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Humanización del Servicio Médico

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Teobaldo Coronado Hurtado  Médico especialista en Anestesiología y Reanimación - Magíster en Filosofía  Barranquilla, Colombia

 

Autor: Teobaldo Coronado Hurtado

El Presidente nacional Doctor Juan Mendoza Vega, desde comienzos de su periodo estatutario en Carta de abril 14 de 2014, ha planteado a la Academia Nacional de Medicina la necesidad de “propender en forma activa por la humanización del ejercicio médico y de la atención a la salud en todas sus facetas”.

Luego, en comunicación de diciembre 14 de 2014, después de asistir en Lima, Perú a una reunión en que estuvieron presentes los presidentes de la Academia invitante y de las academias nacionales de medicina de Chile, Paraguay y Bolivia, nos exhorta a dar “relevancia especialísima a una práctica médica centrada en la persona humana”, una de las recomendaciones centrales de este encuentro.

Doctor Juan Mendoza Vega. Presidente junta Directiva Academia nacional de medicina. Doctor Teobaldo Coronado Hurtado. Presidente capitulo del Atlántico.Objetivo primero de la denominada Bioética Clínica es la humanización de la medicina ante el riesgo que corre el ser humano como paciente de ser convertido un objeto de explotación por la todopoderosa industria de la salud y no un fin en sí mismo en consideración al respeto que se merece como persona.

La reflexión bioética que a lo largo de mi gestión como presidente he venido realizando en las sesiones de nuestro capítulo, hasta ahora, no ha tenido una orientación directa sobre la humanización de la relación médico–paciente que entiendo es la invitación perentoria que nos hace el Doctor Juan Mendoza.

En la década de los 90 tuve oportunidad con el Ex presidente del Capítulo doctor Rubén Darío Camargo de realizar un diligente proselitismo humanizador a través de Comités de Humanización coordinados por la Pastoral de Salud de la arquidiócesis de Barranquilla.

Participamos en conferencias y seminarios en la mayoría de los hospitales de la ciudad y el departamento en campaña promovida a nivel nacional desde el Centro Camiliano en Bogotá bajo la dirección del sacerdote dominico Adriano Tarrarán.

La palabra humanización en su sentido etimológico expresa la acción de humanizar. Con el verbo humanizar queremos indicar que una cosa o persona se hace más humana, según el diccionario la Real Academia de la Lengua. Quiere esto decir que su comportamiento es: respetuoso, agradable, familiar, tratable.

Es pasar por un proceso de ablandamiento para convertirse en buena persona, un hombre bueno. En el campo de la salud nos deshumanizamos cuando nos tornamos insensibles, poco compasivos al sufrimiento y dolor de nuestros enfermos; olvidamos la reconfortante ternura que debe impregnar nuestros actos como médicos.

Se hace urgente esta iniciativa de la academia ante la denominada “carrera armamentista tecnológica” en donde la tecnología con sus instrumentos y aparatos, por la consigna de la “última moda”, prevalece en la prestación del servicio de salud con detrimento de la atención humanizada que deben recibir los enfermos; ansiosos de un trato más cordial y comprensivo por parte de un médico bueno. Equipos médicos de punta se emplean muchas veces más allá de las indicaciones precisas ocasionando mayores riesgos que beneficios.

En una investigación que realizara, hace algunos años, con mis estudiantes de ética médica de la Universidad Libre sobre la relación médico-paciente, en los centros hospitalarios en donde ellos hacen su práctica clínica, la queja mayor de los pacientes (89%) fue sobre la “falta de amabilidad de los médicos”. Lo que me permite señalar en primer lugar que la humanización del servicio de salud debería arrancar por la humanización de los agentes de salud.

Juan Mendoza Vega, Presidente Nacional del Instituto Nacional de MedicinaUna segunda consideración tendría que ver con la institución, es decir, con los profesionales que tienen a su cargo la administración y dirección de las políticas asistenciales para el logro de un hospital humanizado.

Esta segunda consideración, paralela a la primera: porque qué ganamos con humanizar al agente de salud responsable de la atención directa a los pacientes si los que tienen a su cargo el rol gerencial de las IPS y EPS, en contravía de los intereses primordiales de los usuarios, centran su preocupación en unos resultados donde prima el ánimo de lucro que indudablemente atenta contra la calidad humana del servicio en correspondencia, muchas veces, con la aplicación acomodaticia, deshumanizada de la norma.

