El florero de Llorente no es tan importante:-“Es aventurado pensar que por un florero se dio el primer paso para gestar el Grito de Independencia.
Decir que la prepotencia de Llorente inició una revolución es toda una anécdota tergiversada, porque en el fondo lo que se manifestaba era el clamor de los criollos contra el monopolio que los españoles tenían del poder público; no es prudente desconocer otros antecedentes como el Memorial de Agravios de Camilo Torres, la misma Insurrección Comunera, la traducción de los Derechos del Hombre, la Expedición Botánica y las ideas de la Ilustración, la cual consideraba que el poder monárquico y absoluto era un privilegio inconcebible, cuando en Francia se había declarado que todos los hombres eran libres e iguales. Los criollos ya habían leído a Thomas Paine, el Contrato Social de Rousseau que reposaban escondidas en las bibliotecas de los ilustrados de la época. (Mario Peñaloza Díaz, Vanguardia Liberal).
Históricamente deudores:- Para algunos estudiosos, Colombia es un país por herencia, deudor. Ya en 1817 comenzó la historia de morosidad que hoy sigue vigente con la famosa deuda externa. En ese entonces se recurrió a un empréstito por dos millones quinientos mil pesos, otorgado por Inglaterra, declarado enemigo de la Monarquía española.
Después, en 1819, Simón Bolívar comisiona a Francisco Antonio Zea para que, ante los ingleses, tramitara otro préstamo por 3 millones 652 mil 810 pesos, con el ánimo de mantener el ejército y la burocracia. De modo que se puede decir que existió un endeudamiento vertiginoso y excesivo para mantener la lucha por la Independencia, y de paso, la República. La obligación creció de tal manera, que en 1823 ya estaba en 17 millones.
Bolívar sí dejó herederos:- Aunque la historia oficial no da cuenta de hijos del Libertador, los estudiosos del tema consideran esto como una imprecisión. Si bien es cierto que su legítima esposa, María Teresa Márquez del Toro falleció siendo muy joven, algunos textos establecen que el hombre de mil batallas, sí dejó uno que otro heredero en varios países.
Se conoce que tuvo tres hijos secretos con distintas mujeres en su recorrido por la vida; ellos son: Flora Tristán Laisney, Miguel Simón Camacho y José Antonio Costas. La única hija fue con una pareja francesa, en París, después de un recorrido europeo.
El segundo, o sea Miguel Simón, sería, para sorpresa de muchos y orgullo de otros, fruto de la unión y pasión desfogada, con una piedecuestana. Se conoce que la gestación de la criatura se dio una noche de jolgorio alrededor del aguardiente, en una casa quinta del municipio santandereano. Y el último, lo tuvo con doña María Costas, una boliviana.