Autora: Blanca Inés Prada Márquez
Independientemente de la parapolítica que sigue todavía dominando en muchas regiones de nuestro país, como también de la mermelada que dicen haberse regado por todas partes a manos llenas, —dos cosas que si se miran en serio deberían entristecernos porque tanto lo uno como lo otro colocan un manto de sombra sobre nuestra democracia y la hacen cada día menos sólida—, las elecciones del domingo pasado dejan, desde mi punto de vista, algunas lecciones interesantes que me permito comentar:
1. Como siempre sucede en nuestro país, no se hace PEDAGOGÍA ELECTORAL, no se prepara a la población para interpretar esos enmarañados tarjetones llenos de centenares de nombres y de caras desconocidas, de los que la mayoría de la gente no sabemos casi nada.
Esto se presta no sólo a que muchos votos resulten nulos por no haberse señalado bien, sino a que la gente vote por quien le dijeron, o le pagaron para que lo hiciera. Si la gente supiera de verdad quienes son los señores que van a ir al congreso votaría por el que considere mejor, independientemente de los sobornos que haya recibido para ir a la urnas.
Yo recuerdo en Francia por los años setentas cuando uno recibía en su casa, enviado por la alcaldía, una cartilla con todos, absolutamente todos los candidatos, con sus fotografías, el partido al cual pertenecían y “su profesión de fe”, es decir, aquello a lo cual se comprometían en caso de salir elegidos.
Qué bueno que esto se hiciera en nuestro país, y que además los medios de comunicación ilustraran a la gente sobre el uso del tarjetón, y sobre todos y cada de los aspirantes al Congreso.
2. Faltó ilustrar a la gente sobre el tan sonado VOTO EN BLANCO, el cual tal como está establecido hoy, favorece a los grandes partidos y le hace daño a los pequeños, quienes lo estaban promoviendo pensaron ilusamente que el número de votos en blanco iba a ser tan grande que al siguiente día de las elecciones estas serían anuladas y nos iríamos a una Constituyente, su intención pudo ser buena pero les faltó ilustrarse e ilustrar más a los ciudadanos.
Además esto del Voto en blanco sólo se justifica en aquellos países donde la gente está obligada a votar, y donde generalmente sólo hay uno o dos partidos, pero en nuestro sistema donde lo que abundan son partidos y candidatos, alguno debe gustarnos.
3. Después de cada elección parlamentaria uno siente casi siempre una gran desesperanza, al mismo tiempo que una gran vergüenza. Los mismo suben con las mismas cantaletas y los pocos jóvenes que logran írseles pegando muy pronto resultan prostituidos.
Además estas elecciones son las que más se prestan para la compra y venta de votos por la inmensa cantidad de candidatos, por lo que el Congreso representa para los candidatos a la presidencia, y por supuesto para el presidente elegido; y fundamentalmente por la desconfianza que todos tenemos frente al Congreso.
Esto último hace que sabiendo la apatía del pueblo para votar en estas elecciones, los partidos se inventen mil patrañas para que la gente se manifieste en las Urnas, eligiendo no a quienes deberían ser elegidos, sino a quienes les ofrezca más prebendas, situación triste y lamentable que será difícil erradicar mientras haya pobreza extrema y miseria, a más de una gran ignorancia frente a lo que realmente significa darle el voto a un ciudadano.
4. Los partidos de izquierda, célebres por su desunión, con tantos partidos y con todos sus líderes aspirando a la presidencia, pero haciendo muy poco para consolidarse como un grupo con ideas y programas realmente interesantes, fueron los grandes perdedores en estas elecciones.
Nadie podía imaginarse que después de semejantes discursos de Petro durante varios meses en las ventanas del Palacio Lièvano y de su desenfrenado populismo, el Polo democrático tuviera una votación tan pobre.
Esperemos que el burgomaestre bogotano saque las lecciones pertinentes, entre otras: “hablar menos y trabajar más”. Los bogotanos están ya hartos de discursos, quieren ver a su ALCALDE empeñado en solucionar los problemas concretos de la ciudad y no sólo gritando en la Plaza de Bolívar y recibiendo aplausos de gente que ni siquiera sirve para acompañarlo a las Urnas.
Como dice por ahí un periodista de la revista Semana, “La petulancia de Petro no le sirve ni para hacer alianzas cuando más las necesita”.
5. La Alianza Verde, mostró que tiene dos líderes, Clara López, que al menos se hizo sentir con su discurso crítico pero coherente, y Peñaloza que ganó la consulta VERDE para aspirar a la presidencia, algo desde mi punto de vista muy interesante para este hombre tan capaz, pero tan sin partido, porque a leguas se nota que Navarro para nada le importaba el Congreso, su aspiración era a la presidencia, por ello ni se dejó sentir en la campaña, y su respaldo a Peñaloza está por verse.
Así las cosas el entusiasmo de Peñaloza se quedará en eso: “en entusiasmo de un día”, porque difícilmente podría llegar a la presidencia y si llegara ¿cuáles serían sus aliados? La de la Alianza Verde…, pero ¿Cuál es esa Alianza?
6. Clara López Obregón (ahora toca ponerle el segundo apellido porque hay otra Clara López), mujer muy preparada, inteligente, decente, y sin duda una digna candidata para ocupar el solio presidencial, pero sin ningún futuro en las elecciones de mayo dado el desprestigio del Polo democrático y la división de la izquierda, es una pena, debería ir buscando otro nido para acomodarse.
7. El problema más grave es que las izquierdas en Colombia, —toca hablar en plural porque son varias—, sin ser marxistas se comportan como marxistas frente a la CRÍTICA, la usan contra los demás pero no para autoevaluarse a sí mismas, no aceptan por nada del mundo que su fracaso se deba a sus métodos, a su desunión, a su prepotencia, a que es más lo que dicen que lo que hacen, a que prefieren echarle la culpa al Estado, al establecimiento que a ellos mismos por seguir repitiendo la cantaleta de siempre, por no tener una línea clara de pensamiento, ni unas propuestas coherentes de acción.
8. Jorge Robledo, un líder del Polo, empeñado en hacer oposición al presidente Santos, capaz de hacer verdaderas denuncias bien fundamentadas y sólidas críticas al Estado, recibe un gran apoyo de sus compatriotas y es, valga la verdad, la cara de mostrar del Polo. Pienso que recibió tan buena votación porque a pesar de tener buen verbo, se le ha visto comprometido en causas concretas más que en debates abstractos.
Y para concluir digamos que el Nuevo Congreso no ofrece nada nuevo, ni nada interesante: son los mismos con las mismas. Viejos caciques seguidos de algunos jóvenes que crecen bajo su sombra y que muy pronto se les pegarán las mismas mañas.
Uno quisiera pensar que al menos fueran capaces de sacar adelante la REFORMA A LA JUSTICIA, LA REFORMA A LA SALUD, y UNA GRAN REFORMA AGRARIA, pero es fácil imaginarlos como siempre hablando por hablar para justificar sus encumbrados salarios, entretenidos en alianzas perversas para acrecentar su patrimonio, alejados de los temas realmente importantes y cuando los tocan, haciendo todo al revés para que nunca logren aprobarse.
Posiblemente veremos acalorados debates para sacarse los cueros al sol entre Serpa y Uribe, cada uno tratando de mostrar que durante su reinado el país estaba mejor, o apoyando el uno, y combatiendo el otro los Diálogos de la Habana, pero de ahí a que estos dos viejos caciques hagan algo nuevo por la transformación del país, desde el Congreso, es bien fácil ponerlo en duda.
“Amanecerá y veremos”, como dice el dicho popular.