Autor: Harold Alvarado Tenorio
Simón José Antonio de la Santísima Trinidad de Bolívar y Palacios fue el cuarto hijo de Juan Vicente de Bolívar y Ponte y María de la Concepción de Palacios y Blanco, una pareja de mestizos mantuanos, ricos propietarios de tierras, esclavos, ganados y minas.
Su padre, coronel del Batallón de Aragua y de las Milicias Reales, descendía de Simón de Bolívar, un vasco de Bolíbar, en Marquina, cerca del golfo de Vizcaya, escribiente y hombre de leyes que había llegado a Santo Domingo en 1559 y treinta años después, cuando Diego de Osorio, gobernador de la isla, fue transferido a tierra firme como Capitán General de Santiago de León de Caracas, le acompañó a su nuevo destino para ocupar altas funciones oficiales como Procurador General, Defensor de los derechos municipales, Regidor perpetuo y Oficial Real de la provincia de Caracas ante Felipe II.
Sus descendientes varones fueron Alférez Real a perpetuidad. Simón fue criado por Hipólita, una esclava negra de quien dijo «No conozco otros padres fuera de ella». Hizo sus primeros estudios de gramática latina y española, esgrima, natación, historia natural, profana y eclesiástica en Caracas.
Entre los maestros de su niñez y juventud figuran Miguel José Sanz, Simón Rodríguez (Caracas, 1771-1854) y Andrés Bello. Huérfano de padre y madre, a los catorce años se incorporó como cadete a las Milicias de Infantería de Blancos de los Valles de Aragua, donde pasó un año y terminó ascendido a Teniente. Su tío y tutor, Carlos Palacios, le hizo trasladar a Madrid, donde su hermano Esteban era ministro del Tribunal de la Contaduría Mayor del Reino, para continuar sus estudios.
Camino de España (1779) visitó Veracruz, México—donde se entrevistó con el Virrey Azanza—, Xalapa y La Habana. En Mayo 1802, a los diez y siete años contrajo matrimonio, en Madrid, con María Teresa Josefa Antonia Joaquina Rodríguez del Toro y Alayza, sobrina de los Marqueses de Toro e Inicio, a quien había conocido en casa de su tutor y preceptor, el Marqués de Ustáriz, un liberal que frecuentaba las páginas de la Enciclopedia, que le puso en comercio con algunos poetas, filósofos, historiadores y oradores clásicos y modernos.
En Francia acababa de firmarse la Paz de Amiens que aseguraba al cónsul Napoleón, recién elegido mediante un plebiscito de tres millones y medio de votos, el control de Europa luego de las victorias de Marengo y Hoehenlinden.
Regresó a Caracas y se dedicó a administrar sus propiedades. La esposa murió de fiebre amarilla en Enero 1803, año en el cual, tras fletar un barco y llevar consigo dinero suficiente para vivir muchos años, volvió a Europa viajando por España, Holanda, Alemania e Inglaterra.
En París mantuvo relaciones con Fanny Louise de Trobriand de Keredern Aristeguieta, mejor conocida como Fanny du Villars, en cuyo salón conoció a Madame de Staël, Madame Récamier, Gay Lussac, Aimé Bonpland y Alexander von Humboldt.
Pero la influencia definitiva en su formación fue el reencuentro con Simón Rodríguez, de treinta tres años entonces, que trabajaba en Viena en un laboratorio de física y química. Bolívar, de veintiuno, retornó con Rodríguez a París en el mismo momento que Napoleón se coronaba emperador [1804], de un nuevo Imperio, surgido de la nueva y rica burguesía que habían producido los sansculotte y los jacobinos.
Con Rodríguez pasaría los tres años siguientes. Al lado de su maestro tomará, definitivamente, partido por las ideas de la Ilustración y los Derechos del Hombre, y leerá y discutirá, en París o durante los viajes que hicieron a pie a través de Francia e Italia a Berthot, Buffon, Cervantes, Chateaubriand, Condillac, D ́Alambert, Filangieri, Helvetius, Hobbes, Homero, Horacio, Lalande, Locke, Mably, Maquiavelo, Montesquieu, Nebrija, Plutarco, Pope, Rollin, Russeau, Shakespeare, Sócrates, Spinoza, Virgilio y Voltaire.
