Autor: Jaime Colpas
El carnaval como estado de la locura colectiva y sociabilidad festiva del ser occidental, caribeño y latinoamericano, hace parte del sentido común, que, es puro conocimiento social que está socialmente elaborado con contenidos cognitivos, afectivos y simbólicos; cuya función no sólo orienta las conductas de las personas en su vida social y festiva, sino también en las formas de organización y comunicación, expresadas en las representaciones y prácticas sociales, históricamente construidas.
Pero ¿Cuál es el contexto histórico en que emerge el disfraz El Descabezado?
Este está atravesado por los hechos políticos nacionales de la liquidación de la republica liberal y la violencia política que se desató a raíz del magnicidio de Jorge Eliécer Gaitán, la entronización de la dictadura Rojapinillista, así como la gran inmigración ribereña hacia la capital del Atlántico con lo que se darían las condiciones de la crisis portuaria, industrial y de la navegación por el río Magdalena, lo que permearía de abajo hacia arriba la fiesta carnavalera elitista.
Entre esta masa de inmigrantes riberanos llegaría la familia Escorcia Salas a habitar una casa humilde del barrio San Roque, un eje popular con sus salones burreros y con la influencia del Torito rebolero.
Ismael Escorcia Medina, el primogénito de esta familia riberana, nacido el 17 de febrero de 1930 en Calamar, Bolívar, un día del festín del rey Momo, cuya dinámica estaba más conectada con el puerto de Barranquilla que con la colonial Cartagena, heredó la constitución fornida de su padre, un artesano liberal nacido en Hato Viejo, así como el espíritu cordial y paciente de su madre, una agraciada campesina nacida en Suán, Atlántico.
Este joven vivarás vivió de cerca en su adolescencia los estragos de la violencia conservadora y el temor de los mitos de signos de horror como el hombre si cabeza, la llorona loca, etc., por lo que absolvió el fervor del espíritu liberal de su padre Manuel Escorcia, un esbelto artesano y músico de ojos azules que hacia hamacas bellas y finas como las de San Jacinto.
Esta pasión la cultivo una vez se radicó en la Arenosa en los años cincuenta del siglo XX, en la que siguió de cerca la pasión por el líder Jorge Eliécer Gaitán, a quien acompañaba en su correrías desde el aeropuerto de Lanza (Hoy Barrio Simón Bolívar) por la avenida 17 hasta las voraginosas manifestaciones en el Paseo de Bolívar, donde alternamente llegaba el recorrido de la Batalla de Flores.
Su muerte acontecida el 9 de abril de 1948, generó la frustración del pueblo liberal compuesto por proletarios, artesanos, y campesinos urbanizados, lo cual marcó un hecho simbólico en su intencionalidad mental con lo que le nació el deseo de hacerle un homenaje por medio9 de un singular disfraz para revivirlo y reinventarlo cíclicamente en el universo simbólico del carnaval, conservador y segregacionista que vivió desde su mocedad en esta ciudad que lo acogió desde sus quince primaveras y en la que formaría un hogar que ramificó la tradición de su ingente, creativa y patentizada imagen de El Descabezado, el que fue reconocido como rey Momo del 2007 en cabeza de su hijo Wilfrido Escorcia Medina, cuya dinastía transita por la tercera generación.
Ahora bien, ¿Cuál es la representación de El Descabezado? Según Michel Foucault:
“La representación es siempre perpendicular a sí misma: Es a la vez indicación y aparecer; relación con un objeto y manifestación de sí. El signo es la representatividad de la representación en la medida en que esta es representable” (La Palabras y las Cosas, Siglo XXI, 2009).
En la creación de El Descabezado que salió de la imaginación mental de Ismael Escorcia, se produce la representación duplicada con la metáfora política de la revolución liberal que signaba a Jorge Eliécer Gaitán desde su cruento magnicidio que vino a truncar los lazos afectivos entre la cabeza que representa al líder inmolado con el cuerpo descabezado que representa a la masa liberal o con su corporalidad popular. Este disfraz representa la unicidad truncada a raíz de la muerte violenta del dirigente popular que ahora se convierte en una dualidad simbólica invertida.
Su actor principal y creador del representativo disfraz de la citica política, Ismael Escorcia nos explica cómo funciona la representación indicadora y aparecedora de su disfraz en un escenario festivo que con el tiempo labraría la semilla del ser patrimonial de la UNESCO:
“Desde 1950 comienzo a estudiar como llevo a la pantalla del carnaval un representación de caos nacional y hacer un homenaje alegórico a nuestro líder Gaitán. Para 1952 tengo la idea de hacer algo para mostrar el sentimiento por Gaitán para mantenerlo vivo e intenso.
El Pueblo, las clases populares regresan a la vida a Gaitán en El Descabezado por medio de un disfraz de crítica política simbólica ante un pueblo con incertidumbre de su incierto futuro, ya que cada vez que sale El Descabezado en los carnavales es como si el disfraz le prestara el cuerpo a Gaitán para que este regrese a la vida en carnaval para protestar en contra de las oligarquías tradicionales” (Entrevista con IEM, Barranquilla, 3, 11, 2004).
En la temporada carnavalera del 2014, su mordaz disfraz llegó a sus 60 años de estar representando la gran metáfora de Jorge Eliecer Gaitán y haciendo a gozar a millones de gente en el bullicio del rey Momo.
BAILE DEL DESCABEZADO