Autor: Gustavo Álvarez Gardeazábal
La incontinencia urinaria la sufren miles de varones que han pasado de los 65 años o que han sido sujetos de alguna cirugía prostática o de los países bajos. Para ellos se usan los pañales, tan fáciles de conseguir hoy en día. Eso no es un estorbo si lo saben manejar, pero como obviamente requiere de vigilancia médica, genera sospechas en pacientes y familiares.
El pasado sábado, como lo muestra un video que circula profusamente por internet y las redes sociales, el presidente Juan Manuel Santos, durante una manifestación en el estadio de Barranquilla, dio muestras evidentes de sufrir incontinencia urinaria y ello, obviamente, en plena campaña reeleccionista ha servido para muchísimas cosas de acuerdo a las ambiciones políticas de unos y al humor negro de otros.
Para los que creen que no fue un error de los manejadores de imagen del presidente por no aconsejarle usar pañales, el video es obra de los Uribistas. Para los analistas serios de la campaña es un golpe a las ambiciones reeleccionistas porque pone en funcionamiento la sospecha de que la salud del presidente Santos no es tan completa como él, con su espíritu jovial y su vigor públicos, quiere mostrar.
Lo que está en juego entonces no es el impacto negativo que puede causar ese video en el número de votos por la reelección. Lo que está en juego es la salud de la patria porque el presidente hace parte constitutiva de ella y los males que a él lo aquejan afectan la manera como el país pueda desempeñarse en el inmediato futuro. Como tal, es de esperarse una declaración creíble y bien joteada o de la Casa de Nariño o de la gerencia de la campaña presidencial.