Autor: Alejandro Duarte Rueda
Con una inversión de más de 1.500 millones de pesos, lo que fuera el Teatro Rex se ha transformado hoy en uno de los más exquisitos restaurantes de Barranquilla y en museo temático dedicado al cine.
En este escenario sucedieron cosas trascendentales durante sus 80 años que bastante gloria le dieron a la ciudad. Cuántas revistas musicales y cuántos artistas fueron presentados a los barranquilleros en este teatro durante tantos años.
Este teatro fue fundado en 1935 por David Ferrero y administrado por Rafael Prudencio y Luis Carlos De la Espriella. El jueves 7 de febrero de 1935 lo inauguraron con la proyección de la película “Seamos optimistas”, un musical protagonizado por la niña-actriz Shirley Temple.
Se trata de una joya de la arquitectura Art Déco diseñado por el destacado arquitecto cubano Manuel Carrerá, y competía con los teatros más exclusivos de la ciudad como el Apolo y el Emiliani.
Es un ícono en Barranquilla del que muchas personas mayores y hasta jóvenes recuerdan cómo el Teatro Rex de una trayectoria interesantísima para la cultura de la ciudad pasó a ser una de las salas de exhibición de películas pornográficas más mal vistas, estigmatizada, con una clientela que se amparaba en la sombra de la clandestinidad. Su última función fue hace siete años.
La sala ha sido totalmente recuperada con pisos de mármol, dos amplias barras para bebidas y tendrá una pantalla de cine de cinco metros de ancho por tres de alto, donde se proyectarán documentales sobre la historia del cine.
El restaurante tiene capacidad para 500 personas sentadas en el primer y segundo piso, más una sala VIP con ventanales que bordean la esquina de la carrera 45 con calle 37.
En el centro de la sala hay un mural, que muestra las etapas del cine, del blanco y negro al color. Las figuras centrales de la obra son el investigador José Antonio Nieto Ibáñez y la actriz Shirley Temple. En diversos espacios hay urnas donde serán exhibidos proyectores de cine de diversas épocas.
El encargado del proyecto de restauración es el arquitecto Roberto Ocampo. Los empresarios y socios de la obra son los inversionistas santandereanos Néstor Sánchez, Eliodoro Fajardo y Heriberto Camelo, quienes contaron con la asesoría del investigador barranquillero José Antonio Nieto Ibáñez, autor de los dos libros “Barranquilla en blanco & negro”.
Eso nos deja una gran enseñanza: que se necesita gente con capacidad y visión comercial y empresarial para sacar adelante proyectos como este, que de un teatro en plena decadencia durante 20 años lo hayan convertido en un sitio agradable donde la gente puede ir a compartir, a rememorar la historia de la ciudad y a conversar de los hechos cotidianos.
Eso sí, hay que resaltar el aporte económico de mucha gente del interior del país, primero los santandereanos, ahora los antioqueños, que están rescatando el Centro Histórico de Barranquilla.
Teatros como el Colombia y el Colón pasaron a la historia y se convirtieron en centros comerciales. El Rex se ha convertido en uno de los mejores restaurantes, hay que visitarlo, para reconocer el aporte que le da al centro de la ciudad. Para nadie es un secreto que el centro se ha transformado en uno de los lugares más atractivos de la Región Caribe.
Por eso hay necesidad de seguir invirtiendo, seguir apoyando estas iniciativas del sector privado, de los empresarios y comerciantes. Ya vemos cómo el empresariado ha mirado hacia el Centro Histórico y hacia el río Magdalena, y pronto tendremos un centro totalmente transformado como sucede con las grandes ciudades del mundo que están cerca del río y son aprovechadas para el turismo, la recreación, la cultura y la conservación de la historia.
Al Teatro Rex que durante tanto tiempo estuvo en decadencia por la proyección de sus películas hasta el 2013 que comienza el proyecto de restauración, vale la pena que la gente lo conozca, qué vean lo que se hizo internamente, cómo se transformó, luego de haber sido escenario de grandes personajes como Gardel.
El futuro de la ciudad está necesariamente ligado al Centro Histórico y al río Magdalena con todo lo que se está haciendo en la Avenida del Río. Por eso, desde la Cámara de Comercio vemos cómo hay necesidad de impulsar estos proyectos, estas inversiones grandes que se están dando, esta proyección turística que se está produciendo en Barranquilla, como el Centro de Eventos del Caribe que va a ser uno de los escenarios más importantes para la proyección del turismo a nivel local, nacional e internacional.
La Cámara de Comercio está proponiendo entonces la creación de un departamento que promueva el trabajo turístico de hoteles, restaurantes, ferias y festivales que se van a dar en la Vía 40, en el Centro Histórico y en toda la ciudad.