Quantcast
Channel: CORREveDILE.com
Viewing all articles
Browse latest Browse all 2356

AMANECERES

$
0
0

Autor: Teobaldo Coronado Hurtado

Amaneceres hay: agradables, luminosos, que invitan al optimismo, a gozarse la existencia con intensa pasión. Otros se presentan: aburridos, nublados, sin esperanza, en que provoca tirar la toalla. Exclamar ¡basta ya!

Amanecer caribeSuelen desplegarse madrugadas en que no prima ni lo uno ni lo otro, algo así como neutros. No afectan el entusiasmo. Ni fu ni fa. La alternativa es aceptarlos conformes para satisfacer deberes y compromisos. Lo que toca, toca.

Lo bueno o malo de un amanecer puede depender, por lo tanto, de la época. No es lo mismo el despuntar de una mañana veraniega que en el gélido invierno. En el caso nuestro que carecemos de las 4 estaciones no es igual en diciembre con refrescante y juguetona brisa que en octubre bajo pertinaz y cansona lluvia. Aunque cada momento, de acuerdo al cristal con que se mire, tenga su encanto. Asunto de cada uno

Sin embargo, la edad es factor que incide significativo en la forma como se experimentan. Los viejos que ya duermen poco no se perturban tanto con un madrugón. En cambio los jóvenes, por lo general dormilones, el sufrimiento o gozo de un despertar tempranero van de acuerdo a las circunstancias.

El alba llega a sorprendernos despiertos después de interminable noche de pesadillas por el pensamiento de las múltiples dificultades que nos agobian, tratando de encontrarles solución, o, de sueños fantasmagóricos que atormentan asustadizos la conciencia.

Amanecer hartísimo aquel en que toca levantarse de la cama a la brava para realizar una tarea o compromiso que nos choca. Cuando chicos, por ejemplo, qué fastidio sentimos después de largas, cómodas, perezosas vacaciones y llega la desazón del primer día de clases, tener que arrancar para el colegio; si la mañana es mojada y fría la levantada es aún más pesada. Luego, en curso la jornada escolar, el claro oscuro de la aurora nos ofusca tras larga noche de estudio sin lograr concluir las cargadas lecciones.

Madrugada tormentosa tocaba padecer cuando como castigo, por alguna falta o desorden, por indisciplina, nos citaban al colegio, los domingos, a las 5 de la mañana a darle 12 vueltas a la cancha de futbol. Luego quedarnos para la obligada eucaristía de las 7. Vi a muchos compañeros caer víctimas de una pálida por hipoglicemia.

Tenebrosa la levantada que enfrentábamos cada semestre, antes de entrar al colegio, de preparación para la jornada escolar, cuando férula en mano nuestros padres nos sometían al suplicio de tomar aceitoso purgante de horripilante sabor, para matar parásitos y lombrices, con la inhumana prohibición de degustar alimentos durante todo el día. No más agua de panela.

Perezoso amanecer, recuerdo todavía, cuando niños, al toque del primero, segundo y tercero campanazo de la iglesia del barrio que obligaba a levantarnos presurosos, bañarse a la fuerza por el pánico al agua fría, para la misa de seis, cuando todavía estas se celebraban solo de mañana. Y casi siempre en ayunas.

Bello despertar, no hay duda, el de la madrugada de navidad, pasada la nochebuena, con la inmensa alegría de desenvolver los esperados aguinaldos que el niño Dios había dejado cerca a nuestro lecho.

Placentera amanecida se experimenta en el esplendor de la juventud, después de una noche de farra, y el alcahuete astro rey deja caer sus atornasolados rayos sobre los desordenados cabellos de la complaciente novia que se deleita gustosa con nuestros besos bajo el erótico murmullo de las olas del mar.

Aurora fabulosa se vive tras una parrandera noche de fandango, velas encendidas y la compañía estimulante de la hembra que con su sensual arrebato lo incita a uno a degustar la vida en faena bailable que colma en demasía la cercanía con la felicidad.

La más hermosa de las alboradas se vive en el campo con el ambiente saturado de brisa fresca, olorosa a “moñinga e’ vaca”; el canto melodioso, diverso, de los pájaros y a lo lejos la tonada alegre de los vaqueros arreando el ganado para el cotidiano ordeñe matutino de la leche que totuma en mano, a esas horas, es elixir sustancioso para la salud.

Como Colofón no me queda sino evocar la nostálgica y hermosa canción de mis años mozos del cartagenero Raúl Saladem Marrugo que interpretara el Gran Pacho Galán con ese jacarandoso sabor caribe que nos corre por las venas:

Ay primo Nando

(Quiero amanecer) con la manta en el hombro

(Quiero amanecer) con mis amigos parrandeando

Quiero amanecer bailando, quiero amanecer cantando.

(Quiero amanecer) con la manta en el hombro

(Quiero amanecer) en la plaza toreando

(Quiero amanecer) con mi negra bailando

(Quiero amanecer) con este porro gozando.

Uuuueepaaa

Ayyy primo Nando..

Con la interpretación de Matilde Díaz, disfrute a continuación del tema AMANECER de la Orquesta de Pacho Galán:

 

Tags: 


Viewing all articles
Browse latest Browse all 2356

Trending Articles