Llegó a Caracas en Junio de 1807 luego de visitar varias ciudades de los Estados Unidos. Francisco Miranda había fracasado en sus invasiones a Coro y Ocumare en los mismos años de los ataques del inglés Home Popham contra Río de la Plata.
La coronación de José I Bonaparte como Rey de España permitió el establecimiento de varias Juntas patrióticas en América. La de Caracas favorecía, aparentemente, la restauración de Fernando VII, pero el 19 de Abril de 1810 se obligó al Capitán General Vicente Emparán a dimitir dando el primer paso hacia la independencia.
Bolívar fue enviado a Inglaterra como agente diplomático, junto a Luis López Méndez y Andrés Bello, a fin de asegurar la neutralidad de la corona inglesa en la contienda americana. En Londres se encontraron con Miranda quien les presentó ante políticos ingleses.
El 7 de Diciembre de 1810, da cuenta de su misión en Inglaterra y en Julio siguiente pronuncia, en la Sociedad Patriótica de Caracas, un discurso en el cual aboga por la inmediata proclamación de Independencia.
Colabora en la represión de un estallido contrarrevolucionario en Valencia, pero tiene menos fortuna en 1812 contra la ofensiva de Juan Domingo Monteverde. El 6 de Julio de ese año es obligado a abandonar Puerto Cabello, cuya defensa le había encomendado Miranda, quien unas semanas más tarde capituló ante Monteverde.
Sospechando traición, Bolívar colaboró en la entrega de El Precursor a los españoles, que había cerrado La Guaira a los patriotas y tenía su equipaje a bordo de la corbeta británica Shapphire.
«No le arresté para servir al rey, —dijo— sino para castigar a un traidor».
Derrotado, Bolívar abandona Venezuela y va a Nueva Granada. Luego de servir brevemente a los patriotas granadinos, obtiene apoyo para invadir Venezuela. Tras noventa días de campaña entra en Caracas el 6 de Agosto de 1813.
Durante la campaña, en Trujillo había expedido la Proclama de Guerra a Muerte prometiendo ejecutar a todos los españoles que no se pusieran de parte de los patriotas. Crea la Segunda República y gobierna como virtual dictador.
En la Gaceta de Caracas publica Reflexiones sobre el estado actual de la Europa en relación a la América, para dar apoyo moral a los patriotas con el argumento de que Inglaterra, dueña del mundo, no tenía otra salida, ante los acontecimientos recientes, que apoyar la independencia de los americanos.
Sin embargo, el recién instaurado régimen patriota se vio pronto minado por las acciones de líderes realistas que como José Tomás Boves explotaron las tensiones sociales y raciales de los depauperados llaneros contra la dirigencia patriota, en su mayoría, de origen aristocrático.
Temiendo que los prisioneros españoles de La Guaira (518) y Caracas (300), casi sin guardia para contenerlos, se sublevarán para tomar el partido de Boves, ordena su ejecución, que se cumple durante el 13 y 15 de Febrero de 1814.
En Junio Boves obligó a Bolívar a dar la batalla de La Puerta, abriendo el camino de Caracas y forzando al ejército libertador a retroceder hasta la punta noroeste de Venezuela. Veinte mil caraqueños huyen hacia Barcelona, trescientos kilómetros hacia el oriente, cruzando montañas y ríos crecidos.
Bolívar, con dos mil soldados cerraba la égida. En Aragua se detienen y son de nuevo derrotados. Bolívar es tomado prisionero, pero logra fugarse junto a otros oficiales que en El Arrogante Maturinés y La Culebra llegan a Cartagena.
En Nueva Granada sirve a las Provincias Unidas en el sometimiento de Cundinamarca, en el mismo momento en que las fuerzas españolas desembarcan en la isla Margarita quince mil veteranos de las guerras napoleónicas al mando de Pablo Morillo.
A mediados de 1815 parte, en el bergantín inglés La Descubierta, a Jamaica, donde redacta su famosa carta, que analiza la situación del continente y establece sus principios políticos para la victoria sobre España.
Pasando a Haití recibe ayuda del presidente Alexandre Sabès [dit Pétion] para un nuevo desembarco en Venezuela. El primer intento, con siete goletas y doscientos cincuenta hombres, en Marzo de 1816, fracasa por causa de enfrentamientos entre los caudillos y Bolívar tiene que ir hasta el bajo Orinoco para luego regresar a Haití.
