Autor: Guillermo Quijano Rueda
Su lengua mide diez metros
y no es por exagerar,
es un maestro del chisme,
no sabe qué es la verdad.
A todos inventa historias
que no puede sustentar,
dice que el cura del pueblo
es un marciano voraz.
Del alcalde ha aseverado
que en casa no manda ya,
las que toman decisiones
son su suegra y la mamá.
De Sor Ligia Coronado,
ejemplo de santidad,
afirma en tono muy serio
que es la esposa de Satán.
Cuando estaba en el colegio
le dio por desprestigiar
a varios de sus maestros
que lo querían educar.
De la profe, Rita Gómez.
Soltera, pulcra y jovial,
decía que fue la esposa
de un malvado general.
Del rector, hombre muy gordo
y lento en su caminar,
profería con descaro
que era un perfecto animal.
El pueblo lo dejó solo,
nadie le dio su amistad,
pues así quedan los hombres
que no dicen la verdad.
No me pregunten el nombre
de este muchacho procaz,
lo apodaron Chismefresco,
Chismefresco, nada más.