Autor: Teobaldo Coronado Hurtado
Me distes, mama querida: la vida
Tu amor sin condiciones, desde el primer día.
Dios santo quiso que solo tú fueras
Reina absoluta de mi corazón agradecido.
Ser bondadoso que por el camino me guías
Venciendo tropiezos, dificultades a porfía
Me enseñaste ternura, delicadeza suma
Para aligerar el ímpetu tenaz de mi hombría
Consejos sabios cual manantial de tus labios
Recibía refrescantes para afrontar resabios
Tu sonrisa suave de mujer distinguida
Me enseño ponerle a las penas cara sonreida
Fuiste ángel de luz que del cielo vino
Ayer en vida , hoy con tu anima presente
Siempre ahi, con la fuerza de tu amor vigente
Todas las horas, cada día, en todos los instantes.