Sin embargo, en Carúpano, el 2 de Junio, decreta la libertad de los esclavos, a condición de que todos aquellos aptos entre los doce y los sesenta, ingresaran al ejército. En el segundo intento desembarca de La Diana, en Barcelona, el 1 de Enero de 1817 y logra su objetivo con la toma de Angostura, en Julio.
Una noche del mes anterior, en Casacoima, predice el futuro:
«Libertaré a Nueva Granada y después al Ecuador. Iré al Perú y enarbolaré la bandera de la resurrección sobre las torrecillas de Potosí».
Gracias a Páez y su popularidad entre los llaneros, y a las medidas de Bolívar en un decreto de Octubre de 1817 prometiendo bonificaciones en tierras y ganados para los soldados patriotas, la causa republicana obtiene un mayor y estable apoyo popular. El 12 de Febrero derrota a Morillo en la Batalla de Calabozo.
Un oficial de la Legión Británica visitó a Bolívar y su estado mayor, cerca del campo de batalla y dejó este retrato del general y sus hombres:
Bolívar, en la época que hablamos, tenía unos treinta y cinco años, si bien parecía de siete u ocho más. Su rostro era delgado y expresaba paciencia y resignación, virtudes de las que dio suficientes pruebas durante su larga carrera política y que le honran tanto más cuanto que su carácter era muy imperioso.
Rodeado por hombres a los que era muy superior por su nacimiento y su educación, no tenía mucho qué hacer para que sus maneras pareciesen elegantes. El equipo de Bolívar respondía perfectamente a los escasos recursos del ejército patriota.
Llevaba un casco de dragón raso, vestía una blusa de paño azul con alamares rojos y tres filas de botones dorados; un pantalón de paño tosco, del mismo color que la blusa y calzaba alpargatas. Empuñaba una lanza ligera con una banderola negra y unos huesos en corva, con la divisa: Libertad o Muerte.
Innúmeros oficiales que rodeaban a Bolívar eran de color, no así los generales Páez y Urdaneta, por ejemplo, que eran blancos. Pocos llevaban uniformes militares. Vestían generalmente una camisa hecha como de varios trozos de pañuelos de diversos colores, de mangas anchas; amplios calzones blancos, en bastante mal estado, que les llegaban hasta las rodillas y sombreros hechos con hojas de palmera y adornados con vistosas plumas.
Aunque los más de esos oficiales, por las circunstancias, careciesen de zapatos, todos, sin excepción alguna, llevaban grandes espuelas de plata o cobre, de cuatro pulgadas de diámetro, y algunas de mayores dimensiones.
Bajo los sombreros, llevaban pañuelos de seda o de algodón para preservarse la cara de los ardores del sol. (Memorias de un Oficial de la Legión Británica. Campañas y cruceros durante la guerra de emancipación hispano-americana, traducción de Luis de Terrán, Madrid, 1916) en Mayo de 1819 abandona todo intento por reconquistar Caracas y parte hacia el oeste para invadir el corazón de Nueva Granada.
«Al emprender su más brillante campaña —dice José Gil Fortoul en Historia constitucional de Venezuela, Berlín, 1907 — Bolívar cumplía treinta y seis años de edad; Revenga, su secretario general, treinta y siete; Soublette, jefe del estado mayor, veintinueve; Santander, que mandaba la división de vanguardia, veintiocho; Anzoátegui, comandante de la retaguardia, treinta. Estos jóvenes, iban, con poco más de dos mil soldados, a trasmontar los Andes, destruir un aguerrido ejército español, ocupar a Santa Fe y fundar la Gran Colombia.»
La victoria de Boyacá (Agosto 7) es seguida por la ocupación de Santa Fe y el sometimiento y rendición de la mayoría de las provincias. Bolívar vuelve a Angostura para inducir al Congreso a emitir un decreto de unión entre Venezuela, Nueva Granada y Quito, creando la Gran Colombia.
Tras el fin del armisticio pactado con Morillo entre Noviembre de 1820 y Abril de 1821, vuelve al campo de batalla y derrota a los españoles en Carabobo en Junio de este año. Gran parte de Venezuela y Nueva Granada son libres. Bolívar es declarado Presidente de la Gran Colombia por el Congreso de Cúcuta, con Santander como vicepresidente.
