Aunque a algunos podrá causarles mucha risa estas notas históricas dadas las circunstancias que rodearon los avances tecnológicos hace apenas 70 años, lo cierto es que es una muestra de cómo hace menos de un siglo el ser humano confundía el avance científico y tecnológico con los temores infundados de las religiones.
Hoy nos asombran menos las novedades en equipos y comunicaciones y sentimos que gozaremos de menores esfuerzos y mayor comodidad. Lo mejor es que lea y se divierta con lo que hicieron nuestros antepasados:
* Cuando, en 1797, en los EE. UU se inventó el primer arado de fundición que tuvo un éxito excelente, los agricultores de Nueva Jersey lo desecharon, sosteniendo que la fundición, o hierro colado, era un veneno mortal para las plantas útiles y les criaba la maleza.
* Un elocuente predicador norteamericano de antaño declaró que la introducción de los ferrocarriles traería consigo la necesidad de construir gran número de manicomios, pues la gente se enloquecería de terror al ver las locomotoras atravesando los campos como monstruos del infierno.
En Alemania los peritos “demostraron”, y sin “sombra de duda” que, si un tren andaba a la tremenda velocidad de 24 kilómetros por hora, a los viajeros les brotaría a torrentes sangre por las narices, y que, además, perecerían asfixiados al pasar el tren por los túneles.
* El comodoro Vanderbilt, multimillonario y rey de los ferrocarriles norteamericanos en el siglo pasado, despidió con cajas destempladas a Westinghouse cuando éste se le presentó con su famoso freno neumático, que acababa de inventar. Según le dijo, “no podía malgastar su tiempo en mentecatos chiflados”.
* En el año de 1579, las autoridades de Danzig hicieron estrangular al inventor de un tejar, por temor de que su invención redujera a gran número de trabajadores a la mendicidad.
* En 1670, Berkeley, gobernador del Estado de Virginia, expresó la oposición general que se hacía a la imprenta, cuando dijo:
- Gracias a Dios que aquí no hay escuelas públicas, ni menos imprentas. El saber ha traído al mundo la desobediencia y la inmoralidad, y la imprenta las ha propagado”. (Uf, si esto se decía en 1670, ¿qué no diríamos ahora?)
*Los que en Inglaterra se oponían al uso del gas de alumbrado declaraban que el adoptarlo privaría a la Gran Bretaña del dominio de los mares, ya que, con la supresión de las lámparas de aceite de ballena, se destruiría la industria ballenera, de cuyos barcos salían los marinos de la armada inglesa.
En 1833, los habitantes de Filadelfia aconsejaban que se continuase el uso de las lámparas de aceite, en lugar de adoptar el gas, porque éste, según decían, podía escapar del gasógeno, introducirse en las aguas y ahuyentar los sábalos y arenques.
* En 1828, Ericsson demostró, en Londres, la eficacia de una máquina de vapor para apagar los incendios; pero las autoridades municipales la desecharon, declarándola inútil, y la ciudad siguió usando bombas movidas a mano, hasta 1860.
* Los que prestaron dinero a Robert Fulton para la realización de su proyecto de aplicar la máquina de vapor a la navegación, le hicieron prometer que a nadie dirían quienes eran; ¿la razón?: ¡Temían ponerse en ridículo si se sabía que habían apoyado a una empresa tan temeraria y descabellada!.
* En 1881, cuando la Asociación Cristiana de Mujeres, anunció la formación de clases para enseñar a las jovencitas a utilizar la máquina de escribir, muchas personas alzaron gritos de protesta y censura y armaron gran alharaca, diciendo que un trabajo tan fuerte arruinaría la salud de las mujeres, cuya delicada constitución no podría resistirlo.
* Cuando el automóvil empezaba a generalizarse, el director de uno de los principales diarios norteamericanos rehusó una invitación a dar un paseo en uno de ellos, por parecerle que semejante niñería era indigna de un hombre serio como él y degradaría el alto puesto que ocupaba.
* En 1908, el alcalde de Cincinnati declaró, en el Ayuntamiento, que la conducción de un automóvil era trabajo que a las mujeres les era físicamente imposible de ejecutar. (¡Qué tal este tonto!)
* Cuando, en 1907, De Forest logró al fin dar forma práctica a su tubo termiónico, no encontró quién le comprara la patente, y la dejó caducar más bien que pagar 25 dólares para prorrogarla.
* Cuando el rayón, como competidor de la seda, comenzó a venderse, una comisión nombrada por los sederos de los EE. UU para estudiar el nuevo producto, informó que no era más que una curiosa novedad que pronto dejaría de estar en moda.
* El famoso escritor inglés H. G. Wells, unió su voz al coro popular que clamaba contra el submarino, y dijo pontifical y completa sabiduría: “Confieso que mi imaginación se resiste a ver que un submarino pueda hacer otra cosa que asfixiar su tripulación y llevarlos a la muerte”.
* En 1988, cuando Buffington obtuvo las patentes para sus rascacielos de acero, la revista Architectural News predijo que “la dilatación y contracción del acero rajará y hará desprender todo el enlucido, reduciendo el edificio a una armazón metálica desnuda”.
* Henry Morton, presidente del Instituto Tecnológico de Stevens, una de las principales escuelas de ingeniería metálica de los EE. UU, protestó cuando se anunció en la prensa que los experimentos de Edison en el alumbrado electrico habían tenido un “éxito maravilloso”.
- “Todos los que conocen el asunto”, declaró categóricamente, “saben que los experimentos fueron un rotundo fracaso”.
(Extractos de Technological Trends and National Policy, de la Subcomisión de Tecnología de la Comisión de Recursos Nacionales de los EE. UU; Selecciones, 1943)