Autor: Alejandro Duarte Rueda
Es injusto que en la ciudad de Barranquilla, una de las pocas en Colombia cuyos habitantes pagamos un alumbrado público tan costoso, la concesión Alumbrado Público no haya sido capaz de iluminar nuestras calles y plazas con las luces navideñas, y en cambio, capitales como Medellín, Bucaramanga, Cali y Bogotá tienen una decoración e iluminación de Navidad extraordinaria.
No se justifica que más de 40 mil millones de pesos al año no sirvan para alumbrar a Barranquilla ni siquiera en Navidad. No vemos ningunas luces en el Paseo Bolívar, en la calle Murillo, en la 72, en la 84, menos aún en el sur. Solamente se ve iluminación navideña en el parque Buenavista.
Por eso los empresarios y comerciantes que tributamos, que pagamos cumplidamente este excesivo impuesto de alumbrado público, no salimos de nuestro asombro al ver que no hay una verdadera iluminación en las calles y los parques de los barrios. Muchos entornos de la ciudad están oscuros, no existen luminarias, estamos a expensas de los malandros y delincuentes, y lo peor del caso es que en Navidad es cuando la concesión debe entregarle la mejor iluminación a la ciudad pero no la vemos por ninguna parte.
Valdría la pena preguntar cuánto dinero va a seguir cobrando esta concesión, por qué la ciudad no tiene un alumbrado público acorde a sus necesidades, y por qué no iluminaron a Barranquilla tal como ha sucedido en otras ciudades del país, especialmente Medellín donde las empresas públicas exhiben la mejor iluminación de América latina.
Es alarmante ver que ciudades como Medellín no tiene cobro de alumbrado público y sin embargo, las EPM muestran una iluminación de verdadera responsabilidad social sin mezquindades.
Por eso cuando salimos a visitar los barrios de Barranquilla, nos da tristeza saber que más de 40 mil millones de pesos van directo a las cuentas de esta concesión desde 1996 cuando empezó el contrato con las sociedades Diselecsa Ltda. y Unión Temporal Industrias Philips-Diselecsa, y no tenemos una iluminación digna.
Esta concesión favorece así a los delincuentes que acechan en la oscuridad para cometer atracos, robos y homicidios. Y pensar que el contrato que les concedió el manejo del alumbrado público de la ciudad es por espacio de 20 años.
La administración municipal debería estar muy pendiente de los recaudos por concepto de alumbrado público y exigirle a esa concesión que invierta esos recursos en lo que debe ser por ley y por responsabilidad social.