Autora: Blanca Inés Prada Márquez
Qué bueno que el señor Petro haya puesto el tema del clasismo colombiano en debate nacional, porque gracias a su idea de construir 370 viviendas de interés prioritario, en medio de conjuntos habitacionales de estrato seis, se desató un escándalo.
Y lo que es bien vergonzoso son las reacciones de estos afortunados que, sin más, se atreven a decir por televisión y en las redes sociales que sería un peligro traer a “esas gentes”, —podrían haber dicho al menos a esas personas, a esos ciudadanos— a vivir entre ellos.
Pero lo más curioso es que son “esas gentes” las que pasan sus días trabajándoles de siete de la mañana a cinco de la tarde, la mayoría de las veces mal pagados, —como empleadas de servicio, choferes, niñeras y hasta jardineros—, y entonces no son peligrosas, lo que es muy peligroso es que pasen la noche cerca.
Esperemos que este debate siga y dé pie para discutir a fondo el problema de la vivienda de interés social. Por que no es creando palomares, casas de 30 ó 40 metros cuadrados en lugares bien alejados de la ciudad y entregadas a medio construir y sin un ambiente urbanístico digno —como ha sucedido en Santander con el conjunto llamado “Nueva Girón”—, que se va a solucionar el problema de la miseria y la pobreza extrema. ¡Con esto lo que se están creando son NUEVOS CINTURONES DE MISERIA!.
Será que aquellos afortunados de altos estratos no viajan, no ven lo que se ha hecho en otros países, donde hoy los conjuntos de vivienda económica o para personas muy pobres, en particular para personas mayores de 65 años y de muy bajos recursos, son conjuntos bonitos, con todos los servicios y construidos en medio de conjuntos residenciales elegantes.
¡Por Dios! Qué paz podremos construir en un país donde los adinerados en lugar de colaborar para que los más pobres puedan salir de su pobreza, piden que se les aleje de la civilización y se les nieguen los privilegios que ofrecen las urbanizaciones bien organizadas.
Para poder construir una paz duradera lo primero que debemos empezar a pensar es que los 46 millones de colombianos somos todos personas, ciudadanos dignos, y como tal merecemos siempre lo mejor.
De sobremesa:
Hay gente hoy muy preocupada en nuestro país porque las negociaciones de paz nos lleven a un desastre como el Castro–Chavismo. Lo que si puede llevarnos a estos extremos, a caer en manos de prepotentes dictadores es no hacer nada para acabar con el conflicto armado y con la miseria y la pobreza extrema en Colombia, porque no hay mejor tierra de cultivo para los populistas y dictadores que la miseria.
Un país bien educado, desarrollado y con una fuerte clase media difícilmente se deja convencer de esos mesianismos.
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OBSERVACIONES DEL EDITOR: Clasismo es el prejuicio y discriminación basados en la pertenencia o no a determinadas clases sociales. Según el diccionario de la RAE, es la actitud de quienes defienden la discriminación por motivos de pertenencia a otra clase social. Por lo general, un clasista asume su pertenencia a una u otra clase y obra en consecuencia para beneficiar los intereses de quienes son de su misma clase y en perjuicio de quienes no pertenecen a ella.
No debe confundirse con Clacisismo.