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El nieto de la telegrafista

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Israel Díaz Rodríguez - Médico Ginecólogo - Barranquilla, Colombia

 

Autor: Israel Díaz Rodríguez

Apreciada amiga, me pregunta usted qué fin corrió el nieto de la telegrafista, pues preparase a escuchar una de las historias más interesantes que quizá haya oído en su vida.

Se la contaré resumida puesto que si me ocupo de toda la trayectoria que corrieron él y su madre, lo tendría que hacer no en una columna de periódico, sino en un voluminoso libro biográfico. Usted posiblemente lo va a poner en duda y hasta llegará a pensar que le estoy mintiendo.

Comenzaré por decirle que la madre del niño en los primeros días de haber dado a luz, como era de esperarse se encerró en su casa y solo se dejaba ver de su señora madre y de sus hermanos, estos, comprensivos le apoyaron y alentaron sin desmayar un instante, ella muy consciente de su error, con toda la humildad de un ser humano, enfrentó su falta y les pidió perdón, ellos lo entendieron y le animaron a que no siguiera ocultándose de la gente, de ahí en adelante volvió a la calle, alternó con todas las personas que no le dieron la espalda y emprendió, junto con su madre, la crianza de su hijo.

A los diez y ocho meses de nacido, el niño alcanzó el desarrollo de un niño normal, convirtiéndose en una criatura hermosa de piel blanca, cabellos lisos y ojos azul verdoso adornados por unas pestañas que por su tamaño llamaban la atención largas y pobladas a la manera de abanicos ello era motivo para que todo el que le veía, exclamara ¡Que niño tan bello! Se desarrolló normalmente y cuando llegó el momento de comenzar el kínder, empezó a asistir a la escuela, luego pasó a cursar la primaria y una vez terminada esta, se le presentó una oportunidad a su señora madre, de irse a trabajar a Medellín a una textilera.

Como una buena trabajadora, el gerente de la empresa le ayudó para que su hijo entrara a un buen colegio de bachillerato becado por la empresa, destacándose por su seriedad, aplicación y buen rendimiento, terminó su bachillerato con las mejores notas, concluidos estos estudios, le manifestó a su madre su deseo de estudiar medicina, una vez más la empresa donde su madre laboraba, le ayudó para que se presentara a la Universidad de Antioquia, pasó con altísimas notas y desde el primer año de estudio, se destacó como uno de los más brillantes estudiantes de medicina, donde se graduó con una tesis de investigación laureada que versó sobre la “Tuberculosis de los órganos genitales femeninos”. Hizo su año de internado rotatorio en el Hospital San Vicente de Paul dejando huellas de un médico consagrado serio y estudioso.

Corrían los años cincuenta cuando llegó a Colombia la misión Rockefeller que vino al país con el propósito de escoger en nuestras Universidades a los mejores recién graduados en medicina para llevarlos a especializarse en la Universidad de Tulane de Nueva Orleans.

El joven fue uno de los seleccionados que viajaron a dicha ciudad y en su Universidad comenzaron un riguroso entrenamiento. Él escogió la especialidad de Medicina Interna y Cardiología.

Hubiera podido quedarse en los Estados Unidos trabajando en cualquier Universidad de dicho país como docente, pero prefirió regresarse a Colombia a trabajar por su gente, se vinculó a la Universidad de Antioquia en la cual durante muchos años no solo enseñó a muchas generaciones de médicos, sino que escribió varios libros de la especialidad que aun hoy, son tenidos como textos de consulta de las nuevas generaciones médicas.

Este ejemplar humano a quien una madre abnegada mediante su dedicación y esfuerzo le inculcó desde que tuvo uso de razón valores, que nunca le negó sus orígenes, supo corresponder con creces los esfuerzos de una madre que se levantó con coraje y en vez de amilanarse, y vivir en el pasado se propuso y lo logró, salir ella y su hijo adelante.

Esta es a grandes rasgos amiga mía, la historia del nieto de la telegrafista, hijo de una mujer humilde que por la época en que le tocó vivir, cuando la mujer no tenía ningún derecho, se vio en la necesidad de ocultar su embarazo exponiendo la vida del fruto de sus entrañas, pero con valentía enfrentándose al qué dirán, tuvo a su hijo y luego con el fruto de su trabajo, altivez y coraje sin mentirle nunca, hizo de él un hombre útil a la humanidad.

 

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