Autor: Evaristo Camargo-Rodas
Así es como llamo a la inconmensurable exposición del maestro Fernando Botero que hoy se inaugura en Berlín la capital de la República Federal de Alemania.
Tengo la plena seguridad de asimilar, señalar y sintetizar a cabalidad con esa frase, y con el debido énfasis que tan inusitado como único suceso amerita, la esencia del significado que para el gran arte del presente y para la posteridad de la historia del arte implica el mutuo reconocimiento e íntimo entrelazamiento entre el genio del arte universal con la ilustre y milenaria metrópoli germana.
“Soy berlinés”, al igual que Jhon Fitgerald Kennedy exclamara emocionado ante cientos de miles de alemanes congregados ante la Puerta de Brandeburgo, en pleno fragor de las tensiones de la guerra fría, puede hoy, el maestro Fernando Botero, parafrasearlo igualmente en el frontis del monumento–estandarte alemán por excelencia, la Puerta de Brandeburgo, teniendo frente a él la escultura de su autoría “Caballo”, que se constituye en la primera obra de arte en colocarse frente al mismo siendo, por toda su connotación histórica–artística, un hito en la cultura alemana, europea y del mundo.
Es que además Berlín recibe, aplaude y aclama a Botero como al genio del arte universal más importante en vida de la humanidad, y, al reconocérselo con creces, le entrega, los sacrosantos, emblemáticos, icónicos espacios y lugares que hacen y contribuyen a que Berlín sea uno de los epicentros obligados en los itinerarios y destinos de los turistas y viajeros del orbe.
Al situar sus obras escultóricas, que ya hacen parte del acervo del arte universal, en esos excepcionales sitios Botero le corresponde también con creces a Berlín y con su arte contribuye enormemente a fijar para siempre a la esplendida capital alemana como protagonista de primer orden en el concierto de la cultura mundial.
Para dar una idea de la enorme dimensión e importancia que Berlín le otorga a la exposición de Botero cabe comparar el tiempo de duración de la misma, más de dos meses, con algunos de los eventos de gran nivel y relevancia que allí se realizan:
— van de 16 días, el Festival Musical de Berlín (31 de agosto al 16 de septiembre);
— 4 días el Festival de Jazz de Berlín (1 al 4 de noviembre);
— 25 días Encuentro Teatral (5 al 20 de mayo);
— 10 días el famoso Festival de Cine (7 al 17 de febrero);
— 11 días Festival de Literatura (4 al 15 de septiembre);
— 5 días Art Forum (29 de septiembre al 3 de octubre);
— 5 días la Feria Fotobild (7 al 11 de noviembre).
Esta brillante iniciativa que involucra y compromete a todas las autoridades gubernamentales, museísticas y artísticas berlinesas demuestran que su sofisticado instinto, su refinada sensibilidad para las más encumbradas manifestaciones del arte de hoy están alertas, palpitante y sintonizadas con ellas.
En verdad, Botero ha estado, desde siempre, estrechamente unido al espíritu, idiosincrasia, sentir y saberes que han convertido a Alemania en una joya de la humanidad y que por eso, él mismo también lo es y lo representa.
Vale decir, entonces que Botero no sólo se escribe sino que encarna al espíritu de los grandes alemanes que llevan su inicial: Botero con B de Berlín; de Beckmann, de Brücke, de Bauhaus, de Beethoven, de Bayreulth, de Bach, de Bertolt Brecht, de Beuys, de Brusberg, de Brahms, de Böll, de Bill, de Bernadotte, de Bausch, de Baumeister, de Baumgartner.