Autora: Denilce Flórez Cardona
¡Cómo cambian los tiempos!! Cuando yo era una niña, recuerdo, que el régimen alimentario en mi hogar y en el de todos de mi época era sentarnos al comedor mínimo 6 veces diarias: Desayuno (6 a.m), media-mañana (9 a.m.), Almuerzo (12 meridiano), media-tarde (3 p. m.), Comida (6 p.m.) y cena (8 p. m.). Hora de dormir: entre 8 y 9 p .m.
Además de las anteriores comidas, que eran abundantes en contenido, también disponíamos de comer entrecomidas de dulce de guayaba o de otra fruta de cosecha, quesos, leche con cocadas u otra golosina, panes, jugos de frutas, etc.
Y yo no recuerdo que nadie, entonces, se quejara de obesidad. Pero si recuerdo que en mi círculo familiar y de amistades, nuestros cuerpos eran fuertes y poco enfermizos. Y se les llamaba "muertos de hambre" a aquellos que se excedían comiendo más de lo que les servían. Y era motivo de escándalo y regaños constantes aquellos que tuvieran "el estómago pequeño" porque acostumbraban a dejar en el plato más de la mitad de lo que les servían.
Cuando te invitaban a comer en casa ajena, era de mala educación e indicativo de desprecio o desagrado sino se comía todo lo servido.
Hoy la obesidad o gordura se volvió enfermedad mundial. Como si fuera una peste, por ser causa de miles y miles de muertes cada año en el mundo, la obesidad se convirtió en el dolor de cabeza de la sociedad actual.
Se reconoce que la obesidad aumenta considerablemente los costos de atención médica, por ser la causa de enfermedades diversas como diabetes, problemas del sistema circulatorio, problemas del sistema digestivo, etc. Así que las costumbres del ayer cambiaron hoy.
Pero los cambios fueron para mal, porque hoy en casa se cocina menos y se come más en la calle. Y la comida en la calle o en restaurantes o sitios de comidas rápidas, funcionan por la brevedad del tiempo que se requiere para procesar los ingredientes, usando como técnica la fritura en aceite (no necesariamente de la mejor calidad) y el aumento de consumo de harinas que son usadas para envolver los productos fritos y darles una apariencia de poco aceite.
SI COMER BASTANTE, ENGORDA, ¿QUÉ HACER PARA ADELGAZAR?
La lógica dice que para adelgazar debes comer menos. Eso es obvio y no requiere tener gran inteligencia para comprender que eso es así. Pero el gran problema que impide comer menos es el elevado estado de ansiedad que nos gobierna hoy en día. Así como el fumador o el consumidor de drogas o cualquiera otro con cualquier vicio, el comer exageradamente o dedicar más tiempo a comer algo se vuelve un vicio muy difícil de erradicar por voluntad propia.
Dietas, ejercicios, reemplazar por otra cosa, no conduce a resolver el problema. Al contrario, lo agrava por que la persona psicológicamente se aferra a más y más al consumo para escapar al castigo del no consumo.
Puede resistir un breve tiempo, una semana o un mes o 6 meses. Pero que cae, cae. Inexorablemente.
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