Autor: Alejandro Duarte Rueda
Así es: ¡se acabaron los cachacos en Barranquilla! ¡Aja y qué!, ¡qué hay viejo man!, ¡hey cuadro!, ¡quiubo llave!, ¡cómo estás vale!, ¡deja de mamar gallo!, ¡nojoda tienes h!, etc.
Cuando empezamos a hablar de esa forma es síntoma de que ya no somos cachacos, hemos atravesado la barrera invisible que separa a costeños y cachacos. Es decir ya somos costeños o caribeños, no nos gusta que se dirijan a nosotros con términos como ¡hey cachaco corroncho!, ¡cómo está su mercé!, ¡te trajeron en guacales! O ¡tócame la cucharita cachaco!.
Ya los cachacos pasamos a la onda caribeña. Claro está, los más antiguos, porque los que nacieron aquí y se levantaron con costumbres del interior se identifican más con la cultura costeña.
A decir verdad ya somos una mezcla de santandereanos, antioqueños, bogotanos, vallunos, tolimenses, que en muchos casos hemos renunciado a nuestra patria chica para ser parte de una nueva cultura, unas tradiciones, valores y nuevas formas de concebir nuestra forma de vivir y de ver las cosas.
Sí, hemos renunciado a muchas de nuestras costumbres, hasta algunas tradiciones familiares para integrarnos a una nueva forma de vida, mucho más tranquila, llevadera, alegre, expresiva, propias del costeño. Claro, a lo único que no hemos renunciado es a nuestra capacidad de trabajo, puesto que seguimos laborando 16 horas diarias incluidos domingos y feriados. Esa es y ha sido la clave del éxito, unida a la constancia y perseverancia de todos los interioranos que vivimos en esta querida y acogedora ciudad.
Bueno, ya no nos gusta que nos digan cachaco, porque ahora somos caribeños; y como costeños vamos a rumbear, parrandear, a gozar activamente en todas las festividades propias de la Región Caribe, como el Carnaval de Barranquilla que se aproxima y ya tiene reina central, la linda Marcela García Caballero.
En el Carnaval 2016 vamos a acompañar a la reina y vamos a gozar la fiesta como si fuéramos nativos de esta tierra, pero sin excesos de ninguna naturaleza y mucho menos apoyando la venta de licor adulterado y otras prácticas que van en contra de la tradición, como la venta de colorantes, espuma y artículos nocivos para el ser humano, que dejan mucho que decir de la buena imagen de los comerciantes de la ciudad de Barranquilla.
Vamos a demostrar que ya somos parte de una sola cultura y que ya asimilamos muchas costumbres como el sancocho de carne salá, guandules, arroz de liza, arroz de coco, mondongo y muchos otros exquisitos platos propios del Caribe. Le estamos mermando al chivo, la pipitoria, la carne oreada, el mute, etc., con el fin de asimilar mejor y adaptarnos a la rica gastronomía de la Costa Atlántica.
Los empresarios y comerciantes agremiados hemos emprendido un viaje sin regreso para compenetrarnos con la tierra que nos vio llegar, nos abrió sus brazos y en donde hemos desarrollado todas nuestras actividades personales, económicas y sociales.
Por eso desde hace años venimos apoyando todas las iniciativas que han desarrollado nuestros gobernantes para contribuir con el desarrollo social y económico de la ciudad.
Ya llegan las elecciones de octubre y desde el primero de enero del 2016 tendremos nuevos gobernantes y esperamos que en esos cuatro años, las administraciones tanto distrital como departamental, utilicen todo la buena voluntad y el deseo que tenemos de contribuir para el mejoramiento de la calidad de vida de todos los barranquilleros y atlanticenses.
Queremos una ciudad pujante, progresista, ubicada en los primeros lugares con mega obras económicas y sociales que beneficien a todos los sectores sociales. Ese es el reto al que nos vamos a enfrentar en ese nuevo periodo trascendental para los destinos de nuestra ciudad.