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EL PERIODISMO PÚBLICO O EL MARKETING URBANO

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Moisés Pineda Salazar

 

 

Moisés Pineda Salazar

Especialista en Sociedades y Culturas del Caribe - Barranquilla, Colombia

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Elías Porter Pellet creador en Barranquilla de el Shipping ListEl periodismo de Porter Pellet en el The Shipping List, es un ejercicio, documentado, de esta forma de gestión pública que hoy llamamos "Marketing Urbano".

Me sentí muy honrado, y temeroso, cuando fui invitado por la Asociación de Comunicadores Sociales del Atlántico -ACSA- para participar en el conversatorio convocado para hablar acerca de las buenas prácticas profesionales.

Yo que soy un docente que alguna vez tomó la decisión de construir un aula de clase del tamaño de la Ciudad para replicar el papel del mayéutico profesor Kingsfield, el de Paper Chase, teniendo a los medios de comunicación como el instrumento idóneo para llegar hasta el fondo del adormilado auditorio.

Un día, empecé a actuar como un pedagogo social siendo acogido con respeto, con cariño y con generosidad por un gremio frente al que me sentí como el tegua que le indica al cirujano cómo intervenir correctamente al enfermo. De allí mi gran temor y mi gratitud con ellos.

Con el objetivo principal de tender puentes que permitieran transferir lo aprendido, empecé mi breve participación creando el clima emocional  adecuado para evitar caer en personalizaciones y herir susceptibilidades que pudieran levantar una barrera entrambos.

Por eso, les dije, "voy a hablar de unos muertos que ni ustedes, ni yo conocimos y de un periodo de la historia de esta Ciudad que pueda ser comparable con este en el que vivimos."

Puerto USAHubo en la historia de esta ciudad "un viejo loco", que nos sigue pareciendo extraño al verlo fotografiado con su atuendo negro, toda vez que la temperatura de la ciudad no excedía los 28º centígrados en los días más calurosos, y por el gorro con el que cubría su cabeza, parecido a uno de dormir.

Se trata de Don Elías Porter Pellet. El cónsul americano en Barranquilla a finales del Siglo XIX.

Su casa estaba sita en el lugar donde hoy pervive la edificación en la que funcionó La Casa Vargas cuyas vidrieras eran famosas en la Barranquilla de los años sesentas pues sus luces, color, imaginación y lujos las hacían comparables con las de los almacenes de La Quinta Avenida de Nueva York.

Allí vivió el Cónsul Americano quien, por encargo del párroco de San Nicolás, importó desde los Estados Unidos la primera letrina alta que hubo en Barranquilla y que instaló para el Padre Ceccaldi adosándola a la pared posterior del Templo, diagonal a la sodería del Señor Pereira, para burla y sorna de los transeúntes que, gracias al sonido que producía el agua de la cisterna cuando se precipitaba sobre el beque y mandaba las inmundicias a la poza séptica construida paralela a la Calle Ancha, eran puestos en noticia de que el levita acababa de cagar.

Editaba Don Elías un periódico bilingüe, inglés / español:" The Shipping List" con destino a circular entre los comerciantes que, en los paquebotes de la época, hacían el circuito Nueva York, South Hampton, Nueva Orleans,  Colón, Cartagena, Sabanilla, Santa Marta, Riohacha, Jamaica, Santo Domingo, La Habana, Vigo, La Coruña, Santander, Barcelona, Le Havre, Liverpool, Amberes, Bremen, Hamburgo.... 

A través de sus escritos en el "The Shipping List", Don Elías promovía entre los viajeros e inversionistas que andaban a la caza de oportunidades que les permitieran guarecer sus capitales de los riesgos de la crisis que marcaba la entrada a los tiempos del Librecambismo y de la industrialización en Europa y los Estados Unidos.

El periodista Elías Porter  Pellet hacía afirmaciones en su periódico como aquella de que en la historia del Mundo jamás se había visto un progreso de las dimensiones del que se veía en Barranquilla donde todos los días caen las casas de palma y bahareque para dar paso a majestuosas edificaciones en mampostería, al tiempo que se elevaban al cielo las chimeneas que anunciaban la prosperidad.

Cuando los extranjeros, cargados de esperanzas y de recursos llegaban a Barranquilla, se topaban con un poblanchon de casas de bahareque y palma, con calles de arenales por las que, en igualdad de condiciones, circulaban asnos, vacunos, cerdos, gallinas, cabras y personas; ciénagas  pestilentes desde las cuales se elevaban miasmas y nubes de mosquitos que hacían intolerable la existencia, condiciones que no eran, ni remotamente, parecidas a las que se describían en el periódico de Don Elías.

Y allí, en la casa del cónsul americano encontraban las luces necesarias para descubrir el filón de negocios que les ofrecía una Ciudad que tenía las llaves de la economía de todo el País.

