Autor: Teobaldo Coronado Hurtado
Miembro Correspondiente Capitulo del Atlántico, de la Academia Nacional de Medicina. Discurso de posesión como Presidente Junta Directiva 2014 – 2016. Barranquilla, Abril 26 de 2014
Enemigo de la reelección presidencial, han sabido mis colegas del Capítulo, no obstante mi terca oposición, ratificarme para el periodo 2014 – 2016. Ya Sancho Panza afirmaba que: “nunca segundas partes fueron buenas”. Aun cuando me estoy refiriendo a la Academia, la mente perspicaz de ustedes, a lo mejor tácitamente, puede estar extrapolando mi pensamiento a la coyuntura política del país. Más les vale.
Me toca, de esta forma, la comprometedora tarea de controvertir el quijotesco apotegma, dada la suma confianza depositada en mí, lo que implica compromiso mayor por la causa de nuestro Capítulo del Atlántico en honor a los preclaros estatutos de la ACADEMIA NACIONAL DE MEDICINA DE COLOMBIA.
Nuestro Capítulo, digamos que fue un sueño, hecho realidad, tras largo proceso de 13 años que inició en 1970, con motivo de la venida definitiva de Bogotá hacia Barranquilla, por cuestiones de salud, del doctor José Manuel Baena Lavalle. Concluye con la elección de la primera junta directiva el 22 de septiembre de 1986, Cuando se reunieron en la residencia del Doctor Baena los doctores: Acosta Bendeck Eduardo, Baena José M, Casas Santamaría José Ignacio, Espinoza Taboada Humberto, Gari José María, Rumie Fakini Fuad, Vásquez Ojeda Fernando y Zureck Meza Mario. Se elige Junta Directiva, constituida así:
Presidente. José Manuel Baena Lavalle
Vicepresidente. Eduardo Acosta Bendeck
Secretario - Tesorero. José María Gari
El 16 de enero de 1988 el Doctor Pablo Gómez Martínez, Presidente nacional, instala en sesión solemne realizada en el Country Club de Barranquilla el Capítulo del Atlántico y posesiona esta junta directiva con asistencia de los siguientes académicos, que se pueden considerar, fundadores del capítulo, así:
JOSE M. BAENA LAVALLE, AQUILEO HERNANDEZ BARRETO, FERNANDO VASQUEZ OJEDA, EDUARDO ACOSTA BENDEK, GABRIEL ACOSTA BENDEK, JOSE M. GARI DEL CASTILLO, JOSE I. CASAS SANTAMARIA, HUMBERTO ESPINOZA TABOADA, HUGO FLOREZ MORENO, MARCO GONZALEZ BARCENAS, FUAD MUVDI CHAIN, FUAD RUMIE FAKINI, ANTONIO REALEZ OROZCO, AMIRO TAMARA MERLANO Y MARIO ZUREK MEZA.
Un sueño del doctor José Manuel Baena Lavalle, desde su exitosa carrera profesional en la capital de la república, con el apoyo allá del insigne hombre de Baranoa Doctor Cesar Augusto Pantoja, Secretario Perpetuo de la Junta Directiva Nacional y acá entre nosotros del egregio cirujano del Hospital General de Barranquilla Doctor Aquileo Hernández Barreto.
Desde entonces el camino recorrido ha sido más de perseverancia que de esplendor. Venciendo vicisitudes y la crónica apatía de los profesionales de la salud en nuestro medio por la agremiación, el entusiasmo y tesón de los Doctores: José Manuel Baena Lavalle Rafael Vásquez Ojeda José María Gari, Eduardo Acosta Bendeck, Jaime Castro Blanco, Carlos Barrera Guarín, y Rubén Darío Camargo, en su orden, meritorios ex presidentes, han permitido la vigencia y vitalidad del Capítulo en la ciudad y en el conjunto de los que integran la Academia Nacional de Medicina. Sea la oportunidad para rendirles sincero homenaje de gratitud y admiración en reconocimiento a su loable labor.
La dificultad para conseguir adeptos, que cumplan los rigurosos requisitos que exige la condición de académico, habla a las claras de la crisis del profesionalismo en general, en nuestro caso, del profesionalismo médico. Al respecto me voy a permitir leer, por considerarlo de gran importancia, apartes de la reflexión bioética que en tal sentido hice en la última sesión ordinaria de noviembre 22 del año pasado.
