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Centro de Documentación Musical del Río Magdalena y el Caribe Colombiano

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Jaime Colpas - Profesor de Programa de Historia de Uniatlántico, magíster en Historia y Doctorante en Ciencias Humanas - Barranquilla, Colombia

Autor: Jaime Colpas Gutiérrez

El Centro de documentación musical del río Magdalena y el Caribe colombiano (en adelante: CDM) surgió en el ámbito finisecular del siglo XX, a través de un convenio suscrito entre el Centro Cultural de Comfamiliar y la Universidad del Atlántico, cuando era rectorada por el economista Ubaldo Enrique Meza.

Jairo Certain Duncan, director administrativo de Comfamiliar Atlántico rememora los orígenes del CDM:

“En 1990 se hacen las primeras gestiones para la puesta en marcha de un Centro Musical Regional, con el desaparecido Instituto Colombiano de Cultura, Colcultura, pero los continuos cambios dentro de esa entidad nos obligan a esperar.

Ya en 1997 se logra realizar un convenio con la Universidad del Atlántico y así se concreta la apertura del Centro de Documentación Musical del Río Magdalena y del Caribe Colombiano (Prólogo del libro Tertulias Musicales, Uniatlántico, 1997)”.

Centro Cultural Comfamiliar del AtlánticoCon este binomio institucional nació el CDM como unidad adscrita a la biblioteca de Comfamiliar, para colectar y proteger el patrimonio musical regional con el reconocimiento y valoración de su riqueza documental y proyección de sus protagonistas, por medio de la investigación y diversas formas de difusión como parte del patrimonio cultural de la Nación (libros, bases de datos y tertulias).

¿Quiénes son sus actores intelectuales y materiales?

Los recursos profesionales fueron financiados por Unitlántico y el apoyo logístico y espacial corrió por parte de Comfamiliar, por lo que el equipo ejecutor del CDM desde sus inicios fue integrado por el periodista, investigador y musicólogo Mariano Candela, autor de la iniciativa; y como coequipero Jairo Coley Pérez, conocedor de los diferentes géneros de la música afrolatina y en especial, toda la gama de nuestra música vernácula.

El hada madrina fue la directora de la biblioteca de Comfamiliar Carmen Alvarado de Escorcia, ejemplar barranquillera que irradió la cultura del libro por los poros de la urberuralizada de la época y la germinación de la semilla del CDM, una vez que la universidad salió de esta alianza por su crisis institucional.

Así que en pocos años el infante centro de documentación adquirió su solidez, estatus cultural y reconocimiento social, compartiendo vecindad con el Museo Romántico de Alfredo de la Espriella, donde se custodia parte de la memoria histórica de ciudad.

Instalaciones del CDMDesde 1997 hasta el 2002 el CDM estuvo bajo la coordinación de Mariano Candela, en cuyo lustro se cumplieron las metas propuestas en su época, con la realización de tertulias musicales con Esther Forero, Adolfo Echeverría, Rafael Mejía Romani, Antonio María Peñaloza, José María Peñarada, Rafael Campo Miranda, César Portillo de la Luz, Julián Pérez Carvajalino, el acordeonero soledeño José Miguel Cuestas, Pacho Galán, sobre los salones Burreros y música de coplas de Congos con Alfredo de la Espriella (3 textos de las tertulias musicales, editados por UA).

El apoyo y coordinación del homenaje nacional al “Rey del Porro, Luis Carlos Meyer” por el Ministerio de Cultura y el gran concierto homenaje a Pedro Biaba Ramponi en sus treinta años de su fallecimiento, etc.

Después de la salida de Mariano Candela asumió la coordinación Jairo Coley Pérez por más de dos lustros, cuando aquel regresó a la capital del país como asesor cultural de la alcaldía de Bogotá. Pero,

¿Quién es el baluarte del CDM?

Jairo Coley Pérez, baluarte del CDM

Jairo es un espécimen barranquillero nacido en el barrio Cevillar, el 9 de julio de 1955, quien desde su pubertad se aficionó por el goce, colección y difusión de la música afroantillana y costeña con sus escapadas a los estaderos musicales de Simón Bolívar, Rebolo, Centro, Barrio Abajo, La 21 y la Troja, cuando ésta quedaba al frente del Suri Salcedo, como muchos de nuestra generación.

