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Anke Oesterreich: Alemana de nacimiento con puro corazón de colombiana

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Anke Oesterreich - Bogotá, Colombia

 

Anke Oesterreich cree haber sido amante barranquillera de Jorge Isaacs en otra vida, por ese fervor que siente por él desde su época de estudiante. Estudiaba en el Colegio Americano de Señoritas y recuerda bien que la profesora de literatura las puso a leer El Quijote de la Mancha de Cervantes, Aura o las Violetas de Vargas Vila, La Vorágine de José Eustasio Rivera y naturalmente María de Jorge Isaacs.

Jorge Ricardo Isaacs Ferrer, (Cali, República de la Nueva Granada, 1 de abril de 1837 - Ibagué, 17 de abril de 1895). Fue un novelista y poeta colombiano del género romántico. Jorge Isaacs vivió durante la consolidación de la República.Desde entonces ya no fue la misma. La descripción que el escritor hace de los arreboles del Valle del Cauca, el nudo religioso entre judíos y católicos, la relación de los amos blancos von los esclavos negros y el amor de Efraín por su perro Mayo, la dejaron completamente subyugada.

Le recordaron las travesías de su padre y sus felices días de infancia. A ella, Anke Oesterreich, una alemana que nació en el aeropuerto de Berlín y llegó, en 1949, a Barranquilla huyendo de los estragos de la Segunda Guerra Mundial.

Ya durante los años treinta su padre, soltero y con 22 años, había vivido en el barrio El Prado y había decidido que Barranquilla era definitivamente la región más hermosa de cuantas había conocido. Allí aprendió a comer arepa de huevo, queso costeño, suero y butifarra que después Anke también saboreó.

Tomada de su mano se extasiaba viendo a las palenqueras pasar con sus vestidos encendidos y de colores vendiendo sus bollos de mazorca, de angelito y de yuca. Y contemplando los buques extranjeros que llegaban y que antes de atracar en Puerto Colombia lanzaban pitidos de corneta y flotaban sobre las aguas con su vaivén de saurio aletargado.

Tomada de su mano se extasiaba viendo a las palenqueras pasar con sus vestidos encendidos y de colores vendiendo sus bollos de mazorca, de angelito y de yuca.De su padre heredó ese gusto que tiene por las cosas nuestras. Él, que tenía alma de aventurero empedernido y que había trasegado por muchos países del mundo, pensaba que ningún lugar era tan prendedizo y bullanguero como este puerto sobre el mar Caribe. Finalmente hizo parte de la recién fundada SCADTA (Sociedad Colombo Alemana de transporte Aéreo), en los años treinta y pudo entonces anclar esa fiebre de viaje que tenía..

Fue durante uno de sus recorridos en los Yunkers de la compañía cuando se topó con una anaconda que convirtió en su mascota y cuando rescató a un tigrillo herido que luego se paseaba campante por su casa. Así fue como Anke aprendió a manejar culebras y fierecillas y como amó de oídas las tierras salvajes y vírgenes de las que él le hablaba. Quizás por eso, su curiosidad por el autor de María, por Jorge Isaacs. Un hombre que describía la selva, el paisaje y la exuberancia del Valle del Cauca como pocos, que había tenido una vida corta –murió a los 58 años– y de una intensidad parecida a la de su padre.

Lo empezó a descubrir cuando su profesora de literatura habló del carácter autobiográfico de la novela y a ella se le dio por escarbar en la vida de su autor. Empezó a leer y recortar todo cuanto había sobre el escritor. A buscar con su hija Tanya en los anticuarios y bibliotecas. A seguirle el rastro y recorrer los lugares en los que él había vivido o estado.  Anke se volvió una apasionada de Jorge Isaacs. Así llegó a hacerse a más de 100 ediciones de María de diferentes países (colombianas, peruanas, venezolanas, panameñas, chilenas, argentinas, mexicanas, etc.) y a recopilar muchísimos escritos y análisis sobre su vida.

Entonces se pudo interrogar sobre estas incógnitas que merodean su personalidad ¿Estudió Isaacs, finalmente, en el Colegio Espíritu santo del doctor Lorenzo Maria Lleras en Bogotá, como lo mencionan algunos autores y otros no? ¿Qué lugar exacto del llamado estado del cauca fue el que lo vio nacer?

Y lamentó los baches insalvables en su colección de álbumes de fotografías, documentos y películas. Qué no daría ella por tener ahora la cinta de Maria realizada por Máximo Calvo en 1920 de la que, en apariencia, no quedan sino 23 segundos. o hacerse a la versión mexicana de 1971 interpretada por Taryn Power y Fernando Allende, cuando solamente posee la realizada en el '91 por RCN con  Victoria Eugenia Góngora y Luis fernando Hoyos como protagonistas…

El padre de Anke Oesterreich hizo parte de la recién fundada SCADTA (Sociedad Colombo Alemana de transporte Aéreo), en los años treinta.Los vacíos los compensa con los momentos de felicidad y hallazgo que ha tenido. Qué más que mirar con sus propios ojos el ingenio de azúcar Manuelita, en el Valle del Cauca, una hacienda que fuera propiedad de la familia Isaacs en otro tiempo. O visitar la casa de La Rita, el lugar donde el escritor pasó algunos años de su infancia.

O conocer el pueblito de Santa Helena y recorrer el cementerio donde –cuenta la leyenda– reposan los restos de Esther Isaacs. O pisar la hacienda El Paraíso–llamada la casa de la sierra en la novela– el nicho donde se desarrolló el amor entre Efraín y María y que ella tiene clasificada cuarto por cuarto.

Y a todo eso, se suma otra alegría más: la de hacer conocido hace poco a María y Stella Isaacs, bisnietas del escritor y nietas de su hijo mayor, Lisímaco, quienes le facilitaron copias de muchos escritos y documentos.

Sin embargo, ella suspira y piensa: La reencarnación debería existir: “Ah, para conocer a tantos personajes que quisiera conocer”, dice. Para saber más de ese hombre fascinante que fue novelista, poeta, descubridor de yacimientos carboníferos en el Magdalena, estudioso de las lenguas aborígenes, Cónsul general de Colombia en Chile, educador, militar, explorador, periodista y político. Y sobre todo, un enamorado de su país. De sus leyendas, sus costumbres y su gente.

Como ella, una alemana de nacimiento con puro corazón de colombiana.

(Revista  de El Espectador, Domingo, 28 de Julio de 2002 - No. 106)

 

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