“Profesionalismo Médico en el Nuevo Milenio: Una Carta del médico; suscrito en 2002 por el American Board of Internal Medicine, American College of Physicians, American Society of Internal Medicine y la European Federation of Internal Medicine Publicado simultáneamente en Annals of Internal Medicine, The Lancet y el European Journal of Internal Medicine. Y que tiene el reconocimiento de todos los países con representación en la Federación Mundial de Educación Médica. Es la perentoria respuesta de la comunidad científica a la lamentable crisis del profesionalismo.
Incongruente pareciera esta coyuntura en pleno auge de especializaciones, maestrías y doctorados. Titulaciones que hacen suponer garantizan mayor grado de desempeño, es decir de profesionalismo, a quienes las ostentan. Sin embargo, el resurgimiento de estos postgrados con demerito innegable de las bondades humanas en individuos llamados a mostrar excelencia académica en el ejercicio de sus actividades es asunto preocupante. Pone en duda su efectividad cognitiva, pedagógica y sobretodo formadora del ser humano en su desarrollo integral.
Profesional que se respete ostenta en su currículo uno o más de estos pergaminos universitarios. Prerrequisito indispensable, en estos tiempos que se hace apología al conocimiento como capital o patrimonio, para optar una posición docente o de rango empresarial…
Profesionalismo Médico en el Nuevo Milenio como muy bien ha sido titulada esta estrategia por la reivindicación de la jerarquía profesional del médico busca remediar factores causales de su desprofesionalización. Trata de fijar justo equilibrio entre el inusitado avance de la ciencia y el evidente rezago del ejercicio hipocrático.
Fomenta a todas luces un liderazgo médico dentro de un trabajo interdisciplinario con una visión sobre las buenas costumbres en la práctica profesional”.
La crisis del profesionalismo trae como consecuencia lógica la crisis de la salud, de las políticas de salud por parte del Estado, impotente muchas veces ante el afán desmesurado de lucro de quienes han convertido la prestación del servicio asistencial en un negocio por un lado y la deshumanización de la atención médica por los llamados a prestar el servicio por otro.
La crisis del profesionalismo deriva, también, en crisis de la educación con lamentable pérdida de la excelencia académica ante la proliferación de facultades de medicina que educan estudiantes con aptitud de tecnócratas, sin mentalidad humanista alguna, que redunda a la postre en un joven médico ambicioso de riqueza económica, a cualquier costo, por ende sin el necesario altruismo que debe inspirar el honroso ejercicio de la medicina.
Son muchos los alumnos y escasos por desventura los verdaderos estudiantes. Lo mismo podría decirse de los docentes: son muchos los profesores y escasos los maestros, que al mismo tiempo que comunican conocimiento muestran con el ejemplo de su vida el prototipo de médico, digno de imitar por sus discípulos.
El mundo de la academia acoge propicio lo más selecto de la intelectualidad, es decir, la clase elite de un arte, oficio u profesión. La academia es el refugio donde encuentran cabida los que han alcanzado la excelencia.
La excelencia entendida no solo como más alto nivel de sapiencia conceptual, sino también, como sabiduría práctica, manifiesta con singular hidalguía en ejemplar vocación de entrega a la gente y comportamiento decente en su vida personal.
Que les concede posición de liderazgo en el conglomerado social. He aquí la razón por la cual excelencia académica y excelencia universitaria son denominaciones afines.
Cualquiera sea el tipo de liderazgo, lleva implícito en su objetivo primordial un liderazgo ético. Liderazgo ético comprometido con la excelencia a través de una existencia rica en virtudes, indispensable, para enfrentar la corrupción galopante que impregna los estamentos mayoritarios de nuestra sociedad y a los cuales no escapan, como es evidente, los relacionados con la salud y la educación.
El llamado es para los distinguidos colegas que nos honran con su presencia, que todavía no tienen la condición de académicos que, seguro estoy, poseen atributos suficientes para engrosar nuestras filas. A que se motiven con la seguridad de que se van a sentir realizados intelectual, científica y humanísticamente.
Es indiscutible el fuerte liderazgo que tiene a nivel central la Academia Nacional de Medicina, su protagonismo en la reivindicación de la profesión, como su participación y función crítica en el debate sobre el cuestionado régimen de seguridad social vigente en el país, sin resultados satisfactorios ante la carencia de una verdadera y efectiva reforma a la salud.
