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Barranquillero revoluciona la industria de las artes gráficas

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Amado Ucros - Periodista, Abogado - Barranquilla, Colombia

 

Autor: Amado de Jesús Ucros

La Superintendencia de Industria y Comercio del país, mediante la resolución No 32558, y bajo el radicado 07 – 6625 otorgó patente de invención en el ramo de las artes gráficas al impresor é industrial y actual gerente de Artes Graficas Industriales, antes Editorial Mejoras, Rafael Salcedo Vengoechea.

El invento denominado METODO SIMPLIFICADO DE RECOGIDA DE UN LIBRO, que revoluciona las Artes Gráficas de las pequeñas y medianas industrias del ramo en por lo menos los últimos quinientos años no deja de ser un apoyo en ahorro de tiempo para armar libros y revistas a los editores en menor escala.

Rafael Salcedo VengoecheaEl desafío de este invento se inició hace ocho años cuando, cuando el rector fundador de la Universidad Simón Bolívar, doctor José Consuegra Higgins solicitó al impresor la edición de doce mil ejemplares de la revista DESARROLLO INDOAMERICANO.

En los considerandos la Superintendencia de Industria y Comercio informa que la solicitud de patente de invención cumple con los requisitos de ley, lo mismo que respondió a las exigencias del artículo 45 de la decisión 486 de la Comisión de la Comunidad Andina relacionadas con la patentabilidad.

La misma decisión 486 expedida por la Comisión de la Comunidad Andina precisa que los países miembros “otorgarán patentes para las invenciones, sean de producto ó de procedimiento, en todos los campos de la tecnología, siempre que sean nuevas, tengan nivel inventivo y sean susceptibles de aplicación industrial”.

En la parte resolutiva, con la firma del Superintendente de Industria y Comercio (€) Giancarlo Marcenaro Jiménez, le otorga patente de invención a la creación titulada METODO SIMPLIFICADO DE RECOGIDA DE UN LIBRO”, en la persona de Rafael Salcedo Vengoechea, con domicilio en Barranquilla, departamento del atlántico.

La solicitud de una patente de invención generalmente se hace por medio de una oficina de abogados la que se encargada de analizar y enviar la documentación a la Superintendencia y sus costos generalmente sobrepasan los veinte millones de pesos.

Para el caso que nos ocupa, el tramite se hizo directamente por el autor del invento, y es así, como le ha pedido a la Universidad simón Bolívar, apersonarse en adelante con un consultorio jurídico que se interese en ayudar a personas jóvenes y adultas con capacidad de invención para adelantar estos trámites.

Rafael Salcedo Vengoechea, nació en el barrio Lucero de Barranquilla y vivió posteriormente en Olaya y después en Santa Ana, ó modelo.

Es bachiller del Colegio Biffi – La Salle. Este año precisamente cumple cincuenta años de haber egresado la promoción con la que estudió.

Es el primer inventor con que cuenta el colegio de los hermanos cristianos en todo el país.

INVENTOR BARRANQUILLERO REVOLUCIONA LAS ARTES GRÁFICAS

El primero es el Rector – fundador de la Universidad Simón Bolívar, doctor José Consuegra Higgins quien contrato el trabajo. El segundo es el impresor, pero además industrial, gerente de Artes Gráficas Industriales, antes Editorial Mejoras, Rafael Salcedo Vengoechea. La historia contada a ritmo de crónica es la siguiente.

En editorial mejoras se venía editando con mucha regularidad mil ejemplares de una revista llamada DESARROLLO INDOAMERICANO, del cual es autor el doctor José Consuegra H.

Cualquier día de hace ocho años se presentó a la oficina de Rafael Salcedo, el Dr. Consuegra y le dice: “Rafita lindo, necesito a partir de la fecha hacer doce mil ejemplares de la revista desarrollo”. En ese momento pareciese que a Rafa se le hubiese venido el mundo encima. Eso es mucho respondió de una el impresor, a lo que contestó el doctor Consuegra, mercachifle, son doce mil, son doce mil.

Según Rafael Salcedo, “nosotros los pequeños y medianos impresores de todo el país imprimimos en máquinas de medio pliego a una velocidad de 7 a 10 mil tiros por hora. Una vez impresas las páginas, las cortamos y las ponemos una al lado de la otra, y empezamos a armar el libro de una forma manual, porque las máquinas de encuadernación son demasiado costosas”.

“Cuando el doctor Consuegra me hace ese pedido de 12 mil ejemplares de 200 páginas el libro, eso equivalía a armar un millón 200 mil hojitas de una en una. Eso demoraba aproximadamente tres meses y los libros los hacíamos cada tres meses. Es decir se juntaba una edición con la otra.

TAMAÑO PROBLEMA:

Con tamaño problema encima por el pedido tan grande y la oportunidad de ganar más dinero, el impresor se fue para su casa sin una solución a la mano. Pasaron los días y el impresor rogaba para que el doctor Consuegra vestido de blanco con su impecable guayabera no se apareciera por allá a decirle mercachifle.

Cuenta el editor que una noche de Abril, lunas mil, viendo el problemón encima y el propósito de no quedar mal a uno de sus principales clientes, más que cliente amigo, “me acuesto a eso de las ocho de la noche y me despierto como a las once de la noche y pensé, (si yo reúno los pliegos como salen de la máquina sin cortar, que pasaría?, Me respondí ahí mismo, agilizaría mucho el trabajo y en vez de recoger de dos en dos, recogería de 20 en 20, ó sea que me ahorraría un noventa por ciento del tiempo armando el libro.

TURISTA EN CASA:

Con la idea en la cabeza, le digo a mi esposa Eliza Hernández. “mija necesito una resmilla de papel, un lápiz, una tijera y una regla. Su esposa califica al impresor, como un turista en casa, nunca sabe donde están las cosas”.

Dicen que cercano a las doce de la noche empiezan a salir las brujas, los sin cabeza, el pata sola, los lengua mocha y pare de contar. Esa fue la hora en que Rafael Salcedo, con los materiales que le había buscado su mujer comenzó a trabajar sobre la mesa del comedor de su casa. Monta aquí, arma acá, pongo aquí, trazo por allá y listo ya está.

Cinco horas después, es decir a las cinco de la mañana, cuando un nuevo día comienza a despuntar con la renuencia de la bruma a irse del todo, el editor tenía la solución en la mano, y el doctor Consuegra más temprano que tarde tendría su libro.

“Tengo en las manos una solución para armar el libro, se dijo Rafael Salcedo, lleno de felicidad. En ese momento me di cuenta que había descubierto algo importante. Tenía la solución”.

A esta solución hay que agregarle los 48 años de experiencia que tiene el impresor en las artes gráficas.

Con la solución en la mano Rafael Salcedo también se preguntó, bueno y, ahora que hago con este invento. Se le ocurrió ir a la Cámara de Comercio a buscar información para patentarlo. Allí le respondieron que en la ciudad no había oficinas de abogados para tramitar patentes de inventos. Todas estaban en Bogotá.

Descubierta la solución el libro se editó y el doctor José Consuegra contó con su edición a tiempo la que llegó rauda a sus destinatarios los intelectuales de América latina.

La idea de patentarlo se archivó hasta nueva orden, hasta después que llegó a la Superintendencia de Industria y Comercio en donde transcurridos dos años de ir y venir salió con los mejores honores. El invento se llama METODO SIMPLIFICADO DE RECOGIDA DE UN LIBRO.

 

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