Autor: Jaime Colpas
En la creación del Museo Romántico se entrelazan dos vidas paralelas, siguiendo al historiador romano Plutarco. Por un lado, un barranquillero como es Don Alfredo de la Espriella; y por el otro, Carmen Freund Strunz, una formidable barranquillera de estirpe aristocrática y vocación altruista, quienes aunaron esfuerzos y motivación para la creación de la fundación Museo Romántico en 1976.
¿Quién es el fundador del Museo Romántico?
Alfredo de la Espriella, ideólogo y organizador del Museo Romántico, nació en 6 de febrero de 1926 en el hogar compuesto por el abogado barranquillero Alejandro de la Espriella y Clara Zabarain, hija de don Senostene Zabaraín, en Ciénaga, Magdalena.
A los ocho días de nacido fue llevado a la casa de sus padres en Barraquilla en la calle Obando. Es bisnieto de Manuel Zenón de la Espriella, secretario privado del Presidente Rafael Núñez, y presidente de la junta festiva y organizadora del Centenario de la villa de Barranquilla en 1913. Este evoca las vicisitudes de su nacimiento circunstancial en la capital del oro verde:
— “Nací en Ciénaga por ocasión ya que mis padres fueron de vista a San Juan de Córdoba, y mi mamá en plena fiesta de carnaval sintió los dolores de parto. Nací con un pie en el carnaval y esto marcó mi existencia personal”.
Su abuelo era un rico empresario bananero propietario de varias fincas, por lo que su mamá recibió una educación culta en un prestante colegio en Curazao, lo que significó que en su ambiente familiar se tejieron distintas cadenas de afectos como Clementina Freund, madre de Carmen y Esther, donantes de la mansión donde se fundó el museo, y Amira de la Rosa, etc.
“Desde que abrí mis ojos vi a Esther, Carmen y Amira, mujeres cultas y probas que marcarían mi destino existencial. Ellas eran entrañables amigas de mi madre, y sus madres amigas de mi abuela Eva. Estas compartieron muchas cosas en común como sus aficiones artísticas y costumbres religiosas de la época”, nos evoca años después.
¿Quiénes fueron las donantes del Museo Romántico?
Carmen nació en 1904 y Esther en 1897. Las dos crecieron en el culto hogar formado por Clementina Strunz Gleen, fundadora del Centro Artístico, y Julio Freund, empresario y cónsul de Austria en Barranquilla, miembro de una familia judía austriaca con más de 225 años de nobleza, quien en 1923 hizo construir la primera mansión de dos plantas y hermosos jardines en el bulevar central de la naciente urbanización El Prado, modelo del urbanismo moderno cuando la ciudad portuaria y comercial se hallaba huérfana de instituciones de beneficencias, por lo que las dos hermanas lideraron la fundación de los clubes de Jardinería, Tenis y Gota de Leche, etc.
En 1956 Carmen fue premiada con la medalla cívica del Congreso Nacional de Sociedad de Mejoras Públicas en Medellín y en los años setenta fue distinguida con la medalla Cruz de Boyacá por la presidencia de la república.
Las Freund descollaron en el mundo cívico, social y artístico de la clase aistocrática de su época en que la ciudad conquistó su título de Puerta de Orto de Colombia, y Alfredo fue influenciado por la sensibilidad artística y cívica de estas damas y en especial de la escritora Amira de la Rosa, que lo amadrinó en las artes escénicas y sociales, traicionando la tradición paternal de su bisabuelo, abuelo y padre, quienes se destacaron como prestantes abogados de la región.
Este nos dice:
— “Yo seguí un periplo vital diferente a mi linaje patriarcal, ya que combiné el apostolado cívico con la labor cultural, educativa, periodística y artística. ¡Yo iba a ser abogado como mi padre, pero me ahogué! Estudié periodismo en Argentina y arte dramático en España cuando Amira se desempeñó como consejera cultural en la Embajada en España en 1955 durante la dictadura de General Franco. Allí pude recorrer los más importantes museos; desde ese momento me nació la idea de que mi terruño tuviera su hogar de las musas”.
¿Qué puertas tocaste para fundar el Museo Romántico?
Al escuchar este interrogante el octogenario director y cronista nos ilustró las vicisitudes de su odisea fundadora:
— “Antes de proponerle la idea a las Freund le tiré el sablazo a Beatriz Pumarejo, esposa de don Mario Santodomingo con la que tenía una excelente amistad, porque la acompañaba en sus obras sociales con mi compañía de teatro.
Esta me respondió que no manejaba plata y que le dijera a su marido. Al abordarlo me contestó:
— ¡Alfredo, los museos no producen plata, porque mejor te dedicas al comercio!
Sin embargo cuando le propuse la romántica idea a las Freund, estas me respondieron que se desprenderían de su mansión con sus recuerdos familiares. Carmen agregó que construirían un edificio al lado de la mansión de 600 m2 para vivir y ver nacer el museo romántico con los muebles, suvenires, emblemas y objetos musicales de tradición familiar.
Aunque no faltaron las envidiosas que trataron de dañarles el oído a las cívicas mujeres, ya que media Barranquilla se oponía a esta idea cultural.
El Obispo me informó que le contaron que iba a hacer un museo disque romántico que se iba a convertir en una ‘casa de citas de amantes furtivos’, que rayaría contra la moral del prestante barrio social. A cada rato las llamaban por teléfono y les decían:
- ¡Niñas porqué mejor venden la mansión que vale muchos millones y mejor se dan el lujo de viajar por el exterior!
- ¡Esa vaina de Alfredo, disque que va a hacer un museo!
- ¿Alfredo se va a quedar con su casa? La casa es mía, me la delegaron a mí, y no a Barranquilla.
- ¡Claro de manera figurada, ¡sí!
- La casa de las señoritas Freund, me la entregaron vivitas y no muertas.
¡Qué tal que me la hubieran dado después de muertas, la vaina hubiera sido más terrible! Ellas lograron vivir varios años para ver el sueño hecho realidad. ¡Más claro no canta un gallo!”
La fundación Museo-Cultural de Barranquilla fue constituida el 17 de diciembre de 1977 y su personería fue reconocida por la resolución departamental N° 0026 de enero 23 de 1978. El patrimonio de la fundación lo constituye el objeto de la donación de bienes muebles e inmueble hechas por las fundadoras Carmen y Esther Freund Strunz, mediante la escritura Pública N° 1844 de agosto 8 de 1985 de la Notaría 4a. Además por estatuto se designó a Alfredo de la Espriella como director vitalicio a voluntad de las fundadoras. En caso de que sea liquidado el museo, la casa donada con los muebles y objetos conservados de las Freund pasarán a la “Arquidiócesis de Barranquilla”.
Inauguración del Museo Romántico
A pesar de las vicisitudes vividas por su fundador en las que relievan la ausencia de presupuestos para el proyecto de museo, porque este nació si apoyo oficial, el 7 de abril de 1983 abrió sus puertas en un contexto social en el que la otrora Puerta de Oro afrontaba su declive portuario y crisis urbanística, económica y política cuando se derrumbaba la arquetípica E.P.M de Hollopeter, y el vandalismo despedazaba su centro histórico, así como su arquetípico barrio El Prado.
De la Espriella evoca sus orígenes:
— “Abrí este museo como templo romántico de amor por mi ciudad con el objetivo de visibilizar su historia con los más sobresalientes aspectos de cuanto ha representado desde su orígenes el esfuerzo de sus habitantes y espíritu constructivo de sus hijos prominentes de comunidad costeña e inmigrantes extranjeros”.
