Autor: Álvaro Serrano Duarte
Al parecer este movimiento "ideológico" empezó hace unos 30 años, cuando algún periodista, un escritor o poeta, o el redactor de alguna carta agregó a su escrito una frase o pensamiento atribuido a alguna autoridad en la materia que trataba su escrito, y así demostraba que era cierto lo que afirmaba.
Generaba esa cita un apoyo a sus concepciones, porque si lo dijo el filósofo X o el matemático Y, estaba bien lo afirmado por el autor del escrito periodístico o la carta privada.
Como muchas otras cosas de las que hacemos uso los seres humanos, tanto uso y abuso termina contaminando o diluyendo lo que inicialmente era el propósito. Lo que se inició como un agradable mecanismo para elevar al grado de demostración ideológica de lo que se afirmaba en un escrito, pasó a llamarse "Frase o Pensamiento célebre" que servía como slogan a marcas o productos de consumo, a servir de apoyo a discursos de políticos y muchos otros usos inapropiados.
El auge de los medios de comunicación tradicionales, más el internet, hicieron crecer desaforadamente la práctica de citar frases o sentencias de enseñanza, pero ya nadie cuidó si tal o cual frase fuese dicha o inspirada por quién, sinó que aparecieron los cantantes, personajes de farándula y otros famosos, como supuestos autores.
Comenzó entonces el gran desorden: buscar la frase más impactante en su contenido o enseñanza y atribuir su autoría a cualquiera que fuera famoso hoy, ya fuera en la política o la farándula o en cualquier otra actividad.
Aquellas sentencias que causaban honda impresión, fueron castradas en su poder transformador de la sociedad y convertidas en piezas de segunda al atribuirlas a los famosos del momento en los medios noticiosos o de las artes.
De esta transformación queda un sinsabor en el ambiente cultural: ¿Por qué una frase o sentencia es célebre? Al parecer no por lo que ella sea más impactante o porque muchos la conozcan, sino que depende ahora de quién la dijo o, peor, que digan que la dijo quien realmente no la ideó.
Varias de las que les muestro a continuación las conocía como de autores más antiguos. Pero no importa. Por lo menos, la enseñanza sigue perdurando en la frase, aunque intenten darle más importancia según la celebridad a la que se la atribuyen. O que pretendan que una frase tonta y simplona tenga oportunidad de mejorar su "status" ideológico si es citada en medio de otros autores famosos.
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