Ya no se podían regresar. Aquí se quedaron, aquí invirtieron en todo tipo de negocios. Sus ganancias, las necesidades de sus empresas, las de sus familias, y su propia prosperidad personal, hicieron posible que, paulatinamente, como quien no quiere la cosa, sin pausa y sin descanso, la Ciudad que describía Don Elías comenzara a emerger ante los ojos de propios y extraños.

Diré, entonces que el periodismo de Porter Pellet en el “The Shipping List”, es un ejercicio, documentado, de esta forma de gestión pública que hoy llamamos "Marketing Urbano" que parte del supuesto de que "las Ciudades existen porque hay comercio. Si no hay comercio, no hay ciudad ni riquezas." Y, entonces, sin comercio entre países y ciudades"¿de qué va a vivir un cónsul en el trópico?

Vale decir hoy que "si no hay riqueza, no hay 'torta publicitaria' y, sin ella, no es posible un periodismo de calidad".

Presentación de planes de urbanización y luchas sociales de las pandillas urbanasCon esto quise decir que el futuro de la profesión está ligado al ejercicio de un periodismo público para quien sea importante y fundamental mercadear, vender, maletear, la ciudad con el fin de que la inversión pública y privada hagan posible la ciudad que se sueña.

El periodismo de Medellín, por ejemplo, tiene clara su responsabilidad de informar de la misma manera como son conscientes del efecto que ese acto tiene sobre la formación de la imagen del producto- la Ciudad- y su capacidad para despertar el deseo de ser poseída.

Recientemente, el día  de la inauguración del Foro ONU- Habitat, preparatorio del Congreso Mundial que se celebrará en las Efemérides Bicentenarias de 'La Bella Villa', se desató una balacera durante 8 horas en una de las Comunas que dejó media docena muertos y varias decenas de heridos.

A primera hora del día siguiente, busqué  en 'El Mundo' y en 'El Colombiano'- los dos periódicos de la ciudad- la noticia.

En ninguna parte se hacía referencia a algo distinto a las bellezas, potencialidades y riquezas urbanísticas, y ambientales, de la Ciudad.

Los columnistas resaltaban la importancia del evento y ponderaban la prestancia de los expertos internacionales que participaban en el evento. Perdido entre miríadas de frases, temas y nombres, aparecía mi nombre como ponente del tema 'Fiesta y Ciudad', en representación del  carnaval de Barranquilla. Me inflé como un pavo real en pleno cortejo.

Fue 24 horas después cuando en las páginas interiores bajo el título de  "Arte contra los violentos en la Comuna", ilustrado con una fotografía en la que aparecían zanqueros, músicos, saltimbanquis, arlequines y polichinelas subiendo por una de las empinadas calles de la ladera, el reportero relataba cómo, los grupos culturales y deportivos de las barriadas habían organizado un desfile que recorrió las mismas calles donde 48 horas antes, las bandas rivales intercambiaron disparos con armas cortas, largas, de asalto y de defensa, legales e ilegales, con el trágico saldo que contribuye al guarismo de 54 muertos por cada cien mil habitantes, bastante mayor que los 14 por cien mil que aporta Barranquilla a una tasa de violencia que es muy pequeña si se le compara con las 157 personas que por cada cien mil son asesinadas en las cruentas guerras urbanas del narcotráfico en Guatemala.

Solo al final de la nota, en cuatro renglones, se registraba la solicitud que hacía la Presidenta de la Acción Comunal al Alcalde de Medellín para que tomara medidas contra los delincuentes y a las autoridades armadas para que hicieran presencia y pusieran en la cárcel a los responsables de aquella batalla campal.

Si aquel incidente hubiera ocurrido en nuestra ciudad, muy seguramente la noticia hubiera ocupado la primera página; las fotos exhibiendo grotescamente los cadáveres, hubieran ornado las dos terceras partes de la misma y un titular a todo lo ancho anunciaría: "Barranquilla, en manos de la delincuencia!!".

O, para no faltar a la verdad, y enfocar el asunto en "la nuez del interés público" que necesita identificar responsables, seguramente los editores empujarán a los reporteros a cumplir con la tarea de buscar, y encontrar, culpables.

Bajo encabezados como los de "La Ciudad sin Gobierno", "Sangre en las calles", "Ahora, ¿Quién podrá defendernos?", sin lugar a dudas, que el editorialista se habría dedicado durante varios días a censurar las estrategias del gobierno, a reclamar la presencia de la policía y del ejército en las calles y a pedir la cabeza de los Secretarios de Despacho.

Esa manera de mercadear la Ciudad, explica cómo esta especie de Chicago que es Medellín, crece y prospera, en tanto que entre barranquilleros solo encontramos razones para hablar mal de nosotros mismos y de nuestra ciudad.

Tal vez sea llegada la hora para empezar a mercadear a Barranquilla de la misma manera como lo fue cuando llegaron los que tenían que llegar e hicieron lo que debían hacer por la Ciudad que sus líderes habían soñado y de la que hablaban entre ellos, por todos los medios, con propios y extraños.

 


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