Autor: Alejandro Duarte Rueda
Se celebra cada 12 de septiembre la llegada a Colombia de Alcohólicos Anónimos, institución que ha venido prestando un servicio extraordinario a la comunidad desde el enfermo alcohólico. Una prestigiosa entidad que llegó a nuestro país por Barranquilla. Fue precisamente un barranquillero quien trajo el mensaje a Colombia y lo transmitió por todo el país con la iniciación del primer grupo, de aquí partió hacia Medellín y de allí se extendió a todo el territorio nacional.
AA es un movimiento internacional de ayuda contra el alcoholismo fundado en 1935 por William Griffith y Bob Smith en Akron, Ohio (EE.UU). Se trata de comunidades de hombres y mujeres que comparten su mutua experiencia, fortaleza y esperanza para resolver el problema común y ayudar a otros a recuperarse del alcoholismo. Para ser miembro el único requisito que se requiere es el deseo de dejar la bebida. Es una asociación sin ánimo de lucro y sin afiliaciones a religiones o partidos políticos y se sostiene con las contribuciones voluntarias de sus miembros.
Está presente en 180 países, con un global de 116.000 miembros en el mundo, de los cuales 15.000 son de Colombia, congregados en 900 grupos. Alrededor de 2 millones de personas, hombres y mujeres, que estaban sumidos en el infierno del alcoholismo, se han recuperado a través de los grupos consejeros y orientadores de esta organización mundial.
A Colombia esta hermandad entró por Barranquilla el 12 de septiembre de 1952, de la mano de Alejandro Salcedo Cotes, hijo de una acaudalada familia, propietaria de barcos que navegaban por el río Magdalena y de empresas constructoras. A los 7 años queda huérfano y es enviado interno a un colegio en Inglaterra. A los 20 años regresa al país para ponerse al frente de los negocios de la familia y contrae matrimonio 15 años después; al cabo de unos años, el primero de sus hijos muere y se entrega por completo a la bebida. Unos años más tarde comienza a viajar a los Estados Unidos para tratarse el problema del alcoholismo.
No podemos olvidar que el alcoholismo es una enfermedad, es una compulsión mental y una obsesión física por la bebida, causante de muchos contratiempos y problemas, destrucción de miles de hogares, familia y empresas en todo los lugares donde sólo ha dejado desolación y tristeza.
Hoy esta institución está al servicio de todas las personas que por una u otra razón tienen inconvenientes con el alcohol. Cabe recordar que únicamente el 5 por ciento de las personas que consumen licor tienen problemas de dependencia con la bebida y el resto son personas totalmente sociables que pueden tomar, consumir licor sin ningún problema. Hablamos del alcohólico, aquella persona que no tiene autodominio, razonamiento, capacidad para enfrentar el trago y se deja llevar por la bebida, hasta el punto de caer en las garras del alcoholismo y con ello causar la destrucción de todo su entorno familiar, social, económico.
Ese cinco por ciento de personas que pierden el dominio ante el trago son las que realmente necesitan la ayuda de AA, de esta psicoterapia de grupo que no es más que asistir a las reuniones, escuchar los testimonios de los demás y compartir los propios, y continuar con su proceso de vida normalmente.
Con el tiempo el hecho de asistir a las fiestas y reuniones sociales, sin necesidad de tomar licor, se convierte en algo normal. El trago ya no se requiere para este tipo de situaciones, hay personas que consumen uno o dos tragos, pero en esencia no son necesarios.
Por ello resaltamos la labor que viene realizando AA en el mundo y en Colombia, porque muchas personas se han beneficiado y creemos que es una institución que merece todo el respaldo necesario, puesto que contribuye enormemente al mejoramiento de la calidad de vida de todas las personas en nuestra sociedad.
¡Unidos somos más!