Contrasta esta posición con la falta de reconocimiento, en los círculos gubernamentales regionales, al papel que cumple la academia como organismo consultor de gobierno en asuntos de salud y educación médica que se traduce en una invisible presencia del Capítulo en las decisiones que al respecto se toman en los organismos responsables de estas políticas en la ciudad y el departamento.
Esta es, tal vez, nuestra mayor debilidad, con necesidad de superar mediante una efectiva participación de los académicos en las actividades que desarrolla el Capítulo. Proyectándonos activamente en los temas públicos más allá de la estricta discusión científica de las rutinarias sesiones ordinarias.
La vivencia académica, durante tres lustros, me ha dado la gratificante satisfacción de aumentar mi fervor por el maravilloso universo de la ciencia médica, en cada uno de sus ámbitos, dado el carácter interdisciplinario de esta Institución.
Retroalimentar, por lo tanto, la condición del perenne estudiante que he sido, consubstancial a la vocación de todo médico, que se aviva inexorable por el estímulo permanente en búsqueda de la novedad científica. Y reconocer, además, que el trato cercano, fraterno, generoso y erudito brindado por los ilustres colegas del Capítulo ha colmado mi espíritu de henchido regocijo y beneplácito.
Tengo la convicción que bajo la égida del doctor Juan Mendoza Vega, Presidente desde marzo pasado, vamos a tener una comunicación más abierta, más cercana con la Junta Directiva Nacional. Mi relación personal con el Doctor Mendoza Vega data desde la década de los 80, cuando se creó el CEMA: Centro de Ética Médica de la Asociación Colombiana de Facultades de Medicina, ASCOFAME, con el decidido apoyo del Doctor Abel Dueñas Padrón, mi profesor de Salud pública en la Universidad de Cartagena, y la dirección del Padre Alfonso Llanos SJ.
El Centro aglutinaba a los más o menos 20 profesores que para la época dictaban las cátedras de Ética Médica y Bioética en las facultades de medicina del país. En abril de 1993 al asumir el Doctor Mendoza la presidencia del CEMA se dignó honrarme con el cargo de asesor - consultor del Centro en donde le colaboraba además con artículos de mi autoría en el boletín que el mismo dirigía.
De 1996 al 2003 tuvimos oportunidad de compartir en los encuentros anuales de los Tribunales de Ética Médica del país en donde llegó ocupar la Presidencia del Tribunal Nacional y de mi parte ejercía como magistrado en el seccional del Atlántico.
Es ahora la vinculación a la academia la que permite, digamos que providencialmente, este volver a vernos en las exigentes lides platónicas, emulas del Jardín de Akademus, que proclaman: el amor a la sabiduría, la búsqueda del conocimiento, contemplación de la verdad, reverencia a la belleza, el sentido común, la tranquilidad del alma, la paz y el amor: virtuosas cualidades, imprescindibles al buen suceso de la medicina: ciencia y arte a las que nos hemos consagrado bajo juramento al servicio de la humanidad.
Tenga la seguridad doctor Mendoza que desde la Capital del Atlántico estaremos atentos a las iniciativas y actividades que promueva la Junta Directiva Nacional con la certeza, también, que bajo su mandato alcanzaremos una mayor y mejor integración con Bogotá.
Se presencia Doctor Mendoza enaltece este acto y en nombre de la Junta Directiva y demás miembros del Capítulo le expreso sinceros agradecimientos por la disposición generosa de su apretada agenda para venir a acompañarnos en esta sesión solemne de posesión de la nueva Junta Directiva del atlántico.
A los colegas de la Sociedad Médico Quirúrgica del Atlántico y a los honorables magistrados y funcionarios del Tribunal de Ética Médica del Atlántico de igual manera les presento cordial saludo y nuestra complacencia por su amable presencia en este acto.
Muchas gracias
CITAS BIBLIOGRAFICAS
- Miguel de Cervantes, Don Quijote de la Mancha. CAPÍTULO IIII. Donde Sancho Panza satisface al bachiller Sansón Carrasco de sus dudas y preguntas, con otros sucesos dignos de saberse y de contarse. Editorial Panamericana, Bogotá, 2000, p.52
- Acta No 1 del libro de registro de sesiones del Capitulo Atlántico
- Acta No 4 del libro de registro de sesiones del Capitulo Atlántico
- Medical professionalism in the new millennium. A statute for medical practice. Ann Intern Med 2002; 136: 243-6.