¡Ole, hijuepuerca!, ¡eso es mucha joda!!

Autor: Álvaro Serrano Duarte

Nos hemos acostumbrado tanto a que diariamente conozcamos alguna novedad tecnológica, que ya ni alzamos las cejas para manifestar sorpresa o admiración. De pronto, si es algún avance en celulares inteligentes, haga que los jóvenes suelten un: ¡Oh, my God!! 

Hace 45 años, recuerdo como si fuera ayer, cuando entretenía a mi Abuelo leyéndole las noticias del periódico acerca de alguna novedad tecnológica del momento, como aquella de que la televisión que entonces conocíamos en blanco y negro, muy borrosa la imagen, tendría un "sorprendente y maravilloso avance" porque era posible que a Colombia llegara la nueva tecnología de la televisión a color y que tal vez la programación diaria empezaría a las 3 de la tarde y se extendería hasta las 10 de la noche.

Embebido en la lectura en voz alta para la escucha de mis padres y mi abuelo y hermanos presentes en la cocina de la casa, alguien dijo:

— ¡Ole, hijuepuerca!, ¡eso es mucha joda!!

Era mi Abuelo que estaba sorprendido y asustado por lo que escuchó. ---- Detengo hasta aquí esta remembranza, no sea que termine alargando el cuento ----

CONSTRUYEN DRONES CON MATERIALES SIMILARES A LOS QUE USAN LAS AVISPAS PARA SUS NIDOS

— ¿Y para contar ese avance tecnológico, tiene que echarnos el cuento de su abuelo y familia reunidos hace medio siglo en la cocina de su casa? ¡Cipote vaina la de este cachaco!! 

(No oigo. Y eso es bueno.)

Con un aspecto exterior que recuerda al cartón rugoso de las hueveras del supermercado, la “carrocería” está construida a partir de un hongo, conocido como micelio, el cual proporciona un material lo suficientemente liviano para levantar el vuelo, sin renunciar a la rigidez necesaria para este tipo de dispositivo.

La “piel” está hecha de hojas de celulosa bacteriana cultivadas en un laboratorio, impermeable gracias a una solución de proteínas clonadas a partir de una saliva que emiten las avispas en la construcción de sus nidos. Sin embargo, esta característica no impide que, en contacto con el agua, la estructura se disuelva sin apenas dejar residuos.

Se trata de la noticia acerca de que un grupo de investigadores estadounidenses, en colaboración con la NASA, han desarrollado un minúsculo dron biodegradable que presenta la capacidad de autodestruirse sin apenas dejar residuos en el entorno.

Teniendo en cuenta que en numerosas ocasiones los vehículos aéreos no tripulados se utilizan en lugares de difícil acceso por tierra, esta iniciativa pretende evitar el dispositivo de rescate habitual requerido cuando un dron cae en acto de servicio, sin tener que preocuparse tampoco por la huella medioambiental que ciertos componentes electrónicos pueden dejar en el entorno.

Aseguraron que el dispositivo puede enviarse a lugares donde no se puede esperar que vuelva. Por ejemplo, puede volarse por encima de un incendio forestal para ver hacia donde se extiende el mismo ó en caso de fusión nuclear, permitiría acercase para medir los niveles de radioactividad y obtener datos sin que el dron tenga que regresar.

Aunque los padres de la criatura han llegado a crear piezas del motor que también son biodegradables, elementos como los propulsores, las baterías o los controles presentan el gran reto de este invento.

"Hay partes que actualmente no pueden ser remplazadas por la biología", afirma uno de los investigadores, que están estudiando la posibilidad de equipar el aparato con sensores construidos en base a la bacteria E.coli.

(¡Mierda!!... perdón... es que estaba pensando dónde es que se encuentra la bacteria Ester Coli...)

Ante la situación de que la modernidad está impidiendo que las nuevas generaciones conozcan de las avispas, me conseguí algunos nidos interesantes: