Autora: Diana González
Trasladarse al mundo de la ciencia ficción a once mil metros por segundo para ser testigo de la narración de sueños de escritores extraordinarios, de la aparición y hazañas de superhéroes, de la recreación del espacio estelar y de máquinas y robots que cada día están más cerca de nuestra realidad es ahora posible con sólo visitar el Claustro de San Agustín.
Esta edificación de principios del siglo XVIII es, desde el pasado once de septiembre, el puente entre lo inexistente y lo real, entre lo que se puede explicar y lo inexplicable, la vía que conduce a ese mundo literario en el que la recreación de objetos, hechos y personajes inverosímiles es posible más allá del plano mental, el agigantado paso que deja ver el inicio y evolución de un género (el de la ciencia ficción) que sobrepasa, con los pies en la tierra, los límites de una ligera imaginación.
Eso, por lo menos, es lo que se puede percibir al entrar a la sala de “Once mil metros por segundo”, una exposición temporal basada en el álbum “De la Tierra a la Luna”, de Julio Verne, que la Dirección Nacional de Bibliotecas y la Dirección de Museos y Patrimonio Cultural de la Universidad Nacional de Colombia instalaron la semana pasada en el museo Claustro de San Agustín, en Bogotá, con el propósito de promover, a través del género de la ciencia ficción, la lectura entre niños, jóvenes y adultos.
Al respecto, Sonia María Valencia, directora del sistema Nacional de Bibliotecas, explicó que la exposición es una estrategia que responde a la necesidad de aproximar los jóvenes a la literatura, especialmente, al género de la ciencia ficción. “A través del museo y del profesor Edmon Castell, vimos la posibilidad de plasmar gráficamente -esta exposición que quedó bellísima- que los jóvenes se acercaran a la literatura, que pudieran ver lo que a ellos les llama la atención como es la ciencia ficción, los cómics, en una exposición y de esa manera pudieran llegar finalmente a los textos literarios que están ahí, esperándolos, para que los puedan leer”.
En este sentido, “Once mil metros por segundo” es una invitación a enriquecerse intelectualmente a través de la literatura, a descubrir ese mágico universo en el que se desenvuelve el género de la ciencia ficción, un universo en el que el visitante podrá conocer también sus subgéneros, algunos de sus principales autores y personajes emblemáticos, los principales medios de difusión de la ciencia ficción y las relaciones entre la ciencia y la ficción, así como adaptaciones de obras literarias al cine y la televisión.
La importancia de la ciencia ficción o literatura de anticipación, como también se le conoce a este subgénero, radica en que sus contenidos se fundamentan en supuestos desarrollos técnicos que podrían lograrse en el futuro, por lo que en ciertas oportunidades han sido fuente de inspiración de científicos que han soñado con avances nunca antes imaginados, muchos de ellos convertidos en conceptos reales u objetos de investigación.
Tal vez el mejor ejemplo de esta situación sea la novela “De la tierra a la luna”, de Julio Verne -escritor francés de novelas de aventuras y uno de los padres de la ciencia ficción-, en la que este escritor anticipó un viaje espacial que no era solo fantasía, pues calculó de forma correcta la velocidad necesaria para salir de la tierra (once kilómetros por segundo) e indicó también que los cohetes funcionarían en el vacío del espacio. Su real proeza consistió en hacer que este viaje pareciera un proyecto factible.
Los anteriores argumentos son, en parte, la base de “Once mil metros por segundo”, ya que esta exposición reitera la importancia de la lectura como una forma de entretenimiento y de adquisición de conocimientos, pero también como una forma de ver, desde otras ópticas y desde lugares remotos, el mundo y los acontecimientos pasados, presentes e incluso los supuestos hechos futuros.
Pero, detrás de los propósitos anteriores están los seres de carne y hueso, los reales, los humanos, los que dieron forma a esta exposición, seres que también merecen ser reivindicados por su trabajo, por su dedicación.
De ahí que el profesor Edmon Castell, jefe de la Dirección de Museos, haya otorgado, durante el acto de inauguración de la exhibición, un reconocimiento a todos los implicados en la puesta de “Once mil metros por segundo”, en especial a los diseñadores.
Al respecto, indicó:
“esta exposición ha sido fruto de muchas manos, de personas que trabajan acá en el Claustro de San Agustín, en la Dirección de Museos; entonces, me parece muy importante brindar un reconocimiento, en primer lugar a todos los diseñadores que estuvieron desde el principio detrás de esta exposición, hablo de Guillermo Torres, Fabián Parra, Carlos Diazgranados, Carlos Rojas… y en última instancia, también a Zamir Bermeo”.
La exposición, que hace parte del programa itinerante Ida y Vuelta de la Dirección de Museos y del plan de promoción de lectura de la ciencia ficción de la Dirección Nacional de Bibliotecas, ha viajado por distintos municipios del país, llevando ciencia y conocimiento a su paso.