Sus recuerdos nos trasladaron al acto de apertura al que asistimos con el historiador Sergio Solano de las Aguas, cuando éramos estudiantes de Ciencias Sociales de Uniatlántico, para acompañar al inquieto Armando Bonell, quien debía posesionarse como asistente del director del Museo Romántico.
Ese día Armando, muy locuaz y alegre lucía una camisa blanca con corbata satinada en la ceremonia de inauguración que se efectuó en la sala de símbolos y en la que Alfredo de la Espriella inició otra etapa de su vida a sus 57 años, después de haber regentado la dirección de la oficina de Extensión Cultural del Departamento del Atlántico y de colaborar con los diarios El Nacional, La Prensa, Diario del Caribe y El Heraldo.
Días después Armando se dio cuenta de que no tenía competencias legales, por lo que se distanció del naciente museo ya que su nombramiento no tuvo efectos legales por tratarse de una entidad privada. Junto con él, los concejales enviaron a dos hermosas jóvenes que servirían de guía y apoyo. El maestro evoca estos hechos de la picaresca política:
— “Yo me sorprendí cuando el concejo envió a un subdirector y dos hermosas asistentes de dudosa ortografía. Yo me hice la pregunta y me respondí: ¡Estos concejales de medio pelo pensaron que el museo sería un fortín de corbatas públicas!”
Desde ese día empezamos a tejer una larga amistad con don Alfredo hasta el punto que su templo cívico se constituyó en escenario estimulante de interés para afianzar nuestra vocación de historiador y defensor de la memoria barranquillera y atlanticense.
La estructura del Museo Romántico
En el pasillo exterior se hallan la réplica del Camellón Abello con su cañón verde con la alegoría a la parábola vital de Barranquilla, a estos se le agregan la réplica del teatro Emiliano, donado por la colonia hebrea y consulado de Israel (1988) y la réplica de la primitiva iglesia Cruz Vieja (2000).
En el segundo se hallan las donaciones de distintos objetos, cuadros, suvenires civiles y militares de Escuela de suboficiales de la Armada Nacional, salón de la Patria y gobernadores con el escritorio y espada del General Diego de Castro, primer gobernador del Atlántico, las joyas del patrimonial barrio el Prado y tradiciones arquitectónicas de la vieja ciudad (1987-2004) cuyas maquetas fueron donadas por la CUC, el salón Bolivariano que contiene objetos valiosos del libertador y la condecoración al coronel Juan Gleen, bisabuelo de las Freund, la sala Hebrea, auspiciada por el cívico Alfredo Steckerl, el salón Carioca y seis salones dedicadas al carnaval de Barranquilla con originales vestidos y disfraces de las presidentas y reinas del carnaval, la galería fotográfica y los trajes de coronación de fantasía de las reinas entre 1988 hasta el 2003.
La sala del agua construida y patrocinada por la triple A, es la más joven abierta en el 2007 en donde se hallan los grifos, hidrantes y purificadores reliquias del primer acueducto moderno instalado en el país en 1925. Antes se había dado al servicio en el 2004, la sala de colonia norteamericana dedicada a los empresarios del progreso moderno de la ciudad, que se ubicaba en el patio de la casona en que las Freund sembraron octogenaria palmera real que yace hoy solitaria y abandonada, en medio del deterioro de la edificación.
¡El ingenio fundador del Museo Romántico!
El maestro De la Espriella se lleva la mano a su canosa cabeza y exhaló una sonrisa picaresca para recordar su quijotesca labor cultural:
— “Tuve la dicha de conocer a la mayoría de personajes históricos de la vieja ciudad, porque muchos visitaron mi hogar por la relación artística y afectuosa con Amira y Carmen, el padre Pedro María Revollo, Carlos González Rubio, Samuel Hollopeter, Tovar Ariza, William Ladd, Karl Parrish, Julio Enrique Blanco, Juan B. Fernández R., Mario Santodomingo, Gabo, Meira del Mar, mi tía a Anita Zabarain autora del himno del Atlántico, Pedro Biava, reinas del carnaval como Álicia Lafourie y Toña Vengoechea, y mi amistad con Mario Ceballos, etc. Cuando empecé a recoger los centenares de objetos que se muestran en mi museo, fue difícil pero a la vez muy fácil por el tejido de relaciones afectuosas con los donantes.
