Autor: Gustavo Álvarez Gardeazábal
Muy de malasSantos y su hermano Enrique cuando su amado París de francachelas se vuelve como una flecha encendida contra las intenciones de pactar el final de esta absurda guerra de 50 años.
Mas de malas Colombia, que estaba esperanzada en salir del atolladero que le creó la incapacidad de las fuerzas armadas constitucionales de derrotar en 50 años a una minoría muy mal armada, que pasó del marxismo al narcotráfico.
Pero muchísimo mas de malas las Farc, que en plena discusión astutamente prolongada del pacto de paz que tanto han trabajado, (y por el que tantísimo ya han conseguido), vengan esos dementes del Islam a recordarnos a los colombianos los muertos, las masacres y los secuestros que debimos soportar para olvidar y perdonar que las Farc eran una minoría sin misiles que no vacilaba en usar el terror para parapetearse políticamente
Cuando este país con memoria de gallina había ocultado la masacre de El Nogal y de la iglesia de Bojayá y los miles de cruces que sobre nuestro pretendido olvidado pasado ha medido el Centro de Memoria Histórica, vienen estos asesinos de ISIS a recordarnos que lo nuestro tal vez fue peor.
Momento crucial para Colombia. Si el mundo le perdonó a Alemania el holocausto de Hitler y a Stalin sus asesinatos en masa y todos olvidaron los millones de muertos de hambre por el comunismo chino de Mao, muchos creíamos que también los colombianos podríamos perdonarle a las Farc y a las Fuerzas Armadas lo que hicieron para que ninguno ganara. Pero llega ISIS y nos hace parar a pensar en si de verdad seremos ejemplo universal o estaremos locos pactando la paz y olvidando la guerra.