En el lejano reino de la India musulmana, un emperador vivía feliz con su amada esposa. Cuentan que un día Alá se la arrebató y después de llorar el Ganges mismo, quiso regalarle a su reino su última morada, una construcción tan grande como su amor, una representación del paraíso capaz de competir con la que describe el Corán: el Taj Mahal.
Y tan grande fue ese amor que por siglos ha permanecido inmortalizado en las paredes de mármol blanco del monumental mausoleo que se alza en la ciudad de Agra, en el estado de Uttar Pradesh, en la ribera del río Yamuna, y que tiene más de 350 años de existencia.
Dicen que cada año alrededor de tres millones de personas visitan las tumbas donde yacen los restos del emperadorShah Jahan y su esposa Mumtaz Mahal para conocer o recordar su historia.
La leyenda se remonta a un temible y valeroso emperador musulmán, llamado Jahangir, de los Mogol, dinastía que conquistó y reinó en la India entre 1526 y 1858, descendiente de guerreros turcos y mongoles y cuya capital alternó entre Agra y Dehli.
El quinto de sus hijos, el príncipe Khurram, se convirtió en su favorito porque entre sus hermanos no había quien superara su talento en el arte y en la batalla. Tanto fue así que por sus múltiples victorias para consolidar el imperio el monarca lo honró con el título de Shah Jahan, o “rey del mundo”, un tributo nunca antes merecido por un mogol que no hubiera sido coronado.
Durante un bazar en el palacio real de Agra, el príncipe, que aun era muy joven, conoció una jovencita muy hermosa, de tan solo 15 años, llamada Arjumand Banu Begam, hija del principal ministro del emperador Jahangir; fue amor a primera vista. La joven se estaba probando un collar de diamantes, cuando el Sha Jahan se le acercó, examinó el precio de la joya, pagó la elevada suma de 10.000 rupias y de inmediato le propuso matrimonio.
El compromiso quedó sellado, debiendo esperar cinco años, hasta 1612, cuando pudieron celebrar su matrimonio. Arjumand no fue la primera esposa del príncipe, pero sí la mas amada, al punto que fue nombrada Mumtaz Mahal, que significa “la elegida del palacio”.
Años más tarde el emperador se enfermó y la rivalidad de sus hijos por el trono se hizo evidente; después de muchas luchas y de las extrañas muertes de sus hermanos, en 1628 el Sha Jahan fue coronado, como igual su esposa como reina. Durante 18 años ella fue su compañera inseparable, siendo una época de paz, prosperidad y opulencia. Huellas de estas riquezas se conservan hasta hoy.
Se cuenta que uno de los tantos collares de diamantes que le regaló el Sha a su mujer, siglos después el actor Richard Burton se lo obsequió a ElizabethTaylor, como también que la colección de la reina Isabel de Inglaterra cuenta con el diamante Kohinoor, uno de los más grandes del mundo, que estaba incrustado en la corona del Sha Jahan. “Si existe el paraíso en laTierra, es aquí”, era la inscripción que tenía el arco de su trono.
Pero la dicha no fue eterna: en junio de 1631, Mumtaz estaba en el noveno mes de embarazo de su decimocuarto hijo y aun así decidió acompañar al rey a Burhanpur, en el Decán; en esas circunstancias se presentó el parto y la reina no pudo resistir.
La leyenda dice que con su último aliento le hizo prometer a su esposo que construiría para ella el más hermoso de los mausoleos; la construcción del monumento empezó en enero de 1632, cuando el cuerpo de la reina llegó a Agra, donde fue temporalmente enterrado en la zona del jardín.
Para entonces el emperador había abandonado todas sus labores, dedicándose obsesivamente a la construcción del mausoleo, no escatimando gasto alguno. Mil elefantes y otros tantos carros arrastrados por bueyes se encargaron de transportar desde todos los rincones de la India y Asia Central toneladas de mármol blanco y cientos de piedras preciosas, entre otros materiales.
La historia cuenta que el costo de la construcción osciló entre los cuatro o cinco millones de rupias, en monedas de oro. Se calcula que alrededor de 20.000 albañiles trabajaron durante 22 años para terminar una obra, de la cual se ha dicho que “fue diseñada por gigantes y terminada porjoyeros”.
Según una de tantas leyendas alrededor del mítico mausoleo, una vez terminado, el Emperador ordenó que le fueran cortadas las manos a los artesanos para evitar que alguien se atreviera a volver a construir algo tan hermoso como esta obra, que está emplazada en un jardín dividido en cuatro cuadrantes que evocan la idea de los jardines del Paraíso.
El imponente mausoleo con cúpula de casi 70 metros de altura, las cuatro torres que lo protegen, dos mezquitas a cada lado y en su interior las cámaras mortuorias de los esposos, lo convierten en Patrimonio Cultural de la Humanidad.
Una historia de amor que no tuvo final feliz. El emperador, que había sido llamado el Rey del Mundo, envejeció prisionero en la Fortaleza Roja de Agra, confinado por su tercer hijo Aurangzeb, quien lo destronó.
Los misterios del Taj Mahal
Con la conmemoración en Agra, de esta monumental construcción, se ha vuelto a poner sobre la mesa la discusión acerca de cuándo fue terminada la obra. Algunos expertos consideran que el Taj Mahal fue construido en 1643. Además existe una inscripción en una de las paredes, en la que aparece el año 1647. Sin embargo, el gobierno y el Servicio Arqueológico de la India fechan el final de las obras en 1654.
Otro de los interrogantes es quien fue su diseñador: para muchos fue obra del propio emperador; también se han mencionado, como posibles arquitectos, a los maestros Ahmad Lahauri, Mir Abdul Karim e Isa, aunque la historia oficial del reinado del Shah Jahan sólo concede importancia a su participación.
Lo que se sabe, es que recientemente un grupo de arqueólogos encontró más de 670 nombres grabados en los muros, que podrían ser de los albañiles que la construyeron.
(Tomado de Revista Semana)