Autor: Álvaro Serrano Duarte
Yo fui un flaco sin esfuerzo hasta los 30 años. En mi niñez y primera juventud era la burla de amigos y familiares con epítetos como "Culi-chupao", "Pecho e' Tabla", "Hermano León" (por lo melenudo y escaso de nalgas), mientras a mi alrededor circulaban ideas de que una persona robusta era porque tenía buena salud y el flaco ("flacuchento" como insulto) era un pobre que daba lástima por su delgadez.
Pero tan solo estar cerca de gorditos y gorditas me daba cuenta que habían dramas personales que afrontaban como visitas contínuas al médico por dolencias en piernas, mareos, y un sinfín de problemas más; además, ajustes constantes o cambios obligados de toda su ropa por el aumento contínuo de sus volúmenes corporales.
Y el inicio cada año acompañado promesas y planes de dietas terribles, practicamente intentando aguantar el hambre feroz que los dominaba, inscripción en gimnasios para practicar extenuantes ejercicios o hacer grupos de vecinos y salir en la madrugada a caminar o trotar en parques cercanos a su casa.
A la vez que se convertían en consumidores de toda clase de productos para adelgazar, también afrontaban el problema de cambios físicos no deseados como estiramiento de piel cuando lograban su objetivo de pesar menos, viéndose más viejos y decrépitos.
Pero meses después nuevamente inflados de obesidad, ya estaban derrotados por su propio cuerpo que se negaba a disminuir de peso. Ahora las enfermedades eran más en número y gravedad. Ya reportaban problemas cardíacos, de diabetes, circulatorios y digestivos. Ya no volví a recibir de mis amigos y familiares los apodos iniciales por mi flacura.
Ya el problema de obesidad me empezaba a invadir, no con la misma intensidad y volumen que a los demás. Pero pasar de la talla 28 a la talla 30 y luego a la talla 32, disparó las alarmas; acompañado de problemas e incomodidades como dificultad para correr o caminar rápido, arritmias y mareos. Los reportes de colesterol se mostraban en el límite malo.
Pero para mí no representaba gran problema. Simplemente dejar más comida en el plato aunque mi esposa protestara por desperdiciar comida. Y así veía el medidor de peso marcando menos. Me era más fácil adelgazar en semanas sin dietas ni planes de ejercicios. Pero nunca más volví a la orgullosa talla 28. Me tocó oscilar entre la 30 y la 32, pero nunca pasar de allí.
PORQUÉ EL MUNDO SE VOLVIÓ OBESO
Ejércitos de profesionales en nutrición y medicina, y grandes empresas productoras de medicamentos y productos de nutrición, no hablan de las causas, sólo de los diagnósticos y tratamientos y productos que venden.
Yo no tengo ni una pizca de conocimientos en ese rango de la alimentación y la nutrición, por lo que seguramente invalidará lo que yo opine de este problema. Pero como viví en una época en que los gordos no eran muchos y no tenían esos problemas de los obesos de hoy, creo que se podrían ver como causas del problema, los siguientes:
1.- El mundo inicialmente cocinaba; no fritaba.
2.- El mundo comía dulces, ahora comen endulzantes y colorantes.
3.- El mundo tomaba gran variedad de sopas y jugos y agua; ahora sólo gaseosas y refrescos químicos con edulcolorantes.
4.- El mundo comía gran variedad de carnes de animales de granja; ahora come pollo y res y pescado tratados y alimentados con químicos para ahorrar tiempo en su crecimiento y gordura.
5.- El mundo sólo usaba la harina para hacer panes y pastas; ahora la agrega a toda clase de comestibles para darle cuerpo, belleza y obtener más ganancias.
6.- El mundo producía su propio aceite extraído de animales, para agregarlo a otras comidas; ahora sólo consume aceite embotellado y producido con químicos y temperaturas que cambian su composición y causan efectos secundarios.
7.- El mundo se sentaba especialmente a comer y tomaba su tiempo en hacerlo; hoy el mundo come apresuradamente y poco, pero repetido muchas veces en el día.
8.- El mundo antes tenía como principal fuente de alimentación la comida y concedía menos importancia a las golosinas que consideraba indebido su consumo exagerado; hoy el mundo sólo consume golosinas y la comida es de pésima variedad y poca cantidad.
NO SE MARTIRICE NI FRACASE EN SU INTENTO POR ADELGAZAR
El Fiber Skinny (Fibra que adelgaza) es un producto que yo personalmente he comprobado su rápido resultado de éxito sin martirizarse con planes de dietas ni ejercicios. Lo he comprobado entre los gorditos que están cercanos a mí y que sé de su problema de obesidad creciente.
Dedicaré más temas para hablar de sus usos y facilidad increíble para bajar de peso de manera natural, sin estropear el cuerpo y sin aumentar la ansiedad del consumidor y sin siquiera ponerse a aguantar hambre.
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