Autor: Teobaldo Coronado Hurtado
Algo de extrañeza me produjo cuando el doctor Waldo Henríquez, mi yerno, propuso pasar el ano Nuevo en Puerto Vallarta, metrópoli ubicada en la Bahia de Banderas, sobre la costa pacifica mexicana; acostumbrado a excursiones, siempre, territorio americano adentro en mis periódicas visitas al país del norte.
Escasa información tenía sobre esta ciudad, distante 1962 kilómetros de Los Ángeles, 3 horas en viaje por avión. En oportunidad anterior había conocido las playas de Acapulco y ahora Cancún es tal vez la mas promocionada y conocida.
Mi reminiscencia mas antigua sobre esta urbe que en alguna época fue considerada “La ciudad mas amigable del mundo” me lleva a la “Noche de la Iguana”, película filmada en Mismaloya, localidad menor de Puerto Vallarta, que impactó el mundo cinematográfico durante mi época de estudiante de medicina en Cartagena, década de los 60's, cuando —después de la práctica de un parcial— la costumbre era premiarnos con una ida a cine por la noche en el teatro Rialto o Padilla de la Calle Larga.
Ava Gardner, Elizabeth Taylor y Debora Kerr despampanantes artistas que acompañaban a Richard Burton y a John Huston como protagonistas colmaban nuestras platónicas pasiones juveniles de entonces.
Una vez culminada la filmacion de la pelicula (1964) Richard Burton y Elizabeth Taylor compraron una casa por lo cual eran asiduos visitantes de este lugar mientras estuvieron casados. John Huston de igual forma construyó su hogar en la playa Las Caletas y se convirtió en patrocinador del festival de cine de Puerto Vallarta.
En época posterior, La Guirnalda, exitosa composición de la autoria de Juan Gabriel y popularizada por la española Rocío Durcal (1986) me trajo idea fugaz, apenas lo que dice la romántica y hermosa canción, sobre esta paradisiaca aldea:
“Estando yo sentada en la arena playa
Viendo el mar
Un hombre guapo,
Venía remando en una barca
Que venía aproximándose hacia mí….
Me convirtio en su reina
Y me llevó en su barca
Y vimos a lo lejos
El Puerto de Vallarta…
Hoy mi deseo es
Estar en esa barca
Volver a estar en el Edén
Del Puerto de Vallarta
Desde el aeropuerto que lleva el nombre del Presidente de Mexico Gustavo Díaz Ordáz, de ingrata recordación por la ominosa matanza de estudiantes en la Plaza de las Tres Culturas de Tlatelolco (1968), a través de la avenida Las Palmas después de atravesar el Puente sobre las aguas del río Ameca que separa al Estado de Jalisco, donde se encuentra Puerto Vallarta, del Estado de Nayarit llegamos al Hotel Royal Decameron en Bucerías, ciudad a 20 minutos con una población bilingüe (español – inglés) de 17.000 habitantes, entre los cuales estadounidenses y canadienses tienen ampulosas mansiones de recreo en este lugar.
Puerto Vallarta esta dividida en la vieja ciudad colonial que muestra a los turistas como atractivo principal, además de la hermosisima catedral en honor a la Virgen de Guadalupe, su emblematico malecón adornado de arcos de piedra y una imponente estatua al caballito de mar en su extremo final.
Puerto Vallartala nueva, con fuerte afluencia residencial gringa y canadiense, es zona referenciada como La Marina donde hacen escala lujosos yates y parquean imponentes cruceros cargados de temporales visitantes.
Tuvimos la dicha y el placer de conocer a un Edén Escondido, un poco desconocido en territorio Azteca. Igual a lo que sucede en nuestro país cualquier persona desprevenida creería por las diarias noticias que produce el estigma del narcotráfico que toda la nación esta contaminada de este terrorífico y detestable mal.
Lo más impactante, además de su belleza natural marina enmarcada por las montañas de la Sierra Madre y el encanto de sus gentes es la paz total que allí se vive, la tranquilidad que se siente, el sosiego absoluto con que se anda por todos los rincones. Esto es tan evidente que no observamos en sus calles, avenidas, centros comerciales y en la gran extension de su zona turistica presencia policial alguna. Deduce uno que no son necesarias. Tan solo unos agentes de transito en la zona del Mercado Público y uno que otro gendarme en el lobby del aeropuerto.
Arrancamos el 2015 con el pie derecho: de fiesta, fiesta mexicana. Al son de sus alegres canciones, degustando lo mejor de su exquisita cocina, entretenidos con un paisaje encantador, con la amable atención de una comunidad que nos recibió como hermanos latinoamericanos y con unos infinitos deseos de volver, volver, y volver a Puerto Vallarta otra vez.
Viva México. Viva Colombia!!.