Autor: Jorge Vergara Carbó
La opinión pública, se encuentra desorientada ante la cantidad de encuestas que se dan a conocer con resultados de casualidad todas con diferentes resultados para la elección de gobernador, debate en donde a pesar de las diferencias de los apoyos políticos y de los carteles de la contratación la elección es más cerrada, es decir hay competencia y nadie puede garantizar con absoluta seguridad que su candidato será el ganador.
Las encuestas si se hacen de acuerdo a las normas internacionales existentes, es decir, con el profesionalismo adecuado sin violar ninguna de las normas, estamos seguros que esas encuestas mostrarán la realidad de lo que acontece en ese momento (el tiempo en que se hace la encuesta esa es la fotografía de ese instante), que no será la misma fotografía de los días antes de las elecciones, ni la del 25 de octubre el día real.
Sorprendido me quedé cuando investigué cuántas empresas estaban calificadas para realizar encuestas electorales en el país y qué sorpresa la mía, cuando aparecen —no cinco o diez— sino 188 empresas, en todo el territorio colombiano.
Empresas que, en su gran mayoría —por no decir todas— no cumplen los requisitos mínimos establecidos en las normas internacionales e incluso creemos que ni siquiera saben de la existencia de esos organismos internacionales que regulan este tipo de encuestas electorales en el mundo.
La polémica se presenta en el Departamento del Atlántico por los resultados diferentes en las distintas encuestas contratadas algunas por los medios de comunicación, otras por empresas de los servicios públicos domiciliarios y por empresas privadas que tienen intereses particulares con un candidato.
Las últimas cuatro encuestas publicadas —como es lógico— muestran resultados diferentes debido a que fueron elaboradas en fechas distintas y con un universo muestral diferente.
Son cuatro fotografías que no dicen lo mismo, por eso mismo, por haberse hecho en distintas fechas y con un tamaño de la muestra diferente, como también diferente a quienes se les dirige y que se pregunta.
Álvaro Gómez Hurtado en una entrevista de Juan Gossaín le dijo:
“Juan, las encuestas son como la morcilla, inventadas en Boyacá y, producidas con la sangre de los cerdos: son muy ricas, pero es mejor no saber cómo la hacen.“
Las encuestas en gran parte dependen de quién las paga, decía Álvaro Gómez y eso mismo piensa la mayoría de los colombianos, por la falta de seriedad de estas firmas encuestadoras —188 en todo el país—, lo que demuestra que no existen unos requisitos técnicos para aceptar o rechazar a estas firmas encuestadoras registradas en el CNE.
La realidad es otra, el que verdaderamente elige en el Departamento del Atlántico es el pueblo conformado por los estratos 1 y 2 y la clase media, que en conjunto representan el 97% de los votos; de ese 97%, debemos destacar que en el estrato 1 y 2 , se encuentra el 70% de los votantes y, es justamente estas dos franjas las clases medias y bajas las que leen La Libertad, por eso los candidatos que promociona La Libertad son los que normalmente salen elegidos, porque es el único periódico que cuenta con una página política y editorial que dice la verdad y en la cual creen los pobres del Departamento.
Por otra parte, estas encuestas no están orientadas auscultar al votante para que se pronuncie u opine sobre la plataforma de gobierno que propone el candidato, debido a que muchos de los aspirantes que contratan esas encuestas no proponen nada, solo utilizan slogan publicitarios para engañar a la gente, por ello las encuestas se limitan a preguntar “si las elecciones fueran mañana u hoy , usted por cuál de estos candidatos votaría”.
Preguntas de ese tipo que llevan a inclinar la respuesta por el o los candidatos que cuentan con recursos financieros para realizar su campaña a través de los distintos medios de comunicación hablados y escritos como por la TV, recursos con los que no cuentan los candidatos independientes que no están empeñados a ningún partido político en especial o al cartel de la contratación, lo que significa una lucha desigual y por ello una ventaja mediática para los candidatos con plata que pagan páginas enteras o todos los días salen en todos los medios sin que le expliquen al pueblo de dónde sacan esa plata o quienes los están financiando, eso para los candidatos del establecimiento apoyados por los partidos políticos y contratistas obtienen una ventaja grande porque a través de los medios de comunicación se dan a conocer más, de ahí los resultados favorables para ellos en las encuestas.
Lo otro es la muestra que toman: la más alta hasta ahora son 1.538 encuestas presenciales, es decir cara a cara realizada en todos los municipios del Atlántico, donde hay un potencial de votantes cercano al millón, los cuales están concentrados entre Barranquilla y Soledad poblaciones que ponen aproximadamente el 80% de la votación para elegir gobernador.
Cómo se reparte esa muestra y como se distribuye entre los distintos estratos sociales, es otra decisión en la encuesta que puede variar el resultado de una u otra forma.
En las poblaciones fuera de Barranquilla normalmente existen los estratos 1 y 2, y con contadas excepciones el estrato 3, distinto es Barranquilla que tiene una estratificación diferente.
Quien elige realmente alcalde y gobernador, como concejales, diputados y ediles en el Departamento del Atlántico es el pueblo representado en los estratos 1 y 2, que ponen el 70% de los votos dado que la abstención en dicho estrato es mínima.
El estrato 3 y 4 que conforman la clase media representan el 27%, de los votantes y la clase alta conformada por los estratos 5 y 6, solo representan el 3% de los votos.
La pregunta que nos tenemos que hacer, es si es el pueblo —el que elije porque ese mismo pueblo termina vendiendo su voto por unos míseros cincuenta mil pesos—, que en cuatro años le significan doce mil quinientos pesos por año, cuando podrían elegir a uno de su misma clase social con sentido social y así tener la oportunidad de una esperanza de vida mayor, dado que los candidatos independientes, los del pueblo, no tienen hipotecado su gobierno en el caso de salir elegidos.
La American Association for Public Opinion Research - AAPOR, reconocida mundialmente por avalar las encuestas dice que una buen práctica profesional obliga a todos los investigadores de opinión a incluir:
- a) Quién contrató la encuesta, y quién la realizó,
- b) Cuáles fueron las preguntas realizadas,
- c) Una definición de la población estudiada y una descripción del muestreo que se utilizó para identificar esa población,
- d) Una descripción del diseño de la muestra, indicando el método por el cual seleccionaron los entrevistados,
- e) Tamaño de la muestra y, criterios de elegibilidad y rangos de respuesta medidos de acuerdo a las definiciones estándar de AAPOR
- f) Una discusión sobre la precisión de los descubrimientos, incluyendo margen de error, método, ubicación y fechas de la recolección de datos.
Como se puede colegir, cómo creer en esas encuestas sino cumplen con las normas internacionales al publicar el resultado de las encuestas.