Escucha pelao: ¡Soy el más grande reciclador de la ciudad, jajajaja!
Eso sí que tuve que pagar el trasporte de mi bolsillo, porque no he recibido un sólo peso del erario oficial. Un grupo de amigos comandado por Alfredo Steckerl y su señora Rosita, hicieron una colecta pública con la que me donaron el apartamento en donde vivo con mi señora Gloria en el edifico “Los Fundadores” como homenaje de mis cincuenta años de servicios a la urbe en 1990.
Quizás el museo heredó mi pobreza financiera por mi desinterés a las cosas materiales, situación que se ha recrudecido por la negligencia de los gobernantes de medio pelo que no les interesa apoyar esta obra espiritual, porque no se identifican con la historia barranquillera y altruismo de los próceres de la Puerta Oro que exhibimos aquí, ¡jajaja!”
¡Viacrucis del Museo Romántico!
A sus 31 años de historia, es notoria la crisis que padece el museo romántico por factores económicos, físicos y profesionales, por la falta de un relevo generacional y modernización museológica. Desde el 2006 entró en una profunda crisis financiera en la que perdió a sus guías: José Infante y José Narváez. En efecto, fue bajando el número de visitantes ante la fuerte competencia de los nuevos museos y casas culturales que irrumpieron con atractivos guiones de tecnología interactiva a comienzos del siglo XXI.
En diciembre de dicho año, el museo cerró sus puertas porque Electricaribe le cortó el servicio de la luz y la Triple A, el servicio de agua. Fue la noticia nacional. Pero un cheque oportuno de la alcaldía en los primeros días del 2007 entregado al administrador Jimmy de la Espriella (q.e.p.d.), el museo pudo reanudar actividades en medio de sus penurias estructurales.
La movilización que lideramos detuvo este proceso solucionado con un acuerdo de pago leonino, ya que la mansión está exonerada porque es un monumento de la nación. Los escasos recursos que se recaudan son insuficientes para su funcionamiento y mantenimiento del inmueble que sufre un deterioro material por efectos del invierno y calentamiento del clima, por lo que se cerraron algunas secciones como la iglesia de la Cruz Vieja, teatro Emiliano, sala del agua y la colonia norteamericana.
El desinterés ciudadano son dos factores que generan escepticismo al patriarca, quien ante la macondiana situación que sufre su museo nos confesó que se lamenta de no haber escuchado a su amigo Gabriel García Márquez quien años antes le había dicho esto:
— “Cuando yo le decía a Gabo que iba a hacer un museo “Romántico”, él decía, “no joda Barranquilla no necesita un museo Romántico, sino “Mamántico”. Haz un museo “Mamántico” para que veas cómo ¡te cagas en plata! Yo le decía bueno, ¿por qué mejor no vienes y hacemos el museo juntos para cagarnos los dos de billetes?”
Ni que tampoco aceptó la salvadora propuesta de un personaje que le ofreció sacar a su museo de su eterna crisis, porque iba en contra sus principios morales. El vivaran Alfredo con su humor costeño, nos comenta este hecho lapidario:
— “Creo muchacho que me lamento no haberle cogido la caña a un personaje simpático y robusto como un roble que se solidarizó con la situación paupérrima de mi museo. Este vino raudo con la idea de donar su disfraz de reina ‘Gay’. Pero cuando le dije que en el museo no tenía espacio, ni presupuesto para exhibir su emblema carnavalero, me hizo una formidable propuesta que me dejó aterrado:
— ¡Don Alfredo, yo le financio la construcción de un tercer piso para que abra el museo del carnaval gay y así saldrá de la penuria económica!