Laura Montoya Upegui, (1874-1949), la única beata colombiana, fue la primera religiosa en el mundo occidental en desempeñar el oficio misionero entre las comunidades indígenas, predicando el Evangelio, popularmente conocida como la MADRE LAURA, llevó a cabo una intensa labor educativa en las escuelas superiores de Amalfi, Fredonia, Santo Domingo y en el colegio de la Inmaculada en Medellín.
Una mujer apasionada por su trabajo evangelizador con los indígenas de la región de Guapa en el Chocó. En 1914 funda la Congregación de Hermanas Misioneras de María Inmaculada y Santa Catalina de Siena, Dabeiba, Antioquia, primera comunidad femenina, de origen colombiano, dedicada al trabajo misionero.
Creyó conveniente fundar centros cercanos a los poblados indígenas, para que las misioneras no tuvieran que trasegar por una selva plagada de peligros. Así que, en 1918, las hermanas procedieron a establecer dos ambulancias, en el Pital y en Antadó, situadas en puntos diametralmente opuestos a 11 ó 12 kilómetros de Dabeiba.
Como casi siempre sucede, por desavenencias con el prefecto apostólico de Urabá, quien consideraba que las religiosas mostraban “un deseo marcado de ser únicas y de sobreponerse a los hombres en el sagrado ministerio de la conversión de las almas”, en 1924 la Comunidad tuvo que salir de la Prefectura Apostolice de Urabá, para establecerse en San Pedro, en jurisdicción de la diócesis de Santa Rosa de Osos, donde la MADRE LAURA organizó el noviciado y la Casa Generalicia.
Entre 1914 y 1940, la MADRE LAURA y sus misioneras catequizaron a los indígenas en 13 localidades ubicados en el norte y el noroccidente de Antioquia. Durante los 10 primeros años de su permanencia en Urabá, abrieron tres casas en el municipio de Dabeiba, tres más en Frontino y sus alrededores, y una en Turbo, además del internado indígena de Indocrespo, en San Pedro.
Tras la salida definitiva de la Prefectura de Urabá, “LAS LAURITAS” abrieron nuevos centros misioneros en otros cinco municipios de Antioquia y se consolidaron como la primera y más efectiva comunidad femenina de origen colombiano. En la actualidad, dirigen por lo menos 177 casas misionales distribuidas por 16 países.
Antes de la fundación de la Congregación de la MADRE LAURA, ninguna mujer, ni ninguna religiosa en el mundo occidental había desempeñado el oficio misionero predicando el Evangelio entre los indígenas. Su novedosa concepción misionera, en conflicto con el pensamiento canónico vigente, hizo que la MADRE LAURA MONTOYA debiera enfrentar serios y severos obstáculos para poner en marcha y desarrollar su empresa.
Lo original de su método radicó en querer catequizar a los indígenas viviendo entre ellos para realizar un tipo de evangelización que los integrara de una forma más digna al mundo adverso que los rodeaba, donde el indígena era tratado con desprecio por los “blancos” o “libres”, y los colonos los acosaban e invadían sus tierras.
Como complemento de su obra misionera, la abundante producción de laMADRE LAURA nos muestra su talento para la narración escrita. Entre otros legados, están: Cartas misionales, 1915-1922; Constituciones para lasmisioneras de María Inmaculada y Santa Catalina de Siena, 1933; Vocesmísticas de la naturaleza, 1961; La aventura misional de Dabeiba oBrochazos históricos sobre los orígenes de la congregación, 1962; yAutobiografía de la madre Laura, o Historia de las misericordias de Dios en una alma, 1971.
El 25 de abril de 2005, se celebró en Roma, la ceremonia de su beatificación.
Claves autobiográficas de la MADRE LAURA:
“El 26 de mayo de 1874, en Jericó, comenzó lo que impropiamente llamo mi vida natural; fueron mis padres Juan de la Cruz Montoya y Dolores Upegui. Ambos cristianos sinceros; lamentablemente no conocí a mi padre”.
“Él quería que me llamaran Dolores, pero mi madre decía que Leonor. En este caso terció el sacerdote que me bautizó y, abriendo el martirologio, eligió el primer nombre que se le presentó”.
“No lloré al nacer, ni lo hice hasta seis meses después. Mis padres, habituados al casi continuo llanto de mi hermana mayor, creyeron que alguna enfermedad motivaría esta rareza”.