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Llamado de Francisco de Asís inspira la Encíclica del Papa Francisco

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La Santa Sede

CARTA ENCÍCLICA LAUDATO SI’ DEL SANTO PADRE FRANCISCO

SOBRE EL CUIDADO DE LA CASA COMÚN

Francisco, de nombre secular Jorge Mario Bergoglio es el 266.º y actual papa de la Iglesia católica. Como tal, es el jefe de Estado del Estado de la Ciudad del Vaticano.

1. «Laudato si’, mi’ Signore» –

Francisco de Asís, santo italiano, que fue diácono, fundador de la Orden Franciscana, de una segunda orden conocida como Hermanas Clarisas y una tercera conocida como tercera orden seglar, todas surgidas, todas surgidas bajo la autoridad de la Iglesia católica en la Edad Media. De ser hijo de un rico comerciante de la ciudad en su juventud, pasó a vivir bajo la más estricta pobreza y observancia de los Evangelios. En Egipto, intentó infructuosamente la conversión de musulmanes al cristianismo.5 Su vida religiosa fue austera y simple, por lo que animaba a sus seguidores a hacerlo de igual manera.«Alabado seas, mi Señor», cantaba san Francisco de Asís. En ese hermoso cántico nos recordaba que nuestra casa común es también como una hermana, con la cual compartimos la existencia, y como una madre bella que nos acoge entre sus brazos:

«Alabado seas, mi Señor, por la hermana nuestra madre tierra, la cual nos sustenta, y gobierna y produce diversos frutos con coloridas flores y hierba»[1].

2. Esta hermana clama por el daño que le provocamos a causa del uso irresponsable y del abuso de los bienes que Dios ha puesto en ella. Hemos crecido pensando que éramos sus propietarios y dominadores, autorizados a expoliarla.

La violencia que hay en el corazón humano, herido por el pecado, también se manifiesta en los síntomas de enfermedad que advertimos en el suelo, en el agua, en el aire y en los seres vivientes.

Por eso, entre los pobres más abandonados y maltratados, está nuestra oprimida y devastada tierra, que «gime y sufre dolores de parto» (Rm 8,22). Olvidamos que nosotros mismos somos tierra (cf. Gn 2,7).

Nuestro propio cuerpo está constituido por los elementos del planeta, su aire es el que nos da el aliento y su agua nos vivifica y restaura. Nada de este mundo nos resulta indiferente

3. Hace más de cincuenta años, cuando el mundo estaba vacilando al filo de una crisis nuclear, el santo Papa Juan XXIII escribió una encíclica en la cual no se conformaba con rechazar una guerra, sino que quiso transmitir una propuesta de paz. Dirigió su mensaje Pacem in terris a todo el «mundo católico», pero agregaba «y a todos los hombres de buena voluntad».

Ahora, frente al deterioro ambiental global, quiero dirigirme a cada persona que habita este planeta. En mi exhortación Evangelii gaudium, escribí a los miembros de la Iglesia en orden a movilizar un proceso de reforma misionera todavía pendiente.

Juan XXIII, de nombre secular Angelo Giuseppe Roncalli, fue el papa número 261 de la Iglesia católica entre 1958 y 1963. En su dilatada labor apostólica, ocupó varios cargos de relevancia en la Iglesia católica en el período de preguerra.En esta encíclica, intento especialmente entrar en diálogo con todos acerca de nuestra casa común.

4. Ocho años después de Pacem in terris, en 1971, el beato Papa Pablo VI se refirió a la problemática ecológica, presentándola como una crisis, que es «una consecuencia dramática» de la actividad descontrolada del ser humano:

«Debido a una explotación inconsiderada de la naturaleza, [el ser humano] corre el riesgo de destruirla y de ser a su vez víctima de esta degradación »[2].

También habló a la FAO sobre la posibilidad de una «catástrofe ecológica bajo el efecto de la explosión de la civilización industrial», subrayando la «urgencia y la necesidad de un cambio radical en el comportamiento de la humanidad», porque «los progresos científicos más extraordinarios, las proezas técnicas más sorprendentes, el crecimiento económico más prodigioso, si no van acompañados por un auténtico progreso social y moral, se vuelven en definitiva contra el hombre»[3]. 5. San Juan Pablo II se ocupó de este tema con un interés cada vez mayor.

Pablo VI, de nombre secular Giovanni Battista Enrico Antonio Maria Montini, fue el papa 262.º de la Iglesia católica y soberano de la Ciudad del Vaticano desde el 21 de junio de 1963 hasta su muerte el 6 de agosto de 1978.En su primera encíclica, advirtió que el ser humano parece «no percibir otros significados de su ambiente natural, sino solamente aquellos que sirven a los fines de un uso inmediato y consumo»[4]. Sucesivamente llamó a una conversión ecológica global [5].