Bolívar concibió un plan contra Quito haciendo que Antonio José de Sucre subiera desde Guayaquil mientras él descendía desde Nueva Granada. Es detenido en su marcha por tropas realistas y Sucre logra llegar primero a Quito, pero el Libertador entra en Guayaquil y toma medidas para asegurar la incorporación de esa provincia, —que había actuado independiente desde su levantamiento en Octubre de 1820— , a la Gran Colombia.
Sus propósitos sólo se ven realizados antes de Julio de 1822 cuando se reúne en Guayaquil con José de San Martín. Luego de la partida de este, y obteniendo un voto de confianza del Congreso de Santa Fe, al año siguiente Bolívar va al Perú para tomar parte en las batallas decisivas contra la Corona.
Llegó a Lima en Setiembre de 1823, días después que el Congreso hubiese declarado traidor al presidente José de la Riva Agüero, que es sometido y expulsado del país. En Febrero de 1824 la causa patriota sufrió una derrota mayor con un motín que estalló en El Callao, entregando el puerto y prácticamente Lima al enemigo.
Recibiendo poderes dictatoriales del Congreso Peruano, Bolívar estableció el gobierno en Trujillo. Desde el cuartel general reorganiza el ejército, ordena tejer paño para los uniformes, devuelve las tierras a los indígenas, suprime los cacicazgos y funda la Universidad de Trujillo.
Cuando los preparativos estuvieron a punto adelantó, con una antología de jinetes —gauchos, huasos y llaneros— la campaña que culminó en Junín y luego en Ayacucho. Bolívar no estuvo en esta última porque había regresado a Lima, luego de su reconquista.
El autor de la victoria fue Sucre, su más cercano colaborador. En Lima, Bolívar se dedicó a resolver problemas de orden interno. Dos días antes de Ayacucho invitó a todas las naciones latinoamericanas a asistir a una asamblea continental en Panamá con el fin de establecer una alianza militar y política permanente.
Santander incluyó a los Estados Unidos invitando a Washington, pero aun cuando el Libertador no rechazó la decisión, su idea de las relaciones de cooperación excluía la nación del norte. Fue Sucre de nuevo quien derrotó a los españoles en el Alto Perú en 1825, permitiendo a Bolívar crear por decreto, el país que lleva su nombre, un año después.
Las ideas de la constitución boliviana fueron aceptadas en la peruana, y esperaba fueran adoptadas en la Confederación de los Andes que iba crear con la unión de Bolivia, Perú y Gran Colombia. Ni la constitución boliviana ni la confederación andina despertaron interés entre los colombianos, y Perú revocó su constitución, una vez partió de Lima hacia Santa Fe a fin de tratar de conjurar el rápido deterioro de la estabilidad de Gran Colombia, ahondada por la revuelta autonomista de Páez en Venezuela en Abril de 1826, y agravada por la desconfianza de Santander y los liberales colombianos en que el Libertador quería imponer entre ellos la constitución boliviana, incluso por medios ilegales.
Cuando llegó a Caracas en Enero de 1827 perdonó a Páez, pero los temores colombianos crecieron y se resolvieron en abierta oposición. Puso entonces sus esperanzas en una reforma constitucional que surgiera de la Convención de Ocaña (1828), pero cuando esta se disolvió, sin haber logrado ninguno de los propósitos, estableció una dictadura militar que se endureció mucho más luego del atentado contra su vida en Setiembre 25 de 1828, al cual pudo sobrevivir gracias al arrojo y astucia de Manuela Sáenz.
Una rápida guerra con Perú en 1828-1829 se sumó a los problemas y a finales de 1829 Venezuela se rebeló de nuevo, esta vez para separarse definitivamente. La reunión de otra convención de carácter constitucional en Santa Fe a principios de 1830 fue incapaz de detener la disolución de la Gran Colombia.
Bolívar decidió renunciar a la presidencia y partir al exilio. De inmediato, Ecuador declaró su secesión, mientras en Nueva Granada los partidarios de Santander regresaban a la actividad política, con ánimos vindicatorios. En medio de este panorama de crecientes contiendas y desintegración política, murió el Libertador en Santa Marta en Diciembre de 1830.