Veamos un ejemplo:

La ley 23 de ética médica dice:

ARTÍCULO 4°.– La asistencia médica se fundamentará en la libre elección del médico, por parte del paciente. En el trabajo institucional se respetará en lo posible este derecho”.

Esta disposición guarda una armoniosa correspondencia con la resolución 13457 de 1991 del Ministerio de salud que ordena:

“ARTICULO 1o. Adoptar como postulados básicos para propender por la humanización en la atención a los pacientes y garantizar el mejoramiento de la calidad en la prestación del servicio público de salud en las Instituciones Hospitalarias Públicas y Privadas, los Derechos de los pacientes que se establecen a continuación…

1. Su derecho a elegir libremente al médico y en general a los profesionales de la salud, como también a las instituciones de salud que le presten la atención requerida, dentro de los recursos disponibles del país”.

Con relación al cumplimiento de esta normatividad ha existido un claro desfase con el sistema de seguridad social imperante en Colombia a partir de la ley 100 de 1993 que ha fomentado la conformación de staff médicos cerrados en las IPS de tal manera que el paciente está impedido para escoger el profesional de la salud de sus preferencias o el tradicional médico de la familia, que para su desventura no se encuentra inscrito en la lista que forzosamente tiene que aceptar. No le queda otra alternativa.

El incumplimiento de este postulado básico es origen, la experiencia así nos lo enseña, de una serie de circunstancias perversas que rompen con una adecuada relación interpersonal médico paciente.

Propiciar un encuentro de paciente y médico

A la ligera he revisado el Proyecto Reformatorio de la Ley 23 de 1981, iniciativa liderada por la Academia Nacional de Medicina, que con fecha 2 de marzo nos ha enviado su presidente el doctor Juan Mendoza Vega para su revisión y estudio. Al descubrir que en este proyecto se suprime de tajo el artículo 4o de la ley 23 deduzco que la inoperatividad de esta norma se resuelve dándole mayor énfasis a una medicina corporativa cuando en el artículo 6º del proyecto reformatorio en su “literal d” propone que la relación médico paciente se establece por “intermediación institucional”. Llamativo para mi es que la misma organización médica a través de sus asociaciones más representativas en el país, consecuente con este modelo corporativo, es la ejecutora de este proyecto.

En cuanto a la decisión voluntaria y espontánea (literal a, artículo 6º) que conserva, todavía la nueva propuesta, de la ley 23 de 1981 que se pretende reformar, no tiene en la práctica ninguna vigencia porque aun contra su voluntad el paciente tiene que aceptar al extraño profesional de la salud que le toque o le asignen.

La estatización porque en Colombia no ha habido socialización, proscribió para siempre el ejercicio de la medicina como profesión liberal. Una estatización que en sus inicios a través del ICSS derivo en la actual privatización; auspiciada por unos gobiernos de franca estirpe neoliberal. Los grandes emporios capitalistas explotadores de la salud están a la vista con sus portentosas EPS.

Al desaparecer el viejo paternalismo médico por el respeto actual que se concede al paciente y sus familiares para la toma de decisiones, en aplicación del principio bioético de autonomía, surge como consecuencia de este modelo asistencial mercantilizado un detestable “paternalismo tecnológico, farmacéutico e institucional” opresor a la postre tanto del médico como del paciente.

Indudable que la ley 23 de ética médica de 1981 es a todas luces inapropiada, en buena parte de su contenido, ante las reformas que se han dado al sistema de salud en Colombia a partir de la ley 100 y sus decretos reglamentarios.

El debate apenas comienza y mi recomendación es la de que todos estudiemos esta nueva codificacion ética para la realización de un foro próximo en nuestro Capítulo, cuyas conclusiones haremos llegar a la junta directiva nacional

¿Hasta dónde la ley estatutaria de salud, sancionada por el presidente de la república en estos días, favorece la humanización del servicio médico?

¿Será que su aplicación garantiza lo que tanto se pregona del reconocimiento, ahora sí, del derecho a la salud por parte del Estado para todos los colombianos?

La esperanza es lo último que se pierde. Amanecerá y veremos.

 

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