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FELICES PASCUAS

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Autora: Blanca Inés Prada Márquez

Somos polvo de EstrellasMe uno  a todos en la celebración de la PASCUA, una de las fiestas más importantes del año por el profundo sentido que ella encierra para las diferentes culturas. Para los judíos, por ejemplo, la Pascua les recuerda la noche en que el Ángel de su Dios pasó por la tierra de Egipto para matar a los primogénitos y no le hizo ningún daño a los judíos, ya que ellos habían marcado las puertas con la sangre del cordero según lo que su Dios le había ordenado a Moisés, es por ello que los judíos celebran la Pascua con gran pompa porque para ellos significa el paso de la esclavitud a la liberación.

Para los cristianos la Pascua de Resurrección es la  fiesta más importante del año porque encierra el cumplimiento de una gran promesa: la certeza de que  después de esta vida habrá otra mejor, porque Jesucristo murió crucificado pero resucitó al tercer día y como él todos sus seguidores resucitarán.

La idea de eternizarnos en algún lugar, a mí, al menos, me parece muy interesante, yo por ejemplo pienso que como dice Carl Sagansomos polvo de estrellas”, considero pues que una vez abandonado este mundo nuestras cenizas se integrarán al Cosmos y continuaremos formando parte del universo. 

La muerte, ese destino inexorable de todos los seres vivos, y por lo tanto de todo ser humano,  resulta siempre inquietante, preocupante, no tanto por no saber cuándo llegará, ni tampoco cómo llegará, sino y sobre todo por aquello de nuestra finitud ¿Terminará todo aquí?

Cuando uno pierde un ser querido es cuando más se piensa en la finitud de la vida; nos cuesta trabajo aceptar que la otra persona ya no exista, que ya no podamos hablarle, escribirle, discutirle, que su vida se haya extinguido para siempre, nos gustaría saber que está en alguna parte y que desde allí sigue, de alguna manera, en contacto con nosotros.

Quizá por ello los fundadores de religiones, en particular de las religiones monoteístas, se han preocupado por presentar la muerte de una manera positiva, de una manera que tranquilice y reconcilie en cierta forma, para que la muerte  no suene como la pérdida total del ser en la nada, sino el paso hacia algo mejor.

Para los musulmanes, por ejemplo, su paraíso es concreto, es descrito generalmente como situado en medio de jardines, por donde corren riachuelos de aguas cristalinas, hay flores de todos los colores, frutas deliciosas, manjares exquisitos, mujeres hermosas, y mil cosas agradables, las cuales harían la vida de quienes las disfrutan un permanente y delicioso banquete. Demasiado sabroso, digo yo, para ser real, además de los banquetes también se cansa uno.

En cambio para los cristianos la cosa es más parca, al menos como la describe San Pablo en su carta a los romanos donde les dice, que la vida eterna es PAZ, JUSTICIA Y GOZO y, para qué más, digo también yo, el problema es que él añade: “En el Espíritu Santo” y entonces la cosa se complica, porque necesitamos que nos expliquen que significa eso de “en el Espíritu Santo”.

Bueno le pregunté a un sacerdote y este me dijo:

— ”Eso significa que al morir empezamos a ser parte de Dios”.

— Pero así de fácil, le respondí.

— No, añadió, ”es necesario que usted haya muerto en paz con Dios”.

Resurrección de Jesús

Y como ven el debate podría prolongarse al infinito, porque ahora tendríamos que averiguar qué significa  “morir en paz con Dios”, y la respuesta del sacerdote seguro que llevaría a otra pregunta. Lo cierto es que el Papa Francisco ahora dice que Jesucristo murió y resucitó por todos y para todos y que lo único que debe preocuparnos es parecernos a él en su GENEROSIDAD. Esta es la gran virtud que el Papa pregona y lo que según él, necesita con urgencia el mundo actual.

Los budistas presentan el asunto de la muerte de otra manera. Para ellos la vida es eterna, propiamente no hay muerte porque esta es sólo el paso hacia otra forma de vida ya que estamos siempre en un camino de reencarnaciones sucesivas.

Aunque muchos aseguran que la máxima espiritualidad se logra en el budismo, yo como que prefiero quedarme con una sola vida, eso de seguirme reencarnando sucesivamente me parece demasiado fatigante.

La verdad es que sobre el tema de la otra vida no sabemos nada, absolutamente nada, y lo que las religiones enseñan sobre la eternidad, sólo es posible aceptarlo si cerramos los ojos y le damos paso a la FE.

Pero la idea de que nos eternizamos de alguna manera, de que después de muertos resucitaremos a una vida mejor es reconfortante, así sea sólo para convertirnos en polvo de estrellas,  y quizá por ello la fiesta de PASCUA es una fiesta que se celebra en casi todo el mundo con gran regocijo y entusiasmo.

Por otra parte la fiesta de Pascua se ha establecido según el calendario lunar  y se celebra siempre ocho días después de la primera LUNA LLENA de primavera, época en la cual, en los países del hemisferio norte la naturaleza renace con todo su esplendor, de tal manera que se puede hablar en verdad de una resurrección de la vida, algo difícil de entender, por ejemplo, en los países de la zona tórrida donde todo el año estamos en primavera, porque allí la naturaleza siempre está esplendorosa, quizá por eso no la cuidamos como debería hacerse.

Cuando uno ha tenido la suerte de pasar un invierno en un país de estaciones, el renacer de la naturaleza en primavera es algo que llena de alegría, observar cómo de un momento a otro todo aquello que parecía muerto comienza a reverdecer, a florecer, a mí, al menos, me hizo saltar de dicha y gritar de entusiasmo, entonces uno empieza a comprender el poder del Sol, e incluso entendemos por qué las culturas antiguas le rindieron culto al Sol, y celebraban con toda clase de fiestas y de manifestaciones de gozo el retorno del DIOS SOL a la Tierra.

Creamos o no en la Resurrección cristina, en la Reencarnación,  en el Renacer anual de la naturaleza, o en que sencillamente “Somos polvo de estrellas”, lo cierto es que esta es una fiesta hermosa que casi siempre se celebra con grandes banquetes y deliciosos encuentros familiares. Así pues les deseo a todos unas FELICES PASCUAS, florales o de resurrección.

De sobremesa:

Quien realmente se nos eternizó fue nuestro premio Nobel de literatura. Ya era grande, muy grande, pero como todos los que son realmente grandes al morir logran LA ETERNIDAD no allá en el otro mundo, sino aquí entre nosotros.

Ahora todos volveremos a leerlo, a saborearlo, y a valorar lo mucho que Gabriel García Márquez hizo por la literatura y por nuestro país; con su cultivo constante y apasionado de las LETRAS logró que Colombia fuera conocida en casi todos los rincones del planeta.

PAZ EN SU TUMBA.

 

 

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