Pero al mismo tiempo hizo notar que se pone poco empeño para «salvaguardar las condiciones morales de una auténtica ecología humana» [6]. La destrucción del ambiente humano es algo muy serio, porque Dios no sólo le encomendó el mundo al ser humano, sino que su propia vida es un don que debe ser protegido de diversas formas de degradación.

Toda pretensión de cuidar y mejorar el mundo supone cambios profundos en «los estilos de vida, los modelos de producción y de consumo, las estructuras consolidadas de poder que rigen hoy la sociedad» [7].

El auténtico desarrollo humano posee un carácter moral y supone el pleno respeto a la persona humana, pero también debe prestar atención al mundo natural y «tener en cuenta la naturaleza de cada ser y su mutua conexión en un sistema ordenado» [8].

Benedicto XVI, de nombre secular Joseph Aloisius Ratzinger, fue el papa número 265 de la Iglesia católica y soberano de la Ciudad del Vaticano.Por lo tanto, la capacidad de transformar la realidad que tiene el ser humano debe desarrollarse sobre la base de la donación originaria de las cosas por parte de Dios [9].

6. Mi predecesor Benedicto XVI renovó la invitación a «eliminar las causas estructurales de las disfunciones de la economía mundial y corregir los modelos de crecimiento que parecen incapaces de garantizar el respeto del medio ambiente» [10].

Recordó que el mundo no puede ser analizado sólo aislando uno de sus aspectos, porque «el libro de la naturaleza es uno e indivisible», e incluye el ambiente, la vida, la sexualidad, la familia, las relaciones sociales, etc.

Por consiguiente, «la degradación de la naturaleza está estrechamente unida a la cultura que modela la convivencia humana» [11]. El Papa Benedicto nos propuso reconocer que el ambiente natural está lleno de heridas producidas por nuestro comportamiento irresponsable. También el ambiente social tiene sus heridas.

Pero todas ellas se deben en el fondo al mismo mal, es decir, a3 la idea de que no existen verdades indiscutibles que guíen nuestras vidas, por lo cual la libertad humana no tiene límites. Se olvida que «el hombre no es solamente una libertad que él se crea por sí solo. El hombre no se crea a sí mismo. Es espíritu y voluntad, pero también naturaleza» [12].

Con paternal preocupación, nos invitó a tomar conciencia de que la creación se ve perjudicada «donde nosotros mismos somos las últimas instancias, donde el conjunto es simplemente una propiedad nuestra y el consumo es sólo para nosotros mismos. El derroche de la creación comienza donde no reconocemos ya ninguna instancia por encima de nosotros, sino que sólo nos vemos a nosotros mismos» [13].

Clic para ver completa y original la Encíclica...

SIGNIFICADO Y USO DE LA ENCÍCLICA

Luisa Antonia Serrano Gómez - Escritora - Norwich, Reino Unido

 

Autora: Luisa Antonia Serrano Gómez

Tan sólo con el propósito de brindar entendimiento en el significado y uso de la palabra Encíclica, paso a continuación a dar a conocer su significado y brevísima historia:

"Una encíclica fue originariamente una carta circular enviada a todas las iglesias de una zona en la antigua iglesia cristiana. En ese momento, la palabra puede ser usada para una carta enviada por cualquier obispo a sus fieles.

La palabra proviene del latín Encyclia y del griego ἐκκύκλιος ("ekkyklios") que significa "envolver en círculo", que es también el origen de la palabra "enciclopedia". La Iglesia católica en general, sólo utiliza este término para las encíclicas papales, pero la Iglesia Ortodoxa Oriental y de la Comunión Anglicana mantienen el uso antiguo.

Para la Iglesia católica una encíclica papal es, en el sentido más estricto, una carta (generalmente sobre algún aspecto de la doctrina católica) enviada por el Papa y dirigida por este a los obispos católicos de un área en particular o, más frecuentemente, a los obispos del mundo. Sin embargo, la forma de la dirección puede variar ampliamente, y a menudo se designa a un público más amplio.

Las encíclicas papales suelen adoptar la forma de un breve del Papa debido a su carácter más personal en oposición a la bula papal formal. Las encíclicas papales son tan famosas que el término encíclica se usa casi exclusivamente para las enviadas por el Papa.

El título de la encíclica es normalmente tomado de sus primeras palabras en latín." (Tomado de Wikipedia)

 

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