Aunque los rumores de que era mujeriego y fiestero eran viejos, los suecos veían en Carlos XVI Gustavo a un hombre intachable. Su expresión siempre severa, además, intensificaba esa sensación de que él y su familia estaban por encima de toda crítica y escrutinio.
Tanto prestigio tuvo una nueva confirmación en junio pasado, cuando él y su consorte, la reina Silvia, casaron a su hija Victoria, heredera del trono, en la boda real más famosa de los últimos años. Pues bien, ahora su Majestad sufre un inesperado revés con la aparición de Carl XVI, Den Motvillige Monarken, en sueco algo así como: “Carlos XVI Gustavo, el Monarca renuente”, biografía no autorizada que vendió su primera edición de 20 mil ejemplares en pocas horas.
¿La razón del éxito?
El libro narra la colorida vida secreta del Rey, sus juergas y sus orgías en un bar de mala muerte. En Gran Bretaña, la realeza es objeto de materiales de este estilo a diario, pero en Suecia es la primera vez que esto sucede. Y es quizás también la primera ocasión en la historia de la monarquía que un rey confirma los escabrosos cuentos sobre sus ajetreos de cama.
Así sucedió a los pocos días de iniciado el alboroto, cuando Carlos Gustavo aprovechó la rueda de prensa que concede cada año tras su tradicional caza de alces, para expresar su reacción a la picante biografía.
“He conversado con mi familia y con la Reina y hemos resuelto voltear la página y seguir adelante porque, según tengo entendido, se trata de cosas que pasaron hace mucho tiempo”, dijo a los reporteros, luego de comentar que no había leído el texto. Estas palabras han sido vistas, ni más ni menos, como la confirmación de lo expuesto por los autores de la biografía, Thomas Sjöberg, Tove Meyer y Deanne Rauscher, tres conocidos periodistas.
Según se deduce del relato, el Rey padeció la “crisis de los 50” en la década de los 90, cuando despilfarró una fortuna y engañó a Silvia, para quemar los últimos cartuchos de una juventud que no puedo disfrutar a sus anchas, pues asumió en 1973, cuando solo tenía 27 años. En compañía de un grupo de amigos, el monarca se iba de juerga los lunes a un club nocturno del bajo mundo en Estocolmo, donde había “mujeres a la carta” para ellos.
Se trataba de jovencitas aspirantes a modelos, quienes tras tomar mucho champaña, por cuenta del Rey, por supuesto, se metían desnudas en un jacuzzi, donde las esperaban el monarca y sus compinches, quienes las sentaban en sus piernas. Una de ellas le reveló a los autores de la biografía que los retozos seguían en los cuartos del club.
“No era obligatorio, pero había letreros con nombres en las puertas, señalando quién iba a dormir con quién”, declaró bajo el anonimato. En los Olímpicos de Atlanta 1996, por ejemplo, el monarca se gastó 10 mil dólares en el Gold Club, precio que incluyó dos horas en una habitación con una stripper.
El libro contiene muchas otras declaraciones de mujeres que dicen haberse acostado con el Rey, a quien le gustaba hacer el amor con dos amantes al mismo tiempo. Pero quien mejor pudo llegar a degustar estos ardores reales fue Camilla Henemark, una cantante y modelo con quien él le fue infiel a la Reina durante un año. “A veces el Rey se veía como un adolescente loco de amor y en una ocasión ellos hablaron de escaparse juntos a una isla desierta”, dicen los biógrafos.
En una entrevista, la querida del Rey declaró que el romance fue “una fiesta todo el tiempo, con cantidades de champaña y dinero de por medio”, pero que finalmente tuvo que acabar, porque ella sabía que la Reina estaba enterada de todo y no quería ser la mujer mas odiada de toda Suecia si el desliz se destapaba.
Para muchos, esto no ha sido tan grave como la revelación de que el Rey usó la Säpo, -Policía secreta sueca-, para allanar las casas de las mujeres que estuvieron con él, en busca de fotografías o videos de su vida loca. Empero, Mille Markovic, gánster de la mafia serbia, dueño del bar donde el monarca desfogaba sus pasiones y fuente de la biografía, no ha podido ser acallado. “Tengo evidencias vivas. El mundo entero podrá comprobarlo (…) Puedo probar cada detalle”, declaró sobre su relación con el Rey en una entrevista.
Pero tan intrigante como la reacción de Carlos Gustavo ha sido la de sus súbditos: el 80 por ciento dijo en una entrevista que las morbosas relaciones no cambian su percepción sobre él, mientras que casi 50 por ciento ve mal que los periodistas anden husmeando entre las sábanas de su amado monarca.
(Tomado de Revista Jet-Set)