Autor: Juan Carlos Rueda Gómez
¿A quién beneficia la guerra?,
¿A quien perjudica la paz?
Queremos una respuesta,
Pero nadie nos la puede dar.
Es difícil de pensar,
de creer y entender
que haya gente dispuesta
a matar por el placer
que les brinda obtener
frutos de la violencia.
Cuántas viudas más tendremos,
cuántos huérfanos sin pan...?
¿Hasta dónde llegaremos?
¿Cuánto vamos a aguantar?
Si alguien llega a sembrar
la semilla de la paz,
nadie quiere regarla.
Y si logra germinar,
fuerzas oscuras del mal
surgen para aniquilarla.
No conmueven las masacres,
la gente no siente ya.
Y si acaso llueve sangre
sacan paraguas...¡y ya está!
Mi país necesita una operación;
se encuentra en mal estado.
De urgencia requiere una transfusión,
hoy se está desangrando.
No sé que va a pasar con mi país.
No sé que va a pasar, si sigue así:
Unos robando...otros matando...
Todos violando los derechos humanos,
los corruptos saqueando las Arcas del Estado,
la droga, circulando, a los niños enviciando.
Y tú, ahí sentado, callado, postrado,
ni te das por enterado
de lo que pasa a tu lado.
Ya mañana no tendrás
ni aire para respirar;
sólo muerte encontrarás,
sólo tristeza y maldad.
Ahora todos nos debemos armar
con el mejor fusil:
el del trabajo y fuerza de voluntad,
conciencia y valor civil
y disparar las balas de la honestidad,
cargadas con la pólvora de la hermandad.