Autora: Carmen Rosa Pinilla Díaz
Sinceramente, la obra de Pedro Elias Pinilla Díaz no tiene comparación con ninguna otra en la historia de nuestra querida Zapatoca; el esfuerzo y su tenacidad han sido fuertes para la época actual, cuando las lluvias no nos favorecen en el intrincado mundo de la reforestación.
Pero, lo más grave de todo esto, dejando a un lado el asunto de las lluvias porque eso le corresponde a papá Dios, es la total falta de colaboración, tanto de las autoridades nacionales, llámese la Secretaría Ambiental, como igual la Gobernación de Santander y mucho menos la misma Alcaldía de Zapatoca.
Es triste tener qué comentar esto, pero conociendo —como conozco—, el esfuerzo tan grande que ha tenido mi hermano Pedro Elías en esta cuestión, que favorecerá a nuestros herederos, lo puedo decir con toda seguridad.
Solamente Dios lo ha ayudado con la fortaleza y la dedicación tan grande que tiene en este proyecto. Se formó una Asociación, "ECOPLANTAR, AGUA Y VIDA" pero, —como sucede siempre "animémonos y vaya solo—, porque sólo él ha puesto sus uñas y sus 70 años encima, para que hoy, esos árboles ya han comenzado a embellecer el paisaje.
Lentamente, muy lentamente el cielo nos dará la bendición de las lluvias, que serán el preludio de que muchas aves comiencen a hacer allí sus casitas y alegrarnos con los trinos de sus hijos el amanecer de cada día.
Dios bendiga a Pedro Elías y a todas aquellas personas anónimas que, como dice el Evangelio, han puesto su granito de arena, "sin que la mano izquierda sepa lo que hace la derecha". Bendiciones para tod@s.
EL MEDIO AMBIENTE
Libertad, libertad, libertad
clama el ave que en su jaula espera
libertad, libertad, libertad
la fauna cautiva se muere de pena.
El mundo creado a gloria de Dios
espera del hombre mejor protección
que salve la fauna, que viva el gorrión,
que puedan las aves cantar con amor.
El agua se acaba, el mundo se muere
los polos derriten su eterna hermosura,
y muere la vida y muere el amor
el hombre es culpable de tal destrucción.
El ojo de anteojos se muere en el monte
el hombre asesina su patria y su hogar,
la madre Natura castiga a sus hijos
pues tumban los montes, destruyen la paz.
Mi Dios nos perdona tamaña inclemencia,
el hombre muy poco recuerda su mal,
en cambio Natura jamás se equivoca
y vienen desastres y llega el final.