y lograr lo que nos proponemos, todo a partir de la palabra.

  • El poder de la palabra y los beneficios propios:

Este profesional habló sobre la importancia de tener palabra, de darle credibilidad a la palabra, que no es más que respeto por el otro; también, a usar el lenguaje para saber pedir, pero teniendo claro qué es lo que realmente se quiere.

Solo así la persona podrá alcanzar lo que se propone, pues es mediante la palabra que se determina, se sentencia y se logran compromisos tales como las promesas, los acuerdos maritales, negocios y demás objetivos en la vida.

A través del lenguaje debo saber qué quiero lograr, priorizar mis objetivos, preguntarme y así clarificar lo que busco, para lograr un plan de acción. Eso lo logro si aprendo también a escucharme. Todo eso lo descubro mediante el diálogo.

Por eso es importante evaluar la capacidad lingüística que se tiene, con qué tipo de palabras puedo convencer, y ante todo, «coherencia entre lo que pienso, lo que siento, lo que digo y lo que hago», enfatizó el experto.

  1. El poder de la palabra en la resolución de conflictos:

El entrenador ontológico Jorge Eduardo Medina explicó que «en una relación no debe haber palabras desdeñosas. Esas son las que más duelen y no se olvidan. Generan heridas difíciles de sanar. Utilice siempre expresiones positivas y no de desprecio. Estas suelen ser devastadoras.»

La invitación es, pues, a utilizar  palabras acompañadas de cordialidad, que siempre le abrirán las puertas a donde vaya. No olvide la cortesía y acompáñela de una sonrisa. Notará los efectos.

El poder de las palabras con los demás: ¡Dime cómo hablas y te diré quién eres!

 

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