Autor: Alfonso Atencio Esquiaqui (Docente Universidad del Atlántico - Especialista en Planeación Urbana y Regional - Magister en Educación)
Seguramente me caerán encima aquellos ciudadanos que estén en contra de los bolardos esféricos instalados a lo largo de la Carrera 54 entre calles 53 y 48 a la altura de los Barrios Abajo y Montecristo. Pues en mis intervenciones como ciudadano y planificador urbano he sido, en lo posible, imparcial frente a los temas de ciudad y de inversión social que en ella se realice.
Más allá de las modificaciones que se le hicieron al diseño original propuesto por la Empresa de Desarrollo Urbano de Barranquilla, Edubar, me parece muy conveniente que un sector de estirpe cultural sea adornado con estos bolardos.
Por las redes sociales he leído frases apocalípticas como que cuando llueva se irán con los arroyos. He leído detenidamente las apreciaciones del Nicolás Renowitzky cuando plantea que “el separador de la vía es bastante estrecho, las esferas son voluminosas, están en bajada y sujetas por cuatro varillas”, “al advertir que si una esfera de estas se suelta por cualquier motivo, provocaría un gran accidente en esa zona de la ciudad”.
En el eventual caso que tenga razón el ambientalista, sería bueno entonces que la interventoría de la obra conjuntamente con representantes de la comunidad se indagara al respecto.
Igualmente, he escuchado a la Secretaria de Infraestructura del Distrito, Nury Logreira, defendió la instalación de las bolas concreto en la carrera 54.nos expresa que "se tratan de bolardos cuyo diseño está adecuado al sector".
Es aquí lo que me llama la atención: el sector es unos de los más históricos de la ciudad, en lo urbano y cultural. En esto estoy de acuerdo con la apreciación de la administración: el diseño es adecuado al sector, por las siguientes razones:
Se trata de uno de los barrios más antiguos el barrio Abajo del Río conocido simplemente como “barrio Abajo”. El Barrio Abajo fue reconocido por el concejo municipal en 1857; recordemos que en Barranquilla solo existían tres barrios, inicialmente: Abajo del Río, Centro y Arriba del Río.
Para 1914 “se produce la primera invasión urbana” por parte de trabajadores (Adlai Stevenson), aledaña al Barrio Abajo; el lote invadido fue la Finca La Cueva de Montecristo, de allí surge el barrio del mismo nombre: Montecristo, que este año cumple sus 100 años.
Los Barrios Abajo y Montecristo se caracterizan por sus grandes aportes al deporte, al Carnaval, al civismo. Estos barrios son el epicentro de la actividad carnestoléndica y deportiva. Por ello no es gratuito que se encuentren ubicados en él La Casa del Carnaval, el Parque Cultural del Caribe, la Biblioteca Piloto del Caribe, y el Museo del Caribe y el Estadio de Beisbol Tomás Arrieta, entres otros hitos que marcan la cultura y el deporte en Barranquilla.
Es por esto que estoy de acuerdo con esta intervención. Pero, lo que si ya no me deja sorprendido es ¿por qué sabiendo todo este atributo de un sector (histórico-cultural) como éste, no se haya dado un diseño original teniendo en cuenta lo anterior?
Ese si debe ser el centro del debate. Porqué en la ciudad, parece ser, no se da una planificación prospectiva que atienda a futuro y se tengan en cuenta espacios como estos que dan cuenta de la memoria histórica.
Me parece que nos está poseyendo todavía el cortoplacismo en la ciudad; y he aquí donde muestro mi inconformidad. Afortunadamente la administración se percató a tiempo y se hicieron las modificaciones a tiempo.
Para nosotros que frecuentamos el sector, esta obra se hace importante. Los ciudadanos, además de las actividades productivas, residen, se relacionan, se divierten descansan y, precisamente, estos son sus espacios. La propuesta urbanística es válida.
Además, esta intervención había quedado solo como promesa desde 2007 por el entonces alcalde de la época. Buen regalo para el Barrio Montecristo en su primer centenario. Desde ya me invitan a la inauguración a la efemérides del Barrio.