Carmen Rosa Pinilla Díaz
Pensionada, Historiadora - Bucaramanga, Colombia
Según cuentan viejas crónicas cubanas, a fines del s. XVIII, vivía en la ciudad de San Juan de los Remedios un honrado zapatero, negro carabalí, llamado el maestro Patricio; había sido esclavo, pero se libertó porque su amo le envió a La Habana a pelear contra los ingleses, que por aquel entonces, 1762, eran los dueños de la Isla. Al regresar a Remedios, en recompensa a su gran valor y buen comportamiento, le dieron la carta de libertad.
Según referencias del médico más antiguo del Cayo, don Martin Rojas, el negro Patricio, además de su magnífico porte y corpulencia, tenía una cabeza muy grande y cubierta de una ensortijada cabellera.
Todos los vecinos sabían de la enorme cabeza de Patricio, y se hizo proverbial compararla con todas las cosas muy grandes; también notaron que siempre que el cielo se nublaba por los lados donde vivía el negro Patricio, el aguacero era seguro, aunque por otros partes estuviera despejado.
De allí nació la frase “la cabeza de Patricio”. Y todavía hoy los viejos remedianos consultan “la cabeza de Patricio” para saber si va a llover. Generalmente cae agua cuando aparecen grandes nubarrones por la salida de Rojas que era el sitio donde residía el popular Patricio, y que corresponde al SE de la ciudad.
(Tomado de Almanaque Mundial, 1989)