Autor: Gustavo Álvarez Gardeazábal
Samper, y los liberales samperistas, están viendo como un peligro la posible candidatura de Humberto de la Calle, a quien no le perdonan que le hubiese renunciado a la vicepresidencia en momentos aciagos.
Para frenarla con éxito están haciendo una jugada a dos bandas. Por un lado proponen la candidatura de Simón Gaviria y por otro se la meten toda a Vargas Lleras, haciéndole creer a Santos que le limpian el camino al negociador de La Habana hasta el extremo de provocar una pelea entre el presidente Santos y su vicepresidente.
Los samperistas, con estilo muy de ellos, invitaron a Vargas Lleras a la cumbre de gobernadores (que controlan con Amilkar Acosta) no como persona, sino como entidad, y le mandaron la misma carta que les mandan a todos los que compran stands en esos eventos.
Vargas y su combito (mintrasporte, minvivienda y supernotariado) se fueron a Villavo y montaron una comida paralela, con foto incluída haciendo la casita, con los gobernadores que no entendían porqué Vargas Lleras y sus ministros no estaban en el programa oficial.
Santos, jugándosela ilusamente por Samper y por Gaviria, arremetió con su estilo ambiguo contra Vargas y volviéndose hasta de mal gusto, blandió la chequera frente a los gobernadores diciéndoles que quien firma es él.
La pelea está cazada y en muy mal momento para el presidente y su proceso de paz. Todos sabíamos que Santos le repetiría a Vargas la dosis de felonía que tuvo con Uribe, pero no tan ligero y mucho menos aupado por Samper y su combote de liberales.
Pero así es la política colombiana cuando hay santafereños de por medio.