Con el pasar de los años, Coley se convirtió en un reconocido coleccionista y programador musical de estaderos, verbenas y programas radiales, ganándose el aprecio colegas y melómanos, así como la distinción de trofeos y galardones en encuentros de coleccionistas y torneo musical por el ‘Rescate de lo Nuestro’ que promueve Edwin Madera en La Troja, catedral musical de la salsa barranquillera. Es autor del libro “Yo y la salsa”.

Jairo Coley, al lado de la reina del Carnaval 2010 Giselle Lacouture y el rey Momo Wilfrido Escorcia, el descabezado.

El CDM fue coordinado por Jairo Coley con anegación y austeridad, quien atendía a sus usuarios en horas de la tarde, mediante un contrato anual de prestación de servicios.

En torno suyo se formó un tejido de contertulios y amigos que consultaban su acervo musical, compuesto por 307 libros, 214 partituras, 2251 discos, 456 magnético de audios, 140 CD y DVD y 124 videos musicales, guardados en vitrinas de madera en una sala de consulta y depósito de 3x3, ubicada en el último salón del centro cultural, costado occidental.

A lo que se le agregan los 5.000 discos de su colección personal que llevó para enriquecer el interés de investigadores y estudiantes (de todos géneros musicales).

Su riqueza documental es valorada en el inventario de Centro de documentación musical de la Biblioteca Nacional, así:

Con Jaime Alfonso Colpas Gutiérrez, Oriad Barriosnuevo y Jairo Enrrique Coley Perez, en la Fundación La Cueva en Barranquilla

“En este centro de documentación musical, hay documentos inéditos, originales y ejemplares únicos lo cual nos permite identificar la riqueza y complejidad del tipo de documentación que se encuentra en la colección. 

Con la partida de doña Carmen en el 2011 quien empezó a gozar de su merecida jubilación por su obra lectora y cultural durante tres décadas, el CDM perdió a su principal madrina y animadora, por lo que comenzó su época de decrecimiento y obsolescencia como espacio de investigación y difusión, ya que los funcionarios que la remplazaron provenían de profesiones contrarias a su sensibilidad cultural, con lo que Jairo perdió su apoyo institucional.

Tertulia musical con el maestro Morgan Blanco, 28 de noviembre de 2013.

Pero a pesar de estos vientos contrarios este baluarte caribeño mantuvo vivo el interés por el CDM con la realización de distintas tertulias musicales con Pedro Vicentini, pionero de la salsa colombiana; Abelardo Carbonó, pionero de la música africana en Colombia, Carlos Ariza, el Escorpión; Efraín Mejía, gestor de la cumbia soledeña; Pedro Ramaya Beltrán y el legendario maestro Morgan Blanco, la más apoteósica.

A un mes de este último hecho, estando rodeado de sus contertulios asiduos el humorista Álvaro Ariza, Arturo de la Hoz, Julio Antequera y Efraín Cano, y coincidencialmente cuando escuchaban las estrofas de la canción de Héctor Lavoetodo tiene su final, nada dura para siempre”, Coley fue interrumpido por un subalterno que le dijo que “la directora de la biblioteca de Comfamiliar le mandaba a decir que sus vínculos laborares con el CDM llegaban a su fin”. Eran la cinco de la tarde del 19 de diciembre de 2013.

Al día siguiente Jairo empacó sus objetos personales. Se despidió de sus amigos y trasladó su valioso fondo musical de más de cinco mil discos a su casa, ingresando a la larga nómina de hacedores culturales varados.

Eso sí, emprendiendo una batalla jurídica por sus derechos laborales. Mientras tanto el CDM se mantiene en el limbo y su acervo documental necesita recambiarse como les sugiere el informe Ministerio de Cultura de 2010:

“Es recomendable que la entidad desarrolle condiciones para avanzar en su integración a redes informáticas y de servicios permitiendo el intercambio de información con otras entidades y la disposición de servicios por la web”.

 

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